descargar 15.29 Kb.
|
Gustavo Adolfo Bécquer Rimas 4º ESO Rima XIII Tu pupila es azul, y cuando ríes, su claridad suave me recuerda el trémulo fulgor de la mañana, que en el mar se refleja. Tu pupila es azul, y cuando lloras, las trasparentes lágrimas en ella se me figuran gotas de rocío sobre una violeta. Tu pupila es azul, y si en su fondo como un punto de luz radia una idea, me parece en el cielo de la tarde una perdida estrella. Rima XIX Cuando sobre el pecho inclinas la melancólica frente, una azucena tronchada me pareces. Porque al darte la pureza, de que es símbolo celeste, como a ella te hizo Dios de oro y nieve. Rima XXI ¿Qué es poesía?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? Poesía... eres tú. Rima XXIII Por una mirada, un mundo; por una sonrisa, un cielo; por un beso... yo no sé qué te diera por un beso. Rima XXX Asomaba a sus ojos una lágrima, y a mi labio una frase de perdón; habló el orgullo y se enjugó su llanto, y la frase en mis labios expiró. Yo voy por un camino, ella por otro; pero al pensar en nuestro mutuo amor, yo digo aún: ¿por qué callé aquel día? Y ella dirá: ¿por qué no lloré yo? Rima XLII Cuando me lo contaron sentí el frío de una hoja de acero en las entrañas, me apoyé contra el muro, y un instante la conciencia perdí de donde estaba. Cayó sobre mi espíritu la noche, en ira y en piedad se anegó el alma, ¡y entonces comprendí por qué se llora! ¡y entonces comprendí por qué se mata! Pasó la nube de dolor... con pena logré balbucear breves palabras... ¿Quién me dio la noticia?... Un fiel amigo... Me hacía un gran favor... Le di las gracias. Rima LII Olas gigantes que os rompéis bramando en las playas desiertas y remotas, envuelto entre la sábana de espumas, ¡llevadme con vosotras! Ráfagas de huracán que arrebatáis del alto bosque las marchitas hojas, arrastrado en el ciego torbellino, ¡llevadme con vosotras! Nubes de tempestad que rompe el rayo y en fuego ornáis las desprendidas orlas, arrebatado entre la niebla oscura, ¡llevadme con vosotras! Llevadme por piedad a donde el vértigo con la razón me arranque la memoria. ¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme con mi dolor a solas! |