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LOS TRES DÍAS DE PREPARACIÓN Cuando llegamos allá, Antak dijo que aprovecharíamos los tres días para que yo me instruyera sobre la actualidad arretiana, su pueblo, su modo de vida, a fauna, flora y otros asuntos, para qué cuando yo llegase al planeta ya conociera un resumen general que facilitaría la captación posterior de los datos. Dijo que Oatas estaría siempre a mi lado y que ellos se turnarían para presentar y comentar cada tema. Presentarían los temas de lo general a lo particular, al modo cartesiano terrestre, y empezarían con la estructura del sistema estelar arretiano, que lo presentaría Sathya. Los demás se despidieron y prometieron volver a la hora del almuerzo. Tras una breve descripción del sistema estelar arretiano, cuya imagen estaba fija en la pantalla, Sathya nos comunicó que partiríamos hacia allá en la noche del tercer día y que, dentro de pocas horas, la nave se desplazaría para el espacio entre la Tierra e Marte, donde quedaríamos estacionados hasta el momento de partir. Enseguida la imagen adquirió movimiento y, durante unas tres horas, vimos un video tridimensional, interrumpido muchas veces para las explicaciones de Sathya o para responder a las preguntas que hice. Me dijo que Arret era el cuarto planeta de la estrella central de las Tres Marías, en la Constelación Orión. Esa estrella, bautizada por la astronomía terrestre con el nombre de Alnilam, era algunas veces más grande que el Sol y, girando a su alrededor, había 12 planetas, algunos tienen hasta siete “lunas”. A uno de ellos lo habitaba un pueblo más evolucionado que el arretiano, otros dos tenían un grado similar y tres, un grado inferior. Los demás no eran habitados por seres humanos. El planeta era muy parecido con la Tierra, con el doble de su tamaño,1 población ligeramente superior a 12 billones de habitantes y tenía tres "lunas", siendo que una era semejante a la nuestra y otra con más del doble de su tamaño. La tercera era cinco veces mayor y también la más apartada. Ella tenía atmósfera con condiciones de vida y era habitada por peces, reptiles, animales y pájaros. El color de la atmósfera era de un azul más intenso que la de la Tierra y el aire más enriquecido, con 25% de oxígeno. El planeta era compuesto por mitad de mares y mitad de tierra firme, dividida en siete continentes, siendo 5 de la zona ecuatorial y uno en cada polo. A la hora combinada los demás tripulantes entraron a la sala y Antak me preguntó si me gustaría tomar un baño de cascada. Me sorprendió su invitación y, antes que respondiera, el me dijo que había una cascada con piscina, semejante a la que había en el "Vale Dourado". Me puse a imaginar cómo sería el lugar y que ropa usaría, pues no había visto ningún traje de baño en el ropero de mi habitación. Ellos captaron mi pensamiento y se pusieron a reír. Tentra me dijo que se tomaba baño al natural y, como yo no estaba acostumbrado a eso, que no me preocupara, pues en el vestuario había traje de baño y que todos lo usarían para que yo me sintiera más a gusto. Llegamos a un vestuario masculino con algunos bancos, armarios y compartimientos individuales. Elegí un short azul y empecé a vestirme imaginando qué tipo de cascada con piscina habían construido en la nave. Mientras tanto, mis amigos ya estaban prontos y me esperaban. Me di cuenta que tenían cuerpos perfectos, con musculatura discreta y sin pelos visibles en el pecho, axilas y piernas. Empecé a imaginar cómo sería el cuerpo de las mujeres y nuevamente empezaron a reírse. Pedí disculpas y Salino, con su modo juguetón, me dijo que yo no debería intentar inhibir pensamientos muy comunes y arraigados en la mente de los pueblos de la Tierra, cuyas costumbres ellos conocían y entendían muy bien. Me dijo que, tan luego llegase en Arret, me acostumbraría con el modo de vida de su pueblo y me pondría a pensar y actuar naturalmente, sin tener que esforzarme como lo hacía en aquel momento. Todos dijeron algo parecido, para qué me sintiera a gusto y sin preocupaciones con cualquier tipo de pensamiento que apareciera en mi mente. A pesar de todavía estar avergonzado, empecé a admirar a aquellas personas por su pureza, su modo de actuar y comprender también a aquellos que no pensaban y no actuaban como ellos. Salino pasó su brazo por mi hombro y fue caminando conmigo hasta la puerta que daba acceso a la cascada. Me pidió que cerrara los ojos y sólo los abriera cuando él me lo dijese. Al abrirlos, me sorprendí enormemente. En vez de un ambiente de aspecto artificial, había un enorme espacio con pequeños árboles, piedras, plantas, flores, arbustos, césped, sillones, mesas y una bellísima cascada que caía en una gran piscina. El agua era realimentada por bombas especiales, después de pasar por un proceso de filtrado y normalización del pH, volviéndose tan pura como nuestras mejores aguas minerales. La piscina tenía forma rectangular, con unos 15 m de ancho y el doble de largo. Los bordes eran irregulares y seguían contornos de piedras que avanzaban o retrocedían. El fondo era compuesto de arena y piedras, con una profundidad máxima de 3 m. El techo era una bóveda transparente y el ambiente estaba iluminado por una luz “solar” que resaltaba los colores de las piedras. Vi a Tali y Sathya nadando en la superficie y a Tentra sumergida. Después de algunos minutos charlando con Salino sobre aquel lugar, empecé a asustarme con el tiempo que ella estaba debajo del agua. Él me tranquilizó diciéndome que los arretianos podían sumergir durante cinco a siete minutos y que algunos lo hacían por más tiempo todavía. Dijo que apreciaban los deportes acuáticos y eran buenos nadadores, como yo lo estaba observando. Mientras hablaba, Tentra salió de la piscina y me abrazó por la espalda. No me asusté porque su cuerpo no estaba helado. Sonriendo como siempre, me dijo que el agua era igual a la de la tierra, estaba a la temperatura del cuerpo y me invitó a que la probara. Le dije que no me gustaba saltar, entonces ella me llevó a un lugar que tenía 1 m de profundidad, donde había algunas piedras que llegaban a la superficie. Curioso, le pregunté cómo sabía de esa costumbre mía y ella me respondió que acompañaba mi vida ya hacía mucho tiempo, pues los verdaderos amigos nunca se olvidan de aquellos a quienes aman. Ensayé algunas brazadas sin alejarme de las piedras y, cuando me puse de pie otra vez, ya estaban todos en la piscina. Algunos nadando en la superficie o sumergidos y otros estaban en la cascada tomando una ducha sobre una plataforma de piedra. Tentra me invitó a que nadara hasta allá y me aseguró que estaría cerca para ayudarme si hubiera algún problema. Empecé a nadar a mi modo sin habilidad, más todavía si comparado a la elegancia y al estilo de campeón de mis amigos. Llegué a la plataforma sin dificultades, pues ni preparación física había mejorado muchísimo. Tras una deliciosa ducha bajo la cascada, Tentra me mostró el espacio que había atrás del agua. Allá había un ambiente con 1 m de ancho y un banco esculpido en la roca, donde uno podía sentarse confortablemente y masajearse los pies. Después de tomar otra ducha, me senté a la orilla de la plataforma pensando en cómo habían construido aquel lugar maravilloso y tan natural. Antak y Tentra se acercaron y se sentaron a mi lado. Hablaron sobre aquel ambiente denominado como Sala de Aguas y lo que significaba para ellos durante los viajes largos. Me dijeron que ese lugar y la Sala del Huerto eran los lugares donde se relajaban, meditaban y tenían largas charlas durante los viajes. Antak dijo que después del almuerzo conoceríamos el otro lugar, y enseguida, se sumergió durante algunos minutos. Tentra me explicó que el aliento de ellos para sumergirse dependía más del control mental, que de la condición física. También me dijo que los ojos arretianos tenían una naturaleza que les permitía ver con nitidez debajo del agua y que los míos tenían la misma estructura, pues mi cuerpo estaba totalmente adaptado a las condiciones de vida en su planeta. Me aseguró que yo podría quedarme sumergido más de un minuto en el primer intento y que ese tiempo aumentaría gradualmente. Siguiendo sus recomendaciones, me sumergí acompañado por ella y Salino, uno a cada lado. Cuando volví a la superficie, ella me felicitó y dijo que quedamos sumergidos por casi dos minutos. Me sorprendí con mi nuevo aliento y me animé a proseguir mi entrenamiento. Durante una media hora, intercambié el tiempo entre sumergirme y ponerme charlar con mis amigos hasta que salimos de la piscina, cuando Tentra me dijo que había quedado más de dos minutos bajo el agua y estaba avanzando rápidamente. Volvimos al vestuario, nos cambiamos la ropa y fuimos al restaurante. Las frutas, los jugos y las cápsulas eran de especies distintas, un poco más livianas, pues el organismo requería menos calorías por la tarde. Nuevamente me di cuenta que comían poco. Como algunas frutas parece que habían sido recogidas aquella mañana, le pregunté si eran producidas en la Sala del Huerto. Tentra me explicó que ya se estaban almacenadas hace unos 25 días en un equipo que no utilizaba el frío como medio de conservación y mantenía a los alimentos en condiciones naturales por muchos meses. Cuando terminamos, salimos para conocer otro lugar muy interesante. La Sala del Huerto era del tamaño parecido a la Sala de Aguas, era un poco más larga y tenía el mismo tipo de techo. Era un pequeño bosque con muchos árboles, sendas y lugares con césped, rodeados por flores de varias especies. En ellos había sillones suspensos que reclinaban y ofrecían un gran confort, reemplazando nuestras redes con muchas ventajas. Caminamos un poco para conocer el lugar y después Tentra me enseñó cómo ajustar los sillones a mi gusto. Hablamos sobre la situación actual de la Tierra y sobre los sucesos previstos para el final de su ciclo evolutivo. Las informaciones no sumaron nada a mis conocimientos, especialmente, respecto a las fechas. Más tarde, Antak me dijo que la hora del almuerzo había terminado y que ya era la hora de mi clase sobre geografía, la flora y la fauna, que sería monitoreada por Salino. Era una continuación de la anterior y me tomaría el resto de la tarde. Llegando a la sala, Salino me avisó que aquella sesión sobre la geografía, la flora y la fauna, a pesar ser de extensa, sería una de las más resumidas de todas, debido a la amplitud y a la variedad de los temas involucrados. Me dijo que yo tendría acceso a muchos otros detalles durante los viajes, paseos y visitas que haríamos en Arret a lo largo de más de 30 días. A pesar de eso, los videos y las explicaciones de Salino transmitieron un gran conjunto de informaciones sobre el planeta. Sus mares eran menos salados y los ríos eran de agua dulce como los nuestros, ambos con muchas especies de peces y de vegetación acuática. Además de grandes islas fluviales, también había islas marítimas con superficies superior a 500 km². El relieve era mucho menos accidentado que el terrestre, predominando las planicies. Las montañas raramente sobrepasaban los 1000 m de altitud respecto a las planicies en que se hallaban, las cuales en general, estaban a 500 m por encima del nivel del mar. En Arret no existían desiertos ni glaciares. Las lluvias eran suaves, bien distribuidas, sin chaparrones, rayos o truenos y ocurrían casi siempre por las noches, bajo el comando de los arretianos. La temperatura de los continentes polares era alrededor de 15 °C y en los demás, variaba de 18 °C en los extremos polares, a 25 °C en la zona ecuatorial. El clima en general era una mezcla de otoño y primavera de nuestros países tropicales. La vegetación era semejante a la nuestra, predominando el verde azulado en las selvas y en un tono más claro en las planicies. Las flores presentaba muchos colores, más vivos y brillantes. La mayoría de los pájaros eran cantores y de pequeño porte. Allí los animales, no temían a los arretianos y atendían prontamente a sus llamados. Los animales y los pájaros no eran carnívoros y presentaban, como las especies vegetales, una cantidad y variedad bien menor que la terrestre. Los arretianos los respetaban y los consideraban como hermanos de un reino anterior y los trataban con mucho amor, para que evolucionaran y llegaran más rápidamente a la individualización en el reino humano. Allá no había mosquitos, cucarachas, ratones, víboras y otros seres que aquí consideramos nocivos. Tentra llegó al final de la clase y nos acompañó hasta la Sala de Aguas sin decirme nada sobre el nuevo personaje que encontramos en ella. Era Othíbio, el Ministro de las Relaciones Exteriores de Arret. Él estaba volviendo de una misión diplomática en Marte y aprovechó para hacernos una visita. Parecido con Salino físicamente, luego demostró que también era de muy buen humor y juguetón. Tan luego me lo presentaron, me dijo que ya sabía de mi presencia en la nave y que Antak y los demás le habían presentado un informe al respecto de mi desarrollo y de los avances que había logrado, citando algunos momentos cómicos, como el test que realicé en mi nuevo cuerpo. Dijo que estaba feliz con nuestro encuentro y que después de la cena hablaríamos sobre “trabajo”, pues ahora era un momento de relax. Enseguida se tiró a la piscina y nosotros lo acompañamos. Tomamos una ducha, nadamos, nos sumergimos y "hablamos de todo un poco" durante casi una hora, quedó muy evidente que Othíbio era una persona simple y accesible como los demás. A pesar de ser el responsable de las relaciones interplanetarias del gobierno central, el no demostraba su alto grado. En una charla posterior, Tentra me dijo que en Arret no existen clases sociales y todos se tratan con igualdad, con los mismos derechos y deberes. Tampoco existe nuestro concepto de jerarquía o de comando. Los seres más evolucionados espiritualmente, o con mayor responsabilidad social, son los que más se esfuerzan en servir mejor, comprender y ayudar a aquellos que aún no lograron los niveles de ellos. Ella recordó el caso de Jesús, sirviendo y sacrificándose en la cruz para dar el ejemplo y posibilitar la elevación espiritual de la humanidad terrestre. Tras el baño nos fuimos al restaurante, donde se repitió la escena anterior, pero ahora con frutas acuáticas, jugos naturales y las indispensables cápsulas. Tentra me explicó que por las noches la alimentación era más liviana, puesto que el nivel energético requerido era menor y citó un dicho también conocido en la Tierra: por la mañana debemos comer como un rey, por la tarde como un príncipe, y por la noche como un mendigo. En el camino hacia nuestro lugar de descanso, fui charlando con Othíbio y le pregunté cómo llegó a la SOL-4. Él me dijo que fue teletransportado de su nave y que se la podía ver desde la Sala del Huerto. Bautizada como Amistad, tenía el mismo formato de la nuestra pero era mucho más grande. Tan luego nos pusimos a observarla, un conjunto de luces de muchos colores se puso a parpadear en un ritmo musical y Othíbio dijo que la tripulación nos estaba saludando y deseando éxito en nuestro trabajo. Enseguida ellas disminuyeron su intensidad, hasta quedar solamente las luces iniciales. Nos sentamos en el círculo central y Antak empezó la conversación hablando sobre Othíbio, su trabajo en Arret y en otros planetas de nuestra zona galáctica. Después de decir que él quería hacer una invitación, le pasó la palabra. Othíbio hizo algunos comentarios sobre la charla de Antak y dijo que Arcthuro, el presidente del gobierno central, le pidió que me invitase a una reunión a las tres de la tarde del día de nuestro desembarque, manteniendo la otra que ocurriría a mitad de mi estadía en el planeta. Enseguida me preguntó si podía llevarle mi respuesta favorable a Arcthuro. Me quedé parado mirándolo a Othíbio sin decir nada, pues estaba perplejo con la invitación y con la pregunta. Él la repitió y yo, medio turbado todavía, le dije que estaría esperando la reunión con gran expectativa. Él me aclaró que hizo la pregunta en respecto a mi libre albedrío y enfatizó que jamás harían cualquier cosa sin mi consentimiento. Dijo además que Arcthuro era el primero en hacerlo y el que más cumplía esa Ley. Le pedí que me hablara un poco sobre Arcthuro y oí atentamente lo que él dijo sobre su simplicidad, respeto, justicia, abnegación, bondad y amor que venía manifestando a los arretianos en los últimos 80 años de su gobierno. Su modo de ser era igualmente reconocido y retribuido por el pueblo, que lo amaba profundamente y lo respetaba como a un padre que se sacrificaba por sus hijos. Él era el sacerdote que cumplía y enseñaba la Ley Divina y el rey que gobernaba con justicia y sabiduría. Othíbio me pidió que esperara tranquilo el momento de la reunión para ver a Arcthuro como a una persona amiga igual a los demás y no como el "supremo mandatario" de su planeta. Enseguida, dijo que tenía que volver a su nave Amistad y partir para Arret. Diciendo que luego nos encontraríamos, se despidió y salió con Antak y Salino, hacia la cabina de mando, donde sería teletransportado. Los dos volvieron unos 10 minutos después y me pidieron para observar la despedida de la nave Amistad. Las luces coloridas volvieron a parpadear mientras ella se alejaba lentamente. Después de unos dos minutos las luces se apagaron se podía ver su escudo protector que empezó a brillar hasta que no se distinguía más la nave. Todo desapareció tras un resplandor semejante una explosión y Antak dijo que la nave Amistad ya había salido de los límites del Sistema Solar y estaba camino de Arret. Seguimos conversando sobre Othíbio, Arcthuro, el gobierno central y el trabajo de ellos en la SOL-4. Entonces supe que Othíbio era el tío de una vecina de Tentra que yo conocería después, la cual trabajaba con su hija Vércia y que eran muy amigas. Ya pasaba de las nueve de la noche cuando Antak dijo que tenía que tomar algunas medidas y que después se irían a dormir. Oatas y yo los acompañamos hasta la cabina de mando y después nos fuimos a la ante sala de nuestras habitaciones. Allá tomamos un jugo de frutas y charlamos por casi una hora. Hablé casi todo el tiempo, mientras Oatas oía, hacía algunas aclaraciones y respondía a mis preguntas. Además de hablar sobre varias cosas que ocurrieron aquel día, yo estaba preocupado en controlar mis pensamientos, puesto que él y los tripulantes los captaban fácilmente. Además de aquello que Salino, Antak y Otento dijeron en el vestuario de la Sala de Aguas, la charla me dejó más aliviado. Antes de ir a su habitación Oatas me dio más informaciones sobre los controles de la cama y del equipo de audio y video. Después de bañarme y cambiar la ropa, me acosté oyendo la Canción de América y empecé recordar las escenas y los hechos de aquel día. Cuando oí los acordes del Ave María, me invadió una sensación de paz y enseguida me dormí. Después de ducharme fui con Oatas al restaurante, donde nuestros amigos nos esperaban para el desayuno. Cuando terminamos, Antak dijo que tendríamos una hora de descanso y después yo iría a ver dos sesiones de video aquella mañana y otras dos por la tarde. El primero lo presentaría él mismo y se trataba del sistema de gobierno y el “sistema financiero”. El segundo, monitoreado por Tentra, sería sobre la familia y la relación amorosa. Por la tarde, Tali presentaría una visión general de los sistemas de educación, salud y esparcimiento. Otento encerraría el día con los sistemas agrícola e industrial. Nos fuimos a la Sala del Huerto y hablamos sobre los temas del entrenamiento del día y sobre Vércia, la hija de Tentra y Salino. Después, Antak, Oatas y yo nos fuimos a la sala de clases y los demás se fueron a ejecutar sus tareas en la nave. La rutina de aquel día siguió al estilo del anterior, con períodos de ocio en la Sala de Aguas y descanso en la Sala del Huerto. Los temas presentados me permitieron empezar a entender el modo de vida y los motivos de la felicidad de mis amigos y del pueblo arretiano. La clase sobre la forma de gobierno y el sistema financiero reveló aspectos interesantes de aquella sociedad planetaria. En Arret hablaban un solo idioma y allá no había países, estados, municipios y dueños de tierras. El gobierno central era un organismo planetario que actuaba como una “corporación empresarial” simple, ágil y objetiva. Sus miembros no competían entre sí y todos trabajaban para lograr los objetivos de la "corporación", sin desear el poder, sueldos, carreras o promociones. Trabajaban por placer, en aquello que les gustaba y que sabían hacer mejor, pues independientemente de lo que hacían, tenían los mismos derechos y obligaciones sociales. Allá no circulaba ningún tipo de moneda y nadie percibía cualquier remuneración por el trabajo en horario común. También no pagaban por nada de lo que necesitaban, como alimentación, vivienda, vestuario, salud, educación y esparcimiento. Para acceder a los bienes no esenciales, como vehículos o equipos de audio e imagen, utilizaban las “horas extras” y, tanto el presidente como un jardinero, necesitaban de la misma cantidad de esas horas para adquirir los mismos bienes. El horario de trabajo estándar era de seis horas diarias, en dos periodos de tres horas, de 8 a 11 y de 14 a 17 h. El expediente semanal era de cinco días, durante seis meses al año. Si trabajasen más, producirían bienes en cantidad superior a las necesidades de la población del planeta. Trabajaban un mes y al mes siguiente tenían vacaciones, cuando eran reemplazados por los que habían descansado el mes anterior. Las vacaciones las empleaban en actividades turísticas, culturales, educacionales y principalmente, para contactos con los habitantes de otras regiones del planeta. El presidente del gobierno central, sus 12 ministros y otros administradores de alto rango “tenían un régimen” distinto de trabajo y era muy raro que tuviesen más de dos o tres meses de vacaciones al año. En los hospitales, centros de esparcimiento y otras actividades esenciales, el trabajo era ininterrumpido, y sus empleados se turnaban a cada seis horas. La disertación de Tentra sobre la familia y la relación amorosa fue la más difícil de comprender o aceptar para la mentalidad terrestre. En Arret, las parejas se unían por lazos de afinidad pura, a tal punto que llegaban a ejercer el mismo oficio y trabajar juntos durante toda la vida, como era el caso de los tripulantes. Asumían ese compromiso antes de nacer, y a los siete años, ya sabían si se iban a casar y con quien. El noviazgo empezaba a esa edad y tenía el carácter de una gran amistad. El casamiento ocurría en una ceremonia simple celebrada por sus padres. Al volver de las vacaciones nupciales, la luna de miel arretiana, la pareja ganaba una casa amueblada y equipada, en el lugar que eligieron para vivir y trabajar. Los hijos, además del respeto y de los fuertes lazos que los unían a sus padres, también se los consideraba como hijos de todos los arretianos y, cuando empezaban a ir a la escuela, podían vivir hasta por mucho tiempo en otra casa. La relación amorosa era un concepto que presentaba grandes dificultades para la comprensión de la mente humana terrestre, centrada en el sexo y en el orgasmo físico, independiente de la afinidad entre la pareja. Allá, esa parte de la relación entre parejas era muy distinta. La mujer no tenía menstruación y la ovulación, seguida de una relación sexual física, sólo ocurría cuando el período era propicio al nacimiento de un hijo o hija. Sin embargo, aunque tuvieran 200 años de edad, las parejas podían realizar aquello que llamaban de entrelazamiento energético, el cual los llevaba a un "orgasmo espiritual" muy superior al físico. Podían realizarlo siempre que lo desearan, aunque estuvieran separados por millares de kilómetros. El proceso no tenía ninguna limitación, pues ocurría en otro plano, mientras los cuerpos físicos dormían. Las parejas arretianas realmente hacían y sentían amor, semejante a la sensación de abrazar y besar a una hija un hijo querido, potencializada decenas de veces. La clase sobre los sistemas de educación, salud y esparcimiento, a pesar de resumida, transmitió informaciones muy interesantes. Entre los tres y los siete años, los niños adquirían, gradualmente, la memoria de sus experiencias pasadas y de aquello que vinieron a hacer en el planeta. A los siete años estaban intelectualmente aptos para realizar trabajos que desarrollaron en vidas pasadas, especialmente en la anterior. Por ese motivo, allá no había cursos de alfabetización. A esa edad y por libre opción, casi todos frecuentaban cursos de información sin currículo mínimo, presencia obligatoria o certificados de conclusión. También podían no frecuentar esos cursos hasta los 14 años, cuando empezaba la etapa de formación profesional para el trabajo que vinieron a ejecutar. A esa edad, los jóvenes podían ingresar en cursos de capacitación, como medicina o ingeniería, entre otros. Elegían libremente la escuela, el curso y las cátedras que les parecían necesarias a su formación profesional. El ingreso no dependía de exámenes, bastando con el registro de su decisión en el período lectivo anterior. Las evaluaciones las hacían los propios alumnos y, al terminar el curso, no recibían certificados. En Arret, se valoraba las cualidades reales o espirituales de cada persona. Era suficiente que ella dijera que tenía capacidad para el trabajo, que nadie le preguntaba dónde y cuándo lo aprendió, o cómo se preparó, pues nadie trabajaba en algo que no le gustara y que no pretendía ejecutar con perfección. Cuando le parecían necesarios otros conocimientos para desempeñar mejor su trabajo o misión, ingresaban en escuelas de especialización y algunos todavía, frecuentaban cursos avanzados en planetas más adelantados. El sistema de salud era totalmente preventivo y se apoyaba en el mantenimiento de un cuerpo saludable a través de la alimentación correcta y de la práctica de deportes, los cuales sólo tenían la finalidad de ejercitar el cuerpo y la mente, allá no había ningún tipo de disputas. En los centros médicos existentes en cada ciudad, las pocas cirugías que ocurría, se realizaban con el apoyo de aparatos sofisticados y casi siempre en el cuerpo vital de la persona, sin cortes o contactos físicos. Los arretianos no se enfermaban y vivían saludablemente hasta los 200 años con una energía juvenil. Morían por su propia voluntad, algunos días o meses después de haber terminado el trabajo que vinieron a realizar en el planeta. Cuando llegaba ese momento, se despedían de los amigos y familiares, dormían y no se despertaban más. Los hospitales, fusionaban más como maternidad, que como cualquier otro tipo de clínica. El parto era natural, sin dolores y realizado dentro de una piscina especial. La operación cesárea era muy rara y se utilizaba sólo cuando había riesgo de vida para la madre o para el bebé. Los arretianos hacía “check-up” diario y, la mayoría de ellos, más de una vez al día, siempre que utilizaban la cabina de teletransporte. Ella ejecutaba ese procedimiento automáticamente y cuando constataba alguna anormalidad, el sistema de salud convocaba al usuario y resolvía el problema en la etapa inicial, de una manera rápida y sin dolor. El esparcimiento era la actividad más importante en el planeta e incluía la música, el cine, el teatro, la danza, los juegos de salón y otras prácticas, predominando los deportes acuáticos, como la natación y el buceo. Allá, todo se practicaba sin competición, y por lo tanto, no habían campeonatos ni tampoco hinchadas. También no se practicaban deportes como el fútbol, el básquet y el voleibol, entre otros de naturaleza competitiva. El objetivo del deporte era tan sólo el ejercitar y mantener el cuerpo y la mente sanos. El sistema agrícola, además de suministrar la base de sustentación de la vida, ponía a los arretianos en estrecho contacto con la naturaleza, a la cual admiran y respetan mucho. La mayoría de las ciudades eran agrícolas y estaban ubicadas en el centro de las zonas de cultivo, como si fuesen villas agrícolas. Era muy raro que tuviesen más de 18.000 habitantes y producían una gran variedad de frutas, algunos legumbres y verduras y pocos cereales. Una parte de la producción se destinaba a la alimentación en estado natural y la otra, al proceso industrial. Como el clima del planeta no presentaba variaciones sensibles, casi todas las regiones producían de todo. Las ciudades industriales eran mayores y algunas llegaban a tener 50 mil habitantes. Unas producían sólo equipos básicos o materias primas y otras las transformaban en utilidades para la vida planetaria, desde pequeños objetos, hasta grandes naves intergalácticas. El complejo agrícola e industrial era bien repartido en todo el planeta, sin privilegios para ninguna región. Los trabajos pesados o repetitivos los ejecutaban las máquinas y robots de diversos tipos y habilidades. Durante el descanso matinal en la Sala del Huerto, Antak hizo un resumen de los temas de las cuatro clases del día. Sathya presentaría los tipos de naves de transporte y el sistema de distribución. Tentra se encargaría del urbanismo y Tali complementaría su tema anterior, hablando de las artes y espectáculos. Él finalizaría el entrenamiento hablando sobre el sistema religioso. Después empezamos la programación de aquel día maravilloso y lleno de novedades como los dos anteriores, tanto en lo que se refiere a los temas tratados, como por la agradable sorpresa que tuvimos en la última clase. Esas prosiguieron hasta el final de la noche. En Arret había siete tipos de naves de transporte y todas presentaban la forma de un habano aplastado, o una elipse, cuya extensión era siempre el triple de su ancho, o el cuádruple de su altura. Además de los tipos básicos que presentamos a continuación, fabricaban otras con diversos formatos, empleadas en la ejecución de servicios especiales, o como transporte en lugares específicos, tales como parques, canteros de obras y centrales de abastecimiento. Las naves grandes del tipo 1, con 1.368 metros de extensión, 456 de ancho y 342 de altura, se utilizaban para los viajes en la Vía Láctea o a otras galaxias. Estas raramente bajaban en los planetas visitados y por lo común, estacionaban en órbitas elevadas. El contacto con el suelo lo hacían por naves del tipo cuatro o aún menores, estacionadas en su interior. Las naves del tipo 2, como la Amistad, tenían 456 metros de largo, 152 de ancho y 114 de altura. Se utilizaban para transporte de cargas y para esparcimiento turístico en la Vía Láctea o regiones de ella. Las naves del tipo 3, como la SOL-4, con 144 metros de largo, 48 de ancho y 36 de altura, se utilizaban para viajes en regiones de la Vía Láctea, con la misma autonomía y recursos de navegación de las naves del tipo 2. También se las utilizaba para transporte de cargas dentro y fuera de la atmósfera arretiana. Para transporte de cargas a cualquier región del planeta o del sistema estelar arretiano, había naves del tipo 4. Estas tenían un ancho de 24 m, altura y 18 m, y una extensión de 72 m. Podían dar una vuelta en Arret en menos de 10 minutos y fuera de la atmósfera, su velocidad era formidable. Las naves del tipo 5 se utilizaban para el transporte de cargas y de pasajeros en viajes turísticos a cualquier lugar de Arret o de su sistema estelar. Tenían 12 m de ancho, 9 de altura y 36 de largo. Dentro de la atmósfera y fuera de ella, seguían los mismos moldes de velocidad de las naves del tipo 4. Como tipo 6, había una nave que medía 8 m de ancho, 6 de altura y 24 de largo. Era el ómnibus arretiano, por ser ampliamente utilizada para transporte de pasajeros a cualquier región del planeta, incluyendo colonias marítimas, estaciones orbitales y satélites naturales. La última nave medía 2 m de ancho, 1,5 de altura, seis de largo y se la conocía como vehículo del tipo 7, o de transporte familiar e individual. Era el único que había allá para esa finalidad y su modelo básico se distinguía solamente por los colores de su interior y por su pintura exterior, algunas, una verdadera obra de arte. La distribución de bienes a la población se hacía en establecimientos similares a nuestros supermercados. Los arretianos podían acceder a ellos a través de dos formas distintas. En el primer caso, en que los derechos eran iguales para todos, comprendía una infinidad de productos necesarios a la supervivencia, bienestar, confort y calidad de vida, tales como, alimentos, vestuario, equipos y utensilios domésticos, ropas y guarniciones, entre otras cosas. Para obtenerlos, bastaba ir a un supermercado, registrar la salida de los productos en los muchos terminales de lectura que había en ellos y llevárselos a casa sin tener que pagarlos. El segundo caso comprendía los bienes no esenciales, como equipos de audio e imagen, cabinas de teletransporte y vehículos del tipo 7. Para obtenerlos, el interesado se encaminaba a otro tipo de establecimiento, donde se identificaba y retiraba el bien que estaría a su disposición en un plazo de hasta dos semanas tras haber elegido el tipo, color o modelo, desde que tuviese el crédito necesario en horas extras. También podría ganarlos como regalo de casamiento de sus padres o padrinos que tuviesen el respectivo crédito. Las ciudades arretianas eran cuidadosamente proyectadas para facilitar el contacto, la convivencia comunitaria, y el disfrute de las obras de esparcimiento. Las avenidas eran muy anchas y tenían un bulevar central lleno de árboles y flores. En ellas, a cada 100 m, había ambientes circulares destinados a las actividades culturales y recreativas. Las calles secundarias no tenían bulevar central, pero eran anchas, arboladas y floridas. Ambas se destinaban exclusivamente a peatones y eran recubiertas con piedras lisas y un tipo de césped al estilo japonés. Las viviendas presentaban siete tipos de plantas y una superficie edificada que variaba en función del número de habitaciones. Podía tener de dos a cinco dormitorios y de 100 a 210 m². Casi todas eran de planta baja y tenían amplios porches a su alrededor. El material básico empleado en esas construcciones era la madera, combinada con resinas plásticas y fibras minerales, como lana de vidrio. Los terrenos residenciales tenían 50 m en su lateral y eran arbolados y tenían un césped impecable. Las habitaciones eran dispuestas desde el centro hacia adelante y en la unión de los cuatro terrenos que formaban cada cuadra, había una piscina con cascada, tobogán y otros equipos de esparcimiento comunitario. Un conjunto variable de cuadras formaba un barrio y cada uno de ellos era compuesto por viviendas del mismo formato y con la misma cantidad de habitaciones. Los colores exteriores eran variados, predominando los tonos claros. La visión de las cuadras y de los barrios, además de muy bonita, era un espectáculo de colores, árboles y flores. Los edificios públicos, como teatros, cines y supermercados, se identificaban por su formato y colores peculiares. Éstos obedecían a otro modelo de construcción y raramente tenían más de dos pisos. El edificio más alto de Arret era el Palacio de la Armonía, con 28 pisos, donde se hallaba todo el primer nivel del gobierno central del planeta. Éste era muy bonito, tenía una forma piramidal y su base era una estrella de ocho puntas. Externamente, era una impresionante estructura de cristal dorado con su cumbre azulada, donde se hallaba el despacho de Arcthuro. A pesar del bajo índice de incremento de la población, el Ministerio de la Habitación siempre edificaba nuevas ciudades, más para mantener el nivel promedio de vida de las edificaciones alrededor de 200 años, equivalente a la expectativa de vida de la población. Las artes y espectáculos fue el tema que presentó menos novedades, pues la música, el teatro y la danza, en distintos grados de manifestación, existían en planetas de todos los niveles de evolución. Sin embargo, en Arret, la música era tan popular que era imposible hallar a una persona que no dominase, por lo menos, un instrumento musical, los cuales eran muy parecidos a los nuestros. La danza clásica era muy popular y también la de salón, al estilo practicado en nuestro planeta en la época de las grandes orquestas. El teatro empleaba avanzados recursos de escenografía y el cine, en tres dimensiones, presentaba las películas en grandes pantallas cóncavas, similares a las de la SOL-4, las cuales reproducían la realidad de manera formidable, pues la platea podía sentir incluso el frío y calor y los olores. A pesar de tener casi los mismos recursos en sus casas, los arretianos preferían ver las películas en lugares públicos, tanto por la oportunidad de contacto y convivencia con otras personas, como por las disertaciones que siempre ocurrían antes de cada espectáculo. También veían películas y documentales realizados en otros planetas, incluso en la Tierra. La clase sobre el sistema religioso contó con la presencia de los demás tripulantes y antes de empezar, Antak hizo una breve oración, tras la cual pudimos ver una luz dorada que se transformó en la imagen de Jesús. Antes que se desvaneciera, se pudo oírlo decir que estaba satisfecho con el trabajo en curso y que siempre estaría a nuestro lado. Todos se emocionaron mucho y Antak hizo algunos comentarios sobre la admiración del pueblo arretiano por aquel Ser maravilloso. Entre otras cosas, dijo que Jesús, en varias oportunidades, fue el guía de Ahelohim, el mesías de Arret, como Jesús lo era de la Tierra. Después, Antak habló sobre la religiosidad de su pueblo, la cual acogía totalmente los principios básicos que Jesús vino a demostrar y enseñar en nuestro planeta. Al mismo tiempo que nadie era adicto a una corriente religiosa, todos amaban al prójimo como a sí mismos y a Dios sobre todas las cosas. Allá no había templos o iglesias ni personas como, sacerdotes pastores o rabinos. Sin embargo, antes de cualquier espectáculo cultural, siempre ocurrían disertaciones de fondo filosófico, proferidas por miembros del gobierno central o por ciudadanos comunes. Los Arretianos adoraban esas conferencias, donde siempre ocurrían fenómenos como aquel que acabamos de ver. |