Para z porque la extraño y la portada, que es suya, no podía faltar en esta segunda parte (amén de que muchos no la vieron en la primera…)






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Segunda parte…

Para H y Vik quienes cumplen años en estos días.

Para Z porque la extraño y la portada, que es suya, no podía faltar en esta segunda parte (amén de que muchos no la vieron en la primera…)

Para Silk a quien extraño más allá de las palabras…

Para Ahngie y Lhust, quienes comparten mis noches, risas y suspiros.

Para Indy porque crece cada día y es mi amiga de fierro.

Para Ivy, porque acompañó este texto y le puso melodía

Para vosotros/ustedes, quienes cada día dais/dan forma a nuestra única Tumba…

El tipo sabía que ella en cualquier momento pasaría por allí. Era cuestión de tener paciencia. Hacía tres largos meses seguían sus pasos, es decir, la buscaron hasta encontrar un patrón de sus rondas. Sabían que de cada cinco noches tenía una libre. Que sus compañeros de ronda nunca eran los mismos, pero hasta ese ciclo se volvía reiterativo en algún punto. Les sorprendió mucho cuando un par de veces vieron que su ronda era con un macho. Un verdadero guerrero.

Notaron otra pauta interesante. Tres machos que siempre aparecían de a uno y se mantenían a prudente distancia la mayor parte del tiempo –claramente ellos se mantenían a una distancia mayor, no querían que los sintieran– Uno de aquellos era sin duda la pareja de la hembra joven o lo sería. Todas las señales estaban allí. ¡Pobre bastardo! Esa hembra no le estaba destinada.

Milady jamás permitiría eso.

Milady era la causa de que esta noche también estuviera pasando frío en una oscura esquina de esta ciudad de mierda. Kick y él habían cumplido con cada uno de los encargos de Milady a través de los últimos ¿Cuántos? ¿Noventa años? Sep, casi noventa años. Desde el año siguiente de su vinculación con aquel macho de la glymera londinense. Milady los había llevado a su nuevo hogar como parte del servicio. Cosa que no terminaba de gustarle a su hellren, porque ellos no eran los típicos doggen, pero ella como siempre había impuesto su voluntad.

Bueno con el siguiente hellren las cosas no cambiaron demasiado. Sin embargo, este sí estaba en casa, no como el otro que se la pasaba viajando por su profesión, y al estirado Rhyland definidamente no le hacía ninguna gracia la presencia de dos vampiros “de baja estofa” como él los llamaba. Milady los despidió. Pero los mantenía cerca. Los servicios que le prestaban eran de índole tan variada como secreta, ella no se arriesgaría a confiarles esas a tareas a otros.

Como lo de las hembras de cabellos de oro rojo y chocolate.

Eso sí que había sido una pesadilla. No obstante lo hicieron. Sep, tardaron dos años en lograr el objetivo pero valió la pena. Pasó de ese triunfo poco más de un año. Por eso cuando recibieron el nuevo encargo ambos dudaron. Porque no tenía sentido. La hembra joven era un caso resuelto hacía casi siete años…

Aunque aquí estaba ella. Desafiando abiertamente a Milady. O era muy valiente o era una tonta de remate. Él apostaba por lo último.

Aplastó el cigarrillo con la punta de la bota y se dirigió al callejón, en la azotea del edificio de enfrente se perfilaban con claridad dos siluetas femeninas. Sacó los binoculares de visión nocturna –si treinta años atrás le hubieran dicho que esos juguetes de las películas de James Bond estarían en sus manos hubiera creído que se burlaban de él– y observó.

Mala suerte: ninguna de las hembras embutidas en trajes de cuero era la que esperaba ver. Guardó sus juguetes en el bolso deportivo que llevaba y casi pegado a la pared de la fábrica abandonada se hizo uno con las sombras de la noche.

Cuando una de las Jefas te pide algo lo haces. Cuando una de ellas te dice que te mantengas alejada de algo también obedeces. Si sólo lograra comprender la negativa rotunda de Ivy de hablarle acerca de Minabhi y de su función en el Consejo T, Maye tal vez no sentiría ese tremendo impulso de saltarse por una vez las normas que regían su vida y averiguar por su cuenta.

Maye no se permitía meditar demasiado en ello, pero cada vez que pensaba en los ojos cristalinos de Murtagh, la necesidad de saber la quemaba por dentro. Y, para su eterna vergüenza, cada vez que se daba cuenta se encontraba a sí misma recordando esos ojos, los labios que hacían maravillas, las manos que… ¡Naaaaah! Esto debía terminar pronto… No se toleraba más en este estado de enajenación…

Mientras se alejaba del estudio de Ivy repasó la entrevista en su mente, tratando de encontrar cuál fue la causa del enfado de I y si en algún momento inconscientemente le había faltado el respeto. Ella se había acercado hasta el escritorio y mientras le pasaba el informe por escrito de los progresos de las pre-trans que tenían en la base de datos y el avance sobre las genealogías de los miembros de la Hermandad, decidió preguntarle quién era Minabhi.

La onda expansiva de resentimiento la había golpeado hasta hacerla retroceder un paso. Era como si el mismo aire se hubiera congelado en una ráfaga de odio. Ivy se levantó de su silla y rodeó el escritorio hasta estar a no más de una pulgada de distancia de Maye. Los ojos de la hembra mayor eran esmeraldas de hielo y fuego cuando pronunció sólo dos palabras:

Vete. Ahora.

No hizo falta más para que diera media vuelta y saliera del despacho. El instinto de conservación guió sus pasos hasta el pasillo y de allí a la biblioteca. Llena de dudas, con más preguntas que al entrar y con la sensación de que había mucho más en la historia de lo ella suponía al principio.

Pidió a Heff que le trajeran una bandeja de té. El fiel anciano en cambio la sorprendió con una botella de vino blanco y una copa.

– ¿Vino, Heff? –Preguntó enarcando una ceja.

– Confíe en mí ama. Este chardonnay de Navarra es lo que verdaderamente quiere en este momento –contestó con una suave sonrisa el doggen mientras servía el líquido dorado con suaves reflejos verdosos y le alcanzaba la copa– Es un vino joven, como usted, y exquisito. ¿Quizá le gustaría sentarse en el entrepiso cerca del fuego? Estoy seguro que los libros sobre palimpsestos en la Alta Edad Media serán de su interés.

El anciano la miró con tranquila expresión en sus sabios ojos y lentamente se retiró de la estancia. Maye no salía de su asombro. Heff jamás se había dirigido a ella de esta forma y mucho menos le hacía sugerencias sobre nada… Subió lentamente la escalerilla de madera pulida hasta el entrepiso y buscó en las estanterías hasta dar con los volúmenes de los que hablara Heff. ¿Para qué querría nadie leer sobre un tema harto sabido y a la vez tan árido?

Tomó el primero y para su consternación se le desarmó en las manos. Dejó la copa en una mesita auxiliar para intentar solucionar el lío cuando notó que no estaba roto si no que tenía una sobrecubierta. Dentro había un tomo encuadernado en suavísimo cuero teñido en rojo y oro. Al abrirlo vio una letra firme y delicada que conocía como si fuera propia. Sus rodillas dejaron de sostenerla y acabó sentada en el alfombrado suelo con los ojos empañados leyendo en caracteres de la Antigua Lengua:

Rondha, hija de Whulfric, servidora de la Virgen Escriba, Hermandad de la Tumba.

**************************

– La conoces Z… Y la pequeña Dexter que tenemos en la Mansión está muy cerca de destapar la caja de los recuerdos prohibidos. Creí que la sola visión de Cyan la tenía al borde. Pero ahora tener tan cercano a Murtagh y a Maye involucrada con el vampiro… –Levantó dos dedos frente a la cara de su gemela para evitar la réplica antes de que saliera siquiera de sus labios– Sé lo que dijo. Sé lo que le dijimos… Pero te pregunto ¿Alguna vez funcionó para ti de esa manera?

Zargo resopló y frunció los labios antes de continuar cepillando el cabello de M.

– Bueno, no. Pero eso no significa que ella sea como yo…

Algo muy similar a un sonrisa se posó en la expresión de Marche.

– ¡Por la Virgen del Fade! Si todas se ponen bobas cuando el tema es un macho…

– ¡Eeeeeh! –La expresión fue acompañada por un violento tirón de los cabellos de su hermana– No con cualquier macho. Por el macho de una.

– ¡Si serás perra! Eso dolió… –Dijo intentando ver el mechón que su hermana sostenía entre los dedos. No estaba segura de que se lo hubiera arrancado o si solo fue un tirón muy firme pero por las dudas giró y la tumbó de espaldas en la alfombra. No era bueno dejar un precedente así después de casi trescientos años. Mientras sostenía a Z boca abajo y se sentaba sobre su espalda se le ocurrió.

– ¿Tú crees que él es the chosen one para la pequeña glymerosa?

Zargo rompió el agarre que tenía M sobre ella y la volteó sentándose sobre el estómago de la otra hembra.

Neo o no…No fui yo quien tuvo la visión acerca de ellos. Ni fui yo quien dijo que “los caminos del destino son tortuosos pero siempre justos…”

Marchélika cruzó ambas piernas sobre el pecho de su gemela y se balanceó hasta sentarse sobre ella.

– ¡Ah, sí! ¡Casi lo olvidaba…! Todavía me debes lo del “jodido Oráculo de Delfos”…

Este sentido de anticipación, de espera, de cacería en desarrollo le recordaba lo que había sido el anterior trabajo que realizaron para Milady.

***

enero de 2008

Por fin, después de casi dos años de observación y planificación estaban convencidos de que esta noche verían la acción que esperaban. El plan era sencillo. Él tomaba a la camarera y la arrastraba hasta la zona de puentes. Kick esperaría oculto hasta que las hembras llegaran. Porque llegarían. Ellas no dejarían que un macho de la raza viole humanas impunemente y luego las deje morir desangradas en las calles. Con suerte al menos una de ellas sería uno de los objetivos de la operación.

Era la cuarta vez que lo hacían en seis semanas.

La policía humana dio una descripción no muy acertada de la situación que hizo una de las víctimas antes de morir en el Centro Médico St. Francis. Sin embargo, lo básico se entendía, era un hombre muy fuerte –primera equivocación–, probablemente extranjero –cierto, pero irrelevante para quien no fuera vampiro– y tenía un fetiche con lacerar a sus víctimas hasta desangrarlas durante el abuso sexual al que las sometía –segunda gran equivocación…

Honestamente eran más fuertes que los humanos, pero no destacarían entre los machos de la raza. Y más valía que no apareciera ninguno de los Hermanos… Contra ellos no tenían ni una sola chance. Bien pensado tampoco podrían contra las hembras de la Tumba sin hacer trampa. Y la que prepararon era buena. Muy buena.

La hembra suplicaba y lloraba apretujada contra el muro y eso solo lograba hacerle ir más duro y con más saña dentro de ella. La voz bien modulada y destilando rabia le llegó clara justo detrás de sí.

¡Déjala cabrón!

Sintió el frío del arma que la muy puta le clavó en la base de la espalda. Con un gruñido aflojó el agarre de la mujer entre sus piernas, pero no salió de ella. El horror de la humana contaminaba el aire que los envolvía. Vio cómo sus ojos se dirigían a la hembra parada detrás en una súplica demasiado obvia, demasiado estúpida, demasiado ofensiva. El arma cavó más hondo en su escasa carne y eso casi le hace eyacular dentro de ese despojo.

Te dijo que la dejes… Hazlo ahora.

La segunda voz venía de un poco más atrás. Pero rápidamente sintió el cañón de otra arma en su sien izquierda ¿Qué esperaba Kick para disparar? ¿Que una de estas hijas de puta le volara el cráneo?

Empujó a la camarera lejos de sí. La humana gemía mientras se arrastraba por el suelo inmundo y berraba como alguna clase de animal herido.

Un disparo interrumpió los gimoteos de la mujercita. Él sintió un flujo caliente impactar en su espalda y recorrerla hacia abajo, sintió cómo el arma que se apoyaba en sus riñones se aflojaba y oyó el cuerpo caer. La hembra que lo encañonaba giró al instante e hizo fuego en la dirección del disparo…

***

En ese punto de sus recuerdos vio aparecer desde uno de los edificios a la hembra joven. Iba junto a una morena más pequeña de altura, pero que resultaba igual de llamativa envuelta en un largo abrigo de cuero y botas de combate. Y sep allí estaba uno de esos machos rubios nuevamente.

Hora de irse.

Murtagh caminó hacia él con cara de pocos amigos. Las luces de la pista pasaban rápidamente sobre su figura en blanco y negro, dándole tonalidades y una cualidad casi ficcional al moverse. Era como si avanzara a través de las viñetas de un cómic.

– ¿Qué mierda haces aquí? –Su voz se elevó clara sobre el sonido de la música que atronaba en el ambiente.

– Hola a ti también hermano. Veo que sigues pasando demasiado tiempo frente a la chimenea con solo un libro entre las manos. Dime ¿Qué se siente llegar a la senectud?

Los ojos del macho de cabellos semi-blancos taladraron a Nightmare.

– No respondiste mi pregunta… –Dijo mordiendo las palabras.

– Negocios Murtagh ¿Te resulta familiar esa palabra? ¿O la G.I.Tomb ya te sorbió hasta ese extremo el seso?

Murtagh clavó a su hermano contra uno de los muros cercanos a la barra con el antebrazo en la garganta de Night.

– Ni una palabra más sobre esto. ¿Estamos claros? A mí nadie me separa de mis negocios y mi cerebro está muy bien –Okay tal vez eso no era del todo cierto y Night lo podía ver en los ojos del otro macho.

Al soltarlo esperaba que Nightmare mínimamente lo sacuda, lo empuje o que le reviente unos dientes de una trompada. Sin embargo para su estupefacción la mirada de Night se fijó profundamente en sus ojos, su expresión se tornó seria como pocas veces lo hacía frente a la demás gente y sus palabras lo traspasaron.

Merde, mon frère! No sé si compadecerte o envidiarte…

********************************

Hécate sonrió viciosamente al clavar la daga en el pecho del lesser. Ágilmente saltó hacia atrás y giró con gracia. Sus botas resonaron en el asfalto de la calle. El largo abrigo de cuero giró con ella y la envolvió como las manos de una amante.

– ¿Quién será el próximo?

Vik sólo saltó hacia adelante, directamente al asesino que tenía más cerca. Sus ojos relucían en el fragor de la lucha y su pequeña figura resultaba de una belleza escalofriante mientras practicaba los pasos de su danza mortal.

***************************

12 de diciembre de 1755.-

Hoy mi vida cambió para siempre. No puedo precisar los sentimientos que me llenan el alma. Esta noche Su Gracia, el guerrero Levhiatan, visitó el refugio de invierno de mis padres. En el Manor las actividades casi frenéticas y los cuchicheos denotaban que algo habría de suceder pero jamás imaginé la dimensión de los acontecimientos.

Cuando nuestra mahmen nos llamó al estudio de padre, no sospechaba nada… ¡Oh, Virgen querida! Aún no lo puedo creer… El Fade. Iré al Fade en esta vida. Mis padres han dado su juramento por la protección de la Raza y eso nos incluye a Zoë y a mí…

Hemos sido dedicadas al servicio de la Virgen Escriba. Siempre estuvo la posibilidad de pertenecer a las Chosens, por línea de sangre y aún sin ser hijas del anterior Primale, aunque nunca se habló del tema en casa… Pero esto no se parece en nada a esa probabilidad...

Mis manos tiemblan; mi corazón, no.

***

Maye sentía que sus manos, su corazón, su misma alma, temblaban en ese momento al girar con reverencia la hoja del diario de la mayor de sus tías.
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