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BESTIALIDAD ERÓTICA FERNANDO ARRABAL Personajes: ASÁN, hombre. SU YEGUA, mujer bella de cuerpo hermoso y lascivo. ALIMA, mujer. SU CABALLO, hombre muy bello, un Apolo. ACCIÓN Ruido de caballo al trote. Voz: “¡Arre, mi yegua, que llegamos tarde!”. Entra en escena Asán, a caballo sobre una mujer. La mujer entra trotando con aire de felicidad. Es una mujer muy bella y más bien llenita, con un traje muy ceñido y correajes de yegua. ASÁN: ¡Soooo! (La trata como a un caballo, la ata a una columna.) ¡Soooo, bonita! (Le ata las correas que le aprietan el vientre y, aún más, la que pasa entre sus muslos. Finalmente, le acaricia el trasero1, le palpa el vientre y, por fin, le da con la fusta. Ella da un relincho como un quejido.) Estáte quieta y bebe un poco. (Le trae un cubo. Ella relincha2. Ruido de caballo al trote3. Entra Alima con su caballo, al que ata a la misma columna. Asán y Alima se miran extasiados. Mientras Asán y Alima viven la escena que sigue, el caballo y la yegua, enajenados y llevados por la pasión carnal, se trotan bestialmente y hacen cuanto les permiten sus correajes.) Todo el día... (tiembla.)4 ALIMA: Amor mío... (La emoción no le permite continuar con su frase. Extasis. Relinchos de los caballos en celo.) ASÁN: ¿Puedo decirte que mi amor se acrecienta por momentos, que mi pasión por ti me embarga? ALIMA: Dímelo... Pienso en ti todo el día, sueño contigo, te tengo presente en todo momento... ASÁN: Yo también sueño contigo... ¡todas las noches! ¿Qué soñaste tú ayer? AliMA: Soñé que los dos, a caballo, corríamos por las praderas mientras un ángel exterminador presidía nuestro caminar. ASÁN: Yo soñé que iba corriendo y corriendo por las calles de una ciudad desconocida hasta que, por fin, entré en una especie de estadio. Allí estabas tú, esperándome. Nos miramos intensamente y, cuál no sería nuestra sorpresa al ver que lo que creí un estadio no era sino un circo y que, allí, dos caballos sabios nos esperaban mientras extraían raíces cúbicas. ALIMA: ¡Te quiero! ASÁN: Te amo locamente. (Relinchos.5 ) ALIMA: No irás a decirme que quiero halagarte... ASÁN: Dime. ALIMA: (Apasionada6) Estás más feo que nunca, eres el ser más horrible que he visto en mi vida. ASÁN: (Cohibido, avergonzado) No me lo puedo creer; quieres que se me suba el orgullo a la cabeza. ¡O es que eres víctima del amor que me tienes! ALIMA: Créeme, amor mío, es la verdad, la pura verdad. Eres atroz, eres horrible7. ASÁN: No es posible... lo has leido en algún lado. Algún poeta... ALIMA: No, amor mío; no, mi único y devorador amor, mi pasión enloquecedora, es así, es la verdad, eres cada día más feo, más feo. ASÁN: (Halagado, un poco cursi) Bueno, bueno, no es para tanto. Ya sé yo que no me puedo comparar con otros hombres que... ALIMA: Nadie te iguala. He recorrido el mundo entero y nadie, no hay nadie tan atroz como tú. A veces, soñando contigo, me entran ganas de vomitar8. ASÁN: No es posible. ALIMA: Si, así es, amor mío. ¿Qué puedo hacer contra mis sentidos, cómo dominarlos? Yo no soy como esas intelectuales que has frecuentado en tu vida, capaces por frialdad de aventuras o pasiones cerebrales, yo soy una pobre mujer sencilla que sólo puede decirte lo que lleva dentro: eres atroz, eres feísimo, eres más feo que la mueca más monstruosa9, más atroz que un retrete atascado. ASÁN: ¡Qué día tan feliz!, en el que los dioses me preparan tanta felicidad. AUMA: Hoy, que he perdido por completo mi timidez, puedo decirte lo más hondo de mis pensamientos, aunque el exceso de mi pasión pueda alejarte de mí iré más lejos, oh amado mío, amor de mi vida, hombre de mi sangre... Hueles mal. ASÁN: (Como descubriendo algo nuevo) ¿Huelo mal? ALIMA: Sí, hueles mal. ASÁN: (Coqueto, para que lo confirme) Pero ¿cómo es eso posible...? Nadie me lo había dicho... y, sin embargo, ¡ay! ha habido otras mujeres que me han amado. ALIMA: Nadie como yo. ASÁN: (Curioso) Y ¿cómo es ese olor? ALIMA: Repugnante. ASÁN: (Feliz) No me lo creo. ALIMA: Sí. ASÁN: Amor mío, dame más detalles. ALIMA: Es un olor fuerte, atroz, desagradabilísimo, de cadáver10... ¡es atroz! ASÁN: Gracias, amor mío. ALIMA: No me des las gracias. Eres así, esa es mi desgracia: si fueras un hombre como los demás... qué distinto sería... no tendría celos, no tendría por qué tenerlos. ASÁN: Pero ¿estás segura que todo el mundo huele este olor mío? ALIMA: Todo el mundo.11 Un día en que iba contigo por la noche, oí en la obscuridad que alguien decía: "pero quién huele tan mal, qué barbaridad, será un hombre tan sucio que, eso que los demás tenemos entre los dedos de los pies12, él debe tenerlo entre los dedos de las manos. ASÁN: ¡Ah, el pueblo! ¡Qué imágenes! ALIMA: Eres el ser de mi vida, mi camino y mi verdad. ASÁN: Dime... quiero que me respondas de verdad... quiero que abras de lleno tu corazón... Si no fuera tan horrible ¿me amarías? (Silencio crispado.) ALIMA13: Sí, lo mismo. ASÁN: (Muy digno) Mientes. Me quieres por algo exterior a mí, no me quieres por quien soy, por lo que represento, tan sólo me quieres por mi fealdad... Y eso es accidental... Un día no seré horrible, un día seré un viejecillo apacible, de aspecto patriarcal y sereno, y... entonces me dejarás solo y abandonado. ALIMA: No, amor mío. Te quiero como eres y como serás. ASÁN: ¿Incluso si fuera bello? ALIMA: Bello... bello... Tú no podrás ser nunca bello. Eres demasiado repugnante. ASÁN: Gracias, amor mío. ALIMA: No me des las gracias. ASÁN: ¿Puedo preguntarte una cosa...? Mi boca... ¿cómo huele? (Inquietud.) ALIMA: Tu boca... tu boca... ASÁN: (Asustado: ¿Mi boca huele bien? ALIMA: No, amor mío. Tu boca huele a rayos. ASÁN: Ah,... ahora que lo pienso... un día dejarás de amarme ALIMA: Imposible. ASÁN: Sí, un día dejarás de amarme y, por venganza, me dirás la verdad, al irte de mi lado, y así sabré que no soy feo y que incluso huelo bien. ALIMA: ¡Cállate! ¿Cómo puedes imaginar semejante horror? ¿Es posible que no me quieras? ASÁN: Si mientes, y de la manera más odiosa, por caridad, mientes para que no tenga complejos, me engañas para que no sepa cómo soy. AUMA: Créeme, amor mío, ¿cómo puedes imaginar que eres bello o que hueles bien...? ¿Qué podría hacer para quitarte de la cabeza esa estúpida idea que te atormenta? ASÁN: (Solemne) ¿Y Frankestein? ALIMA14: ¿Qué pasa con Frankestein? ASÁN: Reconoce que es más feo que yo. ALIMA: ¿Frankestein? Pero si es apuesto y amable con esos andares tan graciosos que tiene... Comparado contigo es la imagen misma del donaire. 15(Relinchos de los caballos. Se miran extasiados. Se levantan y acarician muy lascivamente a sus caballos.) ALIMA: ¿Y yo cómo soy? ASÁN: ¿Tú? Ya lo sabes, te lo he dicho mil veces. ALIMA: Repítemelo. ASÁN: Eres feísima. ALIMA: ¿Sabes? Cuando una jovencita pensaba que era guapa y que no podría gustar a nadie. No sabes cómo me temía el momento en que tendría que desnudarme en presencia de un hombre. Mi pesimismo me hacía creer que era guapa. Con qué terror miraba los espejos al salir del baño, todo me parecía perfecto... me pasaba el día llorando. ASÁN: Aún no estaba contigo para consolarte, para decirte la verdad. ALIMA: Pensaba que nunca me atrevería a estar sola con un hombre; pensaba que siempre sería virgen. Y hasta supuse que sólo había una solución: buscar a un hombre que no fuera feo, un hombre que fuera guapo como yo, y así no tendría vergüenza al estar desnuda ante él, o bien pagar a alguien, a un gigoló, por ejemplo. ASÁN: ¡Cómo has debido de sufrir! ALIMA: Pero, por fin, te he encontrado y soy feliz. ASÁN: Hemos nacido el uno para el otro. ALIMA: Pero yo no soy perfecta. ASÁN: ¿Por qué? ALIMA: Yo... yo huelo bien. ASÁN: Oler... pero si parece que siempre tienes el mes. ALIMA: (Avergonzada.) ¿Soy nauseabunda? ASÁN: Fétida. ¡Eres fétida! ALIMA: ¡Cuánto me amas! ASÁN: Te amaré siempre, como un río que se come su matriz, ensanchándola siempre. ALIMA: ¿No piensas en otras mujeres? ASÁN: ¡En otras mujeres! No podría. Nadie como tú me recuerda la imagen de lo horrible. ALIMA: Bailemos. (Bailan. De pronto, Asán cae al suelo y lame los zapatos de Alima. Ella se tumba también y juntos se lamen mutuamente, y con frenesí, las suelas de sus zapatos.) ASÁN: Alima, amor mío16. ALIMA: Te adoro, Asán. (Lloran y se lamen. Los caballos se excitan. Alima y Asán se levantan y con mucho cuidado comienzan a 17 sobar los vientres de los caballos, pasándoles las manos por detrás de las nalgas. Estos se excitan furiosamente y parece que quieren saltar.) ASÁN: Te quiero tanto que me gustaría que destrozara tu vientre el sexo de un caballo. ALIMA: Eso se lo dices a todas. ASÁN: Créeme. Sólo pienso en ti noche y día. ALIMA: Sabes que yo pienso cosas parecidas de ti. ASÁN: ¿Con una yegua? ALIMA: Exacto. Dime la verdad. Soy mujer y sé sufrir. Dime que ya has encontrado una mujer más fea que yo. ASÁN: No, te lo juro por lo más sagrado. ALIMA: ¿A nadie? ¿Nunca? ASÁN: A nadie. Tu cara me recuerda, en más feo, la faz de un leproso agonizante. ALIMA: Hay algo que quiero decirte hoy, algo que nunca me había atrevido a decirte: ni física ni espiritualmente no hay nadie como tú. ASÁN: ¿Qué quieres decir con espiritualmente? ALIMA: Que eres gilipollas. ASÁN: (Coqueto) ¡No! ALIMA: Sí. No te lo digo por halagarte. ASÁN: ¡Cuánta ceguera puede representar la pasión! ALIMA: Te lo aseguro, eres completamente gilipollas, tienes el cerebro de un mosquito con meningitis. ASÁN: No mientas por hacerme feliz. ALIMA: Es la verdad. Bien quisiera yo que fueras como todos los hombres: inteligente, refinado, capaz de comprender las cosas. A ti todo se te escapa; razonas como una cazuela llena de nabos. (Se miran un instante embargados por la pasión.) ASÁN: ¡Te quiero! ALIMA: ¡Te amo locamente! (Se chupan de nuevo el uno al otro, con frenesí, las suelas de los zapatos y se quedan como dormidos. En este momento, los dos caballos dejan de magrearse. Se incorporan y se colocan sobre la cabeza sendas máscaras - cagullas de caballo y de yegua, respectivamente -. La máscara de la yegua tiene boca móvil que puede articular palabras. El actor - caballo, con su cagulla, toma un violín y toca muy románticamente un pasaje de ópera. La actriz - yegua (con su cagulla de yegua) canta un pasaje de ópera. La boca de su cagulla - máscara se mueve como si, en efecto, cantara. Baja de lo alto una barca que tiene forma de pez. Los dos - el caballo y la yegua - se meten dentro y siguen cantando y tocando el violín. La barca se eleva a media altura y se balancea. 18 Pausa. Ahora, la barca sube a lo alto muy lentamente hasta desaparecer. Cañonazo. Obscuridad completa. Llueven, de lo alto, pétalos de rosa. Asán y Alima se despiertan al sentirlas sobre sí. Se miran fijamente.19 Poco a poco, surge un enorme sol (amarillo, dorado y brillante) que ilumina el escenario. Se hablan con mucha circunspección y ternura. Cambio completo en sus actitudes y en sus tonos. Hablan muy lentamente con mesura, con serenidad y, también, con poesía.) ALIMA: Y el sosiego renace. ASÁN: Y el dúo. ALIMA: En la selva. ASÁN: En el interior de nuestra selva. ALIMA: ¡Mira! (Los dos miran a los telares.) ASÁN: Mueren. ALIMA: Y ya sólo son esqueletos. ASÁN: Quisiera ser el espíritu que te inspira. ALIMA: Palpitas y me muevo. ASÁN: Cantaré bajo tu cénit. ALIMA: Serás el torreón que soñé. ASÁN: ¿Lo soy? ALIMA: Y el Diluvio. ASÁN: ¿Soy el Diluvio? ALIMA: El Diluvio y la gota pura. ASÁN: Mira ALIMA: Descienden hacia nosotros. (Miran a los telares.) ASÁN: Pero ya hemos alcanzado el sosiego. ALIMA: El mar me habla de ti. ASÁN: Hasta este momento, hasta hoy, vivíamos la parodia. ALIMA: Es el recuerdo perdido. ASÁN: Y la preparación. ALIMA: Fue el tiempo del grito y del crimen. ASÁN: Y del diablo. ALIMA: Y del mar. ASÁN: ¡Mira! ALIMA: Ya nada me amenaza. ASÁN: No sufriremos más de lo que podamos soportar. ALIMA: Miro y ya no temo. (Miran al cielo.) ASÁN: ¿Caerá sobre nuestras cabezas? Nos matará. ALIMA: Moriremos en nuestro día. ASÁN: No temas, eres eterna, lo somos en nuestro amor. ALIMA: El sol es un marinero y sus rayos barcas para nuestra fuga. ASÁN: Asesinemos al mal. ALIMA: La mosca. ASÁN: El puerco. ALIMA: El puerco color rosa. ASÁN: Él es el diablo de hoy. ALIMA: He comprendido. ASÁN: He visto. ALIMA: Es mi tesoro. ASÁN: Nuestros sentidos nos liberarán. ALIMA: Y no nos encadenarán más. ASÁN: Nos encadenaban. Ahora somos libres. ALIMA: Eres fresco, el mar duerme en tu cintura. ASÁN: Eres el sueño del navío. ALIMA: Explotaremos y Dios presidirá nuestra unión. ASÁN: Y nuestro placer. ALIMA: Explorará en millones de universos nuestro poder. ASÁN: Te miro20. ALIMA: Siento miles de sonámbulos recorriendo mi cuerpo interior. ASÁN: Lecho de arena, de espuma. Eres el mecano y el fuego de artificios que estalla en mi cerebro y en mi vientre. ALIMA: Hay una música. ASÁN: Y yo también la oigo. (Silencio absoluto durante un buen momento.) ALIMA: Ya baja. (Miran a los telares.) ASÁN: Baja y el corazón no me duele. ALIMA: Ya no tengo enemigos. ASÁN: Ya no odio. ALIMA: Venid, que consuele mi pasado. ASÁN: Brilla una estrella. ALIMA: Y tendremos un hijo. ASÁN: Un hijo que alumbrará. ALIMA: ¿Nos perseguirán? No, nadie ya. ASÁN: Emerges bella, franca, pura y cubierta de juguetes mecánicos. ALIMA: Siento tu mordisco en todo mi cuerpo. ASÁN: Soy el fuego. ALIMA: Y yo el agua. ASÁN: Soy el utensilio. ALIMA: Y yo la luz blanca. ASÁN: Dame la mano. (Se dan la mano.) ASÁN: Cúbrete con este velo. (Los dos se cubren con un velo.) ALIMA: Ya no hay interrogación. ASÁN: Ni gallina ciega, ni tiburán de espuelas. ALIMA: Ni celda olvidada, ni mar cerrado y negro. ASÁN: Ciérrame los ojos. ALIMA: Y tú a mí. (Los dos se colocan un pañuelo sobre los ojos.) ASÁN: Te veo mejor y te quiero. ALIMA: Te miro y te siento. Eres mi decisión. ASÁN: La alambrada se retira y llega la góndola y el paisaje. ALIMA: Bésame. ASÁN: Bésame. Se besan durante un gran espacio. El comienzo del beso aparecen los esqueletos del caballo y de la yegua. Se balancean un momento. De pronto, se oye de nuevo el violín y la cantante de ópera. Los dos esqueletos, de inmediato, caen desde la altura y los huesos se dislocan. Alima y Asán se cubren completamente con el velo y siguen besándose. El sol se pone. La obscuridad se adueña lentamente del escenario. TELÓN 12 1 En plan jinete 2 Él se sienta en una mesa, de espaldas. 3 Se repite la escena precedente. Salvo que ahora... 4 Cortado por la pasión. 5 Éxtasis Platónico. 6 En tono muy romántico. 7 como los mocos secos de una clocharda, como la imagen misma de la fealdad. 8 Me dan naúseas. 9 ...que el culo de un mono, que un macaco deforme. 10 una especie de mezcla de suciedad, de meado seco. 11 La gente se da la vuelta cuando estamos en un salón. 12 choricillos 13 Falsa. 14 Asustada. 15 RITO. 16 En el original castellano nos encontramos, excepcionalmente, con estas dos réplicas en francés: ASAN: Oh! Ma momme. ALIMA: Mon mec. Como es evidente no corresponden al tono del texto francés, que hemos traducido literalmente. 17 ...a masturbar los sexos. 18 Surge al fondo una especie de sol artificial deslumbrante. 19 En la penunmbra casi sólo se ven sus caras. Se miran intensamente. No sabemos cómo el dramaturgo pudo suprimir acotación de tanto efecto (Nota del refundidor). 20 Te miro y sólo de mirarte... Edición crítica y refundición del manuscrito castellano con el texto de la primera edición francesa: Francisco Torres Monreal |
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