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La NARRATIVA ESPAÑOLA del SIGLO XX Por Alberto Jiménez Liste. ÍNDICE DEL DOCUMENTO LA NARRATIVA ANTERIOR A LA GUERRA CIVIL 2 PÍO BAROJA (1872-1956) 3 MIGUEL DE UNAMUNO (1864-1936) 4 JOSÉ MARTÍNEZ RUIZ “AZORÍN” 5 RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN (1866-1936) 6 RAMÓN PÉREZ DE AYALA (1880-1962) 6 LA NOVELA DE VANGUARDIA 7 LA NOVELA SOCIAL 8 LA NARRATIVA DESDE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA 8 DESTELLOS DE GENIALIDAD 9 NARRADORES EN EL EXILIO 10 RAMÓN J. SENDER 11 MAX AUB 11 FRANCISCO AYALA 12 INNOVACIONES NARRATIVAS A PARTIR DE LOS AÑOS 50 12 LA NARRATIVA DE LOS AÑOS SESENTA 16 ÚLTIMAS PROMOCIONES DE NARRADORES 18 DISPERSIÓN DE TENDENCIAS EN LA NARRATIVA ACTUAL (1980-2012) 19 ANTONIO MUÑOZ MOLINA: UN CLÁSICO DE NUESTROS DÍAS 21 MIGUEL DELIBES. LOS SANTOS INOCENTES 22 LOS SANTOS INOCENTES: UN CLÁSICO INMEDIATO 26 Personajes 26 Ética cristiana y educación 28 Estilo y estructura de Los santos inocentes 29 COLOFÓN: OTROS TEXTOS DE MIGUEL DELIBES 31 Hemos de comenzar enmarcando la producción novelística española en un panorama renovador de sumo interés, pues los comienzos de siglo van a estar protagonizados por la irrupción de algunas obras maestras de autores extranjeros que van a ser referentes clave para la evolución de nuestra narrativa. Así las cosas, Marcel Proust y James Joyce, quienes entienden el texto como herramienta perfecta para el viaje interior (el viaje interior será habitual en textos de Unamuno, Baroja, Delibes, Martín Santos) y la recuperación de la memoria (piénsese, a manera de ejemplo, en Cinco horas con Mario de Miguel Delibes o El cuarto de atrás de Carmen Martín Gaite), rompiendo con el convencionalismo narrativo, con el realismo decimonónico que, por otra parte, había alcanzado una envidiable cota de perfección (tanto fuera como dentro de España, como es el caso de nuestro Benito Pérez Galdós). Con su Ulises (1922) James Joyce toma el testigo del viaje del héroe, asume las pautas clásicas de la aventura de Homero para dinamitarlas, presentando en sociedad al héroe actual, al urbanita que sufre odiseas de signo muy contrario (este tipo de personajes pueblan el universo barojiano, tal es el caso de Mala hierba o La busca); en las que la aventura interior adquiere una primordial importancia. El lector que abre la novela ya no busca la entrada a mundos fantásticos, a marcos idealizados épicos y caballerescos; su viaje es una búsqueda, tal y como plantea Proust en las siete novelas de En busca del tiempo perdido (1913-1927), de un pasado inmediato, de esa memoria que configura la razón de ser de cada cual, de ahí quizás ese marcado realismo, presente en buena parte de nuestra narrativa: El camino (Miguel Delibes, 1950), La colmena (Camilo José Cela, 1951), , Tiempo de silencio (Luis Martín Santos, 1962), por citar algunos ejemplos. No haríamos justicia si a estos autores (Proust y Joyce) no añadiéramos los nombres de Franz Kafka (La metamorfosis, 1915), Thomas Mann (La montaña mágica, 1924), Virginia Wolf (Ms. Dalloway, 1925) o Aldous Huxley (Un tiempo feliz, 1932), que contribuyen a cambiar en diversos sentidos el panorama literario. La novela en España, con autores como Miguel de Unamuno, Pío Baroja o Ramón María del Valle-Inclán, se adscribe a este proceso de renovación temática y formal, pero para entender su evolución hemos también de tener en cuenta la realidad social de nuestro país (así la Guerra Civil y los cuarenta años de represión franquista) y fenómenos artísticos paralelos como el drama y el poema (la estética del esperpento, el teatro de Buero Vallejo, la poesía social de los años cincuenta, etc.). Pero vayamos por partes y establezcamos una división entre la narrativa anterior y posterior al conflicto bélico susodicho. |