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LITERATURA UNIVERSAL 2º BACHILLERATO 1. SHAKESPEARE Y SU ÉPOCA Humanismo y Renacimiento Con el Renacimiento se pone fin a la Edad Media y se da comienzo a la Edad Moderna. Durante el siglo XVI se produce una gran transformación política, social y económica en Europa: superación definitiva del feudalismo y aparición de un nuevo modelo de Estado ligado a la monarquía; desarrollo de la burguesía y establecimiento de una cierta independencia entre Iglesia y Estado; y consolidación de una economía libre de mercado, basada en el comercio y la actividad financiera. La base ideológica del Renacimiento es el Humanismo, surgido en Italia durante los siglos XIV y XV y caracterizado por la visión antropocéntrica de la realidad, el ideal de armonía y equilibrio como fundamentos del arte, la recuperación de los modelos de la antigüedad clásica y el desarrollo del método experimental como medio de investigación racional del mundo. La prosa renacentista se desarrolla en dos tendencias distintas: la novela y la prosa didáctica.
La poesía renacentista se manifiesta igualmente a través de dos subgéneros diferentes: la poesía épica y la poesía lírica.
Barroco y Clasicismo Durante el siglo XVII se va a producir una profunda crisis en Europa, que afecta a todos los órdenes de la vida: política, economía, sociedad, cultura, religión… Como consecuencia de ella se impone una visión negativa del mundo, un sentimiento generalizado de desengaño y pesimismo existencial, al que los artistas se enfrentan de dos maneras: a través de una visión moralista o por medio de la evasión de la realidad. Esta etapa artística es el Barroco. Expresa un mundo lleno de dualidades, que se manifiestan en formas extremas, recargadas, exageradas, deformando el equilibrio renacentista. Pero el Barroco no se produjo de forma sincrónica en todos los países europeos. Mientras en España, por ejemplo, pervive incluso en el siglo XVIII, en Francia sólo se extiende por la primera mitad del siglo XVII: a partir de 1640 se impone el racionalismo, que retoma conceptos renacentistas como la imitación de los modelos clásicos, el didactismo, la verosimilitud, el equilibrio o el respeto a las reglas. Se trata del Clasicismo, que en el resto de Europa se desarrollará en el siglo XVIII. La prosa del XVII ofrece sus mejores ejemplos en Francia, especialmente en el terreno filosófico y didáctico. Descartes, con su Discurso del método, sienta las bases de la filosofía racionalista: toda idea debe quedar subordinada al principio de verdad, y ésta es revelada por la razón. Como contraposición al racionalismo surge también en Francia el jansenismo –por el obispo Cornelius Jansen-, que desconfía de la razón como forma de conocimiento. Su principal exponente es Pascal, escritor y científico y autor de los Pensamientos. En otra línea, encontramos las Fábulas de La Fontaine o el Simplicissimus, novela picaresca del alemán Hans Grimmelshausen. La poesía barroca tiene sus principales exponentes en España: Góngora y Quevedo. En Europa destaca por encima de todos el inglés John Milton, autor del poema alegórico El paraíso perdido, considerada la obra más importante de la literatura inglesa tras las de Shakespeare. El teatro en los siglos XVI y XVII Durante los siglos XVI y XVII se consolidan las formas y autores que van a configurar el teatro moderno europeo: Shakespeare, Lope de Vega, Molière… Así, el teatro se hace cada vez más popular: cada uno de los diferentes teatros nacionales europeos ofrecerá su propia versión de la nueva visión del mundo. Más allá del teatro religioso medieval o de los espectáculos cortesanos, se desarrolla un teatro verdaderamente popular, dignificado y elevado artísticamente por autores cultos que se inspiran en los modelos de las tragedias y comedias clásicas.
El teatro isabelino La época de Shakespeare se corresponde con el llamado periodo isabelino, que toma su nombre del reinado de Isabel I, hija de Enrique VIII y Ana Bolena. Se trata de una etapa histórica en la que Inglaterra va a experimentar una profunda transformación económica, política, social e ideológica. El detonante de estos cambios es el conflicto religioso surgido del choque entre el catolicismo y la reforma protestante, entre la “merry old England” y el rigor moralista de los puritanos. La generación de Shakespeare es la primera que se enfrentará a la necesidad de construir una nueva cultura y de encontrar una nueva identidad nacional y un nuevo lugar para el individuo. Y aunque estos cambios se producen en todos los órdenes, es en la literatura, y de manera especial en el teatro, donde se perciben con mayor claridad. El teatro religioso pervive en Inglaterra más tiempo que en otros países europeos, de modo que hasta finales del siglo XVI no se consolida un teatro verdaderamente popular encabezado por William Shakespeare. Las dos principales características de este teatro son:
Aunque oscurecidos por la figura de Shakespeare, el teatro isabelino cuenta con otros autores de mérito, como Thomas Kyd, precursor de la tragedia shakesperiana con su obra La tragedia española; Christopher Marlowe, cuyas obras desarrollan el tema del poder de la maldad y autor de La trágica historia del doctor Fausto, precedente de la obra de Goethe; o Ben Jonson, con el que Shakespeare inició su carrera y que fue su principal competidor. Jonson escribe un teatro llamado “de los humores”, siguiendo la teoría vigente en la época de que el carácter de las personas dependía de los humores o líquidos predominantes en su organismo. Su obra más representativa es el Volpone, comedia en la que un astuto personaje manipula a los demás explotando el vicio de cada uno de ellos. |