Otro viaje
Contextualización
Este poema pertenece a Antonio Machado (1875-1939), escritor sevillano, tradicionalmente adscrito –aunque con reservas- a la controvertida Generación del 98 y, sin lugar a dudas, uno de lo más importantes e influyentes poetas del siglo XX.
En concreto, esta composición pertenece a la fase final de Campos de Castilla, publicada en 1917, que Machado compone cuando, una vez muerta Leonor, abandona Soria para regresar a Andalucía (por ello, se conoce como la “Etapa Baeza”).
Tema
El tema de este poema es la soledad que siente Machado tras la pérdida de Leonor.
Resumen
Un viaje en tren por tierras de Jaén le hace evocar irremediablemente “otro viaje” (de ahí el título de la composición) que hizo en el pasado recorriendo Castilla en compañía de su difunta esposa. A través de la evocación de las tierras castellanas, reflejo de su felicidad pasada, el poeta nos transmite eficazmente el profundo dolor que siente y la añoranza por un tiempo que ya nunca volverá.
Estructura interna
El poema podría dividirse en cuatro partes. En la primera, que abarcaría del verso 1 al 24, nos describe el poeta el paisaje que contempla en el momento presente: los campos de Jaén que avista desde el tren en un amanecer de primavera. En la segunda parte (versos 25-32) también predomina la descripción, pero en este caso se centra en el interior del tren: en los compañeros de viaje que comparten con él el vagón de tercera y en su exiguo equipaje: “un viaje saco de cuero” . En la tercera parte (versos 33-42) comienza ya la evocación dolorosa de ese otro viaje “en compañía” que realizó años atrás por las tierras castellanas. Y la última parte, que abarcaría desde el verso 43 hasta el final del poema, describe el estado de ánimo presente del poeta y el sentimiento que le han provocado esos recuerdos, un sentimiento que él mismo sintetiza en dos palabras: “Soledad / sequedad” (versos 48-49).
Aunque en este poema alternen, como acabamos de ver, elementos descriptivos y narrativos, el texto sigue siendo indudablemente lírico, pues unos y otros están siempre al servicio de la expresión de las emociones del poeta.
Análisis métrico (estructura externa) y estilístico
El poema consta de 53 versos de arte menor que no están divididos en estrofas ni siguen un esquema métrico fijo, aunque sí que están enlazados por una rima consonante.
La mayor parte de los versos son octosílabos, pero también los hay de cuatro sílabas (tetrasílabos). La inserción de estos versos más cortos, así como la abundancia de enumeraciones y de encabalgamientos, a veces abruptos (versos 2, 24 o 52), confieren al poema un ritmo entrecortado a través del cual el poeta pretende imitar el traqueteo del tren.
Entre los recursos literarios presentes en este poema cabe destacar los siguientes:
Las personificaciones, como la del tren, que tan pronto corre “devorando matorrales” como “camina” o “silba”, o las de algunos elementos del paisaje: “el campo vuela”, “la niebla huye por los barrancos”, etc.
Las metáforas: los colores “oro y grana” (verso 16) aluden al amanecer, la “mano fría” del verso 41 es una referencia explícita al dolor que siente por la muerte de su esposa, el “ejército de vagones” (verso 45) también remite metafóricamente al tren, etc.
La metonimia “maletas y corazones” (verso 47), a través de la cual se refiere a los viajeros, es decir, a los portadores de las mismas.
Las paradojas con las que expresa su inquietud (“insomne sueño) y su profunda soledad (“ya ni siquiera estoy / conmigo”).
Las numerosas exclamaciones retóricas, que lo mismo le sirven para expresar su inquietud (¡Este insomne sueño mío!) que para exaltar el paisaje castellano (¡pinos del amanecer / entre Almazán y Quintana!) o bien para contraponer su felicidad pasada con el dolor actual (“¡Y alegría / de un viajar en compañía! / ¡Y la unión que ha roto la muerte un día!”).
Conclusión
Podemos cerrar este comentario diciendo que en este poema encontramos rasgos propios de la literatura española de comienzos del siglo XX (también conocida como la literatura de fin del siglo XIX) y que caracterizan la poesía de Machado posterior a los inicios modernistas de Soledades: la libertad en la expresión formal, la presentación directa de las emociones del poeta, la preocupación personal por la vida y un cierto tono reflexivo e intelectual, fácilmente observable sobre todo en los últimos versos. Por otra parte, pese a no ser uno de los poemas más conocidos de Machado, se conjugan en él las constantes más llamativas de su obra: la evocación del paisaje castellano, en el que proyecta estado de ánimo, el dolor existencial y la soledad, provocados en este caso por la muerte de Leonor, y la reflexión de sesgo filosófico.
Otro viaje
Ya en los campos de Jaén, amanece. Corre el tren por sus brillantes rieles, devorando matorrales, alcaceles, terraplenes, pedregales, olivares, caseríos, praderas y cardizales, montes y valles sombríos. Tras la turbia ventanilla, pasa la devanadera del campo de primavera. La luz en el techo brilla de mi vagón de tercera. Entre nubarrones blancos, oro y grana; la niebla de la mañana huyendo por los barrancos. ¡Este insomne sueño mío! ¡Este frío de un amanecer en vela!... Resonante, jadeante, marcha el tren. El campo vuela.
| Enfrente de mí, un señor sobre su manta dormido; un fraile y un cazador ?el perro a sus pies tendido?. Yo contemplo mi equipaje, mi viejo saco de cuero; y recuerdo otro viaje hacia las tierras del Duero. Otro viaje de ayer por la tierra castellana ?¡pinos del amanecer entre Almazán y Quintana!? ¡Y alegría de un viajar en compañía! ¡Y la unión que ha roto la muerte un día! ¡Mano fría que aprietas mi corazón! Tren, camina, silba, humea, acarrea tu ejército de vagones, ajetrea maletas y corazones. Soledad, sequedad. Tan pobre me estoy quedando que ya ni siquiera estoy conmigo, ni sé si voy conmigo a solas viajando.
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