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Como estudiar la unidad II: Objetivo: Esta unidad desarrolla el proceso formativo del Estado en Argentina y la consolidación del Estado liberal. Se estudiará el modelo económico –agroexportador- y el sistema político que conformó la “hegemonía oligárquica”, teniendo en cuenta ciertas inflexiones al interior de este bloque histórico que abarca tanto gobiernos oligárquicos como gobiernos radicales. El contenido de esta unidad está compuesto por: guías de lectura, que tienen como fin facilitar la comprensión de los textos, breves acotaciones que profundizan algunos conceptos, y un anexo con diverso tipo de materiales para favorecer el debate y aplicar en las actividades de desarrollo y reflexión que propondrá cada docente. “Reflexiones acerca de la formación del Estado Argentino”, Liliana Garulli Guía de lectura:
La economía primaria exportadora En Aldo Ferrer: La economía argentina. Desde sus orígenes hasta principios del siglo XXI, Cap. IX y X Guía de lectura Capítulo IX: 1.- Explica las principales características de la economía mundial a partir de la Revolución Industrial. 2.- ¿Cómo se relacionan los principales factores de la producción en el proceso de integración de la economía mundial? 3.- Según Ferrer, hasta el comienzo de la Primera Guerra Mundial las migraciones constituyeron un “episodio fundamental de la integración de la economía internacional”. Explica por qué. 4.- ¿Cuáles fueron los objetivos perseguidos por los países centrales –industriales- en su vinculación con las economías periféricas? 5.- Explica qué significó la “división internacional del trabajo” y cuáles fueron las consecuencias para las economías de los países involucrados. Ten en cuenta la teoría de las ventajas comparativas y las nociones de desarrollo y subdesarrollo. Capítulo X 6.- Las nociones de “Densidad nacional” y “espacio abierto” son, para Ferrer, claves para explicar los límites al desarrollo en la etapa de la Argentina agroexportadora. Desarrolla estas nociones. 7.- Identifica los “momentos” en el proceso de apropiación de la tierra en Argentina. ¿Qué sistema de tenencia de la tierra termina consolidándose en nuestro país? ¿Qué consecuencias produjo esta forma de concentración de la propiedad? 8.- ¿Qué rol desempeñó el capital extranjero en la economía argentina en esta etapa? 9.- Explica las características del régimen político en la etapa de predominio oligárquico. *
Oligarquía refiere a una forma de ejercicio de la dominación, caracterizada por su concentración y su angosta base social. Puede ser ejercida por clases, fracciones o grupos sociales. Define, además, un tipo de régimen o de Estado, en el cual, por ejemplo, el reclutamiento para las funciones de gobierno está basado en el linaje, en el apellido, en la tradición, en lazos de familia. Otra característica determinante de este régimen fue la exclusión de los disidentes, los límites al sufragio, el clientelismo y un sesgo fuertemente autoritario. El fraude y la exclusión política de las masas se relaciona con una autopercepción positiva de los integrantes de esta elite: son los naturalmente elegidos para ejercer el gobierno. Tendencias ideológicas del movimiento obrero antes de 1930 Hiroshi Matsushita. Movimiento obrero argentino (1930-45), cap. I
2- Elegir una de las corrientes ideológicas y realizar un resumen sobre sus principales características. 3- Realizar un análisis crítico sobre la corriente ideológica elegida, teniendo en cuenta para su análisis las posiciones de las otras corrientes ideológicas existentes. 4- Desde la concepción de la corriente ideológica elegida, realizar un comunicado para las próximas elecciones teniendo en cuenta la situación actual del país. Argentina 1916 – 1930 (Los gobiernos radicales) En Leandro de Sagastizabal, Elena Victoria Marcaida, Susana Luque. Argentina 1880-1943. Estado, economía y sociedad. Aproximaciones a su estudio, cap. 3. Palabras claves: crisis de legitimidad, voto universal, secreto y obligatorio, partido político heterogéneo, primera guerra mundial.
“Estado, crisis económica y poder militar” Hugo Quiroga. *
Guía de lectura:
El modelo económico, el sector dominante de la burguesía, la modalidad de intervención del Estado liberal oligárquico hasta 1916, el concepto de democracia restringida.
ANEXO DOCUMENTAL Y ACTIVIDADES PROPUESTAS PARA LA UNIDAD II
*Dependencia ¿Sin agricultura, sin talleres, sin industrias, sin oro, sin fierro, sin carbón y sin plata, sin marina y sin ejército propio, se puede creer seriamente que seamos una nación verdaderamente independiente porque hayamos ganado las batallas de Maipú y Chacabuco?” Emilio de Alvear (1870). En Juan C. Chiaramonte. Nacionalismo y liberalismo económico, Hyspamérica, 1986. * Dependencia, liberalismo y proteccionismo “La aduana proteccionista es opuesta al progreso de la población porque hace vivir mal, comer mal pan, beber mal vino, vestir ropa mal hecha, usar muebles grotescos, todo en obsequio de la industria local, que permanece siempre atrasada por lo mismo que cuenta con el apoyo de un monopolio que la dispensa de mortificarse por mejorar sus productos. ¿Qué inmigrante sería tan estoico para venir y establecerse en un país extranjero en que es preciso llevar vida de perros con la esperanza de que sus bisnietos tengan la gloria de vivir brillantemente sin dependencia de la industria extranjera? Independencia insocial y estúpida de que sólo puede ser capaz el salvaje. Cuanto más civilizado es un país, más necesita depender del extranjero. (…) ¿Qué nos importa a nosotros que las botas que calzamos se fabriquen en Buenos Aires o en Londres?” Juan B. Alberdi *Ferrocarriles “Los ferrocarriles extranjeros están absolutamente libres de toda intervención fiscal, en cuanto al modo de obtener sus entradas brutas. (…) Los ferrocarriles pueden extraer sus rentas del modo que ellos les convenga. Ellos pueden matar industrias, como las mataron, pueden aislar zonas enteras del país, como las aislaron. Pueden crear regiones de preferencia, como las crearon. Pueden inmovilizar las poblaciones, como las movilizaron o inmovilizaron, de acuerdo a su conveniencia. Pueden aislar puertos como los aislaron. Pueden ahogar ciertos tipos de cultivos como los ahogaron. Pueden elegir gobernadores, como los eligieron.” Raúl Scalabrini Ortiz. Política británica en el Río de la Plata. *Una experiencia alternativa en América del Sur LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA CONTRA EL PARAGUAY ANIQUILÓ LA ÚNICA EXPERIENCIA EXITOSA DE DESARROLLO INDEPENDIENTE (Fragmentos. Tomado de Eduardo Galeano, Las Venas Abiertas de América Latina, 1984) «Los paraguayos somos pobres y pocos». Suman medio millón los paraguayos que han abandonado la patria, definitivamente, en los últimos veinte años. La miseria empuja al éxodo a los habitantes del país que era, hasta hace un siglo, el más avanzado de América del Sur. Paraguay tiene ahora una población que apenas duplica a la que por entonces tenía y es, con Bolivia, uno de los dos países sudamericanos más pobres y atrasados. Los paraguayos sufren la herencia de una guerra de exterminio que se incorporó a la historia de América Latina como su capítulo más infame. Se llamó la Guerra de la Triple Alianza. Brasil, Argentina y Uruguay tuvieron a su cargo el genocidio. No dejaron piedra sobre piedra, ni habitantes varones entre los escombros. Aunque Inglaterra no participó directamente en la horrorosa hazaña, fueron sus mercaderes, sus banqueros y sus industriales quienes resultaron beneficiados con el crimen de Paraguay. La invasión fue financiada, de principio a fin, por el Banco de Londres, la casa Baring Brothers y la banca Rothschild, en empréstitos con, intereses leoninos que hipotecaron la suerte de los países vencedores". Hasta su destrucción, Paraguay se erguía como una excepción en América Latina: la única nación que el capital extranjero no había deformado. El largo gobierno de mano de hierro del dictador Gaspar Rodríguez de Francia (1814-1840) había incubado, en la matriz del aislamiento, un desarrollo económico autónomo y sostenido. El Estado, omnipotente, paternalista, ocupaba el lugar de una burguesía nacional que no existía, en la tarea de organizar la nación y orientar sus recursos y su destino. Francia se había apoyado en las masas campesinas para aplastar la oligarquía paraguaya y había, conquistado la paz interior tendiendo un estricto cordón sanitario frente a los restantes países del antiguo virreinato del río de la Plata. Las expropiaciones, los destierros, las prisiones, las persecuciones y las multas no habían servido de instrumentos para la consolidación del dominio interno de los terratenientes y los comerciantes sino que, por el contrario, habían sido utilizados para su destrucción. No existían, ni nacerían más tarde, las libertades políticas y el derecho de oposición, pero en aquella etapa histórica sólo los nostálgicos de los privilegios perdidos sufrían la falta de democracia. No había grandes fortunas privadas cuando Francia murió, y Paraguay era el único país de América Latina que no tenía mendigos, hambrientos ni ladrones; los viajeros de la época encontraban allí un oasis de tranquilidad en medio de las demás comarcas convulsionadas por las guerras continuas. El agente norteamericano Hopkins informaba en 1845 a su gobierno que en Paraguay «no hay niño que no sepa leer y escribir...» Era también el único país que no vivía con la mirada clavada al otro lado del mar. El comercio exterior no constituía el eje de la vida nacional; la doctrina liberal, expresión ideológica de la articulación mundial de los mercados, carecía de respuestas para los desafíos que Paraguay, obligado a crecer hacia dentro por su aislamiento mediterráneo, se estaba planteando desde principios de siglo. El exterminio de la oligarquía hizo posible la concentración de los resortes económicos fundamentales en manos del Estado, para llevar adelante esta política autárquica de desarrollo dentro de fronteras. Los posteriores gobiernos de Carlos Antonio López y su hijo Francisco Solano continuaron y vitalizaron la tarea. La economía estaba en pleno crecimiento. Cuando los invasores aparecieron en el horizonte, en 1865, Paraguay contaba con una línea de telégrafos, un ferrocarril y una buena cantidad de fábricas de materiales de construcción, tejidos, lienzos, ponchos, papel y tinta, loza y pólvora. Doscientos técnicos extranjeros, muy bien pagados por el Estado, prestaban su colaboración decisiva. Desde 1850, la fundición de Ibycui fabricaba cañones, morteros y balas de todos los calibres; en el arsenal de Asunción se producían cañones de bronce, obuses y balas. La siderurgia nacional, como todas las demás actividades económicas esenciales, estaba en manos del Estado. El país contaba con una flota mercante nacional, y habían sido construidos en el astillero de Asunción varios de los buques que ostentaban el pabellón paraguayo a lo largo del Paraná o a través del Atlántico y el Mediterráneo. El Estado virtualmente monopolizaba el comercio exterior: la yerba y el tabaco abastecían el consumo del sur del continente; las maderas valiosas se exportaban a Europa. La balanza comercial arrojaba un fuerte superávit. Paraguay tenía una moneda fuerte y estable, y disponía de suficiente riqueza para realizar enormes inversiones públicas sin recurrir al capital extranjero. El país no debía ni un centavo al exterior, pese a lo cual estaba en condiciones de mantener el mejor ejército de América del Sur, contratar técnicos ingleses que se ponían al servicio del país en lugar de poner al país a su servicio, y enviar a Europa a unos cuantos jóvenes universitarios paraguayos para perfeccionar sus estudios. El excedente económico generado por la producción agrícola no se derrochaba en el lujo estéril de una oligarquía inexistente, ni iba a parar a los bolsillos de los intermediarios, ni a las manos brujas de los prestamistas, ni al rubro ganancias que el Imperio británico nutría con los servicios de fletes y seguros. La esponja imperialista no absorbía la riqueza que el país producía. El 98 % del territorio paraguayo era de propiedad pública: el Estado cedía a los campesinos la explotación de las parcelas a cambio de la obligación de poblarlas y cultivarlas en forma permanente y sin el derecho de venderlas. Había, además, sesenta y cuatro estancias de la patria, haciendas que el Estado administraba directamente. Las obras de riego, represas y canales, y los nuevos puentes y caminos contribuían en grado importante a la elevación de la productividad agrícola. Se rescató la tradición indígena de las dos cosechas anuales, que había sido abandonada por los conquistadores. El Estado paraguayo practicaba un celoso proteccionismo, muy reforzado en 1864, sobre la industria nacional y el mercado interno; los ríos interiores no estaban abiertos a las naves británicas que bombardeaban con manufacturas de Manchester y de Liverpool a todo el resto de América Latina. El comercio inglés no disimulaba su inquietud, no sólo porque resultaba invulnerable aquel último foco de resistencia nacional en el corazón del continente, sino también, y sobre todo, por la fuerza de ejemplo que la experiencia paraguaya irradiaba peligrosamente hacia los vecinos. El país más progresista de América Latina construía su futuro sin inversiones extranjeras, sin empréstitos de la banca inglesa y sin las bendiciones del comercio libre. Pero a medida que Paraguay iba avanzando en este proceso, se hacía más aguda su necesidad de romper la reclusión. El desarrollo industrial requería contactos más intensos y directos con el mercado internacional y las fuentes de la técnica avanzada. Paraguay estaba objetivamente bloqueado entre Argentina y Brasil, y ambos países podían negar el oxígeno a sus pulmones cerrándole, como lo hicieron Rivadavia y Rosas, las bocas de los ríos, o fijando impuestos arbitrarios al tránsito de sus mercancías. Para sus vecinos, por otra parte, era una imprescindible condición, a los fines de la consolidación del estado oligárquico, terminar con el escándalo de aquel país que se bastaba a sí mismo y no quería arrodillarse ante los mercaderes británicos. En abril de 1865, el Standard, diario inglés de Buenos Aires, celebraba ya la declaración de guerra de Argentina contra Paraguay, cuyo presidente «ha infringido todos los usos de las naciones civilizadas», y anunciaba que la espada del presidente argentino Mitre «llevará en su victoriosa carrera, además del peso de glorias pasadas, el impulso irresistible de la opinión pública en una causa justa». La guerra duró cinco años. Fue una carnicería, ejecutada todo a lo largo de los fortines que defendían, tramo a tramo, el río Paraguay. El «oprobioso tirano» Francisco Solano López encarnó heroicamente la voluntad nacional de sobrevivir; el pueblo paraguayo, que no sufría la guerra desde hacía medio siglo, se inmoló a su lado. Hombres, mujeres, niños y viejos: todos se batieron como leones. Los prisioneros heridos se arrancaban las vendas para que no los obligaran a pelear contra sus hermanos. En 1870, López, a la cabeza de un ejército de espectros, ancianos y niños que se ponían barbas postizas para impresionar desde lejos, se internó en la selva. Las tropas invasoras asaltaron los escombros de Asunción con el cuchillo entre los dientes. Cuando finalmente el presidente paraguayo fue asesinado a bala y a lanza en la espesura del cerro Corá, alcanzó a decir: «¡Muero con mi patria! », y era verdad. Paraguay moría con él. Antes, López había hecho fusilar a su hermano y a un obispo, que con él marchaban en aquella caravana de la muerte. Los invasores venían para redimir al pueblo paraguayo: lo exterminaron. Paraguay tenía, al comienzo de la guerra, poco menos población que Argentina. Sólo doscientos cincuenta mil paraguayos, menos de la sexta parte, sobrevivían en 1870. Era el triunfo de la civilización. Los vencedores, arruinados por el altísimo costo del crimen, quedaban en manos de los banqueros ingleses que habían financiado la aventura. Los tres países sufrieron una bancarrota financiera que agudizó su dependencia frente a Inglaterra. La matanza de Paraguay los signó para siempre. Del Paraguay derrotado no sólo desapareció la población: también las tarifas aduaneras. Los hornos de fundición, los ríos clausurados al libre comercio, la independencia económica v vastas zonas de su territorio. Los vencedores implantaron, dentro de las fronteras reducidas por el despojo, el librecambio y el latifundio. Todo fue saqueado y todo fue vendido: las tierras y los bosques, las minas, los yerbales, los edificios de las escuelas. Sucesivos gobiernos títeres serían instalados, en Asunción, por las fuerzas extranjeras de ocupación. No bien terminó la guerra, sobre las ruinas todavía humeantes de Paraguay cayó el primer empréstito extranjero de su historia. Era británico, por supuesto. También la libertad de comercio fue garantizada por Paraguay después de la derrota. Se abandonaron los cultivos de algodón, y Manchester arruinó la producción textil; la industria nacional no resucitó nunca. Desde 1870, Brasil y Argentina, que liberaron a Paraguay para comérselo a dos bocas, se alternan en el usufructo de los despojos del país derrotado, pero sufren, a su vez, el imperialismo de la gran potencia de turno. Paraguay padece, al mismo tiempo, el imperialismo y el subimperialismo. Antes el Imperio británico constituía el eslabón mayor de la cadena de las dependencias sucesivas. Actualmente, los Estados Unidos, que no ignoran la importancia geopolítica de este país enclavado en el centro de América del Sur, mantienen en suelo paraguayo asesores innumerables que adiestran y orientan a las fuerzas armadas, cocinan los planes económicos, reestructuran la universidad a su antojo, inventan un nuevo esquema político democrático para el país y retribuyen con préstamos onerosos los buenos servicios del régimen. La Triple Alianza sigue siendo todo un éxito. * Inmigración 1.- “El mejor modo de impulsar el progreso es traer a los inmigrantes más capaces. En Europa no es oro todo lo que reluce, hay que buscarlos en Inglaterra, suiza, Holanda, Bélgica y Alemania, por sus aptitudes cívicas. Tomad en cambio un puñado de mulatos de Panamá o del populacho de Nápoles o de Roma y no oiréis más que gritos y blasfemias, es decir falta completa de respeto”. Juan B. Alberdi 2.- “Una política inmigratoria inspirada en ideologías ingenuas y en apotegmas falaces (…) ha facilitado hasta no hace mucho la invasión de la capital por esa enorme población parasitaria cuyo destino natural estaba, en todo caso, dentro de los campos desiertos, y que enquistada en la metrópoli, contribuye a la descomposición política, al materialismo brutal, a la corrupción del gusto y a la decadencia de las costumbres.” Melián Lafinur 3.- “Vengan, dijeron los Constituyentes, la inmigración, vengan los europeos como hermanos, tendrán los derechos reconocidos a todos los hombres de una nación civilizada. Perfectamente, pero no vengan a destruir, modificar el espíritu de esta sociedad. Esta sociedad es cristiana, es católica, lo ha sido en la colonia, lo ha sido en la revolución, lo ha sido durante el período luctuoso de nuestras luchas, en que el principio religioso no fue atacado en sí mismo de un modo fundamental”. Pedro Goyena 4.- “Roca hace y hará lo que quiera, para eso tiene una República sin ciudadanos, sin opinión pública, educada por la tiranía y corrompida en los últimos tiempos por la gran masa de inmigración, sin patria allá, ni acá, sin ideas de gobiernos ni otros propósitos que buscar dinero por todos los caminos, con preferencia de los peores, en el sentido de la honradez. ¡Qué chasco nos hemos llevado con la inmigración extranjera!” Domingo F. Sarmiento *Ley de Residencia de Extranjeros (Nº 4144) sancionada en 1902. ¿Qué características del Estado oligárquico se desprenden del contenido de la Ley de Residencia? ¿Qué objetivo persigue? “Art. 1- El P.E. podrá ordenar la salida del territorio de la Nación a todo extranjero que haya sido condenado o sea perseguido por los tribunales extranjeros por crímenes o delitos comunes. Art. 2- El P.E. podrá ordenar la salida de todo extranjero cuya conducta comprometa la seguridad nacional o perturbe el orden público. Art. 3- El P.E. podrá impedir la entrada al territorio de la república a todo extranjero cuyos antecedentes autoricen a incluirlo entre aquellos a que se refieren los dos artículos anteriores. Art. 4- El extranjero contra quien se haya decretado la expulsión tendrá tres días para salir del país pudiendo el P.E. como medida de seguridad publica ordenar su detención hasta el momento del embarque. Art. 5- Comuníquese, etc.” Anales de Legislación argentina, años 1880-1919, La Ley, 1954. * Las condiciones de vida y los cambios urbanos: ¿Cómo era un conventillo? “Imaginaos un terreno de 10 a 15 metros de frente (...) por 50 o 60 de fondo, algo que se asemeja a un edificio por su parte exterior, o casa de miserable aspecto, generalmente un zaguán cuyas paredes no pueden ser más mugrientas, al final del cual una pared de dos metros de altura impide que el transeúnte se aperciba de la delicias del interior. Franquead el zaguán y veréis dos largas filas de habitaciones; en el centro de aquel patio cruzado por sogas en todas direcciones una mugrienta escalera de madera pone en comunicación con la parte alta del edificio. El conjunto de piezas, más bien que asemejarse a habitaciones, cualquiera diría que son palomares; al lado de la puerta de cada cuarto, amontonados en completo desorden, cajones que hacen las veces de cocina, tinas de lavar, receptáculos de basura, en fin, todos los enseres indispensables de una familia, que por lo reducido de la habitación forzosamente tienen que quedar a la intemperie (...). Estas celdas son ocupadas por familias obreras, la mayoría con 3, 4, 5 y hasta 6 hijos, cuando no por 3 ó 4 hombres solos. Adornan estas habitaciones dos o tres camas de hierro o simples catres, una mesa de pino, algunas sillas de paja, un baúl medio carcomido, un cajón que hace las veces de aparador, una máquina de coser, todo hacinado para dejar un pequeño espacio donde poder pasar; las paredes que piden a gritos una mano de blanqueo, engalanadas con imágenes de madonas o estampas de reyes, generales o caudillos populares; tales son, en cuatro pinceladas, los tugurios que habitan las familias obreras en Buenos Aires, los que a la vez, sirven de dormitorios, salas, comedor y taller de sus moradores. Pocos son los conventillos donde se alberguen menos de ciento cincuenta personas. Todos son, a su vez, focos de infección, verdaderos infiernos, pues el ejército de chicuelos (...) no cesan en su gritería.(...). Adrián Patroni, Los trabajadores en Argentina, Buenos Aires, 1898. En Historia del movimiento obrero, CEAL, 1985. A partir de la lectura de los siguientes textos: a) Caracteriza las corrientes anarquista y socialista del movimiento obrero argentino de fines del siglo XIX y principios del XX. b) Diferencia sindicato de partido político. * Fragmentos del texto de Diego Abad de Santillán, La F.O.R.A. Ideología y trayectoria: “Los capitalistas tienen que mantener el contraste de la abundancia junto a la miseria, de la superproducción junto a la inanición; sólo un régimen económico administrado por los trabajadores mismos hallará el puente para salvar y superar esos contrastes, buscando el centro y el objetivo del esfuerzo en la satisfacción de las necesidades reales y no en la rentabilidad capitalista. Hay que fomentar el espíritu de solidaridad y de acción, por cuanto de ésta dependerá siempre el éxito de todos los movimientos parciales, precursores del estallido general en cuya acción intervendrán fatalmente los medios revolucionarios. La organización económica del proletariado puede considerarse como el principal paso dado en el camino de la emancipación del obrero. El socialismo obrero es una concepción amplísima de la que tiene forzosamente que estar excluida toda idea encarnadora de la acción legislativa y parlamentaria que reduce, circunscribe, mejor dicho, aquella concepción al estrecho espíritu de un partido. Creyeron algún tiempo los obreros que por medio del sufragio, obtenido el poder, podrían adquirir mayor bienestar, y formaron grandes partidos demócratas, socialistas y republicanos, llevaron representantes a los parlamentos, y no por esto su situación mejoró un ápice y así siguieron hasta que viéndose engañados por vanas promesas y ridículas farsas de sus representantes, se decidieron algunas sociedades -como actualmente la que nos ocupa- a adquirir aquel mejoramiento por su propio esfuerzo, formando agrupaciones dispuestas a desplegar todas sus energías para el logro de sus fines fuera del terreno político, entrando de lleno en el terreno de la lucha económica, terreno en el cual caben todas las sociedades, socialistas, anarquistas o lo que fueran, por medio de huelgas, aisladas, comarcales o regionales, pasivas o revolucionarias, según exigieran ]as circunstancias, preconizando como final de esta lucha del trabajo contra el capital la huelga universal, a la que quizás ya se habría llegado si el maldito afán de politiquear, saturado esta vez de cierto perfume obrero, no se hubiera interpuesto... El congreso obrero gremial celebrado en la República Argentina /1901/, al clausurar sus sesiones, saluda al proletariado universal que lucha por su emancipación, se solidariza con sus esfuerzos y hace votos por la redención del género humano por medio de la revolución social... * Fragmentos del texto de Jacinto Oddone, Historia del socialismo argentino: El Partido Socialista, representado por sus delegados reunidos en Congreso /1896/, afirma: Que la clase trabajadora es oprimida y explotada por la clase capitalista gobernante. Que, por consiguiente, o la clase obrera permanece inerte y es cada día más esclavizada, o se levanta para defender desde ya sus intereses inmediatos y preparar su emancipación del yugo capitalista. Que mientras la burguesía respete los actuales derechos políticos y los amplíe por medio del sufragio universal, el uso de estos derechos y la organización de resistencia de la clase trabajadora serán los medios de agitación, propaganda y mejoramiento que servirán para preparar esa fuerza. Que por este camino el proletario podrá llegar al poder político… El Partido Socialista llama al pueblo trabajador a alistarse en sus filas de partido de clase… Programa Mínimo: 1. Jornada de 8 horas para los adultos, de 6 para los jóvenes de 14 a 18 años y prohibición del trabajo industrial de los menores de 14 años. Descanso obligatorio de 36 horas continuas por semana. 2. A igualdad de producción igualdad de retribución para los obreros de ambos sexos. 10. Reconocimiento legal de las asociaciones obreras. 14. Sufragio universal para todas las elecciones nacionales, provinciales y municipales. Voto secreto. 17. Separación de la Iglesia y el Estado. Supresión de las prerrogativas del clero y devolución al Estado de los bienes cedidos por éste al clero. 21. Reconocimiento de los derechos de ciudadanos a los extranjeros que tengan un año de residencia en el país. (…) *Canción anarquista entonada con ritmo de milonga (Jacinto Aráuz, 1921) El año en que se producían los fusilamientos de peones rurales en la provincia de Santa Cruz, en la localidad de Jacinto Aráuz, los anarquistas entonaron estas estrofas con ritmo de milonga. ¿Qué características de la corriente anarquista aparecen expresadas en estos fragmentos? Somos los que combatimos las mentiras patrioteras porque son la ruina entera de toda la humanidad. porque la patria y sus leyes son las que engendran la guerra sembrando en toda la tierra la miseria y la orfandad. Somos los que aborrecemos a todos los militares por ser todos criminales defensores del burgués, porque asesinan al pueblo sin fijarse de antemano que asesinan sus hermanos padres e hijos tal vez. Somos los que despreciamos las religiones farsantes Por ser ellas las causantes de la ignorancia mundial: Sus ministros son ladrones sus dioses una mentira Y todos comen de arriba en nombre de su moral. Somos por fin los soldados de la preciosa anarquía Y luchamos noche y día por su pronta aparición Somos los que sin descanso entre las masas obreras propagamos por doquiera la Social Revolución. En Osvaldo Bayer. Los anarquistas expropiadores y otros ensayos *SE VIENE LA MAROMA (1928) Letra de Mario Batistella/ Manuel Romero Musica de Enrique Delfino Cachorro de bacán, andá pillando el tren; los ricos hoy están al borde del sartén. El vento del cobán, y el auto y la mansión bien pronto rajarán por un escotillón. Parece que está lista y ha rumbiao la bronca comunista pa’ este lao’. Tendrás que laburar para morfar. ¡Lo que van a gozar! pedazo de haragán, bacán sin profesión, bien pronto te verás chivudo y sin colchón. Ya está, llegó. No hay más que hablar: Se viene la maroma sovietista. Los pobres ya están hartos de morfar salame y pan, y hoy quieren morfar ostras con sauternes y champán. Aquí ni Dios se va a piantar el día del reparto a la romana, y hasta tendrás que entregar a tu hermana para la comunidad. (…)
A partir de la lectura de los dos fragmentos siguientes y de lo estudiado acerca de clases sociales y la movilidad social:
. “De acuerdo con las referencias contemporáneas, en 1870 la estructura social de Buenos Aires se dividía en dos grandes sectores: la ‘gente decente’, la clase culta, aquellos que por sus antepasados, educación y riqueza gozaban de prestigio y poder dentro de la comunidad; y la ‘gente de pueblo’, los trabajadores, los que más que dirigir la sociedad dependían de ella.” “La estructura social se adaptó bien al crecimiento físico de la ciudad y a la expansión económica del país. Aún cuando la posición de un hombre dependiera fuertemente de sus antecedentes familiares, educación, ocupación e ingresos, tenía oportunidades para ascender o descender en la escala social. Mientras la conformidad y continuidad seguían siendo aspectos importantes de los valores de la clase alta, no había un rígido sistema de castas que cerrara el camino a las nuevas capacidades. La expansión económica estimulaba, entre tanto, la formación de un número cada vez mayor de estratos entre la gente de pueblo, junto con diferenciaciones entre niveles que satisfacían los deseos de movilidad social.” James Scobie, Buenos Aires del centro a los barrios 1870-1910, Buenos Aires, Solar-Hachette, 1977. “Sepas o no sepas, el título de doctor ha de servirte de mucho. Ese título es, en nuestro país una llave que abre todas las puertas, sobre todo en la carrera política, donde es imprescindible, cuando se quiere llegar muy lejos y muy alto. Algunos han subido sin tenerlo, pero a costa de grandes sacrificios, porque no ostentaban esa patente de sabiduría que todo el mundo acata.” Roberto Payró, Divertidas aventuras del nieto de Juan Moreira, publicado en 1911. *Yrigoyen y el poder “¡El poder! ¡Llegar al poder! No le oculto que lo he ambicionado, pero por el camino de la revolución, con las características con que yo conducía el movimiento, cuando ustedes, los de Santa Fe, se me cruzaron y me obligaron, con la vehemencia de su buena fe, a tomar el camino de las vías comunes, tan lleno de dificultades para realizar una obra limpia, a causa de la maraña de intereses que crecen en él.” Hipólito Yrigoyen *Posiciones frente al radicalismo . “Ya no lo destruye nadie, es un temperamento, más que un partido político, para destruirlo, anularlo por completo y para siempre, no hay sino un medio, entregarle toda la república para que gobiernen: en el gobierno se hundirán, ninguno de sus programas sabrán cumplirlos, cometerán peores errores que los que criticaron” Carlos Pellegrini . “¿Por qué el empeño de los conservadores en obstruir el acceso a los radicales, cuando representan igualmente nuestros principios y bases económicas? Debe dejarse al pueblo que satisfaga sus preferencias, pues al contrario se corre el peligro de que se incline a los partidos realmente avanzados”. Enrique Larreta . “El gobierno de Yrigoyen es el gobierno de la reacción capitalista, como lo demuestra su política represiva, reaccionaria, fascistizante contra el proletariado en lucha, contra el cual aplica cada vez más los métodos terroristas” |