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Denis Moreno Teatro para adultos: El Discóbolo, Arenas que no caminan, La isla que encontró su camino y De maderas costumbres y aparecidos. Valencia, Venezuela -2006. Denis Moreno ![]() EL DISCÓBOLOAbsurdo Teatral en un Acto 1986. “Ciertas personas viven peleadas con alguien, Peleadas con ellas mismas, peleadas con la vida. Así, Empiezan a montar una especie de pieza teatral en su Cabeza, y escriben el guión según sus frustraciones”. Paulo Coelho. “¿No sabías acaso, que deambulabas en tu propio drama, Con tus harapos incendiados, huyendo a través de las sombras, Con tu boca, tus manos y tus sienes en el fuego, Con la sombra, en la soledad, en la existencia, Como aquel que se debate en un sueño anónimo y sombrío?” Vicente Gerbasi. Esta obra fue estrenada el primero de Julio de 2000 en la sala María Luisa Escobar del Ateneo del Valencia con el siguiente reparto: Discóbolo: Gonzalo Cubero. Bermúdez: Sebastián Falco. Bajo la dirección del autor. PERSONAJES: AUGUSTO BERMUDEZ: Vigilante de un museo. Según Discóbolo, es ambivalente como un péndulo. A veces tosco, a veces profundo y sombrío.DISCÓBOLO: No el de Mirón, sino una muy buena imitación. Según Bermúdez, es ilógico y bruto. ESCENARIO: Un museo cualquiera, en un escenario cualquiera, de cualquier ciudad del mundo. Hay pedestales en los cuales están, el discóbolo y otra estatua. A otro lado se encuentra el escritorio, - o refugio – de Bermúdez. La otra estatua no se ve, pues está cubierta con una manta. No todo lo que vemos es lo obvio; No todo lo obvio es lo realmente visible. ACTO UNICO. (AL ABRIRSE EL TELON EL ESCENARIO ESTÁ SEMI OSCURO. UNA MÚSICA MUY SOMBRÍA DE FONDO, TAN BAJA QUE CASI PASA DESAPERCIBIDA. DE PRONTO SE OYEN PASOS Y LA LUZ DE UNA LINTERNA EMPIEZA A ALUMBRAR CON INSISTENCIA HACIA EL SUELO, POR TODO EL ESCENARIO) BERMÚDEZ: (ENTRANDO, ALUMBRA LA CARA DEL DISCÓBOLO. DESPUES DE OBSERVARLO POR UN MOMENTO SE DIRIGE A ÉL) Eres muy bueno, si. Realmente bueno. Eres como humano. Eres una perfecta imitación... no sólo del discóbolo, sino del ser humano. Aunque para ser una imitación estás muy bien hecho, siempre lo he dicho. (PAUSA, SE VA HACIA SU ESCRITORIO Y SE SIENTA, LO SIGUE ALUMBRANDO CON LA LINTERNA. LO OBSERVA.) ¡Arrechísimo!... (SACA UN TERMO DE CAFÉ Y SU LOCHERA DE UNA GAVETA DEL ESCRITORIO Y DE ESTA SACA UNA AREPA, SE SIRVE CAFÉ Y EMPIESA A COMER) (HABLA CON LA COMIDA EN LA BOCA) ¡Arrechísimo! Coño, es que… no se que otra cosa decir cuando te veo. ¡Arrechísimo! Bueno, ¡recontraarrechísimo! (SE RIE) (SIGUE COMIENDO Y ADMIRANDO AL DISCÓBOLO MIENTRAS COME Y BEBE) (TERMINA Y ARREGLA LAS COSAS Y LAS GUARDA EN LA GAVETA DE DONDE LAS SACÓ) (SIGUE ADMIRANDO AL DISCÓBOLO Y SE RIE) Menos mal que estoy solo porque si no dirían que estoy loco o que me están patinando los platinos. Bueno, tendré que descansar un poco, aquí, en mi refugio, mientras llega el cambio de guardia. (MONTA LOS PIES SOBRE SU ESCRITORIO Y SE QUEDA DORMIDO. UNA LUZ MUY TENUE BAÑA AL DISCÓBOLO, ESTE MUY LENTAMENTE SE EMPIEZA A MOVER, PERO SIN ABANDONAR SU POSTURA ORIGINAL. DE PRONTO ABRE LOS OJOS Y LENTAMENTE VA LEVANTANDO SU TORSO CON CIERTA PESADEZ). DISCÓBOLO: ¡Uuyy! (PAUSA, MIRA A SU ALREDEDOR) (SE MIRA. SE TAPA CON EL DISCO. SIN DUDA SE SIENTE APENADO DE QUE BERMUDEZ LO MIRE DESNUDO. SIN BAJARSE DE SU PEDESTAL COMIENZA A LLAMAR SILENCIOSAMENTE A BERMÚDEZ, QUE ES LA ÚNICA PERSONA QUE ADVIERTE EN TODA AQUELLA SOLEDAD) ¡Phhsss!... ¡Phhsss!... ey... epa... señor... señor. (BERMÚDEZ COMIENZA A DESPERTAR, CUANDO LO HACE SE ASUSTA, LUZ TOTAL. MIRA AL DISCÓBOLO MUY SORPRENDIDO) BERMUDEZ : ¡¡¡aaahhhh!! DISCÓBOLO: ¡¿Qué pasa?! BERMUDEZ : ¡¡¡aaahhhh!! DISCÓBOLO: ¡¿Qué pasa?! BERMUDEZ : ¡Hablas! ¡Hablas! DISCÓBOLO: ¿Y Qué querías? ¿Que le ladrara? BERMUDEZ : Esto no es posible, estoy soñando, ¿Soñando? nooo... yo lo que estoy es drogado, que va, esa arepa lo que tenía era perico, perico en rama. No, no es lógico ¿una estatua viviente? ¿Una piedra que habla? DISCÓBOLO: ¿Estatua viviente? ¿Piedra que habla? BERMÚDEZ: Sí, estatua viviente, piedra parlanchina. Tú no puedes hablar, eres una piedra. DISCÓBOLO: ¿Y como es que estoy hablando ahora? Si señor, hablando y no dando gritos como un loco así como usted. BERMÚDEZ: Aparte de ilógico eres mamadorcito de gallo y abusador. DISCOBOLO: ¿Y por qué? Más mamadorcito de gallo y abusador es usted, que me dice piedra viviente, y además, me dice que no puedo hablar. Y para colmo, pegando gritos como si yo fuera un fantasma. BERMÚDEZ: Pero eres una piedra que habla. ¿¡Coño, te parece poco!? DISCÓBOLO: ¿Estatua que habla? ¿Es que las estatuas no hablan? BERMÚDEZ: ¡No chico, claro que no! Los únicos que hablan son los seres humanos, los de carne y hueso, hasta donde yo sé. A menos que seamos una comiquita. DISCÓBOLO: ¿Comiquita? BERMUDEZ : ¡Dibujos animados chico! DISCÓBOLO: ¿Dibujos animados? BERMUDEZ : ¡Ah, no, eso es muy profundo para ti! DISCÓBOLO: No se de que me habla. Por otra parte, si, tiene usted mucha razón, solo los seres de carne y hueso hablan. (MELANCÓLICO, PAUSA) Señor, discúlpeme que lo haya despertado y asustado, pero, como podrá ver estoy desorientado totalmente y estoy desnudo. BERMUDEZ : No, no se nota DISCÓBOLO: ¿Cómo? BERMUDEZ : Que no se nota DISCÓBOLO: ¿Porqué? BERMUDEZ : Debe ser por el traje de etiqueta que tienes puesto. DISCÓBOLO: ¿No tendrá algo con que cubrirme? BERMÚDEZ: Bueno, déjame ver. (SALE BERMÚDEZ. EL DISCÓBOLO EMPIEZA A OBSERVAR EL OTRO PEDESTAL QUE ESTÁ CUBIERTO POR UNA MANTA. POCO A POCO SE ACERCA, Y CUANDO LE VA A QUITAR ESTA LONA QUE LA CUBRE, LLEGA BERMÚDEZ) BERMÚDEZ: Lo único que conseguí fue este paño... (BERMÚDEZ SE LO DA Y ÉL SE LO COLOCA ALREDEDOR DE LA CINTURA) ¿Y ahora que? ¿Te sientes mejor? DISCÓBOLO: Sin duda. Ahora no siento mis cositas al aire. (PAUSA. AMBOS SE MIRAN POR UN RATO SIN SABER QUE HACER. BERMÚDEZ CON CIERTO ASOMBRO, Y DISCÓBOLO CON PENA E INDECISIÓN, HASTA QUE FINALMENTE SE DECIDE A HABLARLE) Hola. BERMUDEZ : (SE RIE) Ay, papá DISCÓBOLO: (PAUSA) Bueno, hable usted, dígame algo. BERMÚDEZ: Pero ¿Qué te voy a decir? Como le voy a hablar a algo que no habla. DISCÓBOLO: Pero hablo, hablo señor, ¿No me esta oyendo? BERMÚDEZ: (CERRANDO LOS OJOS Y JUNTANDO LAS MANOS PARA CONVENCERSE) Eres una estatua, eres de piedra. Yo si puedo hablar, porque soy humano, porque soy un hombre creado por Dios y hablo con otros humanos que son iguales a mí. DISCÓBOLO: ¿Es que acaso todos los humanos son tan enrollados como usted? Yo no soy humano, pero hablo. ¿Entonces? ¿Qué le cuesta hablar conmigo? ¿Acaso no hablaba conmigo cuando yo no me podía mover, cuando yo estaba allí inmóvil? ¿Ya se le olvidó? Se la pasaba horas enteras hablándome de su vida…ajá, yo me sé su vida señor. ¿Se acuerda? Horas enteras, conversando en las madrugadas, en estos tres meses que he permanecido aquí, y ahora que puedo expresarme y moverme como usted... le parece insólito. ¿No quería hablar? Pues hablemos y ya… frustrado… BERMÚDEZ: ¡¿Qué?!¡Tú si eres palante! ¡¿Frustrado yo?! Estás loco, si, estás loco. Porque debe ser muy normal para ti que uno pase por la plaza Bolívar y se encuentre a la estatua del libertador, sentada en un banquito, leyendo el periódico y de paso tirándole maíz a las palomitas. DISCÓBOLO: Usted aparte de enrollado se las da de cómico, con razón se la pasa lamentándose, que no pudo ser artista, que lo frustraron, que no es nadie. Por eso es que usted está como está ¡enrollado! BERMÚDEZ: ¡Un momentico! A mi ninguna piedra caliza con patas me va a decir enrollado y además como debo hacer las cosas... ¡Okey! DISCÓBOLO: Pues si, ya se lo dije… y además, para su información no soy de piedra caliza, no señor. Soy de Mármol, por favor. BERMÚDEZ: Oh, disculpe. Pero por muy de mármol que sea, no le da ningún derecho a expresarse así sobre mis actos y sobre las confesiones que yo le he hecho en algún momento de confidencialidad, de confianza que… que… debería ser considerado como un acto sagrado, como un acto de confesión. DISCOBOLO: Me las contaba porque yo no podía hablar, y ahora que puedo está molesto y reclamando. Pero bueno, ni modo, son sus cosas. Es su vida. En estos tres meses que llevo conociéndolo me parece que fueron tres años. (PAUSA) Está bien, discúlpeme le debo una disculpa, es que usted me hablaba tanto de su vida que me parece que lo conociera desde siempre. Ya hasta me cae bien y me solidarizo con sus cosas. BERMÚDEZ: Este museo es mágico. Contrario a usted a mí me parece que aquí el tiempo nunca pasa, y más para nosotros, que somos como objetos inmortales que permanecemos en un lugar donde miles de personas transitan. Por eso creo que dice que le parece conocerme de toda la vida. DISCÓBOLO: ¿Entonces que? ¿Me disculpa? BERMÚDEZ: ¿Disculparte? Más bien soy yo el que debería disculparse. Pero, para no caer en discusiones, ninguno de los dos se disculpa. Borrón y cuenta nueva. (BERMÚDEZ LE EXTIENDE LA MANO) ¡Vamos! ¿Me vas a dejar así? DISCÓBOLO: Pero... mi mano es de... piedra... BERMÚDEZ: Lo sé. Vamos, dame tu piedra. (DISCÓBOLO VACILA UN POCO, FINALMENTE LE DA SU BLANCA MANO. BERMÚDEZ TOCA SU BRAZO CON ASOMBRO Y CURIOSIDAD) Mi nombre es... DISCÓBOLO: (LO INTERRUMPE) Augusto Bermúdez, cuidador de este museo por más de doce años. Y yo... yo... (PAUSA, TRATA DE RECORDAR, MIRA LA LECTURA QUE ESTA DEBAJO DE SU PEDESTAL) Bueno, aquí dice que soy... ¡¿copia del discóbolo?! BERMÚDEZ: Tanto que hablas, ¿Y no sabes ni como te llamas? DISCÓBOLO: Lo que pasa es que no había visto este letrero... BERMÚDEZ: En cambio nosotros para saber como nos llamamos no tenemos necesidad de ver ningún letrero. DISCÓBOLO: Entonces, ¿Cómo hacen para saber como se llaman? BERMÚDEZ: Bueno, este... nos empieza a llamar por un nombre. DISCÓBOLO: Jean Luc, nunca me llamó por un nombre. BERMÚDEZ: Los que me hicieron a mí, sí. Bueno, mi mamá, porque mi papá… bueno, eso es otro capítulo. DISCÓBOLO: Si, se fue de la casa… BERMÚDEZ: No seas curioso. Lo cierto es que evidentemente mi papá se echó un buen pelón. Para no caer en detalles; dos personajes me hicieron. DISCÓBOLO: Jean Luc le puso mucho empeño para que yo existiera. Duraba horas enteras conmigo, martillando y martillando con su cincel. Como sudaba. Nunca lo oí quejándose de mí, más bien me veía con optimismo, con orgullo. BERMÚDEZ: Bueno, ahí si creo que tenemos algo en común. DISCÓBOLO: ¿Si?, que bueno. A mí Jean Luc me veía con mucho orgullo. BERMÚDEZ: No te va a ver con orgullo, si te hizo como él quería. Si los padres pudiesen hacer a sus hijos a su gusto, todos serían muy felices. DISCÓBOLO: ¿No hacen sus hijos a su gusto? Ah, en ustedes opera algo que llama educación, eso es lo que los hace diferentes BERMÚDEZ: No hablo de eso. DISCÓBOLO: ¿No se hacen los hijos a imagen y semejanza de los padres? ¿Educados igual? BERMÚDEZ: En cierta forma, si. Los hijos se parecen a sus padres, pero yo estoy hablando es de parecidos físicos. DISCÓBOLO: ¿Los hijos hacen en la calle lo que aprenden en su casa no? BERMÚDEZ: Si, por decirlo de alguna forma… DISCÓBOLO: O sea… que si los padres quisieran saber lo que tienen por hijos bastaría con verlos cuando ellos no están, o sea, si quisieran ver su creación, sus hechos verdaderos y no lo que dicen… ¡Que falta de sinceridad señor! BERMÚDEZ: No te tomes ese problema para ti, tú no eres humano en primer lugar, y en segundo mi amigo, no eres original, eres simplemente una copia del verdadero discóbolo. El negativo, pues. Ocúpate mejor de eso. DISCÓBOLO: ¡Que vergüenza! Una copia del original. O sea que... de verdad no soy original. Hay otro igual a mí… BERMÚDEZ: No, no, no. No haz entendido. Tú eres el que se parece al otro, o sea, te pareces al original. (PAUSA, EL DISCÓBOLO SE NOTA CONSTERNADO Y RETROCEDE HACIA SU PEDESTAL. BERMÚDEZ LO OBSERVA CURIOSO. DISCÓBOLO TOMA DEL ESCRITORIO UN MARTILLO Y UN CINCEL, ESTE ÚLTIMO SE LO COLOCA EN EL CUELLO Y EL MARTILLO EN POCISIÓN PARA GOLPEAR) BERMÚDEZ: ¿Qué vas a hacer? DISCÓBOLO: Me voy a suicidar... BERMÚDEZ: Pe... Pero bueno, ¿Por qué? Discúlpame, no fue mi intención. DISCOBOLO: No tiene sentido nacer para ser visto como una vulgar copia. Prefiero morir. Tal vez sin cabeza me vería más... original. Adiós. (VA A DARSE EL MARTILLAZO, PERO BERMÚDEZ SALTA A QUITARLE EL MARTILLO Y EL CINCEL) BERMÚDEZ: ¿Estas loco? Cómo te vas a arrancar la cabeza así... ¡ay, sí!, que fácil es arreglar las cosas así. Matarse y ya. DISCÓBOLO: ¡No quiero ser una copia! ¡Dame ese martillo! BERMÚDEZ: ¡No te lo voy a dar! ... Los que se quitan la vida son unos cobardes. Debes afrontarla DISCÓBOLO: ¿Y que voy a afrontar? BERMÚDEZ: Tu verdad, tu error. DISCÓBOLO: ¡¿Mi error?! Será el de Jan Luc. Yo no tengo la culpa de nada, yo soy su creación, yo nací así. No como los hijos de ustedes que nacen buenos y ustedes con su educación los rehacen a su imagen y semejanza. Sus hijos llegan a ser lo que ustedes realmente son, aunque después se hagan los locos y echen a sus hijos toda la culpa… ¡y no me mires así! te he escuchado bastante cuando yo no podía hablar. En cuanto a mí ¿Qué verdad debo afrontar? ¿Qué error? ¿Ser una copia? yo no quise ser así, a mí me hicieron... mi caso es muy diferente. BERMÚDEZ: Pues, yo tampoco quise ser así y también me hicieron, pero fue un estúpido poderoso el que me frustró, no mis padres, no señor. Y sin embargo, aquí estoy, viviendo y asumiendo mi situación amigo... ¡Viviendo! DISCÓBOLO: ¿Viviendo? ¿Esa forma de vivir llamas vida? Me das lástima. No es mi caso. Yo no he nacido. ¡No te das cuenta que no soy nada! ¡Soy una vulgar copia, coño! (LLORA DESCONSOLADO) No puedo vivir mientras sea una simple copia. ¡Dame ese martillo! BERMÚDEZ: No, no te lo voy a dar. No voy a permitir que te hagas daño. Además, soy el responsable de todas estas obras de arte. Y si te encuentran aquí, sin cabeza, yo me voy a meter en un lío. DISCÓBOLO: Por favor, Bermúdez, ¿Cómo que obra de arte? No me has entendido... soy una simple y vulgar copia… que vergüenza, no soy arte…. (LLORA) BERMÚDEZ: (SE RIE) ¿Y vas a llorar por eso?, no me hagas reír. Todos tenemos nuestro cagón por dentro, lo que pasa es que muchos lo disimulan. (TRATA DE CONSOLARLO) Tranquilo. ¿Tú no te has preguntado si en el mundo no todos tienen algún parecido a otro? Por ejemplo: ¿No te has preguntado cuantos vigilantes de museo hay como yo? (RIE) Que cosa más vulgar que un vigilante de museo, así, tosco, barrigón, pelón y fracasado. |
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![]() | «el niño», menos dos o tres veces en las que la palabra «hijo» se le escapó, como un grito irresistible de la naturaleza, que parecía... | ![]() | |
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