IntroduccióN. Pedro salinas: vida y obra






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fecha de publicación11.09.2015
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  1. INTRODUCCIÓN. PEDRO SALINAS: VIDA Y OBRA

(Madrid, 1891 - Boston, 1951) Poeta español, miembro de la Generación del 27, en la que destacó como poeta del amor. Profundo intelectual y humanista, Salinas estudió las carreras de derecho y de filosofía y letras. Fue lector de español en la Universidad de París entre 1914 y 1917, año en que se doctoró en letras.

En la década de 1920 comenzó una asidua colaboración con la Revista de Occidente y fue catedrático de lengua y literatura españolas en las universidades de Sevilla y Murcia. Trabajó como lector de español en Cambridge. Junto a Guillermo de Torre dirigió la revista Índice literario (1932-1936). En este último año emigró a Estados Unidos, donde trabajó como profesor en distintas universidades, y allí vivió hasta su muerte, salvo algunos períodos en que dictó clases en la Universidad de San Juan de Puerto Rico donde está enterrado.

Poeta subjetivo, heredero de la tradición amorosa de Garcilaso de la Vega y de Gustavo Adolfo Bécquer, el gran tema de su poesía fue el amor, a través del cual matizó y recreó la realidad y los objetos. En su producción poética se pueden distinguir tres etapas:

  • La primera, de poesía pura, influida por Juan Ramón Jiménez, abarca desde los inicios hasta 1931 (Presagios, 1924; Seguro azar, 1929 y Fábula y signo, 1931).

  • La segunda alcanza hasta 1939 y fue la de la poesía genuinamente amorosa, fruto de su apasionada relación con la profesora norteamericana Katherine Whitmore. En ella celebra el amor que da sentido al mundo; la amada es una criatura concreta, en un espacio cotidiano, con la que el poeta mantiene un coloquio continuo. El amor de su lírica no es atormentado y sufrido; es una fuerza prodigiosa que da sentido a la vida (La voz a ti debida, 1933; Razón de amor, 1936 y Largo lamento, 1939). Las obras de esta etapa se nutren de una lírica en segunda persona, vocativa, dirigida a la imagen de la amada, envuelta en las circunstancias externas de la vida actual: relojes, teléfonos, playas, calles, publicidad, automóviles y calendarios aparecen en tal poesía cambiados y transfigurados. La mujer es vista en una perspectiva de proximidad, como una amiga que se convierte en amada al contemplarse reflejada en el "espejo ardiente" que el amor le ofrece. Tal actividad poética, en la que se utilizan elementos métricos muy tenues y leves (metros cortos, con asonancias de una gran flexibilidad, que subrayan el ritmo interno de las metáforas, las ideas y la fluida elocución), halla su mejor representación en La voz a ti debida, obra que ha influido profundamente en la poesía española.

  • La tercera etapa va de 1939 hasta su muerte. La poesía de estos años reflejó sus inquietudes filosóficas, y una preocupación por la función del poeta y del arte, ya que su espíritu humanista se rebeló ante el mundo moderno; pero no fue la suya una poesía meramente intelectualista, sino que se apoyó también en lo sensual, en una visión cósmica pero fuertemente emotiva. Tres libros componen la producción de este período: El contemplado (1946), Todo más claro y otros poemas (1949) y Confianza 1942-1944, (1955, recopilación de poemas sueltos publicada póstumamente).

Salinas escribió también numerosos ensayos críticos, entre los que destacan Jorge Manrique o tradición y originalidad (1947), La poesía de Rubén Darío (1947), El defensor (1948), relatos como El desnudo impecable y otras narraciones (1951) y varias obras de teatro, la mayor parte todavía inéditas. En 2002 aparecieron finalmente las Cartas a Katherine Whitmore, un resumen de la copiosa correspondencia que intercambió con su amada, sobre todo entre 1932 y 1939.


  1. EXPLICA EL TRATAMIENTO DEL AMOR EN LA VOZ A TI DEBIDA

La «Égloga Tercera» de Garcilaso le ofreció el verso «pienso mover la voz a ti debida» de donde procede el título La Voz a ti debida constituido por 70 poemas sin títulos. El libro La voz a ti debida lleva el subtítulo de “Poema”, lo que nos hace pensar en su unidad. Cada poesía comienza en una página nueva. Además, debemos comentar que muchos de los poemas llevan dos o cuatro versos iniciales, separados del resto de la composición; estos versos iniciales, con frecuencia, son como un resumen o un anuncio del tema que se desarrolla a continuación.



El Amor, en Salinas, o más bien la persona amada, tiene en el poeta un efecto de fijación de la propia persona. El mundo pierde su sentido, se difumina, y sólo adquiere relevancia la amada y el efecto que ésta provoca en el poeta, animándole a ser, a convertirse en persona relevante, transformada en trascendente, mientras que antes no era más que un ser anónimo.
De ahí el título, La Voz a Ti Debida, una voz que viene, no del poeta, sino del amor. La obra posee una unidad, forma un conjunto que está unido por un desarrollo común o temática amorosa.
Salinas expone a lo largo de La voz a ti debida su concepto del amor entendido como proceso de autoconocimiento del “yo” a partir del “tú”, y se afirma el gozo del encuentro, las dudas posteriores y la soledad del fracaso amoroso.
El poeta elucubra, a partir de una realidad probablemente autobiográfica acerca del sentido verdadero del amor. Salinas es un idealista, que considera que la unión plena entre dos personas no debe ser puramente física. Aspira a conocer el alma, la verdadera esencia de su amada, a pesar de la resistencia de ella. Intenta fallido, como sabemos, pues finalmente ese proceso de introspección y búsqueda acaban por hacer fracasar la relación amorosa.
Ese amor viene de la nada en donde estaba en potencia el amante antes del amor, se dirige a la gloria de la unión y cae en la desolación final o, lo que es lo mismo, se observa una línea que va desde el nacimiento de la pasión, el clímax de la posesión de la amada hasta la despedida (el antes, el durante y el después del amor). Se trata de una separación final material pues “ese dolor que le recuerda a la amante ya nunca se lo podrán quitar, y Ella le acompañará siempre”. El largo poema termina, pues, con la tristeza y la oscuridad del yo lírico pero siempre con serenidad y sin hundirse en su propio lamento.
En resumen, los poemas se ordenan en torno a tres “momentos” sucesivos en la historia amorosa:

  1. Constatación del gozo, de la inesperada alegría del enamoramiento, que parten de situaciones concretas y reflejan la felicidad del enamorado.

  2. Proceso de búsqueda de la verdadera esencia de la amada. Búsqueda más allá de lo superficial, incluso de la pasión, aunque con esa búsqueda el amor puede entrar en crisis. El poeta reflexiona sobre la dificultad de conseguir su ideal amoroso. Lejos de la alegría del comienzo, a pesar del deseo físico, el poeta se da cuenta de que la amada sigue fuera de su alcance

  3. Exploración del verdadero sentido del amor. El poeta intenta elaborar un Ars Amandi, una filosofía del amor que desea compartir con su amada, pero al final se da por vencido: haber buscado un “tú” perfecto ha causado al amante aislamiento, desilusión y dolor, hasta obligarle a admitir que es una quimera imposible.


El poeta nos cuenta una experiencia amorosa y la presenta como una serie de secuencias, pero sin orden temporal. En unos poemas “narra” mientras que en otros “analiza” lo sucedido.
Aparecen en este libro huellas de los tópicos literarios amorosos que la poesía amorosa tenía establecidos desde Petrarca:

  • La amada crea la vida con sus dedos como si arrancase música a un arpa (Bécquer).

  • El dolor como forma última de amor. Es mejor dolerse por un amor que no haberlo sentido nunca.

  • La mujer, ideal imposible de alcanzar.

  • Preferencia por la esencia de las cosas y desprecio de lo superficial.


Según los profesores Sánchez Reboredo y Alonso Girgado todo el libro se centra en el análisis de ese Tú (la amada) y ese Yo (el poeta) y de la relación entre los dos amantes. Desde el primer poema la amada –mujer real, criatura idealizada, construcción mental o intelectual, fenómeno de conciencia- aparece caracterizada como decidida, agresiva, vital, directa, segura de sí misma, certera por intuición ante la realidad. El amado, por el contario, aparece como una sombra que se desdibuja frente a la rotundidad de la amada. La amada posee un inmenso valor y, al igual que sucedía en la poesía petrarquista, el amante se considera pobre en méritos o en valor para aspirar al amor de una mujer que es concebida como algo enormemente valioso. Ante el deslumbramiento que en él produce la realidad de la mujer, él se considera una sombra. Como si el conjunto del libro tuviese una estructura circular, es curioso que el último poema “¿Las oyes cómo piden realidades,” vuelve a mencionar la sombra, pero ahora no es sólo el amante sino ambos que ya están separados.
Salinas ha seguido el camino del amor y el camino de la poesía. El amor porque su belleza reside precisamente en ser la única de nuestras operaciones espirituales que más se asemeja a lo divino; y la poesía porque a lo largo de los tiempos ha sido el medio para expresar los estados de unión. Esa unión, que tiene algo de religioso, entre dos seres separados es lo que busca expresar el autor. El amor es un sentimiento que parece abarcar todo el universo.
El amor le parece un don tan grande que no lo siente como algo real y si la amada le concede su amor todo el resto de las cosas de la vida dejan de tener valor. Ante la presencia de la amada, no tiene importancia ni el mundo de los negocios o las ocupaciones (“los precios, los catálogos”), ni los viajes, ni el tiempo ni la historia sentimental anterior. El amor es, en Salinas, una actividad exigente, es como una búsqueda. Los amantes deben desprenderse de todo aquello que se considera superficial o falso, deben buscar la desnudez del yo, el ser esencial. Cada uno debe buscar la mejora del otro, porque los hombres pueden mejorar en su ser. El amante ayuda a la amada a ser mejor.
Uno de los motivos más repetidos en el libro es el de que la amada debe ir dejando atrás aquello que es anecdótico, que no está en el centro de su ser. Incluso, y eso llama la atención, algunos de los actos amorosos más habituales, como pueden ser las caricias, son considerados como algo poco relevante, frente al encuentro con el ser auténtico. Ese amor produce una gran alegría, como si todo el mundo se iluminase con una luz intensa y el poeta lo hace notar en muchas partes de su libro. Pero también aparece el temor y el temblor, que está, sobre todo, provocado por la separación, aunque también por el miedo a no entenderse. La noche, con la ausencia de la amada, es uno de los peores momentos (“la noche es la gran duda/ del mundo y de tu amor”).
En la vida normal las personas permanecen separadas; el amor es aquello que rompe la individualidad y que acerca, lo más que se puede, a dos personas. En La voz a ti debida ese amor lleva incluso a vencer las separaciones de tiempo y espacio. Aunque la amada no esté físicamente presente, el poeta puede percibirla a su lado, con su mente. De todo lo que vamos viendo se desprende que el amor posee una enorme parte de imaginación. Sobre la base de los datos corporales, el poeta inventa a la amada.
Se trata, pues, de un amor esencial, como la unión entre lo más propio de cada uno, sin añadidos ni adornos. Hay como un afán de ir hacia una purificación total, como si se quisiera dejar atrás lo que está dado por la historia o por la sociedad, para llegar a lo más desnudo del ser. Se trata, entonces, más que de un poemario sobre el acto amoroso, de un poemario sobre la idea del amor. Lo que viene a decir el poemario es que, en el amor, lo importante es la persona, su auténtica esencia y no aquello, como los títulos, como el dinero, como la fama, que pueden ser accidentales.
Lo que vive uno de los amantes pasa a ser también vivencia del otro. Las sensaciones, las experiencias, incluso los recuerdos pasan del uno al otro. El amor derrota a la separación. La unión entre hombre y mujer puede ser tan grande que, aunque estén separados por la distancia, ella, como está pensando en el amante, vive también otra vida: la de él. Por eso, el amante que no sabe lo que ella hace ignora una parte de su vida, la que ella desarrolla en la distancia. Por eso también, se crean recuerdos de algo que uno no ha vivido; si los dos miembros de una pareja son una unidad, lo que uno haga en la distancia le afecta al otro. Pero la separación más definitiva es la de la muerte. Aunque uno muera, queda el recuerdo en la mente de la amada, pues la muerte definitiva le ocurre al que no ama.
Hacia el final del poemario el yo lírico trata de buscar sin éxito a la amada. Él se caracteriza a sí mismo como sombrío, trágico, desorientado, pesimista, perdedor. Ella se presenta como una criatura luminosa, alegre, feliz, alta e inalcanzable. La radical oposición de los espacios sentimentales y vitales de los amantes crea la intensidad sentimental de la dolorosa y definitiva pérdida. Él siempre ha sabido que el amor y la felicidad eran efímeros y que algún día acabarían y llegaría la tristeza. En fin, el dolor es lo que queda como testimonio de ese amor.
En conclusión, Lázaro Carreter opina que Salinas trasciende las puras anécdotas para encontrar la quintaesencia más gozosa de las relaciones amorosas. Su visión es decididamente antirromántica: la amada no es la “enemiga”; el amor no es desdenes, sufrimiento, frustración. En Salinas, el amor es una prodigiosa fuerza que da plenitud a la vida y confiere sentido al mundo. Es enriquecimiento del propio ser y enriquecimiento de la persona amada. Es un acontecimiento jubiloso. El amor le hace amar la vida y decir que sí al mundo.



  1. DEFINE Y EXPLICA LOS PRINCIPALES TEMAS EN LA VOZ A TI DEBIDA


Como conjunto, como texto poético, La voz a ti debida exhibe su condición de tema único: el amor, pero con variaciones y subtemas: perfiles diversos, facetas, revelaciones, estadios de un proceso que va de la luz a la sombra, de la alegría a la tristeza, de la posesión a la pérdida.
La voz a ti debida gira en torno al tema del amor en sus dos modos de concebir el mundo, que se podrían denominar como el mundo de la luz (la amada es la que posee la luz) y el mundo de las sombras (en él está el enamorado). La realidad en estos dos mundos es contraria, mientras en el mundo de la luz, la amada triunfa con su orden y claridad, en el mundo de las sombras, todo se problematiza, la realidad se vuelve confusa. Ahora sí, solamente la amada es la que puede sacar al poeta del mundo de las sombras.
Nos encontramos, también, que a pesar de que el amor y la amada sean el centro de todo, los dos, amada y amor, son eslabones de la vida y del mundo. La amada forma parte del gran poema que es el mundo, aunque eso sí, muchas veces ella contribuye a que la vida sea perfecta. Por todo ello el poeta y la amada son partes de una cadena de nunca acabar, y como correlato la poesía de Salinas tiene la finalidad de explicar el mundo y la vida a través del amor, y a su vez debe intentar integrar su lírica en el mundo como una pieza más del rompecabezas que es éste.
Además, debe repararse en que, junto al plano sentimental está otro imaginativo-intelectual que se manifiesta en los dominios tú-yo de los amantes poéticos en busca de su lucidez y plenitud, de la autenticidad y verdad del amor, de las raíces más definitorias del ser amado. A tal propósito se ha hablado del conceptismo interior de Salinas, de su actitud inquisitiva y de búsqueda, de su juego dialéctico de contrarios, de su sed de absoluto o plenitud del ser, del pensamiento convertido en sueño, ensoñado, y vuelto materia del poema.
Carlos Feal Deibe realiza una reflexión sobre los temas en La voz a ti debida a partir del gran tema que le da unidad al poema, el amor.

  • La amada como mundo. La amada es equiparada al amor. Lo que es objeto de amor se confunde con el amor mismo, y ello sin necesidad de que lo amado ame también; simplemente por el hecho de estar ahí. Lo típico de Salinas es que llevará este hecho a sus últimas consecuencias. Si la amada es el amor, y el amor gobierna el mundo, la amada gobierna el mundo. Todo está en la amada porque la amada está en todo. No se somete a las leyes exteriores, es ella quien las dicta.

  • El temor. El cambio. Nosotros quisiéramos sujetar al amor (es decir, a la amada que lo simboliza). Tenerlo siempre, pero éste pasa. De ahí el miedo. Salinas busca el alma, el amor, pero no nos deja descansar demorándonos en la contemplación de la gloria obtenida. Hay que luchar siempre por retenerla, porque no se nos escape. El tiempo, introductor de cambios en los seres, es el gran enemigo. Tiempo, cambio: eso es la causa del temor.

  • La espera del amor. La amada es símbolo del amor. Se trata de integrar el amor abstracto con el ser concreto. Por ello se busca el amor en la amada, no fuera de ella, se busca el amor de la amada.

  • Abolición de lo cotidiano. Sólo así podrá encontrarse a la amada. Fuera de todas las costumbres sociales, y, muy especialmente, de los hombres que las crean. Se trata de sacarla de ese mundo para acercarla al mundo del amor, que ella misma esconde dentro. Los amantes no necesitan nada ni a nadie para vivir. El alma se revela sólo en el amor, que exige dos seres. El amor emana del mágico que al tiempo eleva al yo que lo recibe. Como tal, el tema amoroso/ sentimental pasa como de puntillas. Lo importante es que el yo analiza, interpreta, busca tras el mundo real, tras lo superficial, más allá del disfraz. Indaga en la personalidad del tú, en sus actos y conducta. Busca a la amada. El universo, el cosmos, el mundo resulta ser un caos ajeno al orden de la creación. La realidad creada es repudiada por el poeta, que quiere ver siempre más allá, al otro lado, más hacia dentro de lo real.

  • El cambio y la quietud. Se quiere apresar el amor, impedir el cambio. Se le pide quietud y estabilidad a la amada. Es el amor quien crea la vida. Sin amor, los seres son sombras y las sombras habitan en la noche. Sólo si esa noche es una noche de amor, puede salir de ella el día. Se desea una amada entregada, de la cual se excluye el cambio. Para existir hace falta querer.

  • La memoria y el cuerpo. Lo que ocurre cuando dos que se aman se juntan, es que los cuerpos quedan como traspasados y ascendidos a la gloria del amor. La materia no se siente. Se adquiere conciencia del cuerpo solitario, reducido a los estrechos límites que le marcan espacio y tiempo. Sólo los espíritus y los amantes pueden vagar por el espacio libre indefinidamente. Cuando nos falta el cuerpo, la materia, añoramos el hueco que nos deja y sentimos la distancia que nos separa de la persona amada. Lo que importa es el alma, la esencia, no la materia.

  • El paraíso. El amor acaba con los límites espacio-temporales, es decir, trae el paraíso, la visión gozosa del amor. El amor aniquila el mundo de lo cotidiano, de las convenciones. El amor sólo surge de veras allí donde se revela la intimidad de un ser, su alma. El paraíso es pues un mundo virginal, intacto, que los amantes estrenan.

  • El amor como despedida. El amor, el gozo, sólo dura un instante. Lo normal es estar separados. Quienes se dicen adiós tienen que estar juntos para decírselo. Lo propio del amor es prolongar ese momento de la despedida, para así prolongar el amor. Además, quienes están juntos, están diciéndose adiós, preparándose siempre para ese momento de la separación que es lo normal en la vida. La despedida, por tanto, tiene una connotación positiva pues implica que todavía estás junto a la persona amada y no lejos de ella.

  • Hacer frente a lo hecho, a lo existente. El amor en Salinas aniquila todo lo que existe, lo hecho. La quietud que a veces expresan los versos de esta obra es momentánea. Hay que seguir, seguir siempre, si no queremos sumirnos en la monotonía gris de la vida, de lo hecho. El amante quiere ganar, pero ganar es una lucha continua. La conquista no tiene fin. Movimiento constante en busca de la esencia de un ser. Eso es el amor.

  • La libertad. El amor es libre, los seres que se aman se entregan el uno al otro libremente.

  • El amor compartido. La amada es cercana, amiga. Hay un diálogo constante dirigido a la amada, al “tú”. El amante necesita vivir a la amada como persona, descubrirla.

  • La soledad. Ante la ausencia de la amada el poeta se siente solo. Pero esa soledad, ese dolor, le recuerda a la amada y hace que se sienta vivo. El dolor es algo positivo. El dolor revive a quien lo siente, es lo que permanece cuando el ser amado está lejos en el tiempo y en el espacio. El dolor como la prueba más veraz de que el amor ha existido.




  • La salvación. La única salvación posible está en el amor, pese a la dificultad para lograrlo y retenerlo. El amor inmortal es el que nos salva. Nos salvan esos encuentros amorosos entre dos seres –aunque sean breves- porque están más allá del tiempo. De la muerte. Sólo el amor puede vencer a la muerte. Sólo nuestro amor puede sobrevivirnos, salvarnos.




  1. EL TRATAMIENTO DEL LENGUAJE POÉTICO EN LA VOZ A TI DEBIDA

Lázaro Carreter opina que la lengua poética de Salinas es, aunque sólo en apariencia, sencilla. Se trata de una lengua y unos versos rigurosamente trabajados: las palabras se sitúan en el poema con meditada exactitud, y aparecen cargadas de sentido y profundas resonancias.
Feal Deibe cree que Salinas tiene sed de precisiones, que se corresponde muy bien con su visión del mundo. Alejado por igual de lo superficial y lo vago. Desea, con su lengua, concretar lo abstracto.


  • Léxico. En general, el poemario presenta un léxico sencillo donde predominan los campos semánticos del universo (“luceros”), de la naturaleza (“noche, relámpagos, vendaval, viento, soplo, brisa”), de los elementos artificiales (“puertas, señales, muralla, letreros”) o léxico abstracto y existencial (“dolor, amar, queriendo, verdad, mentira, existir”).

  • Diferentes categorías gramaticales:

  • Pronombres, posesivos e indefinidos. ¿Por qué se repiten con tanta frecuencia los pronombres a lo largo del libro? (“yo”, “te”, “otra”, “algo”, “tú”, “me”, “suya”, “todo”, “ella”…) Esta repetición de pronombres va de acuerdo con la intención de Salinas de hacer una poesía pura, que no se añadan detalles, que se prescinda de los adornos y de la historia; el pronombre personal no nos da ninguna característica, se limita a indicar quién es el que habla y quién la que escucha. Los nombres designan las cosas, les ponen límites y los introducen en la cotidianeidad, por eso Salinas prefiere los pronombres que convierten lo dicho en algo nuevo. L. Spitzer afirma que “la repetición de los pronombres es algunas veces una especie de multiplicación del ser, una rebusca de la profundidad de su esencia.

  • Escasez de adjetivos. Es una poesía que va a lo esencial, que no se detiene en lo decorativo. Estamos en un ámbito abstracto, puro. En esa búsqueda de lo más interior, de lo más puro, el poeta desdeña las circunstancias habituales de la vida.

  • Infinitivos. Que son muy abundantes en la obra y le confieren impersonalidad a los poemas. El infinitivo deja la acción en una indefinición temporal, como si nos instaláramos de un modo permanente en el significado de ese verbo. En muchas ocasiones el infinitivo ocupa él solo un verso, con el mismo significado, derrocar al tiempo, no situando la acción en ningún tiempo determinado.

  • Gerundios. Siempre con un sentido durativo habitual, reforzando la lentitud, el movimiento. (“entregándose, engañándose”). Sugieren ese dar vueltas, ese ir y venir de la amada.




  • Figuras retóricas:

  • Antítesis y paradojas. Ya desde el primer poema “Tú vives siempre en tus actos” la amada aparece descrita con rasgos que hacen de ella un personaje muy real y la persona que escribe el poema aparece caracterizada con rasgos muy vagos. A veces, el contraste se establece entre palabras próximas, otras veces, entre secciones del mismo poema. Esa antítesis se establece entre el tú y el yo; pero también en aspectos contrapuestos de una misma personalidad. Así se establece una distinción entre lo vestido y lo desnudo, entre lo exterior y lo interior, entre lo superficial y lo profundo, entre el desamor y la distancia, y el amor y la cercanía (“mi alegría estaba triste”).

  • Enumeraciones. Abundan enormemente. Algunas tienen una cierta relación sistemática entre sus miembros, otras son enumeraciones caóticas cuyos miembros no guardan relación. En estas enumeraciones suelen predominar las constituidas por tres miembros (“olas, hierbas, mañanas”, “islas, palacios, torres”, “los trajes, las señas, los retratos”…) donde se mezclan todos aquellos elementos de la vida cotidiana que pierden sentido ante la llamada del amor excepcional.

  • Paralelismos. En un poema una parte tiene una construcción sintáctica que se repite en un segundo apartado. En otros casos, el paralelismo es antitético diciendo lo contrario en una de lo que dice en otra (“No, no te quieren, no./ Tú sí que estás queriendo”).

  • Poliptoton, que consiste en utilizar, en un contexto cercano, variantes de una misma palabra, ya sean formas distintas de verbos o ya sean sustantivos o adjetivos con derivados cercanos (“querer”/ “quiero”, “ver”/”ve”)

  • Carácter dialógico de todo el texto. La voz a ti debida es un texto apelativo, apostrofado, donde predominan los vocativos. El texto tiene una naturaleza oral, conversacional. Siempre hay una oyente en segunda persona hasta quien sin remedio cada verso debe llegar. Esa segunda persona actúa formalmente más como una dirección que como una persona de carne y hueso. A veces, en ese “falso” diálogo que establece con la amada usa el estilo directo, para dar mayor expresividad al texto. Se basa en sensaciones emocionales y también sensoriales. Esto se concreta en:

  • Cláusulas imperativas abriendo poemas: “Quítate ya los trajes,”, “Despierta. El día te llama”, “Empújame, lánzame”.

  • Interrogaciones retóricas abriendo poemas: “¿Las oyes cómo piden realidades…?”, “Dí, ¿podré yo vivir en esos otros climas”



  1. LAS IMÁGENES CARACTERÍSTICAS DE LA VOZ A TI DEBIDA

Según Leo Spitzer, la principal característica del arte de Pedro Salinas es el conceptismo interior, una especie de agudeza y arte de ingenio que se manifiestas en paradojas, observaciones insólitas, sutiles juegos de ideas, condensación de conceptos, etc. Son recursos para hacer que el lenguaje se pliegue a esa empresa suya de ahondamiento en la realidad.
Debe señalarse la utilización de metáforas atrevidas o poco usuales, que es un rasgo propio de toda la Generación del 27 a la que pertenece Pedro Salinas. La imagen es la atribución, a un ser (aquí el tú amoroso), de capacidades y dimensiones fantásticas, irracionales, insólitas para exaltarlo o magnificarlo sentimental o estéticamente.


Al final, la reflexión se manifiesta viendo hacia atrás un hecho casi lejano. Las sombras y la distancia invaden una habitación vacía, como si la intención premeditada fuera graduar la intensidad para terminar diciendo adiós luego de apagar la luz y dejar el cuarto a oscuras. Como si el autor se despidiera dejando su libro en nuestras manos.
Algunas de ellas son:

TÉRMINO IRREAL PRESENTE EN EL POEMA

TÉRMINO REAL PRESENTE O NO EN EL POEMA

el desnudo”

Lo esencial, lo verdadero

lo alto”

El mundo ideal

lo hondo”

El mundo real, superficial

“relámpago”

Lo momentáneo, lo deslumbrante

“amazona en la centella”

Llegada inesperada, rápida y deslumbrante de la amada

“quitar el color y el número”

Las circunstancias temporales o locales

“el aliento”

La atención de la amada

“el fuego”

La pasión

“quemo”

La impresión sensual que recibe el poeta

“una isla”

EL rubor de la amada, las mejillas

“el cielo, el mar, el azul, la espuma, la brisa”

El sí de la amada

“empavesadas de risas”

La palabra adornada de risa

“mirada de saeta”

Miradas directas al blanco, rápidas hacia el objetivo

“voluntad oscura”

Inquietante incertidumbre

“gran vendaval de su amor”

Poderoso ímpetu destructivo de obstáculos

“nunca bajé más hondo”

No es un bajar físico, sino un degradarse espiritual, existencial

“relojes chicos”

Su pequeñez es soledad, orfandad

“estrellas”

Elevación, grandeza

“sordo mundo”

Mundo indiferente

“árboles del jardín”

Besos de esos labios

“telescopios abajo, desde la estrella, por los años bisiestos”

La rareza del amor, que está lejos

“desatarse el pelo”

Distensión, liberación del ser

“lo horizontal” ( la noche, el mar)

La quietud, el amor

“lo vertical” (el día)

La ocultación, el engaño, el movimiento

“el beso”

La unión

“hojas blancas”, “mapas”

El alma, la quietud

“el teléfono”

La voz, lo positivo, el alma

“catástrofe”

Amor, sorpresa, perplejidad

“gran horror”

Triunfo del amor

“la flor”

Lo negativo, lo ordenado, lo delimitado que destruye el amor

“la confusión”

Lo positivo, abolición de los límites espaciales

“el silencio”

Lo positivo, la nada

“el vuelo de un ave”

Alma

“ave”

El amante

“el aire”

La amada

la sombra”

El cuerpo, no alma, no amor

la sombra”

Lo positivo, la fugacidad de los cuerpos, el alma




  1. PRINCIPALES RASGOS MÉTRICOS Y TONO EN LA VOZ A TI DEBIDA


Según María Rubio Martín de la Universidad de Castilla la Mancha los elementos métricos actúan como elementos de cohesión en los poemas y resultan adecuados para ese fluir constante de pensamiento y sentimiento que es la obra del madrileño (aunque se mueve en unas formas concretas y limitadas).
En La voz a ti debida hallamos tres tipos de estructuras métricas: poemas sin división estrófica. El poema como una sola serie de versos es preferido en aquellas composiciones con predominio de lo narrativo y expositivo sobre lo dialógico, como sucede en “Mañana; la palabra”. Suele ser también la forma preferida para aquellos poemas de mayor efusión afectiva, bien sea positiva, como en los poemas de plenitud amorosa (13, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21), bien sea negativa, como en los poemas de separación o ausencia (44, 47, 49, 63).
Poemas en series. Se trata de poemas con una división en series, las cuales por su extensión e irregularidad no pueden considerarse estrofas. Generalmente el espacio en blanco indica en estas composiciones un cambio u oposición más acusada que afecta globalmente a la estructura del poema. Los casos más frecuentes en una estructura bipartita son:

  1. Separación marcada por conjunciones y otras marcas gramaticales (6, 37, 42, 61)

  2. Oposiciones semánticas (36, 69).

  3. Estructuras paralelas (60, 69).

  4. Cambio de referente (2, 6, 11, 42)


Poemas con distribución estrófica. El pie quebrado (reducción brusca en el número de sílabas para llamar la atención) tiene una destacada presencia en los poemas de Pedro Salinas. Mediante este recurso se potencia la relación entre el tema y la forma en “Y súbita, de pronto”, “Tú no la puedes ver” “Las oyes como piden realidades”. En “Qué alegría, vivir” el pie quebrado marca un cambio brusco en el metro e impone al ritmo mayor lentitud.
Según Sánchez Reboredo y Alonso Girgado la métrica de La voz a ti debida no es muy habitual en la poesía española. La mayoría de los poemas están escritos en versos heptasílabos (7 sílabas) que mezcla en alguna ocasión con endecasílabos (11 sílabas). Pero no riman formando silvas (serie ilimitada de heptasílabos y endecasílabos y rima consonante a gusto del poeta), estancias (una vez creado el esquema se repite a lo largo de la composición) o liras (7a, 11B, 7a, 7b, 11B). También utiliza algunas veces el verso octosílabo.
Hay que señalar también que la medida de los versos de Salinas no es tampoco completamente regular. Así en poemas que tienen versos de siete sílabas en la mayoría del poema se ven a veces interrumpidos por versos menores. Con frecuencia estas interrupciones tienen un valor expresivo.
Con menos frecuencia usa también Salinas los endecasílabos, mezclados, a veces, con otros versos de número impar de sílabas. Así por ejemplo podemos verlo en el poema que cierra el libro, donde los endecasílabos blancos se mezclan con versos de nueve, siete, cinco y tres sílabas, y un verso de dos sílabas.
No debemos olvidar tampoco, la abundante presencia de palabras agudas y esdrújulas (frente a las llanas, que son las más comunes en castellano) que debemos considerar para medir y que introducen una perturbación o significado llamativo en el poema.
Estos versos no suelen seguir una rima determinada y, muy frecuentemente, permanecen sin rima. Serían versos blancos (medida similar pero sin rima). La rima de los poemas de Salinas, cuando existe, suele ser bastante irregular en asonante e interna (“lejos/ viviendo/ espejos”, “estrellas/ ella”, “miraba/ nevaba/ extraña”) del poema “Qué alegría vivir”.


Hay que destacar también que en La voz a ti debida abundan enormemente los encabalgamientos. El sentido del verso se desborda y continúa en los versos siguientes. Eso le da al poema un aire de conversación que no se interrumpe, como un flujo de conciencia que le sale al poeta como si surgiese improvisadamente. Salinas utiliza el encabalgamiento abrupto y el suave de acuerdo con el sentido que quiere transmitir. Cuando se trata de sentimientos negativos suele abundar más el abrupto. En ocasiones, el encabalgamiento abrupto sirve para poner de relieve la palabra que viene a continuación, que queda como resaltada en el fluir del poema. El encabalgamiento suave se deja para la relajación, para el acuerdo, para el disfrute de la naturaleza.
Como todos los grandes poetas, Salinas tiene un buen oído para el sentido musical de las palabras; el uso de los acentos y de las vocales que son destacadas por ello, sirve en algunos casos para poner de relieve aspectos del significado. Hay un ejemplo del primer poema del libro que puede ser significativo; lo señala con acierto Carlos Feal Deibe: el acento recae en la vocal u: “tú”, “punta”, “pulsas”, “mundo”, “triunfos”, “música”… La u es la vocal menos frecuente en castellano por lo que sorprende por su extrañeza y nos conduce a la aparición del raro amor.

Con respecto al tono, hallamos poemas donde predominan los significantes bruscos, la dureza sonora y los significados oscuros (“rutas, tropiece, implacable, cerradas, juego, incógnita, deshechos, traspasados”) que nos transmiten la inquietud íntima del poeta, su desasosiego ante las dificultades y obstáculos e intensidad sentimental. Pero, en general, el tono del poemario se caracteriza por la serenidad del yo en todo momento, pese a indagar en zonas dolorosas, secretas, oscuras de la vida. No hay excesos, ni positivos ni negativos. Todo parece respirar autenticidad, sincera confesionalidad en lo que es un diálogo interior. (A veces, el tono meditativo viene marcado por un cambio de metro).






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