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PrimaveraHay en la playa espejos de aguaLocos de pájaros en los bosques los árbolesLa nieve se disuelve en la montañaDe tantas flores brillan las ramas del manzanoQue huye el pálido solEn noche de invierno y en un áspero mundovivo esta primavera oh inocente a tu ladoNo hay noche para nosotrosLo que es perecedero no te alcanzaY no quieres sentir el fríoEn esta primavera nuestraLa que tiene razón.La Muerte, El Amor, La VidaCreí que me rompería lo inmenso lo profundoCon mi pena desnuda sin contacto sin ecoMe tendí en mi prisión de puertas vírgenesComo un muerto sensato que había sabido morirUn muerto coronado sólo de su nadaMe tendí sobre las olas absurdas del veranoAbsorbido por amor a la cenizaLa soledad me pareció más viva que la sangreQuería desunir la vidaQuería compartir la muerte con la muerteEntregar mi corazón vacío a la vidaBorrarlo todo que no hubiera ni vidrio ni vahoNada delante nada detrás nada enteroHabía eliminado el hielo de las manos juntasHabía eliminado la osamenta invernalDel voto de vivir que se anula.Tú viniste y se reanimó el fuegoCedió la sombra el frío aquí abajo se llenó de estrellasY se cubrió la tierraDe tu carne clara y me sentí ligeroViniste la soledad fue vencidaTuve una guía sobre la tierra y supeDirigirme me sabía sin medidaAdelantaba ganaba tierra y espacioIba hacia iba sin fin hacia la luzLa vida tenía un cuerpo la esperanza tendía sus velasPromisora de miradas confiadas para el albaDe la noche surgía una cascada se sueñosLos rayos de tus brazos entreabrían la nieblaEl primer rocío humedecía tu bocaDeslumbrando reposo remplazaba el cansancioYo amaba el amor como en mis primeros díasLos campos están labrados las fábricas resplandecenY el trigo hace su nido en una enorme mareaLas mieses la vendimia tienen muchos testigosNada es singular ni simpleEl mar está en los ojos del cielo o de la nocheEl bosque da a los árboles seguridadY los muros de las casas tienen una piel comúnLos caminos siempre se encuentranLos hombres están hechos para entendersePara comprenderse para amarseTienen hijos que serán padres de los hombresTienen hijos sin fuego ni lugarQue inventarán de nuevo a los hombresY la naturaleza y su patriaLa de todos los hombresLa de todos los tiemposLOPE DE VEGA (1562-1635) SONETO Esparcido el cabello por la espalda que fue del sol desprecio y maravilla, Silvia cogía por la verde orilla del mar de Cádiz conchas en su falda. El agua entre el hinojo de esmeralda, para que entrase más, su curso humilla; tejió de mimbre una alta canastilla, y púsola en su frente por guirnalda. Mas cuando ya desamparó la playa, "Mal haya, dijo, el agua, que tan poca con su sal me abrasó pies y vestidos". Yo estaba cerca y respondí: "Mal haya la sal que tiene tu graciosa boca, que así tiene abrasados mis sentidos". SONETO DE REPENTE Un soneto me manda hacer Violante; en mi vida me he visto en tal aprieto, catorce versos dicen que es soneto, burla burlando van los tres delante. Yo pensé que no hallara consonante y estoy a la mitad de otro cuarteto; mas si me veo en el primer terceto, no hay cosa en los cuartetos que me espante. Por el primer terceto voy entrando, y aún parece que entré con pie derecho, pues fin con este verso le voy dando. Ya estoy en el segundo, y aún sospecho que estoy los trece versos acabando: contad si son catorce, y está hecho. BERTOLD BRECHT (1898-1956) A LOS HOMBRES FUTUROS Vosotros, que surgiréis del marasmo en el que nosotros nos hemos hundido, cuando habléis de vuestras debilidades, pensad también en los tiempos sombríos de los que os habéis escapado. Cambiábamos de país como de zapatos a través de las guerras de clases, y nos desesperábamos donde sólo había injusticia y nadie se alzaba contra ella. Y sin embargo, sabíamos que también el odio contra la bajeza desfigura la cara. También la ira contra la injusticia pone ronca la voz. Desgraciadamente, nosotros, que queríamos preparar el camino para la amabilidad no pudimos ser amables. Pero vosotros, cuando lleguen los tiempos en que el hombre sea amigo del hombre, pensad en nosotros con indulgencia. 1 Marie Farrar, nacida en abril, menor, sin señas particulares, raquítica, huérfana, hasta el presente no fichada, dice haber asesinado a un niño de la siguiente manera: Que ya en el segundo mes intentó en lo de una mujer que vivía en un sótano abortarlo con dos inyecciones, que declara fueron dolorosas. Pero no quiso salir. Y a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgar Pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás. 2 A pesar de ello dice haber pagado en el acto lo convenido y desde entonces haber usado faja, también bebió kerosen con pimienta molida; pero que todo eso no hizo sino provocarle diarrea. Que su cuerpo se hinchó a ojos vistas y que tuvo dolores agudos, mientras lavaba los platos, muchas veces. Ella misma, dice, aún no había dejado de crecer. Que le rezó a la virgen, con mucha esperanza. En cuanto a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgar, Pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás. 3 Al parecer, las oraciones no dieron resultado. También, era mucho pedir. Cuando se puso más gruesa le daban mareos durante la misa. Sentía el cuerpo húmedo de miedo, cuando se arrodillaba al pie del altar. Sin embargo, mantuvo en secreto su estado, hasta que finalmente la sorprendió el parto. Pudo ocultarlo todo, seguramente porque nadie creía que ella tan sin gracia, hubiera caído en la tentación. Y a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgar Puesto toda criatura necesita ayuda de todas las demás. 4 Que ese día, según ella, muy de madrugada al lavar la escalera sintió que le clavaban uñas en el vientre. El dolor la estremecía. Y, sin embargo, logró disimularlo. Todo el día. Mientras cuelga la ropa la cabeza le estalla: de repente se da cuenta que va a parir y siente un gran peso sobre el corazón. Solo muy tarde sube al cuarto. Pero a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgar Pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás. 5 La llamaron de nuevo cuando ya se había acostado, había nevado y tuvo que barrer. Así hasta las once. Aquel fue un largo día. Solo entrada la noche pudo parir en paz. Y dio a luz, así declara, a un niño varón, a un hijo que era igual a otros hijos, pero ella no era igual que otras madres, eso quiero aclararlo sin ironía y sin mayor motivo. En cuanto a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgar Pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás. 6 Dejémosla que siga relatando lo que con ese hijo pasó (dijo que no pensaba guardarse una palabra) para que todos lo sepan y se ubiquen. Dice que a poco de acostarse sintió intenso malestar, sin saber qué podría ocurrir, pues estaba sola, y que se forzó a no gritar. Y yo a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgar Pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás. 7 Con sus últimas fuerzas, dice que luego, como su cuarto estaba helado, se arrastró hasta el retrete y allí (no recuerda exactamente en qué momento), sin más vueltas, parió hacia el amanecer. Dice que entonces se sintió muy confusa, y luego, ya medio congelada, porque en el baño de servicio entra la nieve, apenas tuvo fuerzas para alzar al niño. En cuanto a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgar Pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás. 8 Luego, entre el baño y la pieza -dice que hasta entonces no había pasado nada-, la criatura comenzó a gritar, eso la alteró de tal manera, que la golpeó con ambos puños y con fuerza, ciegamente, dice, hasta que se calló. Luego de ello se llevó el cuerpito consigo a la cama por el resto de la noche y de mañana lo escondió en el lavadero. Pero a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgar Pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás. 9 Marie Farrar, nacida en abril, muerta en la prisión de Meissen madre soltera, sentenciada, quiere mostrarles los sufrimientos de todas las criaturas. Ustedes que dan a luz en limpias camas de maternidad y llaman "benditos" a sus vientres preñados quieran no condenar a los débiles perdidos pues sus pecados fueron duros y su dolor fue grande. Por eso, les ruego, se abstengan de juzgar Pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás. ANDRÉ BRETÓN (1896-1966) LAS PALABRAS VUELAN El satén de las páginas que se hojean en los libros modela una mujer tan hermosa Que cuando no se lee se contempla a esa mujer con tristeza Sin atreverse a hablarle sin atreverse a decirle que es tan hermosa Que lo que se va a saber no tiene precio Esta mujer pasa imperceptiblemente entre un rumor de flores A veces se vuelve en medio de las estaciones impresas Para preguntar la hora o mejor aún simula contemplar unas joyas bien de frente Como no hacen las criaturas reales Y el mundo se muere una ruptura se produce en los anillos de aire Un desgarro en el lugar del corazón Los diarios de la mañana traen cantantes cuya voz tiene el color de la arena en las riberas tiernas y peligrosas Y a veces los de la tarde dan paso a muchachas que conducen animales encadenados Pero lo más bello está en el intervalo de ciertas letras Donde unas manos más blancas que el cuerno de las estrellas a mediodía Saquean un nido de blancas golondrinas Para que llueva siempre Tan bajo tan bajo que las alas no puedan ya mezclarse Unas manos por donde se sube hasta unos brazos tan leves que el vapor de los prados en sus graciosas volutas por encima de los estanques es su imperfecto espejo Unos brazos que no se articulan más que con el peligro excepcional de un cuerpo hecho para el amor Cuyo vientre llama a los suspiros desprendidos de los matorrales llenos de velos Y que sólo tienen de terrestre la inmensa verdad helada de los trineos de miradas sobre la extensión toda blanca De lo que no volveré a ver más A causa de una venda maravillosa Que es la mía en el juego de la gallina ciega de las heridas. POESÍA EXPRESIONISTA ALEMANA CANSADO ESTOY DE LA VIDA Y DE LA MUERTE Albert Ehrenstein (1886-1950) Y aunque los grandes automóviles pasen raudamente y los aeroplanos alboroten en el aire, al hombre le falta la fuerza constante y trascendente. Es como la flema escupida en una vía. Y aunque en la lejanía más remota se abran las tenazas, las tenazas terrenales, que aún no nos abandonan, un agente de policía celestial, allí en la esquina, señalará algún día el camino más corto hacia la nebulosa más cercana. Mortal es sobre todo la memoria, esa diosa que no deja rastros. Hermosas ranas se criaron al alba, pero luego murieron. Impotentes se ahogan los ríos impetuosos en el mar. ¡Los indios no sospechaban a Goethe en sus danzas guerreras, y el implacable, el terno Sirio, tampoco padecía los dolores de Cristo! Imperceptibles entre sí, y tiesos, y nunca sacudidos por el sentimiento, se alzan, descienden, los soles, los átomos: los cuerpos en el espacio. VIAJE A LA MISERIA Iván Goll (1891-1950) ¡Y cómo aflige la soledad del hombre, cuando paisajes con dolor igual al tuyo se apartan de ti y se sumergen en sí mismos, tan extraños a tu ser! Cuando una pequeña estación de tren te rechaza contra una lluvia fría, un coche con mercadería vacío y sin futuro te mendiga. Se arrastra allí un macilento caballo sobre un campo oscuro… Oh, si él supiera que tú existes Y lo amas, alas azules le crecerían hasta el cielo. A veces el agua alza la vista y te mira con ojos grandes, Y porque no advierte tu sonrisa, Cae triste dentro de sí misma. Así dejas todo allí solo. Te arrastra tu destino hacia esos sitios. La vieja jorobada junto al malecón mirará eternamente hacia ti; inconsolable está el anuncio gritón ante una fachada torcida. Y dejas así que solo quede todo, en humillado amor irrealizable. y sabes, sin embargo, solitario, que una ciudad te aguarda, donde sollozarás toda la noche en un hotel barato. FIN DEL MUNDO Else Lasker-Schüler (1876-1945) Hay un llanto en el mundo, como si el buen Dios hubiera muerto, y la sombra plomiza que cae pesa como lápida de una tumba. Ven, vamos a ocultarnos más juntos. La vida yace en todos los corazones, como en ataúdes. Besémonos muy hondo. En el mundo palpita un anhelo por el que vamos a perecer. |
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![]() | «Si es posible, publicad mis versos. Tengo el presentimiento de que muerto seré más y mejor conocido que vivo» | ![]() | |
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