Índice
Disciplina artística: Literatura (pag.1 – 13)
Miguel Arteche
-Biografía
-Obras
-Criticas
-Aportes.
Disciplina artística: Músico (pag.14- 29)
Joe Vasconcellos
-Biografía
-Obras
-Criticas
-Aportes.
Disciplina artística: Cineasta ( pag.30 – 42)
Raúl Ruiz
-Biografía
-Obras
-Criticas
-Aportes.
Disciplina artística: Pintor (pag. 43 – 58)
Roberto Matta
-Biografía
-Obras
-Criticas
-Aportes.
Grandes creadores Chilenos.
2012
3 medio A
Nicole Stevenson
22/10/2012 MIGUEL ARTECHE (1926-2012)
Disciplina artística: Literatura.
 
Miguel Arteche nació en Nueva Imperial, el 4 de junio de 1926. Estudió en el Liceo de Los Ángeles y en el Instituto Nacional de Santiago. Cursó estudios de derecho en la Universidad de Chile, carrera que no finalizó, y de Literatura Española en la Universidad de Madrid desde 1951 hasta 1953.
Su infancia está marcada por su tío sacerdote don Gonzalo Arteche Bahillo, quien tuvo una importante biblioteca donde el joven Arteche inicio sus primeras lecturas poéticas, claramente influenciado por la literatura española de los Siglos de Oro y, más tarde, por la poesía, y es ahí cuando el poeta iniciará su andadura y aventura hacia la poesía. Falleció el 22 de julio de 2012, tras varios años alejado de la actividad pública.
Sus obras:
Poesía La invitación al olvido, 1947
Oda fúnebre, 1948
Una nube, 1949
El sur dormido, 1950
Cantata del desterrado, 1951
Solitario, mira hacia la ausencia, 1953
Otro continente, 1957
Quince poemas, 1969
Destierros y tinieblas, 1963
De la ausencia a la noche, antología que reúne los tres poemarios anteriores, 1965
Resta poética, 1966
Para un tiempo tan breve, 1970
Antología de veinte años, 1972
Noches, 1976
Cantata del pan y la sangre, 1980, 1981, 1986
Variaciones alemanas, 1986
Variaciones sobre versos de Karol Wojtyla, 1987
Monólogo en la Torre, 1989
Siete canciones, 1989
Tercera antología, Corregidor, Buenos Aires, 1991
Fénix de madrugada, 1975-1992
Antología cuarta, LOM, Santiago, 1996
Poemas para nietos, 1996
Para un tiempo tan breve, 1997
Poesía y prosa, antología; prólogo, selección y notas de Andrés Morales, Editorial Universitaria, Santiago 2000
Jardín de relojes, 2002
El café, 2004
Novelas
La otra orilla, 1964
El Cristo hueco, 1969
La disparatada vida de Félix Palissa, 1975
El alfil negro, 1992, inédita
Relatos Mapas del otro mundo, 1977
Las naranjas del silencio, 1987
En 1947, publicó su primer volumen de poemas, “La invitación al olvido”.Este poemario tiene como tema principal el sur de Chile.
En 1951, comenzó a colaborar regularmente en el diario El Mercurio, año en que viajó a España, donde su oficio poético se nutrió del mundo intelectual de la época. En este período publicó en Madrid “Solitario mira hacia la ausencia”. Sus viajes por distintos países europeos fraguaron el volumen “Otro continente”, que cristalizó su experiencia en el viejo mundo.
Su regreso a Chile estuvo marcado por una incansable labor literaria, recibió un amplio reconocimiento de la crítica y fue incluido en diversas antologías chilenas y extranjeras.
En 1961 publicó “Quince poemas”. En 1963aparecieron “Destierros y tinieblas”. Ese mismo año fue llamado para integrar como miembro de número la Academia Chilena de la Lengua.
En 1964, publicó su primera novela “La otra orilla”, que también recibió una calurosa acogida por la crítica. En 1965-66, fue designado agregado cultural en la Embajada de Chile en Madrid en el cual durante su estadía en este país editó dos importantes volúmenes de poesía: “La antología” y “Resta poética”Luego escribió en 1969“El Cristo hueco”, y en 1971 “La disparatada vida de Félix Palissa” y en 1992“El alfil negro”.
Antología poética
| | | | | Fénix de madrugada (1994) : Premio de Poesía del Consejo Nacional del Libro y la Lectura, en 1995
Antología cuarta (1996)
  
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Paralelamente a su actividad poética y narrativa, escribió ensayos en los que reflexiona sobre temas literarios, culturales y sociales, como por ejemplo “Notas para la vieja” y “La nueva poesía chilena” o también llamada “La extrañeza de ser americano”.
Premios:
Premio de la Alianza de Intelectuales 1949
Premio de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción 1950
Premio Municipal de Poesía de Santiago 1950 por El sur dormido (ex aequo con Claudio Solar)
Premio Alerce 1960
Premio Municipal de Poesía de Santiago 1964 por Destierros y tinieblas
Premio Libro de Oro de Poesía 1977
Premio Municipal de Poesía de Santiago 1977
Premio del Instituto Goethe de Santiago 1979
Finalista del Premio Nacional de Novela 1992 de la Editorial Andrés Bello con El alfil negro
Premio de poesía 1995 del Consejo Nacional del Libro y la Lectura por Fénix de madrugada
Premio Nacional de Literatura 1996.

Poema: Los hombres prudentes Los hombres prudentes, los ponderados de rostros cadavéricos, los que pesan el sí toda la vida y dan vueltas al no toda la muerte, los que dicen: ¡cuidado!, los que juegan su nombre en un cuchillo que el protocolo no consulta, los anodinos que se espantan, los que ni frío ni caliente, los que no comen ni dejan comer, los súbditos de todos los miedos, los que retroceden cuando avanzan, los gelatinas, los que a plazos vendieron su esqueleto, los que libraron una guerra a muerte para condecorados ser por el que sea, los pequeñitos hombres de los cócteles, los honorables del anonimato, los aguas de borraja, los perfectamente equilibrados, los tal vez, los quién sabe. Y las putas ya entraron al Reino de los Cielos. Profundización: ( comentario en un blog.)
Cuando tenía 16 años y empecé a escribir y leer poesía participé por única vez en un taller literario, en el Centro Cultural La Barraca de La Florida. Lo comandaba Eledín Parraguez, un gran profesor, poeta y amigo. Miguel Arteche había ganado el Premio Nacional de Literatura ese año y se le rendiría un homenaje, yo nunca lo había escuchado (la verdad es que no cachaba a niun escritor), pero se hizo un acto donde me tocaría a mí leer en el escenario unos versos suyos, actuando pensativo frente a un tablero de ajedrez y donde se veía al costado una bicicleta. Estos elementos hacían alusión a algunos de sus poemas y aficiones.
Luego en el cóctel mientras aprovechábamos de tomar vino, mi amigo del taller le contó que dirigía el taller de ajedrez, así que rápidamente el poeta lo desafió. La verdad es que Arteche lo desmanteló rápidamente, aunque en honor a la verdad, el vino y una chiquilla de buenas piernas que revoloteaba entre los canapés, permitieron la distracción de mi amigo de perder rápidamente a la reina. Miguel Arteche me felicitó por el poema recitado, me preguntó si escribía y luego me alentó a continuar, la verdad es que no pesqué mucho porque si no se hubiera realizado ese acto me hubiera demorado un montón en leerlo, seguramente años después en la Universidad, pues en la Biblioteca (de Ingeniería de la Chile) había una antología suya que al encontrarla y revisarla recordé lo que recién les conté (que como anécdota no tiene ninguna gracia salvo la asociación de su nombre con la poesía y el ajedrez). Y hallé esa antología en el poema anterior.
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