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LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO Documento de trabajo para el curso Organización y Agentes Sociales, elaborado por el Mtro. José Remus G., profesor de Ciencia Política Y Adm. Urbana, UACM, diciembre de 2011. Índice:
Del libro En Marcha Hacia la Concreción (www.enriquegonzalezrojo.com/Filosofia/EnMarchaHacialaConcreción), CAPÍTULO XIII TRES CARACTERÍSTICAS DEL TRABAJO El trabajo puede ser examinado desde tres puntos de vista: su tipo, su calificación y su carácter. El tipo del trabajo hace alusión a la forma esencial en que se desempeña. Por eso pude ser intelectual o manual. Trabajo intelectual es el que mediante medios intelectuales de producción elabora productos intelectuales y trabajo manual (o material) es el que por medio de medios materiales productivos elabora satisfactores materiales1. La calificación del trabajo habla de la capacidad creativa que trae consigo todo individuo que no se halle discapacitado. Trabajo simple o no calificado es el que realiza por término medio cualquier obrero sin una instrucción especial2. La capacidad laboral, de donde surge el trabajo simple, es, como ya dije, una de las posesiones primarias, y una de las exclusivas, del ser humano. Mi trabajo (como capacidad transformadora) me pertenece, como me pertenecen mi cuerpo, mi alma, etc. Esta capacidad laboral, cuando entra al mercado de la mano de obra, cambia cualitativamente porque se transmuta en fuerza de trabajo. La fuerza de trabajo es susceptible de aumentar su capacidad, calificación, especialización. La manera de hacerlo consiste, como ya dije, en trabajar la fuerza de trabajo. Por medio de este trabajo, la fuerza de trabajo se convierte de simple en calificada. La composición técnica del capital –la relación necesaria entre fuerza laboral e instrumentos productivos– demanda fuerza de trabajo, que puede ser simple pero también compleja. El trabajador que quiera obtener altos salarios –y no sólo el salario que se otorga al trabajo simple– tiene que aplicar su capacidad laboral, su trabajo, a su propia fuerza de trabajo, con lo cual no sólo la potencia, sino aumenta su precio en el mercado. Tomando en cuenta lo anterior, podemos asentar que no sólo hay un trabajo manual simple y un trabajo manual complejo, sino un trabajo intelectual simple y un trabajo intelectual complejo. En general el trabajo intelectual tiene una mayor cotización en el mercado que el trabajo manual, porque, también en general, posee un mayor grado de calificación; pero es muy frecuente que el trabajo manual calificado posea más valor que el trabajo intelectual simple y hasta, en algunos casos, que 1 El trabajo intelectual va acompañado de ciertos “elementos auxiliares” materiales y el trabajo manual de otros intelectuales, pero la esencia de ambos es la que acabo de apuntar. 2 El trabajo simple es, pues, el promedio de la capacidad laboral en activo. 163 algunos trabajos intelectuales complejos, lo cual nos explica por qué existen obreros con mejor posición económica que algunos intelectuales. Además de distinguir tipo y calificación del trabajo, conviene diferenciar tipo y carácter del trabajo. Mientras del tipo del trabajo es una abstracción científica que alude al contraste que en general se establece entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, y que se halla determinado por los instrumentos de producción empleados –intermediarios materiales o intelectuales–, el carácter del trabajo es un concepto concreto que hace referencia a la situación específica, históricamente considerada, de la oposición del trabajo intelectual y del trabajo físico. Tomemos en cuenta que, aunque el carácter del trabajo (la conformación específica que contengan el trabajo manual y el trabajo intelectual y la relación particular que ambos trabajos vayan presentando) se modifique históricamente, el tipo de ambos trabajos conserva la índole diversa y contrastante de ellos a través del tiempo. El carácter del trabajo manual y el trabajo intelectual se ha modificado desde el inicio del capitalismo, para no hablar de sociedades anteriores, hasta nuestros días de manera ostensible; pero el tipo (el desglosamiento en un trabajo manual y otro trabajo intelectual) mantiene una estructura “invariante”, lo cual quiere decir que el trabajo global de la sociedad capitalista se escinde en un trabajo que, independientemente de su carácter específico, es fundamentalmente físico y otro que, con independencia también de su carácter particular, es principalmente intelectual. En una interpretación hilemórfica del trabajo, como la que hice páginas atrás entre la pulsión apropiativa (perteneciente a la subjetividad social) y los modos de producción (correspondientes a la objetividad social), podemos asentar que la tipología del trabajo es la hylé y el carácter del mismo es la morfée. En varios de mis escritos he propuesto la tesis de que existe una clase intelectual1. No voy a presentar aquí, por eso mismo, la argumentación detallada que me condujo a dicha propuesta. Diré tan sólo que me vi en la necesidad de ampliar el concepto de clase social (hasta abarcar no sólo a los dueños de los medios materiales de la producción, sino a los poseedores de los medios intelectuales de la misma) porque al hacer tal cosa comprendía la esencia clasista del régimen capitalista que comprende no sólo a los dueños de los 1 Principalmente en la revolución proletario-intelectual y en epistemología y socialismo. 164 medios materiales de la producción y a los desposeídos de ellos, sino asimismo a los detentadores de los medios intelectuales de ella (y que no es, por tanto, binaria sino ternaria) y porque, al llevar a cabo tal ampliación, entendía también el contenido real del régimen “socialista” que habría de surgir de las cenizas del sistema capitalista. En la sociedad capitalista –para no hablar de sectores sociales supervivientes del pasado– parecen no existir sino dos clases fundamentales: la capitalista y la proletaria. Si, de acuerdo con lo dicho con anterioridad, en el seno del trabajo podemos discernir una clase social sui generis contrapuesta al trabajo manual, parecerían existir tres clases: capital, trabajo intelectual, trabajo manual. Esta forma triádica es, pues, característica de la situación de las clases sociales en el capitalismo. Obsérvese que el capital explota al trabajo en su conjunto (tanto al manual como al intelectual). Repárese también que el trabajo intelectual asalariado, aunque sea explotado por el capital, tiene una posición de dominio, de privilegio rente al trabajo manual. Adviértase, por último, que el trabajo manual es explotado por el capital y dominado por el trabajo intelectual: posee cadenas apropiativo-materiales y cadenas apropiativointelectuales. Esta forma ternaria de las clases sociales en el capitalismo es un hecho empírico. Sin embargo, desde el punto de vista estructural, no se trata sólo de “tres protagonistas” que actúan en el escenario histórico. Se trata, en realidad, de cuatro. La traída empírica oculta un cuadrilátero estructural. El esquema: Puede descomponerse en estos dos: 165 Manual Intelectual v s TRABAJO CAPITAL Vs y: ¿Por qué la tríada empírica oculta un cuadrilátero estructural? Porque comprende dos juegos polares distintos pero imbricados. El primer juego polar posee como eje definitorio la propiedad o no de los medios de producción materiales. El segundo juego polar posee como eje definitorio la propiedad o no de los medios intelectuales de producción. Esta conformación cuadrilátera se reduce, sin embargo, a una forma triádica porque el proletariado manual vive necesariamente dentro de una dualidad clasista. El proletariado manual es el polo negativo tanto del capital como del trabajo intelectual. La dualidad clasista encarnada por la clase obrera manual es la base una doble función desempeñada constantemente por una sola clase. Se estructuran, así, dos juegos binarios: el capital (polo positivo) y el trabajo asalariado (polo negativo), por un lado, y el trabajo intelectual (polo positivo) y el trabajo manual (polo negativo), por otro. Una vez que se ha descubierto que la forma triádica empírica esconde un cuadrilátero estructural, conviene hacer notar que entre una polaridad y otra hay, asimismo, una relación polar, en que el polo positivo está constituido por la antítesis apropiativo-material y el polo negativo por la antítesis apropiativo-intelectual. La modalidad 166 CAPITAL TRABAJO Vs Manual Intelectual v s TRABAJO específica que asume esta polaridad de dos polaridades es la dominación. El contraste entre el trabajo intelectual y el trabajo manual está dominado, en efecto, en la sociedad capitalista, por la contradicción entre el capital y el trabajo. Si, desde el punto de vista estructural (económico y sociopolítico) y también desde el punto de vista empírico la contradicción principal es la que se establece entre el capital y el trabajo, desde el punto de vista histórico la contradicción principal es la que se genera entre las clase burguesa y la clase intelectual, ya que esta última no está haciendo otra cosa que aprovecharse de la lucha anticapitalista de la clase obrera para llegar al poder. Aparentemente la lucha de clases en el capitalismo tiene lugar entre la burguesía y los trabajadores (lo cual es un hecho); pero la esencia de esta lucha (lo que he llamado la contradicción principal desde el punto de vista histórico) nos muestra que la clase obrera no es, o no ha sido, sino el trampolín, la carne de cañón, la catapulta que, después de vencer a la burguesía, le dará el triunfo a la clase intelectual. En términos generales lo que se debate en nuestros días –estas líneas fueron escritas por mí antes de la caída del muro de Berlín– no es el dilema de poder burgués o poder obrero sino el de poder burgués o poder intelectual. Los intelectuales no sólo son enemigos de la clase obrera sino que son los enemigos históricos de la clase burguesía, y lo son porque han podido atraer a la clase obrera a una lucha anticapitalista que a ellos, los intelectuales, los beneficia. Las páginas anteriores, a partir de mi referencia a la clase intelectual, las he copiado de mi libro La revolución proletario-intelectual, publicado en 19811. La situación intelectual y del sistema capitalista han cambiado vertiginosamente desde entonces. El mundo bipolar se vino abajo, el imperio norteamericano se universalizó y nos hallamos en la etapa del capitalismo a la que se le ha dado el nombre de globalización. Algunos de los planteamientos que aparecen en los párrafos transcritos responden a la época en que fueron escritos; pero la esencia de mi propuesta respecto a la clase intelectual y sus implicaciones sigue vigente, o me lo parece, en páginas posteriores trataré de examinar el carácter del capitalismo contemporáneo y el puesto de la clase intelectual a su interior. 1 La revolución proletario-intelectual, Editorial Diógenes, México 1981 p.87 y 55. 167 Vuelvo al existente. Este individuo, que reflexiona sobre sí mismo, pudo haber puesto en juego la impulsividad de su afán de posesión y además de hacerse dueño de medios materiales de producción logró adquirir información y conocimientos, ubicándose con ello, por consiguiente, dentro de la dualidad clasista de ser simultáneamente burgués e intelectual. Pero no sólo las cosas y las ideas son susceptibles de apoderamiento, sino también las personas. SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
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