Loor a la patria y Angelina Durante el mes de septiembre Prensa Libre publicó, en su segunda y tercera página, poemas de aquellos escritores guatemaltecos que le han cantado a Guatemala Por: Margarita Carrera
Ahí están Miguel Ángel Asturias y Cardoza y Aragón. También el bello poema de Otto René Castillo: "Nuestra voz" y el otro excelente poema de Julio Fausto Aguilera: "La patria".
Entre éstos, cobra especial valor la voz de una mujer que también escribió una Oda a Guatemala. Se trata de Angelina Acuña, una de las primeras mujeres escritoras que luchó por abrirse paso en el vasto campo de la literatura guatemalteca.
En épocas pasadas Angelina recibió múltiples homenajes nacionales e internacionales por su obra literaria.Destaca haber sido electa "Mujer de las Américas". La sala de su casa está llena de diplomas y pergaminos en donde se exalta su labor como poetisa y maestra. Conocedora profunda del verso clásico, es maestra en el soneto y capaz de escribir en todas las formas métricas del verso castellano.
Desde su juventud irrumpió en las páginas de revistas y periódicos con una poesía digna de la mejor de los Siglos de Oro de España.
Cuando nos maravillamos de su magistral manejo de la métrica clásica, responde con sencillez que es un don que Dios le ha dado y que ella cultiva desde siempre. Muchos son los escritores de renombre que han profundizado en su poesía. Humberto Hernández Cobos, Luz Valle, Alberto Velázquez, Luis Beltranena, Luz Méndez de la Vega, Atala Valenzuela, Mario Alberto Carrera, Alfonso Enrique Barrientos, entre otros notables.
Todos la consagran como una de las más grandes poetisas guatemaltecas. Hace falta confirmarlo y reafirmarlo ahora más que nunca.
Desde esta columna vuelvo a insistir en que Angelina Acuña es merecedora del "Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias".
Es lo menos que Guatemala le puede conceder ahora que yace enferma y que vive en el encierro. Imposible que el Ministerio de Cultura y Deportes no le otorgue tal galardón. Sería algo imperdonable. Y quien quedaría mal sería la misma Guatemala por no reconocer y exaltar a uno de sus más insignes valores literarios.
Fácil es detectar las causas de nuestro mutismo frente a una de las voces más recias de la poesía guatemalteca: el feminismo desbocado, la corriente poderosa de la anti-poesía que reniega de todo lirismo y musicalidad verbal. En épocas pasadas: la literatura comprometida que valoraba cánones éticos más que estéticos.
¿Cómo hacerles comprender a los (as) escritores (as) jóvenes que la verdadera poesía rompe con fronteras de moda, tiempo y espacio? ¿Que la poesía tiene sus propias alas y que está más allá de todo sectarismo ciego?
Ya Angelina nos dice: "¿Cómo quieres que vaya por la senda / que sembró de pedruscos la realidad / cuando tengo dos alas que me elevan / y que, sin intentarlo, he aprendido a volar?"
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