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Narrativa. Reportaje sobre la figura de Juan Marichal, uno de los grandes intelectuales de la cultura española, con motivo de su visita a España. Su obra historiográfica, que dedica especial atención al período republicano, es esencial para todos aquellos que deseen conocer el entramado de la vida nacional de los dos últimos siglos. Reportaje de Pedro Fernaud, publicado el 21 de enero de 1977. | 1977 | |
El centenario del PSOE EL PSOE conmemora, en el día de hoy, el centenario de su nacimiento. El 2 de mayo de 1879 veinticinco personas -dieciséis tipógrafos, tres médicos y un doctor en Ciencias, entre ellas- se reunieron clandestinamente en una taberna madrileña, con las cautelas que la legislación represiva de la Restauración imponía, a fin de «formar un partido que se denominaría Socialista Obrero». El programa provisional, aprobado en julio de ese mismo año, en cuya elaboración participaron Pablo Iglesias y Jaime Vera, serviría de base para las deliberaciones del I Congreso, celebrado legalmente en Barcelona, en 1888, de forma casi simultánea a la fundación de la Unión General de Trabajadores, con asistencia de delegados de veinte agrupaciones que, habían podido ilustrarse, desde dos años antes, con la lectura de El Socialista.Asistimicis, así pues, al cien aniversario del parlido español que posee la más larga historiade todas las formaciones políticas hoy existentes en España. La dialéctica entre la continuidad de esa vieja tradición asociativa y la discontinuidad del presente respecto al pasado mueve, sin duda, bueri.a parte de las contradicciones y pugnas que han hecho del partido de los socialistas españoles un organismo vivo, aun a costa de perder esa eficacia taylorista que los dirigentes políticos a veces desearían tomar prestada de la gran industria o de la milicia. La noticia en otros webs * webs en español * en otros idiomas La juventud del PSOE estuvo marcada por la oposición a las alianzas con los partidos republicanos, expresada como la «guerra constante y ruda» a las formaciones políticas burguesas, por el enfrentamiento radical con las posiciones anarquistas, por la insistencia en el desarrollo de la organización y por una manifiesta indigencia teórica. La escasa penetración del PSOE en Cataluña se vio de alguna manera compensada por su influencia sobre los mineros y'metalúrgicos de Asturias y el País Vasco. El crecimiento de los socialistas fue lento y sólo en 1910, cuando aceptaron un pacto electoral con los republicanos, consiguieron enviar un diputado al Congreso. La alianza con los republicanos abrió al PSOE nuevas perspectivas. Tras el estallido de la gran guerra, su influencia en la política nacional y su penetración en el mundo sinclical aumentaron. La frustrada huelga general de 1917 marca el momento culminante de este período, durante el cual la estrategia del PSOE no fue la conquista del poder sino abrir el camino a un desarrollo capitalista dentro de un marco de instituciones políticas democráticas, que permitiera el fortalecimiento del partido y del sindicato socialistas y la organización de los trabajadores. La década de los veinte es escenario de la escisión comunista, de la decadencia y de la muerte, en 1925, de Pablo Iglesias (cuya mitificada figura había dominado de forma preponderante en el PSOE y cuya biografía, virtudes y defectos marcaron casi cuatro décadas de historia socialista), del ascenso de una segunda generación de líderes, de la incorporación de los intelectuales al equipo dirigente y de la etapa de colaboración vergonzante con Primo de Rivera, defendida por Largo Caballero y criticada por Prieto. El Pacto de San Sebastián, la proclamación de la República y la alianza parlamentaria y gubernamental con los republicanos convirtieron al PSOE en una gran fuerza política nacional, comprometida con la modernización de la sociedad y de la cultura, las reformas en la distribución de la tierra, la organización de la Administración y el sistema educativo y la participación de los trabajadores en la gobernación del Estado. A partir del triunfo electoral de Lerroux y de Gil Roblesen el otoño de 1933, los vientos de la radicalización, nacidos no sólo de la contrarreforma del bienio negro sino también del ascenso del fascismo en Europa y de la destrucción de los partidos socialdemócratas alemán y austriaco, lanzaron al PSOE al holocausto de la Revolución de Octubre e impidieron que Indalecio Prieto, tras la victoria en febrero de 1936 de un frente popular políticamente hegemonizado por los republicanos, asumiera la jefatura del Gobierno. Tras el levantamiento militar de julio de 1936, dos líderes socialistas, que representaban diferentes tendencias dentro de su partido, tuvieron a su cargo, con las mediatizaciones e hipotecas que una guerra civil trae consigo, la dirección del Estado. Primero, Francisco Largo Caballero y después Juan Negrín, representaron, junto a Manuel Azaña, presidente de la República, la continuidad de las instituciones a lo largo de tres años de conflicto fraticida. El exilio socialista fue una larga etapa de conflictos y enfrentamientos entre las diversas tendencias del partido. Alejada la organización regular del PSOE, desde finales de la década de los cuarenta, de un papel protagonista en la resistencia antifranquista, el Congreso de Suresnes, en 1972, posibilitó la sustitución del grupo dirigente del exilio por líderes que unían a su juventud el conocimiento de las transformaciones ocurridas en la sociedad española durante cuarenta años y la ausencia de los rencores históricos. El PSOE, revitalizado por la capacidad política y de liderazgo de Felipe González, reafirmó sus vínculos de continuidad con el pasado en el XXVII Congreso y mostró, en las elecciones legislativas de 1977 y de 1979 y en los comicios municipales hace un mes, que las siglas del partido de Pablo Iglesias, de Largo Caballero, de Besteiro y de Prieto siguen mereciendo la confianza de un. amplio sector de la población española, pese a las profundas transformaciones sufridas por la estructura social de nuestro país, especialmente en las clases trabajadoras, y al carácter acentuadamente interclasista de la propia organización. Faltan poco más de dos semanas para que el PSOE inaugure su XXVIII Congreso, examine sus actuaciones desde la celebración del anterior en diciembre de 1976, y establezca, sin ambigüedades que sólo le perjudican, las coordenadas de su estrategia, las pautas de su organización, la confirmación o redefinición de su ideología y la articulación de sus programas para los próximos tres años. Será el momento de analizar las cuestiones que conciernen a su futuro, en vez de a su pasado, del que, cuando menos, el PSOE de 1979 podría extraer la enseñanza de que la libre expresión de las tendencias en su seno, obligatoriamente vinculadas a personalidades y a corrientes ideológicas, puede ser su gran fuerza de atracción que le diferencie de otros partidos. | Narrativa. El País dedica su editorial al PSOE en su centenario. Analiza las diferentes etapas por las que ha pasado el partido político desde su creación el 2 de mayo de 1879: la muerte de Pablo Iglesias, en la década de los años 20; el levantamiento militar de julio de 1936; el exilio socialista tras la contienda, una larga etapa de conflictos y enfrentamientos entre las diversas tendencias del partido; el liderazgo y carisma de Felipe González, etc. Fecha de publicación: 02/05/1979 | 1979 |
PERFIL "El nuevo Gobierno vasco ha de ser eficaz" Jesús María de Leizaola (PNV) Cuarenta y cuatro años después de la constitución del primer Gobierno autónomo vasco, dos de sus miembros supervivientes, Jesús María de Leizaola -ministro entonces de Justicia- y Telesfóro Monzón -ministro de Gobernación-, de 83 y 75 años, respectivamente, se presentan a las elecciones al Parlamento vasco, que se celebran el próximo domingo. Nacidos ambos del tronco común de Sabino Arana, uno mantiene su fidelidad al Partido Nacionalista Vasco (PNV), en tanto que el segundo abandera la coalición Herri Batasuna.EL PAÍS trató encarecidamente de provocar un « encuentro histórico » entre ambos políticos vascos, hoy humaña y políticamente distantes. Todo hay que decirlo, fue el PNV quien lo hizo impo«sible, «por ternor», aseguraron dirigentes del partido, «a que Madrid vea en ello un dato que otorgue verosimilitud a la posibilidad de creación de un frente abertzale». Los dos testigos de excepción de la existencia de aquel Gobierno lo recuerdan hoy, por separado y a su manera, desde una óptica no precisamente coincidente. Nacido en 1896, con estudios de abogacía, Jesús María de Leizaola ganó, en 1924, la oposición de secretario de Administración local; fije luego funcionario de la Diputación de Guipúzcoa y del Ayuntamiento de Bilbao. Diputado a Cortes constitucionales por Guipúzcoa, en 1931 -sería reelegido en 1933-, participa en la redacción de la Constitución republicana. Antes de hacerse cargo de la cartera ministerial de Justicia ocupaba el cargo de secretario de la Diputación de Guipúzcoa.No quiere hablar Leizaola de su compañero en el Gobierno y también candidato al Parlamento vasco, Telesforo Monzón («estamos en contienda electoral y él está en otra candidatura») y rehúsa una y otra vez cualquier opinión sobre el Gobierno vasco que ha de constituirse dentro de un mes. «Sólo puedo decirle», afirma, «que ha de ser eficaz. Una excesiva dispersión o atomización podría perjudicarle notablemente.» Los primeros recuerdos que evoca Jesús María de Leizaola hacen referencia a la guerra. El viejo lendakari rememora los últimos días del Gobierno vasco en Bilbao, y, contra la versión unánimemente ofrecida por los historiadores, afirma que la orden última de volar los puentes de Bilbao en la retirada no la dio él. «Desde el 30 de marzo de 1937 Mola ya amenazaba con arrasar Bilbao si no nos rendíamos. Tenía un centenar de aviones en Vitoria listos para llevar a cabo su acción. El 26 de abril, los aviones alemanes bombardearían Guernica. Cuando, a mediados de junio (Mola había muerto el día 3 de este mes), el Gobierno de la República anunció el comienzo de su ofensiva a Aragón y Córdoba, Bilbao estaba cercada. El cinturón de hierro, con una línea de trincheras que iba desde Sopelana hasta Somorrostro, estaba maltrecho. El 13 de junio, José Antonio de Aguirre nos convocó en una reunión en la que estaban presentes los altos mandos del Ejército vasco y republicano. Nos notificó que era preciso evacuar a los heridos y a la población civil que lo deseara, trasladar losarchivos al extranjero y defender Bilbao respetando la vida de sus habitantes y presos políticos. Nos dijo que había que volar los puentes del Nervíón para rrenar al fascismo. Esta orden venía del Gobierno de la República.»«Las tropas de Franco estaban ya en el monte Archanda, encima de Bilbao, y el fuego de sus ametralladoras llegaba a sus calles, que eran bombardeadas por los aviones alemanes e italianos. Decidimos dividirnos en dos grupo: uno con Aguirre a la cabeza, marcharía al límite de la provincia de Santander con el grueso del Ejército, para apoyar la tarea de la evacuación. El resto, constituido en Junta de Defensa Provisional, quedaba a mi mando. Conmigo estaban los consejeros Astigarrabía (PCE), Aznar (PSOE) y Gamir Ulibarría, responsable militar del Gobierno. Fue este último, a quien yo había, llamado para darle cuenta de la situación exacta de los batallones en la margen izquierda del Nervión, quien, hacia las nueve de la noche del día 18, dio la orden de volar los puentes, cumpliendo la decisión del ministro de la Guerra. » Jesús María de Leizaola abandonaría en la madrugada del día 19 de junio el hotel Carlton, sede del Gobierno vasco, para ir a reunirse con el resto del Gobierno. Cree hoy el viejo lendakari que aquel Gabinete de concentración funcionó ensu corta vida «a la perfección». Hombre de confianza de José Antonio de Aguirre, entre febrero y junio de 1937 Jesús María de Leizaola fue enviado por aquél a Valencia en tres ocasiones con misiones especiales cerca del Gobierno de la República, en relación con la marcha de la guerra. «Con Prieto y Largo Caballero », recuerda, «tenía buenas relaciones. Participé con ellos en la redacción de la Constitución republicana, dentro de la comisión constitucional. También me entendí bien con Negrín. Jamás hubo ningún problema con ellos respecto a funciones respectivas. Eran verdaderamente autonomistas. Nos entendíamos antes de abrir la boca. Hay que partir de la base de que eran auténticos demócratas, porque concebían la autoridad política a través del pueblo participante. » Quiere quitar importancia Leizaola a los rasgos de soberanía que frente al Gobierno de la República tuvo el Gobierno vasco. «Era un Gobierno de guerra y lo que se hace en tiempo de guerra no puede tener sentido ni significación más que para llegar a la paz. Para mí, la existencia de una moneda propia lo veo hoy como muy simbólico. Tampoco le doy mayor relevancia al hecho de que contáramos con .pasaporte vasco. En circunstancias especiales y en estado de necesidad se hace lo que ésta impone. » Jesús María de Leizaola, que regresó a Euskadi el 15 de diciembre pasado, tras cuarenta años de exilio, entregó simbólicamente en Guernica la legalidad que representaba a Carlos Garaikoetxea, actualmente presidente del Consejo General Vasco. Venía para descansar, para dedicarse a sus libros, a escribir, y casi de improviso se ha visto metido de lleno en la campaña electoral como primer candidato del PNV al Parlamento vasco por la provincia de Vizcaya. | Perfil de Jesús Mª de Leizaola, dirigente del PNV y ex lehendakari vasco, con motivo de las próximas elecciones del Parlamento vasco, a las que se presentan él y Telesfóro Monzón. Ambos participaron, hace cuarenta y cuatro años, en la constitución del primer Gobierno autónomo vasco. Incluye declaraciones de Leizaola. Perfil escrito por Javier Angulo y publicado el 7 de marzo de 1980. | 1980 |
Entre 30.000 y 40.000 refugiados republicanos españoles han contribuido al desarrollo cultural y social de México El 13 de junio de 1939 llegaba a México el barco Sinaia, que transportaba a los primeros exiliados republicanos españoles. Llegaron varios barcos más hasta 1941. Otros grupos hicieron el viaje por diversos medios, hasta que se reunieron entre 30.000 y 40.000 refugiados. Durante más de cuarenta años estos españoles transterrados, como los calificó José Gaos, han dejado importantes huellas en la vida cultural, científica y económica de las comunidades hispanas. Algunos aspectos de esta larga experiencia han sido recogidos en un amplio estudio titulado El exilio español en México (1939-1982), editado por Salvat y Fondo de Cultura Económica, que será presentado a las ocho de la tarde de hoy en el Instituto de Cooperación Iberoamericana por Pedro Laín Entralgo, director de la Real Academia Española. Entre los meses de febrero a mayo de 1939 medio millón de españoles, según señalan los historiadores, salieron de su país. La mayor parte de éstos -aproximadamente el 90%- se dirigió a Francia. En los campos de concentración de este país murieron en los primeros mese! de exilio por lo menos 15.000 españoles. Otros 5.000 perecieron en los campos de concentración nazis. Otros muchos, por lo menos 14.000, se apuntaron a la Resistencia francesa.Desde el final de la guerra civil española y durante la segunda guerra mundial algunos de los que salieron de Francia regresaron a España, pero la mayoría se fue a Latinoamérica, especialmente a Argentina, México y Santo Domingo. Al término de más de cuarenta años muchos de los que vivieron aquellos tiempos se han reincorporado a España. Otros se han integrado en la vida de los países de su inicial destino. Españoles más capacitados La emigración española que se asentó en México tenía especial importancia por las características sociológicas del grupo que marchó a aquel país. En primer lugar, este grupo estaba formado -como señaló Vicente Guarner, militar y escritor exiliado en México que murió el año pasado por profesionales, artistas y políticos, "quienes, además de estar en los años más productivos de su existencia, representaban la parte sustancial de los núcleos intelectuales de su país".Estos españoles encontraron en México un ambiente con experiencias concretas dado que la presencia española había sido, a través de los siglos, múltiple y compleja. Por otra parte, su relación con aquel país se definió, entre otras características, por la simpatía, la conquista, la repulsión, los celos, los traumas y la lejanía de sus hogares. Probablemente llegaron a México los españoles exiliados más capacitados. El libro El exilio español en México, elaborado por una veintena de escritores, intelectuales, periodistas e investigadores mexicanos y españoles exiliados, "pretende dejar constancia de las aportaciones de los españoles republicanos exiliados en México tras la guerra civil". En esta obra, que consta de novecientas páginas, se recogen referencias a la vida política, cultural y económica de los exiliados. El interés por el esclarecimiento de los problemas que plenteó el exilio español en México y en otros países comenzó a surgir en medios intelectuales y editoriales españoles en 1979, con la publicación de la obra de seis volúmenes El exilio español de 1936 (Editorial Taurus), en la que participaron veinticinco autores bajo la dirección del profesor José Luis Abellán. En ella se hacían importantes referencias a la situación de los exiliados en México. Tampoco faltaron otras obras bibliográficas escritas en aquel país. A los primeros libros siguieron actos en vivo, consistentes en homenajes a los intelectuales españoles exiliados en México, exposiciones y conferencias, en especial en el año 1979, al cumplirse el cuarenta aniversario de la llegada del exilio español a México. Gran exposición sobre el exilio En la actualidad el Ministerio de Cultura español y diversas instituciones oficiales mexicanas preparan una gran exposición sobre el exilio español en México con la que se pretende dar a conocer la labor científica y cultural de los exiliados en aquel país, así como los aspectos de la vida cotidiana de estas personas en un lugar fuera de su patria. Esta muestra será inaugurada en Madrid el próximo mes de noviembre, y en el primer mes de 1984, en México.A pesar de las dificultades que tuvieron que superar los exiliados españoles que llegaron desde 1939 a México, éstos no fueron un estorbo. Intelectuales, economistas, artistas, profesores, escritores de diversa significación, especialmente liberal, y de todas las nacionalidades y regiones del Estado español supusieron un refuerzo para la sociedad y el desarrollo mexicano. Con el paso del tiempo los refugiados se fueron integrando en la biografía social de México. Algunos de ellos incluso tuvieron gran éxito en los negocios, pero ésta no fue la meta del colectivo de españoles que emigraron allí. Siempre se han considerado como un fenómeno intelectual que ayudó también al desarrollo de las letras, las ciencia y las artes de aquel país. El libro El exilio español en México contiene, además de los ensayos y diversas ilustraciones del tiempo, un exhaustivo índice de las personalidades más significativas junto con sus aportaciones. De esta manera, podemos encontrar, en el campo de la filosofía, a Gaos, García Bacca, Joan Larrea y Joaquín Xirau; en el de la poesía, a Altolaguirre, Carner, Cernuda, León Felipe, Emilio Prados o Pedro Garfias; entre los escritores, a José Bergamín, Max- Aub y los Díaz Canedo; profesores, como Pedro Carrasco, Ricardo-Vinós o Pedro Moles; pintores, como José Moreno Villa, Miguel Prieto o Souto; músicos, como Rodolfo Halffter; directores de cine, como Luis Buñuel y Luis Alcoriza, y políticos, como Negrín, Varela, Indalecio Prieto o Giner de los Ríos. |
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