LAF189 Poema Guadalupano Luis de Mendizábal y Zubialdea, autor de este poema, dedicado al entonces obispo de de la diócesis de Puebla de los Ángeles, Manuel Ignacio González del Campillo, ilustra, a través de diversas metáforas, la trayectoria de la Nueva España bajo la protección de la virgen María de Guadalupe.
En el diálogo de la patria y de María, el poeta dibuja un entorno bucólico, en el que la patria, a la que reconoce mexicana, llora el estado actual de su existencia, que ha sido trastocada por un "furioso torbellino", que ha traído a sus tierras y pastores numerosas desgracias que han terminado con la vida tal y como la conocían.
La composición vislumbra la inversión del status quo de la vida virreinal, en donde los poderosos perderán su dominio y los revoltosos tomarán el poder, a semejanza de lo sucedido en Francia durante la revolución. La patria, identificada con el nombre de América, pide a la religión, encarnada en María de Guadalupe, que no la abandone ante tales tribulaciones.
La madre de Dios le responde a la América con un recuento desde su aparición en el continente "yo eché a Huitzilopochtli sanguinoso" y reprueba la violencia fratricida que al momento envuelve a los territorios americanos. Irónicamente, el autor señala en boca de la divinidad, que contra la crueldad de Allende, "Aquilón te defiende", sin conocer que dicho navío español que alguna vez fue de la armada española, para ese momento ya servía a la nación inglesa.
Mendizábal y Zubialdea reconoce en la América una nación formada por elementos peninsulares y locales, que componen una unidad, al igual que la deidad es una con diferentes manifestaciones. Ve en el levantamiento una lucha fratricida que debe terminar pues tanto el nacido en América como el que viene de lejos forman un solo pueblo. |