Investigación, desarrollo e innovación. Innovación en la tarea y en la relación






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LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO

Documento de trabajo para el curso Organización y Agentes Sociales, elaborado por el Mtro. José Remus G., profesor de Ciencia Política Y Adm. Urbana, UACM, diciembre de 2011.
Índice:

  1. Trabajo manual y trabajo intelectual. La teoría de las Diferentes prácticas, clases y modos de producción de González Rojo (enfoque marxista- estructuralista).

  2. La Tercera Ola, de Alvin Toffler.

  3. La terciarización del trabajo. La Revolución Científico Tecnológica.

  4. Definición de conocimiento; cómo se construye el conocimiento. Piaget

  5. Producción y administración del conocimiento.

  6. Conocimiento implícito y explícito.

  7. Comunidades de práctica.

  8. Investigación, desarrollo e innovación. Innovación en la tarea y en la relación.

  9. El enfoque NER: innovación total y globalización. Algunas críticas: el conocimiento de la comunicación latente.

  10. Perspectivas. Los Indignados, etc.




  1. EL TRABAJO MANUAL Y EL TRABAJO INTELECTUAL

Del libro En Marcha Hacia la Concreción (www.enriquegonzalezrojo.com/Filosofia/EnMarchaHacialaConcreción),
CAPÍTULO XIII

TRES CARACTERÍSTICAS DEL TRABAJO

El trabajo puede ser examinado desde tres puntos de vista: su tipo, su calificación y

su carácter. El tipo del trabajo hace alusión a la forma esencial en que se desempeña. Por

eso pude ser intelectual o manual. Trabajo intelectual es el que mediante medios

intelectuales de producción elabora productos intelectuales y trabajo manual (o material)

es el que por medio de medios materiales productivos elabora satisfactores materiales1.

La calificación del trabajo habla de la capacidad creativa que trae consigo todo individuo que

no se halle discapacitado. Trabajo simple o no calificado es el que realiza por término

medio cualquier obrero sin una instrucción especial2. La capacidad laboral, de donde surge

el trabajo simple, es, como ya dije, una de las posesiones primarias, y una de las exclusivas,

del ser humano. Mi trabajo (como capacidad transformadora) me pertenece, como me

pertenecen mi cuerpo, mi alma, etc. Esta capacidad laboral, cuando entra al mercado de la

mano de obra, cambia cualitativamente porque se transmuta en fuerza de trabajo. La fuerza

de trabajo es susceptible de aumentar su capacidad, calificación, especialización. La

manera de hacerlo consiste, como ya dije, en trabajar la fuerza de trabajo. Por medio de

este trabajo, la fuerza de trabajo se convierte de simple en calificada. La composición

técnica del capital –la relación necesaria entre fuerza laboral e instrumentos productivos–

demanda fuerza de trabajo, que puede ser simple pero también compleja. El trabajador que

quiera obtener altos salarios –y no sólo el salario que se otorga al trabajo simple– tiene que

aplicar su capacidad laboral, su trabajo, a su propia fuerza de trabajo, con lo cual no sólo la

potencia, sino aumenta su precio en el mercado. Tomando en cuenta lo anterior, podemos

asentar que no sólo hay un trabajo manual simple y un trabajo manual complejo, sino un

trabajo intelectual simple y un trabajo intelectual complejo. En general el trabajo intelectual

tiene una mayor cotización en el mercado que el trabajo manual, porque, también en

general, posee un mayor grado de calificación; pero es muy frecuente que el trabajo manual

calificado posea más valor que el trabajo intelectual simple y hasta, en algunos casos, que

1 El trabajo intelectual va acompañado de ciertos “elementos auxiliares” materiales y el trabajo manual de otros intelectuales, pero la

esencia de ambos es la que acabo de apuntar.

2 El trabajo simple es, pues, el promedio de la capacidad laboral en activo.

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algunos trabajos intelectuales complejos, lo cual nos explica por qué existen obreros con

mejor posición económica que algunos intelectuales.

Además de distinguir tipo y calificación del trabajo, conviene diferenciar tipo y

carácter del trabajo. Mientras del tipo del trabajo es una abstracción científica que alude al

contraste que en general se establece entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, y que

se halla determinado por los instrumentos de producción empleados –intermediarios

materiales o intelectuales–, el carácter del trabajo es un concepto concreto que hace

referencia a la situación específica, históricamente considerada, de la oposición del trabajo

intelectual y del trabajo físico. Tomemos en cuenta que, aunque el carácter del trabajo (la

conformación específica que contengan el trabajo manual y el trabajo intelectual y la relación

particular que ambos trabajos vayan presentando) se modifique históricamente, el tipo de

ambos trabajos conserva la índole diversa y contrastante de ellos a través del tiempo. El

carácter del trabajo manual y el trabajo intelectual se ha modificado desde el inicio del

capitalismo, para no hablar de sociedades anteriores, hasta nuestros días de manera

ostensible; pero el tipo (el desglosamiento en un trabajo manual y otro trabajo intelectual)

mantiene una estructura “invariante”, lo cual quiere decir que el trabajo global de la sociedad

capitalista se escinde en un trabajo que, independientemente de su carácter específico, es

fundamentalmente físico y otro que, con independencia también de su carácter particular, es

principalmente intelectual. En una interpretación hilemórfica del trabajo, como la que hice

páginas atrás entre la pulsión apropiativa (perteneciente a la subjetividad social) y los modos

de producción (correspondientes a la objetividad social), podemos asentar que la tipología

del trabajo es la hylé y el carácter del mismo es la morfée.

En varios de mis escritos he propuesto la tesis de que existe una clase intelectual1.

No voy a presentar aquí, por eso mismo, la argumentación detallada que me condujo a dicha

propuesta. Diré tan sólo que me vi en la necesidad de ampliar el concepto de clase social

(hasta abarcar no sólo a los dueños de los medios materiales de la producción, sino a los

poseedores de los medios intelectuales de la misma) porque al hacer tal cosa comprendía

la esencia clasista del régimen capitalista que comprende no sólo a los dueños de los

1 Principalmente en la revolución proletario-intelectual y en epistemología y socialismo.

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medios materiales de la producción y a los desposeídos de ellos, sino asimismo a los

detentadores de los medios intelectuales de ella (y que no es, por tanto, binaria sino

ternaria) y porque, al llevar a cabo tal ampliación, entendía también el contenido real del

régimen “socialista” que habría de surgir de las cenizas del sistema capitalista.

En la sociedad capitalista –para no hablar de sectores sociales supervivientes del

pasado– parecen no existir sino dos clases fundamentales: la capitalista y la proletaria. Si,

de acuerdo con lo dicho con anterioridad, en el seno del trabajo podemos discernir una clase

social sui generis contrapuesta al trabajo manual, parecerían existir tres clases: capital,

trabajo intelectual, trabajo manual.

Esta forma triádica es, pues, característica de la situación de las clases sociales en el

capitalismo. Obsérvese que el capital explota al trabajo en su conjunto (tanto al manual

como al intelectual). Repárese también que el trabajo intelectual asalariado, aunque sea

explotado por el capital, tiene una posición de dominio, de privilegio rente al trabajo manual.

Adviértase, por último, que el trabajo manual es explotado por el capital y dominado por el

trabajo intelectual: posee cadenas apropiativo-materiales y cadenas apropiativointelectuales.

Esta forma ternaria de las clases sociales en el capitalismo es un hecho empírico.

Sin embargo, desde el punto de vista estructural, no se trata sólo de “tres protagonistas” que

actúan en el escenario histórico. Se trata, en realidad, de cuatro. La traída empírica oculta

un cuadrilátero estructural. El esquema:

Puede descomponerse en estos dos:

165

Manual

Intelectual

v

s

TRABAJO

CAPITAL

Vs

y:

¿Por qué la tríada empírica oculta un cuadrilátero estructural? Porque comprende

dos juegos polares distintos pero imbricados. El primer juego polar posee como eje

definitorio la propiedad o no de los medios de producción materiales. El segundo juego polar

posee como eje definitorio la propiedad o no de los medios intelectuales de producción.

Esta conformación cuadrilátera se reduce, sin embargo, a una forma triádica porque el

proletariado manual vive necesariamente dentro de una dualidad clasista. El proletariado

manual es el polo negativo tanto del capital como del trabajo intelectual. La dualidad

clasista encarnada por la clase obrera manual es la base una doble función desempeñada

constantemente por una sola clase. Se estructuran, así, dos juegos binarios: el capital (polo

positivo) y el trabajo asalariado (polo negativo), por un lado, y el trabajo intelectual (polo

positivo) y el trabajo manual (polo negativo), por otro.

Una vez que se ha descubierto que la forma triádica empírica esconde un

cuadrilátero estructural, conviene hacer notar que entre una polaridad y otra hay,

asimismo, una relación polar, en que el polo positivo está constituido por la antítesis

apropiativo-material y el polo negativo por la antítesis apropiativo-intelectual. La modalidad

166

CAPITAL

TRABAJO

Vs

Manual

Intelectual

v

s

TRABAJO

específica que asume esta polaridad de dos polaridades es la dominación. El contraste

entre el trabajo intelectual y el trabajo manual está dominado, en efecto, en la sociedad

capitalista, por la contradicción entre el capital y el trabajo.

Si, desde el punto de vista estructural (económico y sociopolítico) y también desde el

punto de vista empírico la contradicción principal es la que se establece entre el capital y el

trabajo, desde el punto de vista histórico la contradicción principal es la que se genera entre

las clase burguesa y la clase intelectual, ya que esta última no está haciendo otra cosa que

aprovecharse de la lucha anticapitalista de la clase obrera para llegar al poder.

Aparentemente la lucha de clases en el capitalismo tiene lugar entre la burguesía y los

trabajadores (lo cual es un hecho); pero la esencia de esta lucha (lo que he llamado la

contradicción principal desde el punto de vista histórico) nos muestra que la clase obrera

no es, o no ha sido, sino el trampolín, la carne de cañón, la catapulta que, después de

vencer a la burguesía, le dará el triunfo a la clase intelectual. En términos generales lo que

se debate en nuestros días –estas líneas fueron escritas por mí antes de la caída del muro

de Berlín– no es el dilema de poder burgués o poder obrero sino el de poder burgués o

poder intelectual. Los intelectuales no sólo son enemigos de la clase obrera sino que son

los enemigos históricos de la clase burguesía, y lo son porque han podido atraer a la

clase obrera a una lucha anticapitalista que a ellos, los intelectuales, los beneficia.

Las páginas anteriores, a partir de mi referencia a la clase intelectual, las he copiado

de mi libro La revolución proletario-intelectual, publicado en 19811. La situación

intelectual y del sistema capitalista han cambiado vertiginosamente desde entonces. El

mundo bipolar se vino abajo, el imperio norteamericano se universalizó y nos hallamos en la

etapa del capitalismo a la que se le ha dado el nombre de globalización. Algunos de los

planteamientos que aparecen en los párrafos transcritos responden a la época en que fueron

escritos; pero la esencia de mi propuesta respecto a la clase intelectual y sus implicaciones

sigue vigente, o me lo parece, en páginas posteriores trataré de examinar el carácter del

capitalismo contemporáneo y el puesto de la clase intelectual a su interior.

1 La revolución proletario-intelectual, Editorial Diógenes, México 1981 p.87 y 55.

167

Vuelvo al existente. Este individuo, que reflexiona sobre sí mismo, pudo haber puesto

en juego la impulsividad de su afán de posesión y además de hacerse dueño de medios

materiales de producción logró adquirir información y conocimientos, ubicándose con ello,

por consiguiente, dentro de la dualidad clasista de ser simultáneamente burgués e

intelectual. Pero no sólo las cosas y las ideas son susceptibles de apoderamiento, sino

también las personas.

SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO

  1. http://www.collaborationideas.com/2011/05/sociedad-del-conocimiento/?lang=es

  2. La primera vez que se habló de “sociedad del conocimiento” fue en 1969, cuando Peter Drucker la usó en sus estudios al respecto de determinados elementos del management, pero no fue hasta 1990 cuando los investigadores Mansell y Stehr comenzaron a publicar sus tesis cuando empezamos realmente a hablar de ella. Las claves para entender el concepto parten de la “sociedad de la información” y se encaminan hacia aspectos globales y colaborativos para compartir los conocimientos: democratización, globalización y universalidad del conocimiento. ¿Pero en qué consiste exactamente? Es una sociedad que se basa en el progreso social, ético y político (la sociedad de la información se basa en el progreso tecnológico), pero lo cierto es que no existe hoy por hoy un modelo único debido a la diversidad cultural y lingüística en nuestro planeta, por lo cual resulta un reto interesante para la gran mayoría de culturas y países. Cuando hablamos de información hablamos de hechos y acciones, mientras que al hablar de conocimiento estamos refiriéndonos a la interpretación de dichos hechos y acciones, lo cual implica necesariamente como referente a la diversidad, que juega un papel trascendental en la sociedad del conocimiento: sin embargo, el conocimiento no es algo que pertenezca a un sólo individuo, sino un activo objetivo y global.

  3. La diversidad y la colaboración en la sociedad del conocimiento

  4. Los que hemos estado en otros países un tiempo hemos aprendido bastante sobre el “choque cultural” y por supuesto, el “choque cultural inverso”, no en vano cuando vas y vienes a menudo, tarde o temprano te vas a ver en la tesitura de algún malentendido “cultural”. No obstante, la diversidad no debe nunca ser entendida como algo negativo o como una desventaja, sino que debemos aprender a gestionarla del modo más adecuado a nuestro propósito, ya sea adecuarnos a una sociedad determinada o unificar criterios en un equipo de trabajo: es más, la diversidad nos proporciona un elemento crucial en muchos proyectos, perspectivismo. Tener en un grupo de trabajo diferentes perspectivas provinientes de la diversidad cultural y social nos aporta una gran cantidad de soluciones y puntos de vista enriquecedores que debemos tener muy en cuenta no sólo para tratar nuestro equipo, sino el proyecto en sí. En un grupo multicultural la diversidad no tiene por qué ser un muro de enfrentamientos, sino una puesta en común que demuestre lo que ya tantas veces hemos repetido de “nadie lo sabe todo, pero todos saben algo”, si a esto le añadimos ese factor de visión global, el éxito está más seguro. En el primer grupo multicultural que gestioné había una persona de África, dos de Asia, dos de Europa y tres de América (Norte y Sur).

  5. Debo admitir que en algunas ocasiones era complicado gestionar un grupo tan variopinto, no sólo por las obvias barreras lingüísticas, sino por las desaveniencias y problemas en la gestión de workflows y distribución de tareas. Eso sí, al final, cuando conseguimos estar todos en el mismo sitio, el trabajo y el proyecto funcionó incluso mejor de lo que yo había pensado: las claves son mostrar el camino hacia la integración, compartir conocimientos, ideas y experiencias, de ese modo es más fácil y posible que tus empleados lleguen a ser “knowledge workers“.

  6. Educación y sociedad del conocimiento

  7. Que la educación es uno de los pilares fundamentales en los que se cimientan y sostienen las civilizaciones y la cultura es un hecho indiscutible, por ello es fundamental su papel en la sociedad del conocimiento. Si profundizamos un poco más en el conocimiento, nos encontramos que exiten cuatro tipos:

  8. * conocimiento sobre procedimientos, los que atañen al “cómo” hacer algo, y aunque en principio no parecen sugerir una gran dificultad de aprendizaje, puede ser un auténtico dolor de cabeza cuando tratamos con personas con diferentes mundos referenciales.

  9. * conocmientos explicativos, los que nos enseñan el “por qué”, que en muchas ocasiones pueden plantear todo tipo de dudas y de vacíos.

  10. * conocimientos descriptivos, en este caso, no sólo los mundos referenciales y la diversidad cultural se interponen, sino la lengua: hay que recordar que un idioma es mucho más que usar términos diferentes para llamar a las cosas, sino que suponen una forma diferente de organizar el mundo, las ideas. Por ejemplo, para lo que en español es “cielo”, en inglés existen dos términos “heaven” y “sky”, con diferentes significados que un angloparlante no confundiría.

  11. * conocimiento del comportamiento, que nos muestra los hechos e información e implica un esfuerzo cognitivo superior que no todos alcanzan en ocasiones, y debemos ser un apoyo esencial en todo momento para asegurar la integración.

  12. En un mundo conectado en tiempo real como el que vivimos, la información y el conocimiento son dos activos que debemos tener muy en cuenta porque son dos claves para el éxito, tanto individual como de grupo, sea una cultura, un país, un proyecto, una sociedad o la globalidad del mundo.

2. WIKIPEDIA
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