Miguel Ángel Gómez López 2ºD Bachillerato
Literatura. Tema 5. La Generación del 98
La generación del 98. Definición y características
Fue un grupo de escritores que irrumpen en el panorama de la literatura española de finales del XIX, para renovar la literatura y dar respuesta a los graves problemas de la España de la Restauración, tras la pérdida de los últimos vestigios coloniales en América en 1898.
Está integrada por Miguel de Unamuno, Ramiro de Maeztu, Azorín, Pío Baroja, Valle-Inclán y Antonio Machado. Estos reúnen todos los requisitos de “generación” establecidos por Petersen:
Nacimiento en años poco distantes: once años separan a Unamuno de Machado.
La formación: casi todos son autodidactas.
Las relaciones personales: eran amigos, solían ir a las mismas tertulias, periódicos o revistas.
Experiencia vivida en torno a un acontecimiento: la pérdida del Imperio colonial en 1898.
Un guía intelectual: Nietzsche.
Un lenguaje generacional: lenguaje modernista.
Anquilosamiento de la generación anterior: reaccionan contra realistas y naturalistas.
Combatieron el régimen de la Restauración con ideologías antiburguesas, clamando por la europeización y modernización del país y denunciando el atraso o el caciquismo. Partieron de un conocimiento profundo de la realidad con sus viajes y exaltaron el paisaje y los pueblos, destacando Castilla, referente de los valores eternos y la esencia de lo español.
Interpretaron el ideario socialista de Marx, el anarquismo de Bakunin y el pensamiento científico de Darwin o Kant. Del irracionalismo tomaron el tema de la angustia vital y las preocupaciones existenciales; de Nietzsche, el eterno retorno y el superhombre.
El espíritu de la ILE y del regeneracionismo también fue recogido, aunque sin el pragmatismo, sin pasar a la acción, solo respuestas filosóficas.
Entre los modelos literarios extranjeros, destacar a Dickens y Dostoievski. En los españoles, admiraron a Berceo, Manrique, Cervantes, etc.
Muestran el afán por renovar literariamente la lengua, recuperando palabras tradicionales, utilizando arcaísmos y el estilo antirretórico, sobrio y preciso.
La poesía de Miguel de Unamuno y de Antonio Machado
La poesía de Miguel de Unamuno
Junto con Machado, Unamuno es el poeta más importante de la Generación del 98. En 1924, por su oposición a la dictadura de Primo de Rivera, escapó a Francia. De sus distintas facetas, apreció más la de poeta, poco conocido por su dificultad y densidad conceptual volcada a lo existencial y el misticismo.
Su ideal poético se refleja en “pensar alto y sentir hondo”, pensar el sentimiento y no al revés. Forjó su concepto de poesía a partir de la lectura de Fray Luis, Quevedo, Shakespeare o Whitman. Aboga por un lenguaje discursivo, desgarrado y denso. Su léxico es rico en paradojas y su antirretoricismo se concreta en el verso libre.
Los temas de su obra lírica son la familia (+ amor), la patria (desastre el 98) y la religión.
Su trayectoria poética recorre toda su vida. De sus títulos, destacamos Rosario de sonetos líricos, de tema religioso; y De Fuerteventura a París, diario de su exilio.
La poesía de Antonio Machado
En sus viajes, conoció a Rubén Darío y escritores modernistas. Se casó con Leonor Izquierdo, pero esta muere en 1912 y quedó sumido en una profunda tristeza que marcó su obra. Tras la muerte, se trasladó a Baeza y luego regresó a Segovia. Murió exiliado en Colliure.
Para Machado, la poesía es un modo de conocimiento, a través de la intuición. Esencialidad y temporalidad son los fundamentos de su lírica: “la poesía es el diálogo del hombre, de un hombre, con su tiempo”.
Estéticamente, el Modernismo nunca desapareció de su obra, aunque depuró su estilo hacia la sobriedad y densidad, más acorde al lenguaje del 98.
En la métrica, prefirió formas sobrias y sencillas, sirviéndose de metros básicos de la tradición poética española: el octosílabo y el endecasílabo, aunque utilizo también dodecasílabo o alejandrino. Como estrofas, usó el soneto, el cuarteto, la silva, romance o soleá. La silva arromanzada la utilizó mucho (7 y 11 con asonancia en los pares).
Sus temas son:
El paso del tiempo: simbolizado con el agua, la fuente o la tarde.
La muerte: con símbolos como el mar o el ocaso.
Dios: un Dios en el que no se puede creer, creado por necesidad del hombre.
El recuerdo y el sueño: soñar despierto es la vida, sueña la naturaleza y sus elementos.
El amor y el deseo de amar: destacar los poemas a Leonor y Guiomar. Para él, el amor es un sentimiento ennoblecedor que dignifica al amante.
El tema autobiográfico: biografía externa y espiritual.
El paisaje y el tema de España: Se presenta el paisaje castellano y andaluz con lenguaje figurado. El tema de España aparece en retratos de hombres y la crítica a los vicios, destacando el cainismo.
Su poesía se desarrolla en tres etapas:
Primera etapa, de formación
Representada por Soledades, ampliada a Soledades. Galerías y otros poemas, muestra al poeta de lo interior, de la soledad y melancolía por la fugacidad de la vida. El poema descriptivo “A orillas del Duero” cierra esta etapa y abre la segunda.
Segunda etapa, de madurez (1907-1919)
Representada por Campos de Castilla, supone su integración a la Generación del 98, expresando el inconformismo y desajuste con la realidad social. Esta obra es de gran heterogeneidad, correspondiendo a un período duro (muerte de Leonor y 1ª Guerra Mundial).
Temáticamente, presta más atención al paisaje y temas político-sociales. Castilla es un símbolo de España, y las descripciones del paisaje contraponen el esplendor del pasado castellano con su presente gris. También crítica la realidad = Regeneracionismo.
Mencionar también los “Proverbios y cantares” (popular) y “La tierra de Alvargonzález” (tema del cainismo con símbolos como río o mar).
La tercera (1919-1939)
Más reflexiva con Nuevas Canciones, apretando su pensamiento hasta un tono sentencioso. Sus poemas populares son sentencias o pensamientos. Su Cancionero apócrifo tiene poemas heterónimos que reflejan su interior (=Pessoa).
Sus últimas producciones líricas son Canciones a Guiomar y Poesías de Guerra (con una elegía a Lorca: “El crimen fue en Granada”).
La prosa narrativa
Tras la pérdida de confianza en el positivismo, se sucedieron corrientes de pensamiento vitalistas como las de Schopenhauer y Kierkegaard, conduciendo a la crisis universal de las letras y el espíritu. Hacia 1902, se publicaron obras que renovaron el género, acercándolo a la realidad interior del hombre.
Las principales innovaciones en este período son:
Pérdida de relieve de la historia, a favor del discurso.
Mundo interior del héroe como centro, con sus únicas percepciones.
El protagonista suele ser inadaptado, frustrado y pesimista, con continuas rebeldías.
La narración se fragmenta en estampas.
Transformación de la estructura tradicional de la novela, con episodios y digresiones.
Dramatización. Se borra el narrador y los personajes hablan por sí mismos.
Temas. Angustia de la muerte y fugacidad de la vida, principalmente.
Estilo. Sobriedad, sencillez y antirretoricismo
Miguel de Unamuno
Trasladó las preocupaciones de sus novelas a sus ensayos y poesía. Narra sus inquietudes religiosas (San Manuel Bueno, mártir) y existenciales (Niebla).
En cuanto a la estructura, sus novelas giran en torno al protagonista, prestando mayor atención a los diálogos que a la ambientación y marco temporal.
Estilísticamente, se reducen las descripciones a favor de debates o monólogos muy densos, en los que recupera el sentido primitivo de las palabras.
Pío Baroja
Defendió una novela abierta y proclamó la libertad absoluta para el escritor, en la novela cabe todo. Sus protagonistas son seres inadaptados que fracasan en su lucha vital. Además, incorpora personajes secundarios que desaparecen sin dejar rastro. Escribió trilogías, destacando “La lucha por la vida”.
José Martínez Ruiz, Azorín
Se rompe la concepción decimonónica del género, anulándose el movimiento y el tiempo y fragmentando la narración en instantáneas basados en fotografía e impresionismo. Destaca sus obra La voluntad y Confesiones de un pequeño filósofo.
Ramón María del Valle-Inclán
Comenzó su trayectoria en el modernismo, con las cuatro Sonatas. Luego, escribió la trilogía “La guerra carlista”, visionando una España enfrentada entre carlistas y republicanos.
Las innovaciones de su técnica novelística culminan con el esperpento, técnica que deforma la realidad de manera caricaturesca, así como personajes y acciones (=contradicción de la sociedad). Destacamos su obra Tirano Banderas.
La prosa ensayística
Los escritores del 98 contribuyeron a configurar el ensayo moderno, aunando crítica y subjetividad en un diálogo constante con el lector. Se realiza un análisis crítico de la historia por la crisis de identidad de España.
Miguel de Unamuno
Sus ensayos y artículos reflejan la evolución de su pensamiento y su personalidad. En En torno al casticismo, Unamuno considera que el verdadero espíritu nacional está en Castilla. En esa España rural hay una intrahistoria, protagonizada por gente anónima con una acción silenciosa.
Su pensamiento está centrado en Del sentimiento trágico de la vida, buscando la inmortalidad.
José Martínez Ruiz, Azorín.
En Los pueblos (Ensayos sobre la vida provinciana), refleja costumbres y vida de la España rural. En La ruta de don Quijote, recoge el entusiasmo viajero de la época, basado en experiencias cotidianas y el paisaje físico. En Castilla, critica la conservación de formas de vida antiguas y se preocupa por el paso el tiempo.
|