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![]() María Rosal Nadales nació en Fernán Núñez, Córdoba, en 1961. Es licenciada en Filología Hispánica, doctora en Teoría de la Literatura. Imparte clases de Lengua y Literatura en el Instituto de Enseñanza Secundaria Francisco de los Ríos de su ciudad natal, así como en la Universidad de Córdoba, como asociada. Dirige la colección literaria Aula de Poesía Casa del Inca en la editorial Montilla. Ha escrito 13 libros de poesía por los que ha obtenido varios premios: Premio Ciudad de Montoro (1994), Premio Gabriel Celaya (1995) con “Abuso de confianza”, Premio Mario López (1996) con “Brindis”, Premio de Poesía Erótica Cálamo con “Don del Unicornio”, Premio Luis Carrillo y Sotomayor (1996) con “Vuelo rasante”, Premio Ana de Valle (2000) con “Ruegos y preguntas”, Premio Ciudad de Córdoba Ricardo Molina (2001) con “Tregua”, Premio Cáceres Patrimonio Mundial (2002) con “Otra vez Bartleby”, X Premio Andaluz de la Crítica con “Otra vez Bartleby” (2004), I Premio de Poesía Infantil «El príncipe preguntón» (2008), de la Diputación Provincial de Granada, con “Conjuros y otras brujerías”, que será publicada en la colección infantil Ajonjolí de la editorial Hiperión. Obras de poesía publicadas: Sibila (1993), De remedio antiguo no hallado en botica (1994), Abuso de confianza (1995), Brindis (1996), Don del unicornio (1996), In vino veritas (1996), Vuelo Rasante (1996), Inventario (1997), Poemas (1998), Vicios comunes (1999), Noches de Can Can. Ruegos y preguntas (2001), Tregua (2000, 2001), Traveling de acompañamiento (2002), La resaca del fuego “I Quaderni della valle” (2002), A pie de página (2002), Con voz propia (2006). Obras de narrativa publicadas: Córdoba en la mirada (1996); 27 narradores cordobeses (1999). Aparece en las antologías Ellas tienen la palabra; Córdoba y poesía. Ficciones; Estirpe en femenino; Córdoba; Mujer y poesía; Un siglo de sonetos en español; 21 de últimas. Huebra. 2001; Mujeres de carne y verso. POEMAS Locus amonenus No me basta tu piel para tenerte, bálsamo, oscuridad, labio de arena, turbia sublevación que me encadena al abrazo sin alas de la muerte. No basta mi dolor, paloma inerte, para calmar la sed que me gangrena. Pídeme siempre más, es tu condena, conjuro desleal para perderte. Porque ya no me basta con tu vida. Porque tu sangre amaso en mi locura, yerto mi corazón, potro sin brida. Entrégate, desgrana tu cintura en mis labios de sal. Lame la herida que nos labrara Amor con desmesura. BEATUS ILLE No he de callar, por más que con el dedo o con la mano prieta me amordaces. Orgullosa estaré, aunque disfraces los vaivenes certeros donde cedo. No he de callar, y en tan airoso ruedo, cuando cerques mi orgullo y atenaces mi fuste en altivez, cuando amenaces no rendiré ni almena ni mi credo. Y pues que en soledad luces mi arcilla y te mantiene el deje de mi lumbre, sigue frotando siempre, no hay mancilla. No ha de mudar el tiempo tu costumbre de alumbrarme en el gozo, ¡oh maravilla, herida o sima y sin embargo cumbre! Tempus fugit De tibio pedernal, mármol triunfante, delirios circulares de armonía, en redonda y severa simetría, gemela suavidad, melaza andante. Dulce empeño, cristal, claro diamante, embrujada y turgente geografía, que en mostrando descaro y osadía no habrá vaina leal que no levante. Si una mano os asalta en la espesura, responded con fervor y sin recato, que en amorosa lid, vale locura. Y pues que tempus fugit por mandato fuera necio no obrar con desmesura ante lúbrico dios, nunca sensato. Carpe diem Rendida por tu luz, por tu grandeza, brazo crepuscular, espacio enhiesto, cuerpo de la memoria manifiesto en las lides de amor: arte y nobleza, cóncava identidad a tu belleza se te ofrece y reclama, bien dispuesto. Debes hendir gallardo, tierno, apuesto para velar tus armas con destreza. Armado caballero en la colina del monte donde fue reina y señora digna Venus triunfal, dale contento con sabio gesto a la oquedad divina. No dudes sumergirte sin demora en tan filosofal conocimiento. Brindis Mala bestia el amor Mariano Roldán Pongamos por ejemplo que hoy es jueves. Que un sol de plomo cae tras los cristales y recuerdo tu mano en día de lluvia. Digamos que estoy sola y te deseo. Que no hallo el escenario donde acoplar tu imagen con mi aliento. Bebamos y brindemos por la triste ironía de estar vivos y no poder amarnos. Casandra Desmedida en tu huella, eres hija inocente del desierto y las olas. Azul incandescencia. Remota en tus senderos, en la cumbre perfecta del racimo y los labios, cíngulo de tu aliento, dormido en las adelfas. ¿Eres diosa o camino? Mujer acaso. Y basta. Hospes comesque corporis Del salón en el ángulo oscuro... con cuánta precisión, con qué destreza -¡voto a Dios que me espanta esta grandeza!- hiende Venus triunfal de amor el muro. La huella digital talla el conjuro. Andante... molto allegro -qué proeza- contra el fragor erguido de cereza. Cascada y vendaval, dulce cianuro. Hospes comesque corporis: ¡oh dedo! ¡Ariete dispuesto al buen suceso y a no cejar en mengua ni agonía! Sirve otra ronda. Que te importe un bledo vivir o fenecer en el exceso. Labra orgulloso tu caligrafía. Y porque nada, ¡oh dedo! te derrote, otra oportunidad -algarabía- te brinda a discreción el estrambote. Hortus clausus Érase un cráter dulce, almibarado, era un hueco ancestral, grieta festiva, érase cicatriz con lomo y giba, érase una quimera de cuidado. Era un cuenco de anís certificado, érase una hendidura en ofensiva, érase sombra astral, vuelta en ojiva. Era un pozo sin fin, nunca saciado. Érase del placer audaz distrito, era volcán umbrío, cordillera, era de los deleites el garito. Era, según se mire, una chistera guarida de ilusión. Fuera delito que no llevara el mundo por montera. Campo de plumas (inédito) Aunque me envíen a galeras no he de aborrecerte, amado mío. Envolveré tu barco, reventaré la proa contra rocas hostiles. Comeremos con la sucia ralea de marinos sin patria, bebiendo a morro barriles de ginebra. No habrá losa de muerto que aplaque mis antojos. Ni antorcha humana capaz de arder tu fuego. Aunque pagues personal entrenado para guardar tu casa. Así compres un perro y amaestres lagartos, sabré burlar la guardia de absurdos mercenarios, agostar tus alarmas. Desconectar ingenios de la era digital. Convéncete. Hay cosas que no cambian. Por mucho que haya avanzado el mundo, en estas lides, no he de capitular sin condiciones. Prepárate a la lucha cuerpo a cuerpo. |