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Sus exponentes y la Influencia El nombre proviene de una exposición organizada en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires en 1964. La exposición terminó por dar entidad a una serie de edificios que se venían realizando desde hacía ya varios años. Esta arquitectura, algo arcaica, antirracionalista, muraria, de particular riqueza espacial, articulada con su entorno, se construye con muros blancos de ladrillo o de hormigón visto, cubiertas inclinadas, aberturas de madera y pisos de cerámico rojo, con las texturas a flor de piel que juegan con las sombras de aleros y pérgolas. Pero por encima de la diversidad de las evoluciones personales se reveló la continuidad de una actitud de servicio, de la economía de recursos, del respeto por los materiales ‘naturales’, de la ponderación de lo sobrio. Las búsquedas de estos arquitectos iban en una dirección claramente opuesta a las corrientes dominantes en ese momento y se orientaban hacia el rescate de recursos de arquitecturas populares y tradiciones constructivas autóctonas. Paradójicamente, esta arquitectura sería apropiada por sectores intelectuales de clase media alta. Incluso la difusión del lenguaje llegó a tal punto, que a principios de los 70, se podía ver en emprendimientos comerciales y recreativos. Osvaldo Bidinost Casa Lapacó. Santa Lucia. 1960.
Goldman, Ramos & Erbin Casa Wright. Vicente López. 1963.
Caveri & Ellis Iglesia nuestra señora de Fátima. Martínez. 1956.
A ![]() Esta obra sería el puntapié inicial de una serie de edificios (algunas iglesias, pero sobre todo viviendas suburbanas) proyectados por un grupo de arquitectos de origen católico. Se materializa en una planta centralizada producto de la nueva liturgia propuesta por concilio Vaticano II. S ![]() Está sabiamente articulado con el entorno urbano mediante un generoso atrio concretado con terrazas y escaleras, que hacen las veces de sitios de reunión al aire libre. Existe una rigurosa geometría que ordena la planta. La luz, entra rasante por rajas en las esquinas y es filtrada por finas pantallas de mármol que hacen las veces de cerramientos, recuperado el misterio que se perdió con el exceso lumínico que sobreviene con la arquitectura moderna. S ![]() Mención aparte merece la renovación funcional del esquema de iglesia, que retoma la idea primitiva de “cueva” litúrgica y ubica al celebrante de cara al pueblo y a los fieles alrededor del altar, tal como lo universalizaría más adelante el Concilio Vaticano II. Los arquitectos de Fátima se animaron a plantear una alternativa de recogimiento y silencio, trayendo desde el fondo de la historia cristiana y desde nuestra propia tradición visual ecos, formas y símbolos capaces de acompañar un rostro nuevo para la sacralidad de siempre. Q ![]() ![]() ![]() |