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Paseo en una colonia marítima de cúpula simple Como la visita fue muy rápida, volvimos a casa a la mitad de la tarde y nos preparamos para el paseo en la colonia marítima. A pesar de que los arretianos prefieren utilizar vehículos colectivos en esas ocasiones, optamos por la cabina de teletransporte para ganar tiempo. Vércia busco y determinó las coordenadas de la colonia y rápidamente llegamos al lugar. Nuestros amigos no nos esperaban, pues no sabían que llegaríamos tan temprano. A pesar de haber visto en pantalla la imagen de la colonia, me sorprendí mucho cuando dejamos el ambiente de las cabinas. Estaba dentro del mar en un lugar amplio, mágico e impresionante. La cúpula principal era una bóveda transparente con 228 m de diámetro y 24 m de altura en el punto central, que se hallaba a unos 6 m por debajo del nivel del mar. Estaba protegida por un campo de fuerzas que mantenía al agua apartada de su superficie, formando un colchón de aire entre ella y el mar. En puntos equidistantes había tres túneles inclinados para la entrada o salida de personas y otro conectado a la cúpula menor, destinado al estacionamiento de vehículos de transporte individual o colectivo del tipo 6. La cúpula mayor presentaba tres conjuntos de cuatro semicírculos separados por pasillos que formaban una cruz. En el centro había una plaza circular y en los semicírculos, varias suites, salones de juego, depósitos de aparejos, artefactos y de alimentos, recepción y restaurante. El lugar era simple y funcional, como todas las instalaciones arretianas. En la parte exterior vi a muchas personas nadando entre cardúmenes con peces de varios tipos, colores y tamaños. Algunas usaban un vehículo que ya había visto anteriormente, una mezcla de “jet-ski” y submarino. Me quedé observando los detalles de aquel impresionante centro de esparcimiento por un buen rato, mientras Vércia y Syndi esperaban pacientemente. Después, le pregunté por nuestros amigos y ellas apuntaron a un grupo que estaba fuera de la bóveda. Enseguida vi a Tentra y Salino nadando hacia uno de los túneles de acceso, donde fuimos a encontrarlos. Tentra los llevó a nuestra habitación y Salino fue a buscar las escafandras, y combinaron esperarnos en el mismo túnel. Como estaba muy impresionado con aquel ambiente, Syndi me calmó diciendo que las habitaciones eran totalmente selladas contra cualquier probable ruptura de la bóveda y que yo podría quedarme tranquilo, pues no había noticias de accidentes en los últimos 200 años. Nos pusimos la ropa del buceo que Tentra dejó en los armarios y nos fuimos al encuentro de Salino. En el camino, recibí algunas "pistas" para facilitar el paseo y eliminar el recelo que había manifestado sobre los peces que vi. Nuestros amigos nos esperaban del lado de afuera y enseguida me llevaron a la superficie, para facilitar la adaptación a la profundidad. Me tranquilizaron diciendo que el pulmón arretiano era resistente a buceos largos de hasta 80 m sin equipos especiales, y que en aquel lugar, la profundidad no pasaba de 30 m. Al principio tuve alguna dificultad, pero me acostumbré enseguida. Estimulado por la seguridad de mis amigos, empezamos a alejarnos de la bóveda, nadando entre peces de varias especies. Fue una experiencia inolvidable. Acaricié a varios peces y “cabalgué” un delfín de unos 5 m de largo que entendía perfectamente a mis amigos. Volvimos al terminar la tarde, nos tomamos un baño, vestimos trajes de paseo y salimos para conocer mejor aquel lugar. Mi primera sorpresa fue ver que, a pesar de no haber más luz del sol, la bóveda iluminaba una gran extensión del mar a su alrededor. Ella permanecía transparente y permitía ver a los cardúmenes y a las personas que nadaban a una buena distancia. Después, fuimos a buscar a nuestros amigos y los encontramos en uno de los salones de juegos electrónicos, semejantes a fliperamas, muy entretenidos con sus juguetes de gran tecnología. Los juegos simulaban completamente la realidad, tenían carácter educativo y casi todos tenían como base las proyecciones holográficas. Al mismo tiempo en que divertían, enseñaban a planificar una ciudad, manejar naves, plantar legumbres y otras cosas del cotidiano. Después de una cena ligera y un rato de descanso volvimos al mar, junto con la mayoría de las personas que estaban hospedadas allí. Hasta unos 120 m de la bóveda, la claridad era muy buena, fue otra experiencia inolvidable. Volvimos a nuestras habitaciones antes de las 10 h y, mientras Syndi fue a ducharse, me quedé oyendo sus músicas de autocrítica y recordando algunos hechos desde mi llegada al planeta. Todos estaban asociados a la presencia de Salino, Tentra, Vércia y, principalmente, de Syndi, excepto en la reunión con Arcthuro y la noche en que tuve una sensación muy rara. Volví a analizar las razones de su presencia permanente y llegué a la misma conclusión de aquella noche. Sin embargo, todavía encaraba el hecho de dividir la habitación con ella como algo fuera de lo común y no me sentía a gusto para conversar sobre algunos temas, como por ejemplo la relación amorosa. Tal vez, por eso, no hablamos más al respecto desde el sábado anterior. Cuando ella salió, me fui al baño esperando que no hubiese captado mis análisis y allá seguí pensando en el asunto. Llegué a la conclusión que también cumplí las condiciones definidas por Oatas y que debería dejar que las cosas sigan su curso normal. Cuando volví, ella estaba en su posición habitual de meditación, con su cama ubicada enfrente a la mía, significando que quería conversar. Tan luego me acomodé, me dijo que había captado una especie de angustia en mí y que ese sentimiento afectaba negativamente mi espíritu. Me pidió que hablara sin rodeos sin prejuicios ni bloqueo, pues no quería que yo sintiese aquella sensación nuevamente. Después de reorganizar mis pensamientos, resumí todo lo que había pensado y le presenté mi conclusión. Ella empezó diciendo que aceptó dividir la habitación conmigo, para que yo no sintiese la soledad y la distancia que me separaban de la Tierra y de mis familiares, como ocurrió en la noche que ella estuvo ausente, de propósito, para probar y ajustar el plan que establecieron para que yo me sintiera querido, protegido, y tuviese la paz y tranquilidad necesarias para realizar los sondeos y apuntes, pues esa era la razón principal de mi estadía en el planeta. Dijo que mis preocupaciones se debían a una guerra entre prejuicios y sentimientos, subrayando que los primeros tenían como base premisas que cambiaban con la evolución de las costumbres de cada civilización o época. Por otro lado, los sentimientos, como la amistad y el cariño, tienen como base el amor que, además de eterno e inmutable, era el resorte que impulsa la evolución de todos los seres y del universo mismo. Por eso, eran mucho más fuertes y poderosos. Cuanto a la relación amorosa, subrayó que se trataba de un tema natural para ellos y que sólo volvió al asunto para no agravar mi situación. Dijo que sólo quería que yo no volviera a quedarme angustiado y no crease bloqueos para obtener nuevas informaciones o aclarar dudas sobre aquel asunto que, según ya había dicho, era complejo para la mente terrestre y merecía ser tratado en el libro con la debida profundidad. Dijo que además de Tentra, cuando todavía estaba en la SOL-4, ella también sintió mis dificultades para hablar sobre el tema desde mi primer día en Arret. Finalizó diciendo que estaba esperando una oportunidad, como aquella para tranquilizarme y desbloquear mi mente, pues lo intentó varias veces durante el sueño, sin éxito, y que aún tenía muchas cosas por decir sobre el entrelazamiento energético. Le agradecí sus palabras, y prometí que cambiaría mi manera de pensar y le dije que no conseguiría realizar el trabajo sin su ayuda y presencia constante a todo momento. Syndi volvió a sonreír y dijo que, como todas las mujeres, apreciaba oír palabras cariñosas y le gustaba sentirse útil. A la mañana siguiente salimos para un paseo que tardó más de tres horas. Como yo estaba curioso respecto del “jet-ski” que algunos huéspedes utilizaban, trajeron esos vehículos para todos nosotros. Este podía llevar dos personas sentadas lado a lado y tanto funcionaba debajo del agua como en la superficie. Anduve un buen tiempo como pasajero y después aprendía manejarlo. Llegaba fácilmente a los 60 km/h en la superficie y bajo el agua su velocidad era mucho menos. Con las facilidades y comodidades que ofrecía, nos alejamos mucho de la bóveda y dividimos el tiempo entre buceos, contactos con los seres marinos y paseos por la superficie. Después del almuerzo volvimos al mar con aquel maravilloso vehículo y el tiempo pasó muy rápido. A la hora del ocaso, volvimos a nuestras casas y resolvimos no salir aquella noche, pues Vércia volvería a trabajar al día siguiente. Después de la cena, charlamos hasta eso de las 10, cuando nos fuimos a dormir. Las reuniones ministeriales de la tercera semana Tan luego Vércia se fue a trabajar, fuimos al Palacio de la Armonía a encontrar a los amigos de la SOL-4 y, antes de las ocho, estábamos en la recepción del Ministerio de la Investigación esperando a Daleth que, según nos dijo Salino, era un tipo muy interesante. Enseguida él nos llevó a su despacho y demostró ser muy alegre y juguetón, pareciendo a alguien que yo conocía, tanto por la energía que emanaba, como por el modo de hablar. Entre otras cosas, dijo que ya vivió en la Tierra y lamentó la forma como conducimos aquí las investigaciones que, además de ser secretas, no tenían el objetivo único de beneficiar al planeta y su población. Pues su propósito es, en primer lugar, aumentar el poder y la ganancia de los gobiernos o empresas. Demostrando su conocimiento sobre nuestro desarrollo tecnológico, mencionó varios casos, desde la definición de la teoría de la relatividad hasta el viagra, pasando por la electrónica y la carrera espacial. Después, comentó nuestras visitas a los centros de investigación, subrayando los aspectos sociales y de la calidad de vida de la población. Daleth era una persona muy simple y se destacaba por el humor refinado con que trataba cualquier tema. Él sólo se puso serio en el momento que le pregunté cuando la Tierra podría acceder a los conocimientos que ellos tenían y que dividían sin restricciones con los planetas de la confederación galáctica. Dijo que ese momento, en el tiempo de la Tierra, estaba muy próximo de ocurrir y citó una frase típica: “Dios niega sus conocimientos más secretos y elevados a los soberbios y a aquellos que buscan disfrutarlos en provecho propio y los da en abundancia a los humildes y puros de corazón, que sólo desean la felicidad de sus semejantes”. Al final él nos acompañó hasta el despacho de Khap, el Ministro de la Industria que, según él, era un gran hermano y compañero de muchas vidas de trabajo en estrecha cooperación. Khap debe haber presentido que llegábamos, pues nos esperaba en la recepción de su despacho. Después de saludarnos, él y Daleth se abrazaron, como si estuviesen separados hace meses. Enseguida, Khap dijo que hacía poco más de una hora que no se veían y, mostrando que también era muy juguetón, dijo que, si pasara un solo día sin encontrarlo y colocar sus pies en el suelo corría el riesgo de tener que realizar muchos de sus sueños más locos. Todos se rieron mucho y Daleth los acompañó hasta el despacho de Khap, donde se despidió diciendo que todavía nos encontraría antes de mi partida. Khap se parecía mucho a Daleth, incluso en el humor. Tenía pasión por su trabajo y presentó varios datos estadísticos que demostraban el número creciente de productos distribuidos gratuitamente a la población, muchos reemplazando a aquellos que se obtenían con trabajos extras, cuyos costos, en número de horas, se reducía a cada dos o tres años. El explicó los criterios para distribuir bienes gratuitamente, o para "cobrar" horas extras al obtener otros. La cuestión era muy simple, como todo en Arret. Dijo que la fuerza de trabajo del planeta se destinaba a la producción de los bienes considerados como necesarios a la sobrevivencia, el confort y la calidad de vida del pueblo. Según aumentaba esa fuerza de trabajo, o la producción era racionalizada, el gobierno podría tomar tres decisiones básicas o combinaciones de ellas. En el primer caso, reducía las horas de trabajo diario, o aumentaba el período de vacaciones. En el segundo y más común, utilizaba la mano de obra excedente para producir y distribuir gratuitamente una parte de los bienes clasificados como adquiridos. El tercero involucraba combinaciones de los dos anteriores. Él finalizó la reunión con otra frase magistral: “si la fuerza de trabajo de la Tierra fuese utilizada según los moldes arretianos, sería suficiente para producir lo necesario para que el doble de su población actual tuviese la misma calidad de vida de la llamada clase media, aun considerando las grandes diferencias tecnológicas entre los dos planetas”. A las 10 estábamos en el despacho de Isis, la Ministra de las Comunicaciones. Con más de 1 m y 90 de estatura, piel clara, cabellos y ojos negros, era una mujer muy bonita. Hizo una presentación general de su trabajo y me sorprendió con su modestia. Dijo que su ministerio era el menos importante, justificando que informaciones, películas y transmisiones culturales no eran esenciales a la sobrevivencia del pueblo. Interrumpí diciendo que, gracias a los servicios que mantiene su ministerio, obtuve informaciones muy preciosas. Ella me agradeció y dijo que su único mérito era mantener a la población informada sobre la realidad del planeta, permitiendo que cada habitante pudiese acceder a cualquier dato, desde la lista completa de bienes producidos y dónde obtenerlos, hasta informaciones sobre la situación actual de otros mundos, como la Tierra por ejemplo. Después nos reunimos con Delphis, el Ministro de los Transportes y Distribución. Con más de 2 m de estatura, era una figura imponente y trasmitía mucha energía en su modo de hablar bastante claro y objetivo, además de ser muy simpático y bien humorado. Tan luego nos presentaron, él dijo que estaba curioso por conversar conmigo, por el hecho de saber que la idea del libro nació de mis ganas de escribir sobre una profecía relacionada a su amigo Olintho. Hablé resumidamente sobre el texto profético y dije que me gustaría mucho obtener otras informaciones sobre él, a quien ya admiraba por lo que vi en los documentales que me presentaron. Él habló algunos minutos sobre su amigo y dijo que podría seguir durante horas, pero ese no era el objetivo de la reunión. Pasó entonces a explicar los sistemas de su ministerio, destacando su filosofía de actuación. Al final, dijo que liberó a Syndi del trabajo, pues sabía que ella estaba siendo muy importante en mi aprendizaje para que fijara las informaciones del sondeo y los apuntes en mi memoria espiritual. Visita al Centro Hospitalario de Agartha Ya estando en casa, almorzamos y fuimos a visitar un hospital que integraba el grupo de los 20 mayores y más bien equipados del planeta, con atendimiento en todas las especialidades médicas. Lo que distinguía esos centros hospitalarios de los demás era el hecho de que realizaban, además de partos y otros tratamientos comunes, las llamadas cirugías de reconstitución de órganos o miembros lesionados en accidentes, además de otros más raros, como el cambio total del cuerpo físico del paciente. Exceptuando esos casos que exigían intervención directa en el cuerpo físico, los tratamientos eran preventivos y se ejecutaban en el cuerpo vital, utilizando equipos de difícil comprensión y explicación para nosotros. El cuerpo vital corregía el problema en el físico, desde tratamientos dentales ocasionales, hasta otras anomalías más raras, como infecciones por virus y bacterias, o disfunciones como gastritis e hipertensión. Si las necesidades de tratamiento no fuesen detectadas durante el tele transporte, eran diagnosticadas en los exámenes generales a que todos se sometían periódicamente. Allá recibí informaciones detalladas sobre el uso médico de las cabinas de tele transporte. Siempre que el cuerpo era reintegrado y si fuesen constatadas cualquier anomalía, o diferencia en relación al estándar del código genético contenido en el ADN del usuario, se informaba al ordenador del hospital más próximo de la cabina de partida y éste realizaba un nuevo análisis de los datos. Si hubiese necesidad de tratamiento, se llamaba al usuario para realizar un examen minucioso en un hospital que podía elegir libremente. Cualquier tratamiento era simple y rápido, pues se detectaba el problema en su fase embrionaria y sin síntomas físicos. Usamos el resto de la tarde visitando la maternidad, donde madres, padres y bebés eran tratados de una forma muy especial. El parto normal era la regla común y se realizaba en una piscina especial, rodeado por un cariño y cuidados indescriptibles. Era completamente indoloro y representaban un momento muy especial y de gran placer para los padres, parientes y amigos. Muy raramente ocurrían casos de cesárea, utilizada solamente cuando la madre o el niño corrían algún riesgo. Tan luego llegamos fuimos a la piscina y después de algunas zambullidas, Syndi me invitó a cenar y dormir en su casa, pues sus padres volvieron el fin de semana y viajarían al día siguiente. Ashton y Mani nos recibieron con mucha alegría y, después de la cena charlamos sobre las visitas realizadas, sobre el libro y sobre Othíbio, a quien admiraban mucho. También conocí algunos detalles de la vida de ellos. Trabajaban en el Ministerio de las Relaciones Exteriores y eran embajadores de Arret en uno de los planetas de aquel sistema estelar, lo que justificaba el hecho de viajar mucho. Resolvimos recogernos más temprano pues volverían al planeta al amanecer. Cuando terminé de bañarme, Syndi estaba haciendo su meditación habitual y la posición de su cama indicaba que ella quería conversar. Tan luego ajusté el respaldo y me acomodé, ella me preguntó si yo ya me sentía en condiciones de volver al tema del entrelazamiento energético. Le respondí que después de la charla del último sábado estaba pronto para oírla y hacer las preguntas necesarias, pues varias dudas se habían disipado. Ella me dijo que la base principal fue aclarada durante el período de sueño y que lo demás sería más fácil de asimilar. Sin embargo, me pidió que mantuviera la mente desconectada del modelo sexual terrestre, lo cual no guardaba ninguna semejanza con el entrelazamiento energético, a empezar por el hecho de que podían hacerlo con ropas y aún físicamente separados. Las nuevas informaciones me permitieron comprender el concepto y la pureza del relacionamiento amoroso arretiano. El proceso empezaba con un deseo de unión, o de intercambio de energía amorosa entre la pareja, semejante a un abrazo cariñoso entre dos personas que se quieren. Tan luego sus espíritus se conectaban en esa energía, empezaban a sentir una sensación de levedad y somnolencia, seguida de suaves escalofríos en la columna vertebral. Las sensaciones iban aumentando de intensidad hasta que los cuerpos físicos adormecían y los dos seres se percibían en otra dimensión, constituidos por energías conscientes que interactuaban entre sí y sentían intensamente. En esa dimensión, uno quedaba enfrente al otro dándose las manos y el espacio entre ellos se llenaba por energías que los dos generaban, predominando el color azul del hombre y el rosa de la mujer, además de otros tonos a ellas entrelazadas, representando el nivel espiritual y el estado físico y emocional de los dos seres. Según las energías se expandían y se tocaban, ellas se entrelazaban y formaban una llama en espiral muy bonita, con luminosidad fluorescente, creciente y en movimiento ascendiente. A medida que la llama los envolvía, los dos seres empezaban a experimentar varias sensaciones agradables e indescriptibles, mucho más intensas que el orgasmo terrestre. El clímax ocurría cuando la llama los envolvía completamente y sus cuerpos energéticos se unificaban en un abrazo, intensificando mucho las sensaciones anteriores, además de causar la pérdida de conciencia de los dos espíritus en el plano en que se encontraban. Según el grado de afinidad de la pareja, el entrelazamiento duraba entre cinco a 15 minutos tras el adormecimiento del cuerpo físico y, para despertar enseguida, era necesario hacer una mentalización previa, pues normalmente, dormían por varias horas o hasta la mañana siguiente. |