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Nueva visita a la CIA – Central de Informaciones de Arret Después del desayuno y la charla habitual, dejamos aquel maravilloso parque y volvimos a Agartha para conocer más detalles sobre el trabajo realizado por la CIA. Como ya lo dijimos, los temas estaban siempre disponibles en su versión completa o de resúmenes con dos niveles de aclaración, siendo que más de 90% de ellos ya venían preparados de ese modo. Si recibían sólo la versión total, ejecutaban y divulgaban los resúmenes correspondientes. La CIA se dedicaba, principalmente, a la preparación de las informaciones y noticias sobre la actuación del gobierno central. Además del departamento correspondiente a la presidencia, había otros especializados en asuntos concernientes a cada uno de los 12 ministerios. La técnica utilizada para preparar los resúmenes era muy simple y contaba con apoyo tecnológico y con operadores bien entrenados. A partir de la versión completa, el conjunto era previamente marcado por intrincados y rápidos programas de inteligencia artificial. Algunos temas delicados eran revisados y confirmados o remarcados por los operadores. Otro programa seleccionaba los trechos marcados y editaba los resúmenes de segundo y de primer nivel, liberándolos a la población. El trabajo realizado por la CIA, junto con las noticias, informaciones y documentales producidos en los más diversos rincones del planeta, reemplazaba a los periódicos, revistas y noticiarios que conocemos aquí. Además de tener acceso a muchos asuntos en vivo, como era el caso de las actividades del gobierno central, los demás entraban en la red de la CIA en el momento en que eran generados, correspondiendo al tercer nivel. En un plazo de una a seis horas, estaban disponibles dos resúmenes. A pesar de la gran capacidad de almacenaje de que disponían, tenían un criterio para decidir cuándo deberían retirar de circulación un determinado tema. Como todo en Arret, éste también prevalecía por la simplicidad y eficiencia. Siempre que se consultaba un tema de cualquier nivel, un contador automático lo actualizaba y le ponía fecha. Si quedase tres meses sin recibir consultas, era seleccionado para exclusión e iba para un índice de apuntes. Como todos tenían un origen y clasificación, algunos eran sometidos al responsable por su generación, que decidía si excluir los tres niveles o mantener una parte de ellos. Aunque fuesen excluidos, se podía acceder a ellos mediante solicitación simple y rápida a la CIA. Cuando terminamos la visita nos fuimos a casa y después que Vércia llegó, nos fuimos a la piscina hasta la hora del almuerzo. Después que ella volvió al trabajo, volvimos a la piscina y nos quedamos en ella hasta la hora de la cena. Tentra y Salino fueron a visitar a algunos parientes, mientras Vércia, Syndi y yo nos fuimos al mirador para charlar y observar la luna. La tercera reunión con Arcthuro Después del desayuno, Vércia nos dijo que había hecho reservas para nosotros en el Balneario de la Bahía de los Cocoteros hasta el sábado por la mañana y para sus padres en el Retiro de la Sierra Dorada. Justificó diciendo que merecíamos un descanso después de tantas actividades desarrolladas en las últimas semanas. Tan luego ella se fue, nos fuimos al Palacio de la Armonía, donde nos esperaban Antak, Tali, Otento y Sathya. Cuando entramos en el despacho de Arcthuro, todos sus ministros lo acompañaban y empezó una larga sesión de saludos e incentivos que me emocionaron mucho, pues aún sabiendo que la reunión sería con ellos, no esperaba que me trataran como alguien que realizó un “agobiante” trabajo de sondeo, apuntes e investigaciones históricas. También trataron de tranquilizarme cuanto a las dificultades que yo imaginaba que tendría para acordarme de todo cuando volviese a la Tierra. Hablamos durante media hora más o menos, hasta que Arcthuro nos invitó a sentarnos. Él Empezó la reunión diciendo que todos estaban satisfechos con los resultados del trabajo y, como ya había dicho antes, subrayó que yo no tenía obligación de escribir al respecto. Dijo que mi decisión no sería cuestionada por nadie, pero si decidiera escribir, el texto sería grabado en los anales espirituales de la Tierra y las personas que tuviesen afinidad con el tema podían acceder a él durante el sueño, como ocurría con muchos que soñaban con un mundo mejor. Ratificó que cuanto más personas soñaran con el mañana de la Tierra e intentasen vivir más cerca de sus nuevos estándares, menos dolorosa sería la transformación. Si decidiera escribir el libro o los libros, pues el tema era muy extenso, dijo que yo podría utilizar el año terrestre de 1999 para hacer un resumen general y completarlos de a poco, sin preocuparme con el tiempo que llevaría en terminar el trabajo. Algunos ministros y ministras hicieron comentarios parecidos, subrayando que mi libertad de decisión sería respetada Mientras Othíbio, Vhega, Khap, Delphis e Isis hablaban, Arcthuro parecía observar el infinito o algo que yo no veía. Cuando Isis terminó, aproveché para decirles cuanto al libro que podían darlo por hecho y que lo escribiría en dos o tres partes. La primera estaba bien definida y sería en forma de diario, describiendo todo lo que ocurrió desde el encuentro con Oatas. La otra, que podría ser dividida en dos libros, según los detalles que me vinieran a la memoria, tendría una visión histórica y filosófica desde el período anterior a la gran transición y describiría la actualidad del planeta con un enfoque sistémico, con el objetivo de racionalizar su aparente utopía. Dije que sólo no lo haría si mi memoria fuese bloqueada al volver a la Tierra. Arcthuro aseguró que no había ese riesgo, a pesar de que yo me despertaría en la Tierra sin ningún recuerdo de haber estado en Arret. Mis memorias aparecerían gradualmente y en un primer momento, yo tan sólo sentiría muchas ganas de volver a escribir el libro que intente empezar algunas veces. Sin embargo, tan luego empezara a escribir, las ideas y las imágenes iban a aparecer continuamente, como en una película que viene de un sueño, o de mi imaginación. A medida que fuese escribiendo las primeras páginas, yo tendría la sensación de mi estadía en la SOL-4 y, posteriormente, entre ellos. Afirmó que, cuando llegase a ese punto, se completaría la conexión yo tendría los mismos recuerdos que tenía en aquel momento, desde que me mantuviera en el objetivo de compartirlos con otros “soñadores” que viven en la Tierra. Siendo así, yo tendría la asistencia de ellos y de otros seres, además de contar con la llave que representan las personas, lugares, máquinas y objetos que conocí. Dijo que todos, de alguna forma, grabaron imágenes e informaciones en mi espíritu, las cuales serían transmitidas paulatinamente a la memoria consciente. Nuevamente, algunos ministros y ministras hicieron aclaraciones sobre las facilidades que yo tendría para realizar el libro. Después, Arcthuro dijo que todo fue cuidadosamente planificado, desde el contacto inicial con Oatas hasta el momento del retorno a la Tierra y el regreso a mi cuerpo original. Dijo que así lo hicieron para que no hubiese ningún obstáculo a no ser mi libre albedrío. El plan involucró a seres como Oatas, Tentra, Salino, Antak, Tali, Otento, Sathya, Vércia y Syndi, porque todos convivieron conmigo en el pasado. Arcthuro les agradeció a todos ellos y, muy especialmente, a Oatas, Tentra, Salino y Syndi, en ese momento todos los presentes se emocionaron y hubo algunos segundos de silencio. Enseguida empecé a sentir un aroma muy agradable y percibí: crecientes de luz ovalados detrás de Arcthuro. Cuando llegaron a unos dos metros de altura, ellos se condensaron y se transformaron en las figuras representativas de Jesús y de Ahelohim. Ellos sonrieron, empezaron a rodear la mesa y cuando pasaron por el lugar donde yo estaba, sentí una intensa vibración, seguida por una gran sensación de paz y felicidad. Al volver a la posición inicial, miraron a todos con una amable sonrisa y, sin decir nada, empezaron a transformarse en luz y poco a poco se apagaron. Quedó en el aire el perfume y la sensación que tuve. Me quedé intrigado, pues estaba seguro que me habían transmitido un mensaje que no conseguí captar. Anticipándose a mi pregunta, Arcthuro dijo que ellos estaban satisfechos con el trabajo realizado y que Jesús, cuando pasó por mí, aclaró que había llegado el momento de retomar el trabajo empezado en 1978, ahora en un nivel distinto, pero con el mismo objetivo. Después, Arcthuro me preguntó si yo había entendido el mensaje. Le respondí que sí y muchas cosas del pasado me vinieron a la mente. Todos estaban emocionados y felices con la presencia de aquellos dos seres de elevado nivel espiritual y Arcthuro habló sobre ellos, especialmente sobre Jesús, a quien también amaban y respetaban como a Ahelohim, pues Jesús lo ayudó en muchas de sus apariciones y misiones ante el pueblo arretiano. Por eso, los pueblos de los planetas que conocían su difícil tarea en la Tierra, estaban juntos en una gran cruzada de apoyo a nuestra humanidad, antes, durante y, principalmente, después de la gran transición, cuyo momento se aproximaba y ocurriría en el día y en la hora determinadas por el Padre Celestial. Después, el dijo que la SOL-4 saldría a las seis de la tarde del sábado con la misma tripulación y que yo podría volver a Arret dentro de algunos meses o años, según fueran ocurriendo las cosas en la Tierra. Dijo que, después de escribir el libro o los libros, sería importante que no me preocupara con su publicación, divulgación, éxito o fracaso. Subrayó que esas cosas no estarían más bajo el comando de mi voluntad, pero sobre los cuidados de otros seres, con más libertad y facilidad para ese tipo de evaluación y determinación. Cuando terminó, él se levantó, agradeció nuevamente a los presentes, a los habitantes de Arret y, enseguida me abrazó y me deseó éxito. La despedida de los ministros y ministras tardó algunos minutos, pues todos tenían algunas palabras de cariño y de incentivo. Mis amigos recibieron el reconocimiento de todos y, a la salida, Arcthuro me dijo que yo estaba con la llave que abriría mi memoria inconsciente después de volver a la Tierra y dijo que estaría en conexión conmigo siempre que yo estuviese pensando o escribiendo sobre Arret. Esas fueron las últimas palabras de aquel ser maravilloso. Cuando ya estaba en el zaguán del Palacio de la Armonía, nos despedimos de los amigos de la SOL-4 y marcamos un nuevo encuentro a la hora del embarque. Nuevo paseo en el Balneario de la Bahía de los Cocoteros Cuando llegamos a casa, conversamos sobre la reunión, almorzamos y seguimos charlando hasta que Vércia volviera al trabajo. Después, arreglamos el equipaje y partimos. Salino y Tentra fueron en el Canarito y nosotros usamos el Mariposa, el vehículo de Syndi. En el trayecto ella me dijo que no íbamos a comer en restaurantes, pues quería que yo me llevara una buena impresión de sus dotes culinarios. Más tarde entendí el real motivo de aquella charla: yo necesitaba tener una experiencia completa con los equipos y utensilios de una cocina y con la preparación de una comida típica. Después de descargar los equipajes, fuimos a buscar los suministros necesarios, guardamos las “compras”, tomamos un vehículo acuático y salimos para hacer un paseo por la Bahía hasta la hora del ocaso. A pesar de haber entrado diversas veces en una cocina y de haber ayudado en algunas ocasiones, yo todavía no había preparado ninguna comida completa. La experiencia fue muy interesante y, una vez más, puede comprobar la simplicidad de las cosas arretianas. Nuestra cena tuvo como entrada, tostadas, bizcochos y tres tipos de patés. El plato principal fue una sopa de legumbres y, como postre, saboreamos una compota de higos. La bebida elegida, contrariando la costumbre nocturna, fue un vino espumoso, parecido al “moscatel italiano”, igual a aquél que Tali eligió para brindar en la mañana de la llegada a la SOL-4. También ingerimos algunos tipos de cápsulas y actúe como asistente de Syndi, más observando que trabajando. Las tostadas, bizcochos, patés, postres y las cápsulas venían en porciones individuales, sólo había que abrirlas y servirlas. Para preparar la sopa, colocamos un paquete de legumbres en polvo y otro de legumbres pre cocidos en una fuente, le echamos agua caliente, revolvimos y tapamos. Finalmente, destapamos la botella de vino y nuestra cena estaba pronta. Todo el proceso no tardó más de 20 minutos, incluyendo las largas explicaciones de Syndi. Arreglamos la cocina en unos 10 minutos una buena parte de ellos se los pasó Syndi hablando sobre los cuidados para separar y procesar los restos orgánicos y los embalajes, para permitir que puedan reaprovecharlos y reciclarlos correctamente. Enseguida, salimos para conocer el más alto de los miradores, con una hermosa vista panorámica de la Bahía iluminada. Llevamos anteojos iguales a los que utilizamos en la estación orbital y pudimos observar muchos detalles de aquel maravilloso balneario. Hablamos mucho al respecto de la estrategia para escribir sobre Arret y dejamos algunos puntos para aclarar al día siguiente. A eso de las diez volvimos al chalé y nos fuimos a dormir. El desayuno, a pesar de ser más reforzado y variado que la cena, fue igualmente fácil de preparar. Tan luego terminamos de arreglar la cocina, salimos para pasear a pie y más tarde volvimos al chalé, tomamos los vehículos acuáticos y nos metimos en la Bahía. Justificando que estaba satisfecho con sus dotes culinarios, que ya conocía los principios básicos de la cocina arretiana y que teníamos que ganar tiempo para conversar con los frecuentadores, convencí a Syndi a almorzar en un restaurante de la isla central. Seguimos el paseo hasta el anochecer y cenamos en uno de los restaurantes de la Bahía. Charlamos bastante durante la cena y ella estaba especialmente feliz aquella noche. Nos fuimos al mirador más alto, arreglamos los detalles finales de la estrategia para escribir el libro y la forma de abordaje de los temas más delicados, como el entrelazamiento energético y la gran transición. Sobre ella, decidimos resumirla al máximo en el primer volumen, dejando los detalles de esos sucesos y los acontecimientos anteriores y posteriores para el segundo libro, pues el conjunto de informaciones de los documentales era muy grande. Después, nos pusimos los anteojos especiales y empezamos a observar el balneario y el firmamento. Sin embargo, mi mente no se fijó en las bellas imágenes de aquel lugar y su foco estaba en un asunto que estaba pendiente todavía. Durante todo el tiempo que estuvimos juntos, hablé con ella sobre los más diversos temas y uno de ellos todavía me intrigaba. Había una gran amistad entre nosotros y su dedicación me impresionaba, como en las docenas de horas que asistimos a los documentales que sólo eran novedad para mí. Ella me estimulaba, ayudaba en las dificultades y aclaraba mis dudas incluso en el período de sueño. Sin embargo, siempre que yo le hablaba sobre el origen de nuestra amistad, ella se esquivaba y cambiaba el tema. Como hice algunos intentos sin éxito, decidí respetar su silencio y esperar que ella tomara la iniciativa de hablar al respecto. Syndi debe haber captado mis pensamientos, pues me hizo algunas revelaciones y justificó su silencio hasta aquel momento. Dijo que empezamos nuestra evolución en el reino humano en otro planeta, casi al mismo tiempo. En algunas vidas fuimos una pareja y en otras, fuimos parientes o grandes amigos. Así pasaron muchos milenios y, mientras ella consiguió aprender y practicar más rápidamente las lecciones de cada vida, yo me fui atrasando. Cuando hubo la primera selección en aquel planeta, ella se quedó por allá y yo fui trasladado a otro, que todavía no era la Tierra. Desde entonces, no tuvimos más oportunidad de encontrarnos en el plano físico. Aún cuando empecé a atrasarme, nunca dejó de existir una gran amistad entre nosotros y esa era la razón de nuestra afinidad. Ella prosiguió diciendo que la amistad no se reducía al pasar el tiempo, pues era una de las más elevadas expresiones del amor, cuya naturaleza era divina y eterna. De aquel planeta, ella se fue a Arret en buenas condiciones espirituales y, casi al mismo tiempo, yo fui trasladado a la Tierra, donde aprendí varias cosas y sufrí mucho para recuperar lo que había perdido. Me dijo que no le pareció conveniente hablar sobre nuestras vidas pasadas en los primeros días, porque yo estaba lleno de bloqueos y no quería que las informaciones afectaran mi comportamiento hacia ella. Por eso, decidió dejar para hablar sobre eso tras haber terminado los sondeos, y en un momento como aquel. Enseguida, volvió a hablar sobre la amistad y subrayó que era un sentimiento eterno que, en vez de disminuir, aumentaba al pasar el tiempo, pues tenía como fermento otro sentimiento que también tenía sus raíces en el amor. Se lo conocía como “nostalgias”, por el deseo de volver a ver o de estar cerca de alguien o de alguna cosa muy querida. Dijo que nuestro reencuentro era el primer motivo que la hacía sentirse feliz y el segundo y más importante, era el hecho de que yo ya había recuperado la mayor parte del camino perdido. Volvimos a eso de las 10h, pues el día siguiente sería muy ajetreado. |