Se nos fue Don Germán,
Gran Señor de Argumosa
De mirada poderosa,
Impasible el ademán,
A la luz venturosa,
Nuestro amado maestro
En ella reposa,
Dejó de ser nuestro,
Para ser ya de Dios. Filósofo sabio y diestro,
Tranquilo dijo adiós.
Y nos lo dijo de puntillas,
Nos dejó sus maravillas,
Como él no hubo dos,
De formas sencillas,
Hablando de lo humano
Y de lo divino,
A veces lejano
Pero a todos cercano. ¡Qué gran destino
tenía en su mano!
A tantos escuchó
Pero el Padre convino
Y como vino,
Así se marchó.
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Iniciando su camino
Por el que tanto luchó.
El camino a la Eternidad
Con el eco de su voz
En diatriba feroz
Contra la negra oscuridad. Mente clara y precoz,
En pos de la humanidad. Se nos fue el aventurero
En apenas un segundo,
Hacia altos vuelos,
De espíritu viajero. ¡Qué pérdida para el mundo!
¡Qué ganancia para los cielos! A usted se lo digo,
Don Germán, en verso,
Buen viaje, amigo
Por el eterno universo.
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