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CINE EN MÉXICO El cine llegó a México casi ocho meses después de su triunfal aparición en París. La noche del 6 de agosto de 1896, el presidente Porfirio Díaz, su familia y miembros de su gabinete presenciaban asombrados las imágenes en movimiento que dos enviados de los Lumière proyectaban en uno de los salones del Castillo de Chapultepec. Después de su afortunado debut privado, el cinematógrafo fue presentado al público el 14 de agosto, en el sótano de la droguería "Plateros", en la calle del mismo nombre (hoy Madero) de la ciudad de México. El público abarrotó el sótano del pequeño local -curiosa repetición de la sesión del sótano del "Gran Café" de París donde debutó el cinematógrafo- y aplaudió fuertemente las "vistas" mostradas por Bernard y Veyre. La droguería "Plateros" se localizaba muy cerca de donde, unos años después, se ubicaría la primera sala de cine de nuestro país: el "Salón Rojo". En 1897, se realiza la primera cinta silente de producción mexicana llamada Riña de hombres en el zócalo. Los primeros realizadores mexicanos fueron el ingeniero Salvador Toscano (desde 1898), Guillermo Becerril (desde 1899); los hermanos Stahl y los hermanos Alva (desde 1906) y Enrique Rosas que en 1906 produjo el primer largometraje titulado Fiestas presidenciales en Mérida que fue un documental sobre las visitas del presidente Díaz a Yucatán. En 1907, el actor Felipe de Jesús Haro realizó la primera cinta ambiciosa de ficción filmada en México: El grito de Dolores o La independencia de México (1907). El mismo Haro interpretó al libertador Miguel Hidalgo y escribió el argumento. La película se exhibió, casi obligatoriamente, cada 15 de septiembre hasta 1910. La luz, tríptico de la vida moderna (1917) es el título del primer largometraje "oficial" del cine mexicano. El adjetivo "oficial" se debe a que pocos autores reconocen el trabajo de los yucatecos Carlos Martínez de Arredondo y Manuel Cirerol Sansores, quienes un año antes filmaron 1810 ó ¡los libertadores de México! (1916) el que probablemente sea el primer largometraje de ficción nacional. El hecho de haber sido filmado en Yucatán -junto con El amor que triunfa (1917)- lo ha relegado en contra de La luz, tríptico de la vida moderna (1917), filme realizado en la ciudad de México. LOS SERIALES Las series o "seriales" representaron las primeras incursiones del cine norteamericano en el gusto popular mexicano. Para 1919 se habían suavizado las fricciones con el vecino del norte, y el cine hollywoodense comenzaba a conquistar mercados en todo el mundo. Estos filmes por episodios habían nacido en Francia, alrededor de 1913, siendo el primero Fantomas de Louis Feuillade, una serie sobre el famoso ladrón elegante de las tiras cómicas. El más popular de los "seriales" norteamericanos fue el titulado Los peligros de Paulina (The Perils of Pauline, 1914) el cual narraba las aventuras de una joven reportera -novedad para la época- que se metía en distintos líos debido a su profesión. Esta serie propugnaba el nuevo papel activo de la mujer en Norteamérica, además de ser una fuente de entretenimiento en las ya populares "matinées" cinematográficas. De esta manera, El automóvil gris (1919) inauguraba, sin claros sucesores, el "serial" mexicano. Filmado por Enrique Rosas es una serie de doce episodios que cuenta las aventuras de una famosa banda de ladrones de joyas que se hizo célebre en la ciudad de México hacia 1915. La cinta (o cintas) poseía además un elemento novedoso y controversial: era el primer filme cuyo argumento se inspiraba claramente en hechos recientes, acontecidos en el país. En el evento original había estado involucrado un general carrancista que fue socio de Rosas en la formación de Azteca Films, y los personajes que aparecían en pantalla eran claramente identificables por el público. Para completar la controversia, una de las escenas de la serie constituía una extraña mezcla de ficción y realidad: el fusilamiento de algunos miembros de la banda no era actuado, sino que Rosas había tomado la escena original filmada por él mismo, y la había incluido en la cinta. De esta manera, el filme aseguraba, de manera mórbida, su popularidad en el público. El automóvil gris (1919) constituye un fenómeno curioso dentro de nuestra cinematografía. Hasta hace pocos años la cinta era exhibida regularmente, aunque mutilada, en cine y televisión. En 1933 fue sonorizada, arruinando gran parte de su originalidad. Los diálogos añadidos ridiculizan las actuaciones teatralizadas de la época y no aportan nada a la historia. En 1960, la cinta fue editada para convertirla en largometraje, lo cual la acabó de arruinar completamente. Se eliminaron muchas escenas que funcionaban como "puentes" para las acciones, de tal manera que el filme visible hoy en día en una versión confusa del "serial" original. El automóvil gris (1919) fue la última realización de Enrique Rosas, fallecido en 1920. CINE SONORO EN MÉXICO La década de 1920 a 1929 fue testigo de la transformación del mundo. La Primera Guerra Mundial había alterado radicalmente los valores de gran parte de la sociedad, y la gente trataba de olvidar el horror vivido hasta 1919. En los "alegres veintes" nacieron la radio, el jazz y las faldas cortas, así como el fascismo, el nazismo y la depresión económica norteamericana. En 1927 el cine habló por primera vez. El cantante de jazz (The Jazz Singer, 1927) de Alan Crossland, se convirtió en la punta de lanza de una novedad cinematográfica: el sonido. A partir de ese momento, el cine apostó todo a las palabras y a la música, inaugurando una nueva era en su historia. Después de 1920, el cine mexicano mantuvo una carrera dispareja en contra de la creciente popularidad del cine hollywoodense. Los nombres de Rodolfo Valentino, Tom Mix y Gloria Swanson competían, con gran ventaja, contra los de Carlos Villatoro, Ligia Dy Golconda y Elena Sánchez Valenzuela, por el gusto del público mexicano. En general, muy poco se puede rescatar del cine mudo mexicano de los veintes. Quizás lo más importante de esa década para nuestro cine fue la preparación que obtuvieron distintos actores, directores y técnicos mexicanos en el cine de Hollywood. Entre los directores, Fernando de Fuentes, Emilio Fernández, Roberto y Joselito Rodríguez, recibieron su educación cinematográfica en Hollywood. De esta manera, el cine mexicano se preparaba para lo que sería la época de oro. A pesar de que el sonido se incorporó al cine en 1927, no fue sino hasta 1931 cuando se realizó la primera cinta sonora mexicana: una nueva versión de Santa, dirigida por el actor español-hollywoodense Antonio Moreno e interpretada por la ya mencionada Lupita Tovar. De nueva cuenta, la primera en algo no lo fue totalmente. Antes de Santa (1931) se habían filmado varias películas con sonido indirecto sincronizado a partir de discos. Estos intentos de cine sonoro no fueron populares en México, como tampoco lo habían sido experimentos similares en otras partes del mundo. Santa (1931) fue, eso sí, la primera película mexicana que incorporó la técnica del sonido directo, grabado en una banda sonora paralela a las imágenes en la misma película. Esta técnica fue traída de Hollywood en 1929 por el ingeniero en electrónica mexicano José de Jesús Rodríguez Ruelas (conocido como "Joselito" Rodríguez), apoyado en parte por su hermano Roberto en el año de 1929, quienes habían inventado en Estados Unidos un aparato sincronizador de sonido muy ligero y práctico. El invento se bautizó con el nombre de Rodríguez Sound Recording System y revolucionó el embrionario sistema para obtener la sincronía entre la imagen y el sonido, por lo que puede decirse que fue el tercer equipo en el continente americano que consiguió el registro óptico sonoro para películas. Entre otras innovaciones, resultó ser el primer equipo portátil del mundo, sólo 6 kg. (12 libras) que, comparado con los existentes de 90 kg (200 lb), peso promedio, por sus dimensiones, aparentaba ser un fallido intento más. En la actualidad (siglo XXI), se graba el sonido análogo bajo principios similares a los descubiertos por el ingeniero “Joselito” Rodríguez. Su invento ayudó a crear gran parte de las Normas Internacionales para la Grabación del Cine. El apoyo de un equipo entrenado en Hollywood para la filmación de Santa (1931) no fue casualidad: obedecía a todo un plan para establecer una industria cinematográfica mexicana, mismo que incluyó la fundación de la Compañía Nacional Productora de Películas. Esta empresa adquirió unos estudios de cine existentes desde 1920 y se estableció como la compañía de cine más importante del país. La decisión de "importar" a casi todo el personal de la filmación se hizo con la idea de asegurar el éxito financiero de la película. |
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