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Aula ABENTOFAIL
Al cuidado de Antonio Enrique. Viñeta de Socram Aula ABENTOFAIL de poesía y pensamiento ![]() Carmelo Sánchez Muros Lectura poética Viernes, 29 de noviembre, ocho de la tarde Fundación Julio Visconti ![]() Ayuntamiento de Guadix Concejalía de Cultura2013 Carmelo Sánchez Muros Nacido en Granada en 1941, fue uno de los poetas más significativos en el despegue de la poesía granadina en los años 70. Su libro primero, Doce poemas de caza mayor y una elegía, constituyó un acontecimiento literario, al tiempo de concitar el mayor interés sobre su obra; fue el primer premio Federico García Lorca, concedido por la Universidad de Granada, en 1970. Poco dado a divulgar su poesía, y nada proclive a figurar en el mundo literario, ha venido siendo considerado un poeta de culto, casi secreto. No obstante, está presente en significativas antologías, y ha sido traducido a diversas lenguas, especialmente la griega. También ha sido colaborador de revistas literarias con prestigio ya histórico, como la malagueña Litoral, las granadinas Poesía 70 y Tragaluz o la cordobesa Antorcha de Paja, y en la actualidad, EntreRíos o Musa Ebria. Tiene publicados, además, los libros de poesía Los leves elementos (1986), Oculta sed del nómada (1994), Poemas (1999), La danza de los dones (2001), Entes (2003), Disonante sonata (2005), Estado carencial (2006) y Ausente resplandor (2010), así como, en prosa, Diario de un depredador (2005), dietario, y el de ciudades Memorias de siete leguas (2007). Su trayectoria de humano despojamiento y soledad vital alcanza su consumación en este su libro último, En renuncia de Eros, recientemente publicado. El tiempo pasa Rómpeme los huesos con tu abrazo. Trepa por mi cuerpo como hiedra. Sacia mi boca de palabras no dichas. Susúrrame al oído el silencio que grita cuando no estás, o vuelves y te callas. Utiliza mi ojo, traspasando el cristal, y explora el otro mundo que la pupila invierte. Repta en mi piel, como áspid faraónico, que concede la muerte después de la caricia. Dame tu lengua donde celan los pájaros que cantan a la noche cuando, errante, te nombro. Ven. Vuelve otra vez a mí. Llega hasta mi memoria y fíjame la imagen áurea de tu cuerpo. Alzo mi oculta copa y brindo a la deriva por tu suerte y mi suerte. Suerte que el tiempo aventa al paso del destino, que guía nuestras vidas con látigo implacable. Pasan los días casi sin darnos cuenta. El tiempo se sucede. Yo, envejezco. De En renuncia de Eros |