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Su material preferido fue el hormigón armado, ya que le parecía que, por su versatilidad, era el vehículo adecuado de expresión de su concepción arquitectónica. Resumió sus ideas en los que llamaba cinco puntos para una nueva arquitectura:
1.3.2. La Bauhaus La Bauhaus (Casa de la Construcción) fue una Escuela de Arquitectura y Diseño, que tuvo una enorme influencia en la arquitectura contemporánea. La fundó Walter Gropius, en el año 1919, en la ciudad alemana de Weimar. Gropius era un arquitecto de sólido prestigio, que había realizado ya algunas obras maestras como la fábrica Fagus (1911). La intención de la Bauhaus era combinar las actividades formativas de una Academia de Arquitectura y de una Escuela de Artes y Oficios, para así integrar todas las modalidades artísticas. Defendía que el arte debe responder a las necesidades de la sociedad. En la Bauhaus impartieron clases, entre otros artistas, Kandinsky y Klee. En 1925 la escuela se trasladó a Dessau, donde permaneció hasta 1930; en esta etapa consolidó su prestigio y afirmó su clara voluntad racionalista. Los principios arquitectónicos que defendía la Bauhaus eran:
En estos años se llevó a cabo la obra que mejor refleja estas ideas: Walter Gropius construyó el edificio de la Bauhaus, con una planta geométrica pero carente de simetría, formada por varios pabellones y puentes en los pisos altos para enlazarlos, y con grandes ventanales. Los volúmenes correspondientes a las distintas dependencias se articulan siguiendo una directriz quebrada. En 1927 la Bauhaus pasó a ser dirigida por Meyer. Izquierdista radical, Meyer veía en la arquitectura un medio para mejorar la vida de los obreros. En 1930 fue destituido por motivos políticos. En su última fase, de 1930 a 1933, la Bauhaus se trasladó a Berlín y tuvo como último director a Van der Rohe. Para Mies Van der Rohe, el poeta de las rectas y de los planos, el hierro y el hormigón deben ir en el interior como un fuerte esqueleto, mientras que el vidrio formaría la piel. Su arquitectura es abierta hacia el exterior, buscando la integración con su entorno, como puede comprobarse en el recientemente reconstruido pabellón alemán de la Exposición de Barcelona, una hermosa planta libre racional, refinada y diáfana, cuyas estructuras se duplican visualmente en un estanque. En 1933, cuando los nazis alcanzaron el poder, la Bauhaus fue clausurada. Meyer marchó a Rusia donde fue profesor en la Academia de Arquitectura de Moscú. Gropius y Mies Van der Rohe emigraron a EEUU. Con ellos se esparció por el mundo la semilla del racionalismo de la Bauhaus. Gropius dirigió el Departamento de arquitectura de la Universidad de Harward. Van der Rohe, por su parte, impartió clases en Chicago donde encontró el terreno propicio para sus proyectos. Entre sus obras en Estados Unidos destacan las torres de Lake Shore Drive de Chicago y el rascacielos Seagran, en Nueva York, un gigantesco paralelepípedo de pureza racionalista, apoyado en pilares metálicos y con el exterior estructurado a base de pequeños módulos. 1.4. ARQUITECTURA ORGÁNICA Frank Lloyd Wright, arquitecto norteamericano nacido en Wisconsin, trató de integrar la arquitectura en su entorno natural. Nacía así la arquitectura orgánica según la cuál una construcción no debe destruir la naturaleza, sino integrarse en ella. La forma y los materiales utilizados deben estar adaptados al paisaje pero, a su vez, la forma debe permitir que el ambiente natural penetre en la casa. En él tuvieron influencia la arquitectura japonesa y la tradición anglosajona de las casas de campo. La casa de la Cascada o casa Kaufmann, en Bear Run, se caracteriza por sus planos horizontales de hormigón adaptados a los desniveles del terreno, por sus muros verticales en piedra de aparejo rústico y por las estructuras voladas sobre la pequeña cascada; es una vivienda de tres plantas escalonadas armónicamente integrada en la naturaleza que la rodea. Ya en la última etapa de su vida, construyó el Museo Guggenheim de Nueva York. El edificio tiene la forma de un tronco de cono invertido, con una rampa interior en espiral por la que descienden los visitantes y a la que se abren las salas en que se exponen las obras. En el centro se dispone un enorme espacio hueco cubierto por un gran lucernario acristalado. Encontramos aquí una de sus más características formas simbólicas, la espiral, a la que relacionaba con las ideas de eterno retorno y de conjunción entre lo finito y lo infinito. El representante más importante de la arquitectura orgánica europea es Alvar Aalto. Participó en la reconstrucción de su país, Finlandia, después de la Primera Guerra Mundial y sus trabajos en la capital, Helsinki (Universidad Técnica, por ejemplo), cambiaron por completo el aspecto de la ciudad. Otros arquitectos prestigiosos fueron el sueco Jorn Utzon, autor de la Ópera de Sydney, y el canadiense Óscar Niemeyer (palacio del Congreso en Brasilia) 2. ARQUITECTURA POSTERIOR AL MOVIMIENTO MODERNO Desde los años 60 hasta nuestros días, la arquitectura se ha orientado en diversas direcciones.
Entre estos nombres propios merecen citarse el canadiense Frank Ghery, arquitecto del Museo Guggenheim de Bilbao, y los españoles Santiago Calatrava, cuyas obras están dotadas de un atractivo dinamismo (estación del aeropuerto de Lyon; ciudad de las Artes y las Ciencias, en construcción en Valencia) y Rafael Moneo, más clásico, autor del museo de Mérida, de la estación de Atocha en Madrid y del Kursaal, en San Sebastián A Moneo le han encargado recientemente la ampliación del Museo del Prado. PINTURA DEL S. XX 1. LAS VANGUARDIAS HISTÓRICAS 1.1. INTRODUCCIÓN En el siglo XX los movimientos artísticos no se suceden ordenadamente sino que se atropellan, se superponen, desfallecen y resucitan, por lo que es difícil establecer la secuencia cronológica. Los artistas pasan, a veces, de una tendencia a otra, o las cultivan simultáneamente como hizo Picasso. 1.1.1. Marco histórico Las primeras vanguardias, llamadas históricas, se desarrollan desde el comienzo del siglo hasta la Segunda Guerra Mundial y su devenir queda condicionado por las cesuras que imponen los enfrentamientos bélicos. El siglo XX ha sido una etapa de crisis periódicas y de terribles enfrentamientos bélicos, pero también de grandes aportes de la ciencia y del pensamiento. En 1902, Sigmund Freud, publica La interpretación de los sueños que pone las bases del conocimiento del inconsciente humano. Unos años más tarde, en 1907, Albert Einstein define la teoría de la Relatividad, que desmontaba gran parte de la Física tradicional. A partir de ahí se suceden, con ritmo incesante, descubrimientos que han transformado profundamente la vida del hombre y su concepción del mundo. Desde la óptica artística, los primeros años del siglo, los de la Paz armada, ven surgir las primeras vanguardias, el Fauvismo, el Cubismo, el Futurismo y el Expresionismo. Durante la Primera Guerra los artistas manifiestan su oposición al hecho bélico a través de la provocación (Dadaísmo) o de la búsqueda de una serenidad perdida (Pintura Metafísica). Las vanguardias resurgen del caos de la guerra en los Felices veinte, se radicalizan en los años Treinta, en el marco de la crisis económica, y toman partido ante el enfrentamiento ideológico que antecede a la Segunda Guerra Mundial. Es el momento de máxima pujanza del Surrealismo y de la Abstracción. 1.1.2. Concepto de vanguardia Etimológicamente, el término procede del francés avant-garde, que designa, en el contexto militar, a un pelotón avanzado que realizaba acciones de extrema dificultad. Las artes adoptaron este término para designar aquellas tendencias innovadoras que se oponían al academicismo establecido. Las Vanguardias artísticas tienen los siguientes rasgos característicos:
1.2. FAUVISMO Su más claro precedente es Gauguin, debido a su gusto por el color y las superficies planas. El término fauve (fiera) fue empleado despectivamente por el crítico Luis Vauxcelles, para describir la obra de pintores como Matisse, Derain y Vlaminck, que habían expuesto en el Salón de Otoño de 1905. El Fauvismo tuvo una vida efímera, pues tres años más tarde los componentes siguieron caminos individuales, aunque su huella fue extraordinaria. Defendían que la pintura debía seguir el instinto del artista, expresando sus sentimientos, reivindicando de esta manera la autonomía absoluta de la obra del arte. Las características del Fauvismo son:
Como obras destacadas se pueden citar Madame Matisse; Armonía en rojo; La danza; Odaliscas y la Mujer del sillón, pintadas por Matisse; El puente de Waterloo, de Derain; y Arboles rojos de Vlaminck. 1.3. EXPRESIONISMO El Expresionismo, entendiendo como tal la tendencia a representar intensamente lo subjetivo del pintor, ha sido una actitud recurrente en el arte. Toda obra que expresa el sentimiento íntimo, el estado de ánimo de su autor, es antecedente del movimiento expresionista, como las pinturas negras de Goya o la obra de Van Gogh. El Expresionismo no constituye, en sentido estricto un movimiento de vanguardia, pues sus límites cronológicos y geográficos son imprecisos. Carece de un centro unitario aunque su ubicación principal es en Alemania, país cuya tradición expresionista arranca en la Edad Media. Junto al mundo germánico, aportan su contribución al Expresionismo pintores de procedencia flamenca como Ensor (autor de grotescas máscaras de carnaval), el francés Rouault (obras religiosas: Ecce Homo), los españoles Nonell y Solana (temas de muerte o de toros), el excelente retratista austríaco Kokoschka (retrato de Adolf Loos) y, sobre todo, el noruego Munch, cuya obra El grito (1893) es la que influyó más directamente en el expresionismo germánico. 1.3.1. Características
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