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GRECIA EL MARCO GEOGRAFICO La indudable trascendencia que tiene el medio geográfico tanto en la génesis como en el desarrollo de la vida del pueblo heleno, hace imprescindible realizar un breve análisis de las condiciones geográficas de la antigua Grecia. La naturaleza del territorio en que habitaron fue uno de los factores determinantes de la organización política de los griegos en ciudades independientes. Grecia no es un país de grandes llanuras. Las montañas se cruzan en todas direcciones, y los valles, que se extienden entre sus flancos, sin estar totalmente separacios entre sí, forman regiones propicias para la vida particularista y local. Lo mismo se puede afirmar de la costa del Asia Menor, donde también se establecieron los griegos, así como de las islas del Egeo. La superficie aproximada que tuvo en la Antigüedad alcanzaba a unos 64.000 Km2 repartidos en una parte continental, otra peninsular, y una tercera insular. El sector continental, que es parte de la Península de Los Balcanes, se extiende desde Tesalia hasta el Golfo de Corinto. Este sector se extiende de noroeste a sureste. Por el este, el mar Egeo sembrado de islas lo separa del Asia; por el oeste el mar Jónico, lo separa de Sicilia y de las costas meridionales de Italia. Es una región erizada de montañas que son prolongaciones del sistema alpino. El sector de Grecia peninsular o Peloponeso actualmente llamado Morea, es una península apenas ligada a la Grecia Continental por el angosto istmo de Corinto. La estrechez de ese istmo hace del Peloponeso casi una isla de costas extremadamente recortadas. En el sur del Peloponeso dos altas cadenas sirven de marco a la llanura de Laconia, en que se hallaba la ciudad de Esparta. Grecia insular, la integraron una multitud de islas que rodean la parte sur de la península de Los Balcanes: sólo en el Mar Egeo hay más de tres mil de ellas, de todo tamaño, forma y calidad, constituyendo una especie de puente natural entre Grecia y Asia Menor. Entre las islas de mayor tamaño, podemos mencionar Euloca, en la costa norte del Atica, Lemnos, Lesbos, Auíos, Samos y Rodas, en las costas occidentales de Asia Menor. El resto de las islas del sector forman archipiélagos. Al sureste del Peloponeso, en medio del Mediterráneo, se ubica la gran isla de Creta, cuna de la cultura minoica. ANTECEDENTES El pueblo que primitivamente ocupó los territorios de la Península de Los Balcanes, fue el de los Pelasgos. De cultura rudimentaria y de un escaso poder defensivo fueron sometidos, sucesivamente, a la influencia cultural, económica y aún territorial de otros pueblos, como los cretenses, los aqueos y los dorios. LOS CRETENSES Y LA CIVILIZACION MINOICA Aproximadamente hacia el año 3.000 a.C. florece esta civilización que tenía su centro en la isla de Creta y cuya influencia cultural y sobre todo, económica llegó a expandirse por toda la región del mar Egeo, incluyendo a la Península de Los Balcanes. Los cretenses poseían una poderosa flota que les aseguraba el domino del mar y la mantención de su economía comercial. Sus principales ciudades fueron: Knossos, Faistos y Haga Triada. Políticamente se organizaban como una monarquía, cuyo rey llamado Minos era considerado la encarnación del dios principal y que por esa razón su autoridad estaba revestida de un carácter divino y era absoluta. Su máximo esplendor lo alcanzó, al parecer, alrededor del siglo XVII a.C. y luego entró en una lenta, pero sostenida decadencia hasta que su predomino fue totalmente superado por el poder expansivo de los pueblos aqueos recién llegados a los balcanes. LOS AQUEOS Y LA CIVILIZACION MICENICA A partir del año 2.000 a.C., grupos de pueblos aqueos iniciaron una invasión a la Península de Los Balcanes, ocupando el territorio habitado por los pelasgos y sometiendo a éstos a su dominio. Los primeros contactos de los aqueos con la civilización minoica fueron de dependencia de éstos hacia aquéllos, pero , premunido de un acervo cultural propio, el pueblo aqueo tomó los elementos necesarios de los cretenses, los adaptó a sus formas y dio a luz una nueva civilización: la llamada civilización Micénica. Luego de la decadencia Minoica, el centro del predominio se desplaza de la isla de Creta a la Península de Los Balcanes o más específicamente a las ciudades de Micenas, Tirinto y Orcómenos, que son los centros desde donde los aqueos irradian su civilización y expanden su comercio alcanzando aún al Asia Menor, donde establecen la ciudad de Troya. LA LLEGADA DE LOS DORIOS Entre los años de 1.200 a 1.100 a.C., aparece en la Península un pueblo dotado de un valor y destreza militar muy superiores: los Dorios, que conocedores del hierro lograron imponerse a aquellos pueblos que les presentaban resistencia. Recorren la Península y se establecieron de preferencia en el Peloponeso, en la región de Lacedemonia. Al principio los dorios sometieron y esclavizaron a todo el vencido,pero pronto, se impuso la cultura Micénica y estos grupos se unieron cultural y aún racialmente. LA POLIS GRIEGA Antes de llegar a las costas del Egeo, las bandas invasoras eran tribus de pastores nómades. Pero una vez establecidas en esas regiones, su vida cambió de modo fundamental. La adquisición de tierras los transformó en sedentarios y agricultores, si bien durante mucho tiempo los rebaños constituyeron para ellos la principal riqueza. Las primeras agrupaciones fueron pequeñas aldeas habitadas por un escaso número de familias que poseían las tierras circundantes. Poco a poco, las aldeas vecinas se juntaron y se transformaron en ciudades, cada una de las cuales constituyó un Estado perfectamente independiente, con su gobierno, sus leyes, sus recursos, sus ejércitos propios. La Ciudad Estado o Polis, junto con su territorio, tenía escasa extensión. Esta variaba entre 100 y 1.000 Km2. La población no solía exceder los 5.000 habitantes. Atenas en su apogeo tuvo una población de 300.000 habitantes. La Polis fue el factor dominante en la vida colectiva griega. Fue el núcleo en que se condensó la vida helénica en su totalidad. La grandeza y el esplendor de Grecia coincidieron con el poder y el florecimiento de sus ciudades. Jamás los griegos se unieron en un estado nacional que hubiese abarcado a toda la Hélade. Cada ciudad, con su reducido territorio y su escasa población, constituyó una pequeña nación, y las rivalidades existentes entre ellos fueron un permanente factor de guerra y de perturbaciones. Por encima de estas rivalidades y a pesar de no constituir un Estado, la semejanza de costumbres y de creencias se tradujo en un tipo de vida común a todos los griegos. Por eso, ellos se dieron a sí mismos el nombre de helenos y llamaron bárbaros a los pueblos que no eran de su raza y hablaban idiomas extraños. En el curso de los siglos la Polis experimentó profundos cambios internos. Algunas ciudades tuvieron un desarrollo especial, pero en su mayoría pasaron por cinco formas de gobierno: la monarquía, el gobierno de un rey que había recibido un poder por herencia; la aristocracia, el gobierno de los “mejores”, esto es, de nobles cuyo poder descansaba sobre sus tierras y que legitimaban su posición mediante el nacimiento y la sangre; la plutocracia, el gobierno de los más ricos; la tiranía, el gobierno de algún personaje ambicioso que llegaba al poder por la vía ilegal y cuya autoridad no descansaba sobre la herencia, la posición social o la riqueza, sino sobre su fuerza personal; la democracia, el gobierno del pueblo basado en el principio de la igualdad de todos los ciudadanos. EXPANSION COMERCIAL Y COLONIZACION (siglos VIII VI a.C.) Los territorios ocupados por los griegos comprendían la Hélade, las islas del Egeo y la costa del Asia Menor. Durante los siglos inmediatamente posteriores a la invasión de los Dorios (X y IX a.C.), los Griegos permanecieron en esa región, dedicados casi exclusivamente a sus ocupaciones agrícolas y ganaderas. Pero gradualmente cambiaron sus costumbres: se hicieron navegantes y empezaron a competir en el tráfico marítimo con los fenicios. A partir del siglo VIII a.C. se lanzaron, como los fenicios, a colonizar las costas del Mediterráneo, desde el mar Negro hasta el estrecho de Gilbraltar, extendiendo así la civilización griega. Una de las causas más importantes del movimiento colonial fue la densidad excesiva de la población que habitaba en un nuclo sumamente pobre. Por otra parte, las tierras estaban acaparadas por las familias nobles que, lejos de facilitar su división, se empeñaban en concentrar la mayor cantidad posible de ellas, oprimiendo a los pequeños propietarios. De ahí la necesidad que tenían los trabajadores rurales de buscar nuevas comarcas en las que pudieran establecerse. Otra causa que influyó en la colonización fue la situación política. Dentro de las ciudades, cuyo gobierno en este período estaba monopolizado por la nobleza, había luchas constantes, unas entre fracciones nobiliarias, otras, entre los nobles y las demás clases sociales. Estas luchas, sangrientas y crueles, impulsaron a los vencidos a alejarse de su país para fundar, en otra parte, una nueva patria. Otra causa fue el progreso de la navegación. En esta materia los griegos fueron buenos discípulos de los fenicios, cuyo estilo de barco imitaron, para superarlo después con la invención del trirreme, barco con tres puentes de remeros. Se debe mencionar que el desarrollo de las industrias de tejido, de alfarería y de objetos de bronce obligó a buscar nuevos mercados. El intercambio comercial se vio favorecido por el creciente use de la moneda acuñada que había sido inventada hacia el 600 a.C. en Lidia, En Asia Menor. De esta manera hacia el 750 a.C. se inició un movimiento general de expansión que se prolongó durante dos siglos. En ese tiempo los griegos fundaron un gran número de colonias a lo largo de toda la costa del Mediterráneo y del mar Negro, desde las columnas de Hércules hasta la Península de Crimea. El sur de Italia se pobló hasta tal punto de colonias griegas que recibió el nombre de Magna Grecia. Bizancio sobre el Bósforo, Mesina y Siracusa en Sicilia, Marsella en Francia, Sagunto y Malaga en España, Nápoles en Italia, Naucratis en Egipto se convirtieron en ricos e importantes centros comerciales, políticos y culturales. Cada nueva fundación se constituyó como Ciudad Estado independiente. Sin embargo, se mantuvieron estrechos vínculos comerciales, sociales y religiosos entre las colonias y las metrópolis. A través de las colonias la civilización griega se difundió por todo el Mediterráneo. EL NACIMIENTO DE ATENAS La colonización del Atica por los aqueos, no se realizó de una sola vez, sino que se desarrolló en oleadas sucesivas. Cuatro tribus vinieron a asentarse en la región, eligiendo a Eulesis, Acrópolis, Braurona y Maratón como lugares de resistencia; las tribus del Atica, aunque de una misma conformación étnica, eran independientes entre sí y durante largos años prevaleció en ellas la forma de organización tribal. Cada tribu era una organización política familiar a cuya cabeza se encontraba un rey que era asesorado en todas las materias de importancia por un Consejo de Ancianos, integrado por los jefes de los clanes de la tribu. A ella se pertenecía por nacimiento y todos sus miembros tenían entre sí, vínculos de parentesco ya que descendían de un antepasado común, el que atribuían características divinas y denominaban “héroe epónimo”. Una de estas tribus, la que habitaba en torno a la Acrópolis en 1.556 a.C., fundó la ciudad de Atenas, que durante largos años, las demás tribus ni siquiera consideraban como digna de ser habitada. Correspondió a un legendario rey, Teseo, el mismo de la leyenda del Minotauro, darle una unidad y cobijar en ella a todas las tribus, respetando eso sí las características de cada una. Por eso, al organizarse la ciudad, unificadas las tribus, el régimen de gobierno, no difería mucho del tribal ya conocido. A la cabeza se encontraba el rey, pero su autoridad estaba limitada en el ejercicio del poder por un Consejo de Nobles, el Areópago, que estaba integrado por los jefes de tribus y los jefes de clanes. Más abajo se instalaba una asamblea de aristócratas (eupátridas), la Ecclesia, que en los primeros tiempos carece de atribuciones políticas de importancia. Se puede decir entonces que en los primeros tiempos Atenas tuvo una Monarquía limitada por la aristocracia terrateniente. EL REGIMEN ARISTOCRATICO EN ATENAS Gradualmente se fue produciendo una diferencia social y económica entre los miembros de las distintas tribus hasta formarse una aristocracia poderosa que fue sustituyendo lentamente a los reyes en sus funciones. “El rey no era apenas más que el “primus inter pares”, el primero entre sus iguales”. Estos pares formaban el consejo del rey y, algunas veces estos nobles llevaban el título de reyes. El cambio no fue grande, pues, cuando la nobleza sustituyó a la monarquía en la dirección del Estado. No hubo ninguna revolución, ni conmoción profunda; la realeza desapareció progresivamente, casi sin que se notara. Poco a poco fue perdiendo atribuciones políticas y el rey acabó siendo sólo el “sumo sacerdote” (Carl Grimberg). Hasta el año 900 a.C. la monarquía ya había desaparecido. Tres magistrados, arcontes elegidos por la aristocracia de entre sus propios miembros, asumieron las funciones que antes estaban concentradas en el rey. El arconte Basileus, al frente de los asuntos religiosos como sumo sacerdote; el arconte Polemarca que asumió la dirección de los asuntos militares, y el arconte Epónimo que se desempeñó como Juez Supremo. El año 683 a.C. se introdujo otra reforma de importancia al agregarse seis arcontes, Ilamados tesmotetes, cuya función era la de cooperar con los otros arcontes y velar por el cumplimiento de la constitución. En un comienzo los arcontes tuvieron el carácter de vitalicios, pero pronto su período fue reducido a diez años y el año 680 a.C. a uno sólo. Como en el desempeño de sus funciones los arcontes lograban reunir una valiosa experiencia que no debía desperdiciarse, al hacer dejación de sus cargos, pasaban a integrar el Consejo del Areópago en forma vitalicia. Este consejo aumentó en mucho su importancia durante la existencia del régimen aristocrático de Atenas, estando encargado de velar por el cumplimiento de la constitución (función que comparte con los tesmotetes), supervisar la conducta pública de los arcontes y fiscalizar la elección de los arcontes en la asamblea (ecclesia). La ecclesia era la asamblea aristocrática en la que sólo podían participar los eupátridas y a la que correspondia la función de elegir a los arcontes y la de aprobar las leyes. LA OPRESION DE LOS NOBLES Y LAS LUCHAS SOCIALES |