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EL NOVECENTISMO Y LAS VANGUARDIAS Durante el primer tercio del siglo XX en todas las artes se desarrollan los movimientos de vanguardia. Aunque son muy heterogéneos, comparten ciertos rasgos:
En la literatura europea se sucedieron diversas vanguardias. Entre ellas destacan:
Las vanguardias llegan pronto a España, de la mano de intelectuales como Rafael Cansinos Assens y, sobre todo, de un escritor inclasificable, Ramón Gómez de la Serna. En la base de toda su creación, fuertemente experimental, se encuentran las greguerías, imágenes lírico-humorísticas muy ingeniosas que pretenden mostrar una visión insólita de la realidad. Su presencia se percibe en obras como El incongruente o La viuda blanca y negra, novelas vanguardistas donde la acción se sustituye por múltiples situaciones y divagaciones, y donde se explota el ingenio humorístico. Junto a los ismos europeos, tras la I Guerra Mundial se desarrollan en España algunas vanguardias autóctonas, entre las que hay de destacar dos:
El Novecentismo es un movimiento intelectual que surge en torno a la I Guerra Mundial (también se denomina Generación del 14). No es una verdadera generación literaria, sino un grupo de autores que comparten una nueva mentalidad intelectual y literaria que rechaza todas las manifestaciones artísticas del ochocientos. Se trata de creadores con una sólida formación académica y reputada carrera profesional (filósofos, científicos, juristas…) que muestran un firme compromiso con la realidad española y que comparten ideales reformistas y europeístas. El Novecentismo, coetáneo de las vanguardias europeas, comparte con ellas algunas características:
Por su carácter intelectual, los novecentistas se interesan especialmente por el ensayo. En este género destacan Manuel Azaña y Eugenio D’Ors, creador de unos comentarios breves (glosas) que luego reuniría en su Glosari. Pero será José Ortega y Gasset el ensayista más importante del momento. Escribe ensayos filosóficos (El tema de nuestro tiempo) y de tema político, como España invertebrada y La rebelión de las masas, donde expone las causas y posibles soluciones a las tensiones en que se debate el país. Muy influyentes fueron sus ensayos sobre arte y literatura: Ideas sobre la novela y La deshumanización del arte. En esta última defiende un ideal de arte puro o deshumanizado propio del Novecentismo (antisentimental, intrascendente y lúdico). En cuanto a los novelistas cabe destacar dos nombres. Uno es Gabriel Miró. Sus novelas (Nuestro padre San Daniel, El obispo leproso) se caracterizan por una prosa muy elaborada, donde predomina la recreación de sensaciones y de ambientes sobre la acción narrativa. El otro es Ramón Pérez de Ayala, cuyas novelas incorporan frecuentes digresiones ensayísticas y utilizan numerosos recursos experimentales. Destacan títulos como Troteras y danzaderas o El curandero de su honra. En poesía se puede incluir a Juan Ramón Jiménez, cuyo ideal de “poesía pura” y de rigor formal se acerca al Novecentismo. Su trayectoria atraviesa por varias etapas:
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![]() | «Las golondrinas entrecomillan el cielo»; «Las pasas parecen uvas octogenarias» | ![]() | |
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![]() | ![]() | «pueblo». Habituada a predominar en todo, la masa se siente ofendida en sus «derechos del hombre» por el arte nuevo, que es un arte... | |
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