descargar 154 Kb.
|
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() SUMMER READING Dear Students: Welcome to AP Spanish Literature for the 2012-2013 school year! You are the fourth set of students in the history of Egg Harbor Township taking AP Spanish Literature. You obviously like a challenge because you have selected a very demanding course! You will be reading works from Spain and Latin America, from some of the most outstanding authors in the Spanish-speaking world: playwrights, poets, essayists an novelists from the Middle Ages to the present. You will read and summarize at least one work from each author discuss the themes and analyze how the writer’s artistry (choice of words, rhetorical devices, etc.) relates to the ideas, messages and feelings he or she wishes to convey to the reader. While the class will spend several days or weeks on certain authors and works, at other times you will be required to read and analyze a short story or poem every day. Of course, class will be conducted in Spanish, and all assignments and assessments will be in Spanish. In this course you will do a great deal of writing:
Attached is a list of the authors and works you will be required to study in order to prepare for the AP Spanish Literature exam in May of 2013. As you can see, it is very extensive. In order to get a head start on the course work, you are receiving this packet of summer reading, which includes several 20th Century short stories from the list. Each is a masterpiece in itself, and the language is modern, so hopefully you will enjoy reading them and not find them too difficult. For each story, there are comprehension questions and some analysis and interpretation activities. When you return to school in September, you will discuss each story, and make a journal entry The packet contains photocopies of the stories, along with the questions and activities you need to complete. Here is my school email address socorroy@eht.k12.nj.us. I encourage you to ask me questions if you have any difficulty with this assignment. The textbook, it is Abriendo Puertas, Antología de Literatura en Español, Tomos I, II & III. The publisher is Nextext. Once again, congratulations on accepting the challenge of a college level literature class and exploring the rich literature of the Spanish-speaking world. Sra. Socorro SUMMER READING ASSIGNMENTS AP SPANISH LITERATURE All work is due the second week of class in September. 1. Juan Rulfo: No oyes ladrar los perros
2. Julio Cortazar: La noche boca arriba
3. Horacio Quiroga : El Hijo
4. Escribe un poema El plan para escribir un poema. Primero, elije el tema que quieres trabajar y elabora una lista de palabras referidas a éste. Observa que en la lista haya sustantivos, verbos y adjetivos. Busca palabras que rimen con algunas de las que ya están enlistadas, y con ellas forma enunciados. Después escribe de manera individual, tu poema. Revisa los recursos que puedes emplear para que el lenguaje y las ideas sean diferentes a los que usas de manera cotidiana. Cuando hayas terminado, Por favor vuelve y revísalo. Modifica, enriquece tu poema, y elabora la versión final. Debes incluir el titulo del poema, dos estrofas y 10 versos. AP Spanish Literature Summer Assignment – Vocabulary List On a separate piece of paper, define and describe each of these literary terms. Write the English meaning, a Spanish definition for each word, and if the term has an * give an example. A test will be given on these words during the first week of school. These terms will be essential in your study and analysis of literature throughout the year.
Juan Rulfo (Sayula, México, 1918 - Ciudad de México, 1986) Escritor mexicano. Juan Rulfo creció en el pequeño pueblo de San Gabriel, villa rural dominada por la superstición y el culto a los muertos, y sufrió allí las duras consecuencias de las luchas cristeras en su familia más cercana (su padre fue asesinado). Esos primeros años de su vida habrían de conformar en parte el universo desolado que Juan Rulfo recreó en su breve pero brillante obra. En 1934 se trasladó a Ciudad de México, donde trabajó como agente de inmigración en la Secretaría de la Gobernación. A partir de 1938 empezó a viajar por algunas regiones del país en comisiones de servicio y publicó sus cuentos más relevantes en revistas literarias. En los quince cuentos que integran El llano en llamas(1953), Juan Rulfo ofreció una primera sublimación literaria, a través de una prosa sucinta y expresiva, de la realidad de los campesinos de su tierra, en relatos que trascendían la pura anécdota social. En su obra más conocida, Pedro Páramo (1955), Rulfo dio una forma más perfeccionada a dicho mecanismo de interiorización de la realidad de su país, en un universo donde cohabitan lo misterioso y lo real, y obtuvo la que se considera una de las mejores obras de la literatura iberoamericana contemporánea. No oyes ladrar a los perros -Tú que vas allá arriba, Ignacio, dime si no oyes alguna señal de algo o si ves alguna luz en alguna parte. -No se ve nada. -Ya debemos estar cerca. -Sí, pero no se oye nada. -Mira bien. -No se ve nada. -Pobre de ti, Ignacio. La sombra larga y negra de los hombres siguió moviendose de arriba abajo, trepándose a las piedras, disminuyendo y creciendo según avanzaba por la orilla del arroyo. Era una sola sombra, tambaleante. La luna venía saliendo de la tierra, como una llamarada redonda. -Ya debemos estar llegando a ese pueblo, Ignacio. Tú que llevas las orejas de fuera, fíjate a ver si no oyes ladrar los perros. Acuérdate que nos dijeron que Tonaya estaba detrasito del monte. Y desde qué horas que hemos dejado el monte. Acuérdate, Ignacio. -Sí, pero no veo rastro de nada. -Me estoy cansando. -Bájame. E1 viejo se fue reculando hasta encontrarse con el paredón y se recargó allí, sin soltar la carga de sus hombros. Aunque se le doblaban las piernas, no quería sentarse, porque después no hubiera podido levantar el cuerpo de su hijo, al que allá atrás, horas antes, le habían ayudado a echárselo a la espalda. Y así lo había traído desde entonces. -¿Cómo te sientes? -Mal. Hablaba poco. Cada vez menos. En ratos parecía dormir. En ratos parecía tener frío. Temblaba. Sabía cuándo le agarraba a su hijo el temblor por las sacudidas que le daba, y porque los pies se le encajaban en los ijares como espuelas. Luego las manos del hijo, que traía trabadas en su pescuezo, le zarandeaban la cabeza como si fuera una sonaja. É1 apretaba los dientes para no morderse la lengua y cuando acababa aquello le preguntaba: -¿Te duele mucho? -Algo -contestaba él. Primero le había dicho: "Apéame aquí... Déjame aquí... Vete tú solo. Yo te alcanzaré mañana o en cuanto me reponga un poco." Se lo había dicho como cincuenta veces. Ahora ni siquiera eso decía. Allí estaba la luna. Enfrente de ellos. Una luna grande y colorada que les llenaba de luz los ojos y que estiraba y oscurecía más su sombra sobre la tierra. -No veo ya por dónde voy -decía él. Pero nadie le contestaba. E1 otro iba allá arriba, todo iluminado por la luna, con su cara descolorida, sin sangre, reflejando una luz opaca. Y él acá abajo. -¿Me oíste, Ignacio? Te digo que no veo bien. Y el otro se quedaba callado. Siguió caminando, a tropezones. Encogía el cuerpo y luego se enderezaba para volver a tropezar de nuevo. -Este no es ningún camino. Nos dijeron que detras del cerro estaba Tonaya. Ya hemos pasado el cerro. Y Tonaya no se ve, ni se oye ningún ruido que nos diga que está cerca. ¿Por qué no quieres decirme qué ves, tú que vas allá arriba, Ignacio? -Bájame, padre. -¿Te sientes mal? -Sí -Te llevaré a Tonaya a como dé lugar. Allí encontraré quien te cuide. Dicen que allí hay un doctor. Yo te llevaré con él. Te he traído cargando desde hace horas y no te dejaré tirado aquí para que acaben contigo quienes sean. Se tambaleó un poco. Dio dos o tres pasos de lado y volvió a enderezarse. -Te llevaré a Tonaya. -Bájame. Su voz se hizo quedita, apenas murmurada: -Quiero acostarme un rato. -Duérmete allí arriba. Al cabo te llevo bien agarrado. La luna iba subiendo, casi azul, sobre un cielo claro. La cara del viejo, mojada en sudor, se llenó de luz. Escondió los ojos para no mirar de frente, ya que no podía agachar la cabeza agarrotada entre las manos de su hijo. -Todo esto que hago, no lo hago por usted. Lo hago por su difunta madre. Porque usted fue su hijo. Por eso lo hago. Ella me reconvendría si yo lo hubiera dejado tirado allí, donde lo encontré, y no lo hubiera recogido para llevarlo a que lo curen, como estoy haciéndolo. Es ella la que me da ánimos, no usted. Comenzando porque a usted no le debo más que puras dificultades, puras mortificaciones, puras vergüenzas. Sudaba al hablar. Pero el viento de la noche le secaba el sudor. Y sobre el sudor seco, volvía a sudar. -Me derrengaré, pero llegaré con usted a Tonaya, para que le alivien esas heridas que le han hecho. Y estoy seguro de que, en cuanto se sienta usted bien, volverá a sus malos pasos. Eso ya no me importa. Con tal que se vaya lejos, donde yo no vuelva a saber de usted. Con tal de eso... Porque para mí usted ya no es mi hijo. He maldecido la sangre que usted tiene de mí. La parte que a mí me tocaba la he maldecido. He dicho: "¡Que se le pudra en los riñones la sangre que yo le dí!" Lo dije desde que supe que usted andaba trajinando por los caminos, viviendo del robo y matando gente... Y gente buena. Y si no, allí esta mi compadre Tranquilino. E1 que lo bautizóa usted. El que le dio su nombre. A él también le tocó la mala suerte de encontrarse con usted. Desde entonces dije: "Ese no puede ser mi hijo." -Mira a ver si ya ves algo. O si oyes algo. Tú que puedes hacerlo desde allá arriba, porque yo me siento sordo. -No veo nada. -Peor para ti, Ignacio. -Tengo sed. -¡Aguántate! Ya debemos estar cerca. Lo que pasa es que ya es muy noche y han de haber apagado la luz en el pueblo. Pero al menos debías de oír si ladran los perros. Haz por oír. -Dame agua. -Aquí no hay agua. No hay más que piedras. Aguántate. Y aunque la hubiera, no te bajaría a tomar agua. Nadie me ayudaría a subirte otra vez y yo solo no puedo. -Tengo mucha sed y mucho sueño. -Me acuerdo cuando naciste. Así eras entonces. Despertabas con hambre y comías para volver a dormirte. Y tu madre te daba agua, porque ya te habías acabado la leche de ella. No tenías llenadero. Y eras muy rabioso. Nunca pensé que con el tiempo se te fuera a subir aquella rabia a la cabeza... Pero así fue. Tu madre, que descanse en paz, quería que te criaras fuerte. Creía que cuando tú crecieras irías a ser su sostén. No te tuvo más que a ti. El otro hijo que iba a tener la mató. Y tú la hubieras matado otra vez si ella estuviera viva a estas alturas. Sintió que el hombre aquel que llevaba sobre sus hombros dejó de apretar las rodillas y comenzó a soltar los pies, balanceándolo de un lado para otro. Y le pareció que la cabeza; allá arriba, se sacudía como si sollozara. Sobre su cabello sintió que caían gruesas gotas, como de lágrimas. -¿Lloras , Ignacio ? Lo hace llorar a usted el recuerdo de su madre, ¿verdad? Pero nunca hizo usted nada por ella. Nos pagó siempre mal. Parece que en lugar de cariño, le hubiéramos retacado el cuerpo de maldad. ¿Y ya ve? Ahora lo han herido. ¿Qué pasó con sus amigos? Los mataron a todos. Pero ellos no tenían a nadie. Ellos bien hubieran podido dercir: "No tenemos a quién darle nuestra lástima ". ¿Pero usted, Ignacio? Allí estaba ya el pueblo. Vio brillar los tejados bajo la luz de la luna. Tuvo la impresión de que lo aplastaba el peso de su hijo al sentir que las corvas se le doblaban en el último esfuerzo. Al llegar al primer tejaván, se recostó sobre el pretil de la acera y soltó el cuerpo, flojo,como si lo húbieran descoyuntado. Destrabó difícilmente los dedos con que su hijo había venido sosteniéndose de su cuello y, al quedar libre, oyó cómo por todas partes ladraban los perros. -¿Y tú no los oías, Ignacio? -dijo . No me ayudaste ni siquiera con esta esperanza. Preguntas para guiar la lectura 1. ¿Qué le pregunta el padre a Ignacio al comienzo del cuento? 2. ¿A dónde se dirigen? ¿Para qué van allá? 3. ¿Por qué no quiere el padre sentarse para descansar un poco? 4. ¿Cuál es el estado del hijo? 5. ¿Qué le dice el hijo al padre? 6. ¿Por quién hace el padre esta gran sacrificio? 7. Cuando el padre le habla de Ud. al hijo: ¿qué tipo de reproches le hace? 8. ¿Qué recuerda el padre del nacimiento de Ignacio? 9. ¿Por qué pregunta el padre: "¿Lloras, Ignaco?" 10. ¿En qué momento muere el hijo? |