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Las relaciones entre Alfonso y Díaz de Vivar fueron buenas en principio; aunque el nuevo rey le sustituyó en el cargo de alférez real por García Ordóñez, conde de Nájera, lo nombró juez o procurador en varios pleitos y le proporcionó un honroso matrimonio con Jimena Díaz (julio de 1074), noble asturiana, bisnieta de Alfonso V, con quien tuvo tres hijos: Diego, María (casada en segundas nupcias con el Conde de Barcelona) y Cristina (casada en segundas nupcias con el infante Ramiro de Navarra). Doña Elvira y doña Sol son parte de la obra del Cantar del mio Cid, que se inspira en la vida de Rodrigo Díaz de Vivar (es una adaptación bastante libre, y en ese cantar encontrarás estos nombres de sus supuestas "hijas"). En la obra, sus hijas son tomadas como esposas por los infantes de Carrión, que luego las maltratan y las abandonan malheridas. Finalmente el Cid pide justicia al rey, y el Cid con sus representantes en un duelo finalizando el juicio vencen a los infantes y las bodas quedan anuladas. El asunto termina en un proyecto de bodas entre los infantes de Navarra y Aragón con las hijas del Cid. No podemos saber lo que pasó después porque termina la obra. Ahora las hijas "reales" del cid, o sea de Rodrigo, una (maría) se casó con Ramón Berenguer II conde de Barcelona, y la otra (Cristina) se caso con Ramiro Sánchez de Navarra. La segunda parte se llama las bodas de las hijas del Cid, aunque pese al título, comienza con la victoria de Alcocer sobre valencia y su conquista gracias al mando de Rodrigo, que constituía un punto estratégico importante, además del gran botín del que se hacen los conquistadores. Luego de esto ocurren dos hechos verdaderamente emocionantes, el primero sí son las bodas de sus hijas, pero lo mas relevante es sin dudas la comprensión del rey Alfonso VI, que admite los grandes logros del Cid y la importancia que este tiene para la reconquista, aun mayor que la suya propia y decide levantarle el destierro. Para ello se reúnen oficializando la petición y allí es donde el rey le pide la mano de sus hijas para sus infantes. En las bodas, Rodrigo no actúa como padrino por su recelo. Así comienza el tercer cantar, la Afrenta de Corpes, donde continúan los enfrentamientos con los moros por recuperar valencia, y Rodrigo esta al frente del ejercito real, derrotándolos nuevamente. En este momento los infantes caen en el deshonor y tras ser espiados por un servidor de Rodrigo, descubren diversos planes que poseían. Al mismo tiempo, son deshonradas sus esposas (las hijas del Cid). Rodrigo se dirige al rey quien arrepentido por los sucesos llama a la corte real, pese a la oposición de sus hijos. Allí el Cid se reivindica, al reclamar primero las espadas que había entregado en prenda de afecto a los infantes, luego el dinero que había servido como dote y luego, la venganza misma de su honor. A continuación llegan peticiones de los príncipes de Navarra y Aragón a solicitar la mano de las hijas del Cid, y el rey acepta, al igual que Rodrigo. Así queda ligado a dos familias reales y con su honor lavado tras haberlo recuperado en la corte. Retorna victorioso a Valencia, donde morirá mas adelante. Esto es a modo de análisis general, lo que sucede en el poema del mío Cid, donde como dijimos anteriormente, queda en claro que el centro de la obra pasa por el fuerte sentido del honor español, y al mismo tiempo la subordinación a la realeza, ya que pese a estar en contra del rey, en ningún momento desacata sus ordenes. el cantar de mío Cid es una de las obras celebres del mundo, y por ende tiene una gran importancia. Se trata de una de las primeras epopeyas españolas y al mismo tiempo, una de las principales obras narrativas de toda la historia de la literatura mundial. sin dudas, es un libro que debemos leer para comprender un poco mas la sociedad española medieval y en definitiva, lo que realmente significaba |
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