Lenguaje, medio de comunicación entre los seres humanos a través de signos orales y escritos que poseen un significado. En un sentido más amplio, es cualquier procedimiento que sirve para comunicarse. Algunas escuelas lingüísticas entienden el lenguaje como la capacidad humana que conforma al pensamiento o a la cognición.
Lingüística
Lenguaje, cualquier comunicación basada en la interpretación.
Lengua natural, cualquier sistema de comunicación con estructura sintáctica explicable mediante principios de economía y de sintaxis generativa.
lengua (idioma), una lengua natural usada históricamente en cierta comunidad humana.
De acuerdo al carácter de lengua primera o adquirida De acuerdo con el uso actual u origen histórico De acuerdo con el estatus jurídico Según diversas escuelas las lenguas en cuanto formas de expresión se clasifican en
Lengua aislada
Lengua aglutinante
Lengua sintética
Lengua analítica
Lengua fusional
Lengua polisintética
La lengua como sistema de signos
Avisos Google
La más trascendental aportación de Saussure –dejando a un lado la distinción tripartida entre “lenguaje, lengua y habla”, así como la distinción procedimental entre “sincronía y diacronía”- fue su concepción del lenguaje como un sistema de signos, concepción que dio lugar a la aparición del estructuralismo lingüístico contemporáneo.
Entendemos por sistema un “conjunto de cosas que dependen unas de otras”, simplemente. La concepción tradicional del lenguaje era atomista, y pensaba que el número de signos del lenguaje estaba indefinidamente abierto: podían aparecer unos y desaparecer otros, sin que eso afectara a la lengua como tal. A lo sumo, y porque los mismos hechos imponían la evidencia, se describían como pequeños subsistemas las formas verbales, ciertas series de pronombres, como los personales, los posesivos y los demostrativos, bien organizados, con un número fijo de formas que no puede alterarse. Pero no se caía en la cuenta de que todas las zonas de la lengua estaban igualmente estructuradas en subsistemas que, juntos, constituían un sistema total. Y así, al llegar a hablar de los pronombres indefinidos, por ejemplo, las gramáticas enumeraban unas cuantas formas –algo, alguien, cualquiera, alguno…- y añadían un “etcétera”, como si se tratara de una clase abierta de palabras sin límites precisos.
He aquí la genialidad de Saussure, que consistió en señalar que toda la lengua constituye un sistema –es decir, un conjunto de signos relacionados entre sí-, y que los signos son interdependientes. Presentó su idea de un modo intuitivo: los elementos lingüísticos mantienen un equilibrio parecido al que guardan las piezas del ajedrez en un momento de una partida –esto es, en una “sincronía”-. Si se cambia el lugar de una pieza, este equilibrio se altera y se pasa a un sistema totalmente diferente. Así pues, podemos enunciarlo de la siguiente manera: “cada movimiento diacrónico da origen a una sincronía nueva, en la que el conjunto de las piezas que componen el sistema mantienen un equilibro interdependiente, pero distinto del que guardaban en el estado anterior.
La interrelación sistemática que existe entre todos los elementos de la lengua se produce por el hecho de que cada uno de ellos posee un valor que los opone a los demás signos. Así, por ejemplo, la calificación de notable sólo tiene sentido por su situación en el subsistema léxico de las calificaciones, que la agrupa entre aprobado y sobresaliente. El “valor” de cada signo no es, pues, algo que resida en sí mismo, sino en lo que lo opone a los demás, y así lo diferencia. El sistema lingüístico queda estructurado merced a las oposiciones que mantienen los signos entre sí
|