José Valencia Martín
POEMAS
PARA UNA
NUEVA VIDA
José Valencia Martín
POEMAS PARA UNA NUEVA VIDA
POEMAS (1999─2001)
Copyright by José Valencia Martín.
Huelva, 2009. Es propiedad del autor. Reservados todos los derechos.
Queda prohibida cualquier reproducción total o parcial de esta obra.
Queda hecho el depósito que marca la ley.
PRELUDIO
La poesía no es una materia estática, sino una corriente fluida que muchas veces se escapa de las manos del propio creador. Su materia prima está hecha de elementos que son y al mismo tiempo no son, de cosas extrañas e inexistentes...
( Autor desconocido )
En esta hora tranquila y sosegada
van pasando los minutos en calma,
y se va llenando de paz mi alma
al contrario que en esta madrugada,
que he vivido una noche con pasión,
recordando esos amores de un ayer,
esos que quizás vuelvan, alguna vez,
por sanar el tullido corazón.
En tus ojos veo una luz
y en tu risa hay un querer,
en tu pecho un corazón.
El cielo azul está triste,
oscuras están las nubes,
llueve sobre los cristales.
Y se ha parado el reloj.
En este antro secreto y silencioso,
cual fugaz escondite de mis sueños,
te presiento, y mi corazón aún dormido
te reclama con prisa: “soy tu dueño”.
Eres esclava de un amor perdido
ya en la distancia y en mis años tiernos.
Fuiste pasión, ternura y sin sentido,
temblor, locura, odio, un infierno.
Olas de viento, que en tu aliento
me pasan y quedan
a la espera de un dulce
mordisco de mi boca fría.
Aires, que de nuevo en la tarde
se aventuran a mi encuentro
deseado y tenue quizás,
como en el primer día.
Con tu ímpetu fugaz y tardío,
mis sentidos se acaloran,
y mis ansias por tenerte aumentan
hasta límites infinitos y te beso.
¿Por qué mi radar te busca incesante
por el amplio monte de la vida?
¿Cuáles son tus coordenadas y
tu código secreto tan oculto?
Te recorro por lugares perdidos y
recónditos parajes desolados.
Y no te hallo. Tu sombra
es esquiva y huidiza.
Y tu perfil siniestro y misterioso.
¡¡ Aparece !! Y asómate a mi
pozo profundo y caliente.
Tus senos repletos de una magia casi virginal
despiertan en mí una lujuria dormida en el ayer.
Tus labios rojos humedecen la brisa en primavera
y el sol envidia los reflejos de tus ojos negros.
Tu cintura se mueve al son de la Marimba y en el aire vuelan las notas de un tango de Gardel,
mis manos acarician las curvas de tu piel morena
y en el amarillo redondel, a la vida torea tu galán
torero.
En el limpio volar de la paloma
tu mirar se hace reflejo ya en mi río.
En el suave canto del jilguero
tu voz se hace milagro en mi corazón abierto.
¡Cuánto candor en las alondras
que regresan quedas a su nido!
Y en mi aflijido corazón, tu paz
penetra a borbotones en el cáliz de mi alma.
Como de un torrente encendido
mi sangre corre por tu sangre,
y en tu vientre, abultado, emergente,
hay un ser querido que día a día crece.
Y en mitad de la noche, en el silencio
deseamos el feliz alumbramiento,
y nacerá nuestro hijo Luis Miguel,
de todo el firmamento el más querido.
La criatura más bella de nuestro hogar
nacerá en medio de llantos y deseos
de sus padres, que abrazados
verán salir al niño de su agujero.
Y el niño feliz y contento sonreirá
y saludará a los tíos y a los abuelos,
que le darán un caballito de madera
para cabalgar arropado por el viento.
Felicidad,
¡qué bonita palabra
cuando de ésta
se llena el corazón! Felicidad
por tenerte cerca
y de saberte mía. Felicidad
por saber que me amas
y por amarte siempre. Felicidad
por la nueva vida
que asoma en tu vientre. Felicidad
por la dicha de vivir
una vida junto a ti.
Felicidad
por saber disfrutar en
las noches de tu amor. Felicidad
por disfrutar de una morada
en tu compañía y con el sol. Felicidad, felicidad, felicidad.
¡Transeúntes de un mundo abierto!
¡Adictos a una libertad deseada!
¡Abrid bien los ojos en esta hora
en la que por fin amanece de nuevo! ¡Enteraos de lo que dicen los libros
sobre el nacimiento de un hombre vivo!
¡Por fin llega hasta nosotros un largo
suspiro por lo bien acontecido! ¡Hoy es el día señalado y por eso
celebremos la tan ansiada luz del día!
¡Ya están aquí, ya nos traen ni más
ni menos que en silencio la palabra! ¡Seamos felices y al fin disfrutemos
porque en este siglo veintiuno aún estamos vivos! (Marcela es el personaje
de una novela del autor).
Marcela,
mis sentidos se inflaman
cual volcanes
cuando miro tu nadar
entre aguas cristalinas. Mi anhelo por estar cerca de ti
es inmenso
y mis ansias por besar tu boca
alcanzan el espacio. Mi vivir se transforma en alegría
cuando te pienso
y mi respirar se acelera
irresistiblemente junto a tu lado.
Juntemos nuestros cuerpos un instante
y quizás alcancemos juntos el paraíso. España, Colombia y el resto del universo,
surcaremos en tu barca
navegando por las olas del deseo.
Entonces yo era un niño callado,
taciturno, sombrío, de mirada triste.
Era obediente, educado, pensativo
y caminaba de la mano de mi abuelo
por la plaza de las Monjas y otras calles de adoquines.
Estaba siempre solo y jugaba en casa
con los coches y las motos por el suelo,
con tierra y una excavadora de plástico amarillo.
A veces venían mis primas, algún sábado,
y jugábamos a médicos, piratas y artistas de circo.
Me gustaba ir al parque en el verano
a ver los animales y jugar con las palomas,
dar de comer a los ciervos, loros y monos.
Y disfrutaba cuando me compraban
en casa de Baltasar aquellos ciquitraques. Soñaba con el tiempo y en ser mayor
para vivir la vida, casarme y tener hijos algún día.
(A mi esposa Rosibel y
al hijo que va a nacer). Soy feliz. Definitivamente, me has llenado
el alma de ilusiones. Sentimientos compartidos,
y al final de todo,
una esperanza,
otra vida,
una nueva vida. Otro ser.
Algo distinto
a todo lo conocido.
Amor, ternura, sonrisas,
palabras, besos, caricias. ¡Qué ilusión más grande,
al fin seremos padres!
Las horas y los días van pasando
lentamente, segundo a segundo.
Y la pena que ayer me aflijía
hoy ha desaparecido por completo.
Busco la causa a esta situación
y de entre todas las posibles sales tu.
Tus movimientos en ese mundo de agua,
tus silencios ante nuestras caricias,
la proximidad a ese momento deseado
en que te veamos la cara ya nacido.
Ya se acerca por fin ese momento
en que salgas de esa oscuridad
e inundes la sala con tus llantos.
Entonces habrá llegado esa hora tan temida,
saldrás a este mundo de luz
y sentirás a tu madre sobre su pecho
mientras se hacen uno solo vuestros latidos.
Ya habrás nacido y tus padres
serán los más felices de este mundo. Fue la tarde de aquél miércoles Santo,
día once de abril de dos mil uno
cuando tu, Luis Miguel, viniste
a nacer en el Hospital “Blanca Paloma”
de nuestra querida ciudad de Huelva.
Tu madre te dió a luz aquella tarde
de una forma natural y maravillosa.
Al verte y sentirte sobre su pecho,
sus lágrimas de dolor se hicieron
llanto de alegría por tu nacimiento.
Tu padre, tranquilo y expectante
pero con el semblante serio
aguardaba el último momento,
y viéndote nacer y mirando tu rostro,
fue entonces cuando por fin se sintió padre.
Me encuentro irremisiblemente perdido,
inmerso en este quehacer cotidiano,
aliviado por algunos ratos de ocio, y
alejado como si “de un mundanal ruido”.
A veces pasan horas y horas buscando
en algún hueco de mi mente, y nada,
no logro averiguar la razón de todo esto,
algo, un pequeño resquicio aclaratorio.
Quizás no haya que darle ya más vueltas,
y cuando uno llega hasta este punto,
resuelve sin querer esta lógica ecuación
y comprende: es que ya ha vivido media vida.
Entonces siempre piensa uno, que
la otra parte que le queda por vivir,
si ha de ser mejor, más placentera,
o es ley de vida el continuar sufriendo.
(A Manuel).
A ti te escribo estos versos muy sinceros
en señal de mi aprecio y gratitud
hacia tu delgada y seria persona
por tantos años de continua amistad,
de la que me has dado siempre muestras
sin pedir nunca nada a cambio
y has tendido siempre tu mano presurosa. Junto a ti, viví felices años juveniles,
jugamos partidillos en el instituto
y salimos con amigas en pandillas.
Compañero de aquella tuna tan querida, siempre cuajada de grandes amigos.
Años más tarde, salidas en parejas y
por fin nuestros respectivos matrimonios.
Y hoy en el albor del siglo veintiuno
comienzan a nacer nuestros retoños.
Primero ha sido el mío, Luis Miguel,
el tuyo será al final del verano. Y aunque nuestras vidas se hagan
día a día más complejas y ocupadas
siempre existirán unos minutos
para un café o una cerveza en un bar. Por esto, por tantos años de amistad,
sinceramente, a ti Manuel, muchas gracias.
Para Isabel. Has llamado a mi puerta, Andrés,
y hoy por fin, el cielo
se ha vuelto más claro que ayer. Tus palabras han sido como
el bálsamo que todo lo cura
y por fin se ha curado mi piel. Tus roces, tus suspiros, han
vuelto a llenar de aire mis
maltrechos y ajados pulmones. Tu amor y el mío tan sincero:
¿durará hasta el fin de los días?
Ya veremos, lo primero es lo primero. Y recuerda, que cada día,
con la paciencia de Job,
aquí solitariamente te espero. A ti, madre
por darme la vida y el ser,
la alegría y el aire que respiro
en mi nacimiento, en un mayo
de aquella lejana primavera.
Gracias, de todo corazón. A ti, madre
por ser mi madre,
la mejor del mundo entero,
por saber ser buena madre y
con el tiempo mejor abuela.
Gracias, desde lo más hondo. A ti, madre
por darme amor y cariño,
educación, abrigo y cobijo
entre tus grandes alas
como la paloma a su poyuelo.
Gracias, siempre. Gracias. A ti, madre,
por enseñarme a querer,
a amar y ser amado,
por enseñarme a ser padre
de tu nieto Luis Miguel.
Por todo, por nada. Gracias.
Indice. Preludio. . . . . . . . . . . . . . . Pág.4
En esta hora tranquila y sosegada. . Pág.5
En tus ojos veo una luz. . . . . . . Pág.6
En este antro secreto y silencioso. . Pág.7
Olas de viento, que en tu aliento. . . Pág.8
¿Porqué mi radar te busca incesante. Pág.9
Tus senos repletos de una magia. . . Pág.10
En el limpio volar de la paloma . . . Pág.11
Como de un torrente encendido . . . .Pág.12
La criatura más bella de nuestro. . . Pág.13
Felicidad. . . . . . . . . . . . . . . Pág.14
¡Transeúntes de un mundo abierto!. . Pág.16
Marcela. . . . . . . . . . . . . . . . Pág.17
Entonces yo era un niño callado. . . Pág.19
Soy feliz. . . . . . . . . . . . . . . . Pág.21
Las horas y los días van pasando. . . Pág.22
Fue la tarde de aquél miércoles . . . . Pág.23
Me encuentro irremisiblemente . . . . Pág.24
A ti te escribo estos versos. . . . . . Pág.26
Has llamado a mi puerta, Andrés . . . Pág.28
A ti, madre. . . . . . . . . . . . . . Pág.29
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