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1.7.2 La Psicología Jungiana y la Homosexualidad Carl Gustav Jung Jung, amigo y discípulo de Freud, se apartó de la teoría de su maestro acerca de la existencia de dos corrientes sexuales en cada persona, y sostuvo que existe una sola corriente que es capaz de fluir en una variedad de direcciones. Ya desde 1912 afirmó que la homosexualidad era el resultado de una “perturbación en la relación con las mujeres”. Veinticinco años después precisó que “en la homosexualidad, toda la heterosexualidad del hijo está atada a la madre de un modo inconsciente... En el hijo, un complejo interno hiere al instinto masculino a través de una sexualización no natural”. Jung veía al homosexual en una posición en la cual “más probablemente tienda a identificarse con el ánima (que en términos Jungianos, concentra los elementos femeninos del alma humana), más bien que relacionarse con ella”.147 Jung encontraba algunas cosas muy positivas dentro de la orientación homosexual. Así por ejemplo, escribía: “Si sacamos el concepto de homosexualidad de su estrecho marco psicopatológico y le damos una connotación más amplia, podemos ver que tiene también aspectos positivos... proporciona una gran capacidad para la amistad, que crea a menudo lazos de asombrosa ternura entre los hombres, y puede incluso rescatar la amistad entre los sexos de su aparente imposibilidad. El individuo puede tener un buen gusto y una sensibilidad estética alimentadas por la presencia de una veta femenina. Además, puede estar magníficamente dotado como profesor, debido a su penetración y su tacto casi femeninos. Es probable que le guste la historia y que sea conservador en el mejor sentido y estime los valores del pasado. Posee a menudo gran riqueza de sentimientos religiosos, lo cual le ayuda a llevar a la práctica la “Ecclesia Spiritualis”, y una receptividad espiritual que le hace sensible a la revelación”.148 Elementos Masculinos y Femeninos en los Hombres Gay El psicólogo Jungiano Scott Wirth, quien se ha dedicado al trabajo clínico con hombres gay, tiene una serie de interesantes observaciones acerca de la forma cómo éstos integran en su personalidad las características propias de los dos géneros. Wirth escribe: “En mi experiencia personal y clínica, casi todos los niños que llegan a ser hombres gay, están dotados psicológicamente con una concentración de lo que Winnicott llama “potencial elemental puramente femenino”. Esta aptitud femenina interior es una fuerte dimensión de su ser, acerca de la cual son conscientes de manera precoz, generalmente antes de percibir la atracción erótica hacia los otros hombres”.149 La homosexualidad misma podría incluso ser considerada como un efecto secundario de la primacía de la feminidad intrapsíquica del niño gay. En otras palabras, en el hombre gay el “ánima” se desarrolla precozmente; y sus dotes femeninas innatas contribuyen a que la asimilación de los elementos masculinos sea lenta y difícil. Por tanto, es necesario comprender que en algunos períodos del desarrollo es más conveniente que la masculinidad psicológica del niño se integre de manera paralela a su feminidad, en tanto que en otras fases de la maduración, la masculinidad debe alternar con la feminidad, reemplazándola. Es decir, en el sano desarrollo de la masculinidad del hombre gay, tiene que haber períodos de distanciamiento con respecto a lo femenino, sin que esto signifique una drástica supresión de ello. El Complejo de Edipo y Los Hombres Gay Quizás debido a sus dotes femeninas (y al desarrollo precoz de su ánima), el niño gay se siente atraído consciente e inconscientemente hacia su madre y la prefiere activamente. En ella encuentra algo que le hace mucha falta, una fuente de reflejo narcisista para su marcada feminidad. Hay muchos hombres gay que tratan por todos los medios de dejar de ser gay, o de no actuar, hablar o parecer gay. Algunos tienen éxito en esta simulación (hasta llegar a engañarse a sí mismos), pero muchos otros fracasan y no pueden esconder su realidad. Desgraciadamente, en la mayoría de los casos, aquello a lo que renuncian para poder encubrirse, es un rasgo positivo femenino: el amor por el hogar, un espíritu creativo, el gusto por la decoración, etc. Por otra parte, en el otro extremo encontramos algunos hombres gay en los cuales el complejo femenino negativo toma posesión de toda su psique. Son los casos límite, cuando el hombre gay se siente identificado con el arquetipo femenino y éste domina histéricamente su personalidad, como un aprendiz del brujo cuyos poderes se han desencadenado. Se manifiesta entonces un afeminamiento exagerado, que expone al hombre gay a mayor abuso y humillación desde el exterior, y a la vez puede estar obstruyendo internamente su desarrollo masculino. En general, se ha notado que en cuanto es mayor el olvido y abuso que ha experimentado su Yo Femenino Auténtico, es más llamativa e histérica la imagen falsa que un hombre gay puede presentar. El caso típico de este comportamiento se encuentra en algunos travestis y “Drag Queens”. Los Hombres Gay y el Padre Se puede plantear el problema del padre cuyo hijo es gay como un problema de ajuste (o desajuste) entre los dos. En general, los elementos masculinos predominan en la psique del padre. El lado femenino del padre puede tender a no desarrollarse en lo absoluto, o desarrollarse sólo muy tarde en la vida, mucho después de que el hijo gay ha crecido y se ha formado. El hijo gay necesita en su niñez y adolescencia una figura paterna con una feminidad muy bien desarrollada. Pero es en esta etapa precisamente cuando es menos probable que su padre heterosexual responda adecuadamente para ayudarle en su tarea de maduración, cuando está en el umbral de su iniciación. La desaforada “hambre del padre” que puede percibirse en el tratamiento psicológico de muchos hombres gay, decepcionados amargamente de su progenitor, a menudo se muestra como un fenómeno de transferencia hacia el psicoanalista. Esta transferencia se manifiesta como una exagerada exigencia de atención, o poniendo a prueba la autoridad del analista, especialmente en cuanto a los límites y fronteras impuestos por éste. Ante estas manifestaciones de transferencia, el analista debe responder con una aceptación tolerante, tranquila firmeza, profunda comprensión, y de alguna forma acceder a sus pretensiones (incluso aunque sea necesario fijar algunos límites a la “pataleta del niño”). Los Gay y el Desprendimiento del Arquetipo del Hermafrodita La mitología egipcia nos enseña que una estructura andrógina, una combinación de caracteres sexuales masculinos y femeninos, era el atributo no sólo de Mut, sino también de otras deidades como Isis y Hathor. Todas estas divinidades hermafroditas son expresiones de la idea de que sólo una combinación de elementos masculinos y femeninos puede brindar una representación digna de la perfección divina.150 Algunos hombres gay pueden experimentar su cuerpo como principalmente masculino (fálico) y el espíritu (sus elementos psíquicos) como primariamente femenino. Se encuentran pues en una situación de cierto hermafroditismo. Esto también los conduce al narcisismo, puesto que, según el mito, Narciso vio en el agua su propia imagen como si fuera la de una ninfa hermosa. Es decir que Narciso era un hombre que a la vez era en cierta manera una mujer.151 Para alcanzar su plena maduración, es por tanto importante que el hombre gay tome conciencia de este fenómeno narcisista, reconociendo los dones y las falencias en su masculinidad y feminidad. Esto exige sanar y definir auténtica e individualmente lo masculino y lo femenino, a partir de un encuentro personal con su propio inconsciente. Si la persona homosexual resuelve exitosamente el conflicto de los opuestos y trabaja con ellos, separándolos para poder percibir la tensión entre los mismos y reconociendo ambos lados, entonces experimenta como una especie de iniciación y alcanza la plenitud de su madurez. En el capítulo siguiente, al tratar la homosexualidad en la Historia de las Religiones, examinaremos más de cerca los diversos mitos que iluminan esta “Coincidencia de los Opuestos”. *** En este somero repaso de algunas teorías científicas y sociales acerca de la homosexualidad podemos constatar la complejidad del fenómeno. No obstante, también observamos que se realizan importantes avances en la comprensión del mismo, comenzando con la teoría fundamentalista de la “posesión demoníaca” para llegar a los aportes que nos puede brindar el desciframiento del código genético de los seres humanos. A continuación, partiendo de los planteamientos de las ciencias psicológicas y sociológicas, presentaremos un esbozo de las posibles etapas del desarrollo espiritual de las personas gay.
DESARROLLO PSICOLÓGICO Y ESPIRITUAL DE LA PERSONA LESBIGAY 2.1 Etapas del Desarrollo psicosocial Son muchas las clasificaciones que se han hecho para señalar las diferentes etapas por las cuales atraviesa el ser humano desde el nacimiento hasta la muerte. Concretamente en el caso de las personas homosexuales, estas etapas tienen sus características específicas que las diferencian de la manera como la mayoría de la gente alcanza la plena madurez. A continuación, expondremos a grandes rasgos, siguiendo la clasificación del Dr. Rubén Ardila152, los estadios que atraviesa la persona homosexual en su desarrollo. 2.1.1 Etapa de Surgimiento El niño gay adquiere desde temprana edad el sentimiento de ser diferente y esto lo lleva a aislarse de sus compañeros. En estas circunstancias, no es extraño que se presente el fenómeno de la “autonegación crónica”. Muchas personas gay se aborrecen a sí mismas por sus deseos homosexuales, es decir, interiorizan la homofobia que perciben en la sociedad que las rodea. Por ejemplo, pueden llegar a ridiculizarse a sí mismas y ridiculizar a los demás homosexuales, tal como lo hacen los heterosexuales con prejuicios, celebrando con grandes carcajadas los “chistes de maricas” para evitar que se sospeche de su verdadera orientación. Otro mecanismo de defensa puede ser la “evasión en la culpa”: la solución neurótica a la crisis que produce el hecho de descubrir que uno no se ajusta a las pautas sexuales convencionales es una huida hacia la culpa. Es necesario que las personas gay comprendan adecuadamente estos procesos, ya que esta es la mejor manera de resistirse a sucumbir en ellos. Por otra parte, existen ciertas consecuencias positivas de las circunstancias especiales en el desarrollo temprano de la psicología de la persona gay. Ésta se desarrolla psicológicamente sin la ayuda de modelos de roles y sin el apoyo de amigos y familia. Por tanto, tiene que buscar soluciones originales a los problemas de la vida y esto la lleva a ser especialmente perspicaz, precavida, observadora e introspectiva. Trata de funcionar en un mundo hostil por lo cual se vuelve original y creativa. Orientaciones pastorales para la familia del niño gay. Cabe aquí hacer un planteamiento sobre el acompañamiento espiritual requerido en esta etapa de surgimiento. El teólogo holandés Herman Van De Spijker153 formula una serie de observaciones de tipo psicológico y pastoral que pueden ser de gran ayuda para los padres, hermanos y demás familiares de los niños con orientación homosexual. Hay que tener en cuenta que casi siempre el niño tiene ya una idea o un sentimiento de ser algo distinto de los compañeros de su edad, antes de llegar al descubrimiento definitivo de su orientación. Cuando los padres sospechan que uno de sus hijos es gay, puede recomendárseles la consulta con un especialista, que puede ser el médico, el psicólogo, el psiquiatra o el sacerdote, pero también puede ser cualquier persona sabia y madura. No obstante, los padres no deben esperar que estas personas les resuelvan de una vez todas sus inquietudes. Antes de la pubertad apenas puede decirse con seguridad si un niño es o no homófilo. Incluso durante la pubertad no es fácil hacer esta constatación, pues en esta etapa generalmente toda persona recorre una fase homoerótica. También es prudente que los padres traten el asunto con su hijo de la manera más delicada y natural que sea posible. Los padres deben conceder a cada uno de sus hijos el espacio suficiente para que puedan encontrarse a sí mismos durante su desarrollo. Cuando los padres descubren que un hijo es gay generalmente entran en una etapa de confusión, causada por el desconocimiento y la ignorancia así como la falta de objetividad e inseguridad que produce la sola mención del tabú de la homosexualidad entre muchas personas. Muchos padres se sienten culpables por la orientación sexual de sus hijos. Por ello es necesario hacerles caer en cuenta de que el origen y desarrollo de la homosexualidad es algo muy complejo y cae fuera del ámbito del poder humano. También es importante destruir el mito de que la homosexualidad resulta de la seducción por parte de una persona mayor. La seducción en los primeros años de edad es raramente, por no decir nunca, la causa del surgimiento de una inclinación hacia el propio sexo. Diversas investigaciones demuestran que el número de jóvenes seducidos en su pubertad por una persona del mismo sexo y que más tarde llegan a ser gay, no es mayor que el de homosexuales que no sufrieron ninguna seducción. Además de la reacción de culpabilidad, otra actitud muy frecuente entre los padres es la no aceptación de la orientación de su hijo. Por el contrario, deberían brindarle comprensión, ayuda, tolerancia y especialmente amor (mas nunca lástima). También los demás hijos deben aceptar que su hermano sea distinto de ellos. Una persona, sea heterosexual u homosexual, que se siente amada y estimada por los suyos tal como es, tiene que encontrar mucho más fácil la superación de sus dificultades vitales particulares. 2.1.2. Etapa de identificación. Esta etapa generalmente coincide con la adolescencia, cuando la persona gay acepta que es diferente y las fantasías homosexuales dejan de considerarse pasajeras y se asumen como parte de la propia personalidad. Esta es una etapa particularmente difícil porque a los problemas generales de la adolescencia se suma el de la orientación sexual. También aparecen las primeras conductas homosexuales, generalmente con compañeros de colegio. La reacción de los adolescentes es variable. Algunos de ellos, después de confiarse a un amigo o a un sacerdote, o raramente a sus padres, acuden a un psiquiatra. Más a menudo, son llevados al psiquiatra por los padres aterrados. Si este psiquiatra se niega a tratar de cambiar su orientación, los padres buscan otro profesional que se ajuste a sus prejuicios “moralizadores”.154 Por otra parte, el papel de la religión, al considerar la homosexualidad como un pecado, tiene efectos muy negativos sobre el desarrollo psicológico de los adolescentes. Entre los jóvenes de las clases económicas menos favorecidas, incluso se llega a recurrir a la prostitución como una forma de luchar contra la ansiedad neurótica. El psiquiatra freudiano S. Lebovici afirma que es una tarea muy difícil tratar de descubrir los diversos aspectos de las conductas homosexuales del adolescente: “Tanto en el niño como en el adolescente nos vemos sea como fuere, frente a una realidad humana cuya interpretación puede ser técnicamente difícil o inoportuna. No es posible dar reglas técnicas al respecto, pero sólo una acción psicoterapéutica prolongada permite, posiblemente, abordar tales temas sin que las intervenciones del psicoanalista sean rechazadas o recibidas como un objeto penetrante, pero no significativo”.155 |