Rafael Alberti
Generación del 27 Rafael Alberti nació en el seno de una familia de origen italiana. Su infancia fue muy
despreocupada y completamente libre de tutela, hasta que fue ingresado en el colegio de jesuitas San Luis Gonzaga. Allí recibió una educación estricta y tradicional. El tono asfixiante y la disciplina chocaban con su espíritu libre. Debido a ello empezó a interesarse por otras cosas y dejó a un lado los estudios, incluso llegó a ser expulsado. En el año 1917, él y su familia se fueron a Madrid donde siguió cultivando su vocación por la pintura
demostrando gran capacidad estética para captar el vanguardismo de la época. Tras la muerte de su padre, Alberti comienza a interesarse por la poesía, que se ve reflejado en los
primeros versos que le escribe. Posteriormente, se rodea de otros poetas en la residencia de estudiantes, como pueden ser: García Lorca, Salinas, Guillén, Aleixandre y Gerardo Diego. Junto a ellos surgirá la conocida Generación del 27. En 1925 obtiene el Premio Nacional de Poesía por Marinero en tierra. Años más tarde, debido a su crisis
existencial provocada por su delicada salud, sus penurias económicas y la pérdida de la fe, surge en él un conflicto interior que se ve reflejado en sus obras. En ese momento surge el Alberti político, en plena dictadura de Primo de Rivera. En 1936 estalla la Guerra Civil y él se hace miembro de la Alianza de Intelectuales, que colabora en la
salvación de los cuadros de Museo del Prado frente al bombardeo. Tras la derrota republicana, Alberti se ve obligado a exiliarse a París, hasta que el gobierno les retira el permiso de trabajo por “comunistas peligrosos”. A partir de entonces, vive un exilio que le llevará por diferentes lugares del mundo. Volverá a Madrid tras
las muerte de Franco y es elegido como diputado del Partido Comunista, del cual renuncia por su afán de pertenecer al pueblo. Años más tarde, en 1983 recibe el premio Cervantes. En 1999 murió en su casa del Puerto de Santa María, en su tierra natal.
Debido a sus malas calificaciones, no superó el cuarto año de Bachillerato.
Se inspiró en el portero culé Platko por su buena actuación en la final de la Copa del Rey.
Renunció al premio Príncipe de Asturias.
Sus cenizas fueron esparcidas en el mismo mar de su poema Marinero en tierra.
Evolución poética de Rafael Alberti
Se pueden distinguir cinco momentos en la lírica albertina: popularismos, gongorismo, surrealismo,
poesía política y poesía de la nostalgia. El PRIMER CICLO de su poesía está constituido por Marinero en tierra, donde expresa su sentimiento de
nostalgia por no poder disfrutar del mar de su tierra natal. En La Amante refleja sus impresiones por distintos puntos de Castilla donde viajó con su hermana, representante de vinos y derivados. En el SEGUNDO CICLO surge en él la tradición de Góngora. Se consigue visualizar en la profunda
transfiguración estilística a la que se someten los temas. Entre sus obras destacamos Cal y canto. El TERCER CICLO se abre con Sobre los ángeles y se inicia el surrealismo. Éste nace como una
consecuencia de una grave crisis personal en el marco de la crisis estética general común entonces a todo el arte de Occidente. Las características de este poemario son:
Densidad de las imágenes
Violencia del verso
Creación de un mundo onírico e infernal
Entre las obras de esta tercera etapa encontramos: Sermones y moradas y Yo era un tonto y lo que he
visto me ha hecho dos tontos. Como CUARTO CICLO, Alberti recoge un rasgo definidor del surrealismo como la conducta privada y
pública y lo traduce hacia una toma de posición ideológica cercana al comunismo. Podemos destacar Con los zapatos puestos tengo que morir (su primera manifestación en este ámbito) y Segunda República Española, donde se posiciona más hacia el marxismo. El QUINTO y último CICLO se caracteriza por una poesía no política y una temática nostálgica. Los versos
cultos se alternan con los de estilo neopopular. Algunas de sus obras características de este momento son: Abierto a todas horas y Roma, peligro para caminantes.
Gimiendo por ver el mar, en el que se distingue su nostalgia de no poder estar en su tierra natal, cerca del mar. Pertenece a su primer ciclo.
Lo que dejé por ti. Tras su exilio de España, llega a Roma después de abandonar todo lo relacionado con España. Pertenece al quinto ciclo.
Oda a Platko. Narra las hazañas del portero del F.C. Barcelona en la final de la Copa del Rey. Este poema no tiene relación ningún ciclo.
El tonto de Rafael, en el que hace referencias a él mismo con un tono especialmente burlesco. Pertenece al tercer momento de su evolución poética.
Gimiendo por ver el mar…
Gimiendo por ver el mar, un marinerito en tierra iza al aire este lamento:
¡Ay mi blusa marinera! Siempre me la inflaba el viento al divisar la escollera.
Lo que dejé por ti Dejé por ti mis bosques, mi perdida arboleda, mis perros desvelados, mis capitales años desterrados hasta casi el invierno de la vida.
Dejé un temblor, dejé una sacudida, un resplandor de fuegos no apagados, dejé mi sombra en los desesperados ojos sangrantes de la despedida.
Dejé palomas tristes junto a un río, caballos sobre el sol de las arenas, dejé de oler la mar, dejé de verte.
Dejé por ti todo lo que era mío. Dame tú, Roma, a cambio de mis penas, tanto como dejé para tenerte.
El tonto de Rafael
Por las calles, ¿quién aquél? ¡El tonto de Rafael! Tonto llovido del cielo, del limbo, sin un ochavo, Mal pollito colipavo, sin plumas, digo, sin pelo, ¡Pío-pic!,pica, y al vuelo todos le pican a él. ¿Quién aquél? ¡El tonto de Rafael! Tan campante, sin carrera, no imperial, sí tomatero, grillo tomatero, pero sin tomate en la grillera. Canario de la fresquera, no de alcoba o mirabel. ¿Quién aquél? ¡El tonto de Rafael! Tontaína, tonto del higo, rodando por las esquinas bolas, bolindres, pamplinas y pimientos que no digo. Mas nunca falta un amigo que le mendigue un clavel. ¿Quién aquél? ¡El tonto de Rafael! Patos con gafas, en fila, lo raptarán tontamente en la berlina inconsciente de San Jinojito el lila. ¿Qué run-rún, qué retahila sube el cretino eco fiel? ¡Oh, oh, pero si es aquél el tonto de Rafael!
Javier García Requena, Marta González Romero, Julia Sánchez Iniesta y Diego Torres Núñez.
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