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El pasado veintiuno de febrero los alumnos de 4º ESO y los profesores de lengua (Mara, Alicia y Ramón) fuimos a una ruta literaria por Guareña. Cogimos el autobús a las nueve y media y nos pusimos en camino. Una vez llegados allí, fuimos al parque “San Ginés” que, según nos explicaron, había sido un cementerio hace mucho tiempo; actualmente en verano se utiliza como espacio de ocio. Al lado del parque estaba el IES “Eugenio Frutos”, que hace años estaba dividido en dos. Desde allí nos dirigimos a la iglesia de Santa María. Este edificio empezó a construirlo Gil de Hontañón, pero como no lo terminó siguió con el proyecto Juan de Herrera, el mismo que dirigió las obras de El Escorial. Es una iglesia muy grande y debajo de ella antiguamente también había un cementerio. Las bóvedas son de estilo gótico y las esculturas del altar son de madera y ahora están pintadas. Alicia Alves (la profe de lengua) nos dijo que en las iglesias no se puede utilizar flash cuando se hacen fotos fotos porque el arte se deteriora. Fuera de la iglesia hay una cruz en memoria a los caídos de la Guerra Civil. Después nos llevaron a un bar llamado “El globo”, donde el Concejal de Cultura nos invitó a desayunar, y desde allí fuimos al Ayuntamiento, en la Plaza de España. La fachada del Ayuntamiento es del S.XVIII y sobre ella pudimos ver el escudo de Guareña tallado en granito, que lleva labrada la Cruz Floreada del Salado,con la que el rey Alfonso XI agradeció el apoyo de Guareña en la Batalla del Salado, concediendo además a la localidad el título de villa. Y por fin llegamos a lo que realmente fuimos a la excursión: a conocer a los autores Luís Chamizo y Eugenio Frutos. Frente al busto de Lis Chamizo leímos su biografía. Un viejecito que pasó por nuestro lado nos dijo que conoció a Luís Chamizo personalmente y nos estuvo recitando un poema de su antiguo vecino. Algunos de los alumnos nos estuvimos haciendo fotos con casi todos los viejecillos del pueblo, que eran muy amables, charlamos con ellos y nos reímos mucho. Después fuimos a la casa natal de Luis Chamizo, donde leímos “La naciencia”. A las doce nos dejaron tiempo libre hasta la una y media y cada grupo de amigos nos fuimos por una parte diferente. Después de esto nos dirigimos a un pantano cercano, donde fuimos a comer. Era un lugar precioso, con merenderos de madera, pérgolas cubiertas de madreselvas, alcornoques y chopos. Las nubes dejaban ver poco el sol, pero la temperatura era muy agradable.Una vez terminada la comida, todos nos reunimos en el embarcadero para leer “La viña del tinajero”. En el embarcadero hicimos un juego: nos convertimos de repente en poetas surrealistas y escribimos tres poemas colectivos llamados por sus originales inventores “Cadáveres exquisitos”. Nos iniciábamos así en las Vanguardias y en nuestro otro escritor: Eugenio Frutos Regresamos al pueblo para leer sus poemas en distintos lugares, como hicimos por la mañana con Chamizo.. En la Biblioteca Municipal leímos “El romance de los dos molinos”. Terminamos nuestra ruta donde empezó: en el parque de san Ginés y desde allí fuimos al autobús. Eran las seis de la tarde y estábamos todos muy cansados de tanto andar. Se acababa un día interesante y divertido que había merecido la pena. Por entre trigales muy verdes, el camino de regreso fue corto. De nuevo estábamos en Mérida. |
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