En tus brazos
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Mamita, mamita,
si tú fueses árbol,
tu hijito en tus ramas
quisiera ser pájaro.
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Si tú fueses río
que al mar va cantando,
tu hijito en tus aguas
quisiera ser barco.
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Mamita, mamita,
si fueses un río
o fuese un árbol,
tú me acunarías
igual en tus brazos.
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Germán Verdiales
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Felicitaciones para mamá
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¡Qué lindas son las flores!
¡Qué lindas las estrellas!
¡Qué bello el mar inmenso
Y el sol de rubias trenzas!
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Pero mi mamá
Es más linda y más bella
Que las flores del campo
Y las blancas estrellas,
Que el mar de olas azules
Y el sol que las alegra.
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Pura Salaz
Arrullos
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Arrulladas por el viento
van las flores a descansar
y a la tierra a cada momento
la arrullan las olas del mar.
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Arrullan los grillos con su canto
y las aves con su trinar
y a mí, me arrulla mamita
cuando me voy a acostar.
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Maritza Valle
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La Madre
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Tus manos están ajadas,
tu rostro con pliegues también,
tu vientre esta adolorido,
tus ojos cansados se ven.
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Tu voz va menguando su canto
y tu fuerza se queda en los pies,
los levantas tan poco del suelo;
comienza quizás la vejez.
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Mas, si vuelves tus ojos al viento
y piensas como antes, otra vez,
si al viento le gritas tu nombre,
él te dirá: !Gran mujer!
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Si miras a tus hijos que te aman
si te ves como ellos te ven…
Tú puedes detrás del espejo
sonreír, sonreír otra vez.
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Maritza Valle
| Ternura
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Madre:
me gusta arrojar piedrecillas
sonoras
sobre tu corazón despierto
y crecer como un océano
de luz sobre tus ojos
y sentarme a tus orillas.
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Escribir tu nombre,
dibujar tu sombra,
trastornar tus manos
con mis juegos
y volverme pequeñita,
indefensa en tu regazo
poblado de invisibles amapolas.
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Rosa Cerna
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| El consejo maternal
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Ven para acá, me dijo dulcemente mi madre cierto día, (aún me parece que escucho en el ambiente de su voz la celeste melodía).
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Ven y dime qué causas tan extrañas te arrancan esa lágrima, hijo mío, que cuelga de tus trémulas pestañas como gota cuajada de rocío.
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Tú tienes una pena y me la ocultas: ¿no sabes que la madre más sencilla sabe leer en el alma de sus hijos como tú en la cartilla?
¿Quieres que te adivine lo que sientes?
. Ven para acá, pilluelo, que con un par de besos en la frente disiparé las nubes de tu cielo.
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Yo prorrumpí a llorar. Nada, le dije, las causa de mis lágrimas ignoro; pero de vez en cuando se me oprime el corazón, y ¡lloro!...
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Ella inclinó la frente pensativa, se turbó su pupila, y enjugando sus ojos y los míos, me dijo más tranquila:
Llama siempre a tu madre cuando sufras que vendrá muerta o viva: si está en el mundo a compartir tus penas, y si no, a consolarte desde arriba.
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Y lo hago así cuando la suerte ruda como hoy perturba de mi hogar la calma, invoco el nombre de mi madre amada, ¡y entonces siento que se ensancha mi alma!
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Olegario Victor Andrade
| Canta la madre pobre
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Este niño pícaro
se burla de mí,
cierra los ojitos
y los vuelve a abrir.
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Basta de jugar
basta de reír,
cierra ya los ojos
y quédese así.
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¿Qué primero un cuento?
pues sí, niño, sí;
Había una vez
en cierto país
mucho que lavar,
mucho que planchar,
mucho que zurcir…
Por suerte los niños
dormían allí…
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Y usted, y usted, dígame,
¡No piensa dormir!
¡Ah, quiere un besito!
¡Uno, y cien y mil!
Pero, a ver si ahora
se duerme por fin!
que su madre vive
en aquel país
y la pobre tiene
mucho que lavar,
mucho que planchar,
mucho que zurcir…
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Germán Verdiales |