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“La virtud es definida como una vida ordenada según la naturaleza, y los hombres son orientados por Dios. Se considera injusticia, el hecho de que un hombre trate de impedir a otro que sea feliz.” (Hernández Arias)“La naturaleza invita a los hombres a que se ayuden unos a otros viviendo alegremente; a obrar en bien de la humana sociedad. Todas las acciones y las virtudes deben estar dirigidas al placer y a la felicidad. Placer es el estado del alma o del cuerpo en que uno se complace obedeciendo a la naturaleza. Son verdaderos placeres aquellos referidos al alma o al cuerpo. Los del alma son la inteligencia y la beatitud que se origina de la contemplación de la verdad. A esto hay que agregar el recuerdo de una existencia bien vivida y la esperanza segura de los futuros bienes. los placeres del cuerpo son los que producen en los sentidos una manifiesta impresión y una salud carente de todo malestar.” (Hopenhayn) "Sobre todo los preocupa el problema de la felicidad humana... Parecen inclinarse a pensar que la felicidad depende, si no totalmente, al menos en su mayor parte del placer... no cifran la felicidad en toda clase de placeres, sino en los buenos y honestos. Entre ellos unos ponen la felicidad en la simple virtud y otros, en cambio, entienden que ésta sólo es el camino hacia la felicidad, en la cual radica el supremo bien humano. Definen la virtud como el vivir de acuerdo con la naturaleza... la razón nos orienta a libramos de furores y vivir en alegría, y a considerarnos sujetos por lazos de bondad y humanidad con nuestros semejantes, a cuya dicha debemos contribuir... Puesto que definen la virtud como el vivir de acuerdo con los dictados de la Naturaleza, entienden que ella nos lleva a todos hacia el placer, meta última de todas las acciones. También señalan que, inclinándonos a vivir en sociedad, la Naturaleza nos induce al placer... piensan los utopianos que tanto nuestras acciones como nuestras virtudes se encaminan al placer, última meta nuestra y mayor felicidad, y llaman placer a todo movimiento o estado en que nos deleitamos naturalmente. Por ello, con acierto limitan el placer a la satisfacción de los apetitos a que la Naturaleza nos induce, o sea, sólo aquellos compatibles con la razón y los sentidos; obedeciéndolos no heriremos a nadie ni perderemos grandes goces." (Moro, II) |