Poemas de: Ramón M. del Valle Inclán Índice
ROSA DE LLAMAS
| ROSA HIPERBÓLICA
| ROSA DEL CAMINANTE
| ROSALEDA
| ROSA MATINAL
| ROSA VESPERTINA
| ROSA MÉTRICA
| ROSA DE MI ROMERÍA
| ROSA DEL PARAÍSO
| VITRALES
| ROSA DEL SOL
| ALEGORIA
| ROSA DE SAULO
| ROSA DE MELANCOLIA
| ROSA PANIDA
| ROSA DE FURIAS
| ROSA DE TURBULOS
| ROSA DE ORIENTE
| ROSA DEL RELOJ
| ROSA DE PECADO
| ROSA DE ALEJANDRIA
| ASTERISCO
| ROSA DE BELIAL
| ROSA DE BRONCE
| ROSA DE MI ABRIL
| ROSA DE ZOROASTRO
| ROSA GNOSTIGA
| LA TRAE UN CUERVO
| ROSA DE JOB
| LA TRAE UNA PALOMA
| ROSA DESHOJADA
| KARMA
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| ROSA DE LLAMAS
Ráfagas de ocaso, dunas escampadas. La luz y la sombra gladiando en el monte: tragedia de rojas espadas y alados mancebos, sobre el horizonte.
La culebra de un sendero tenebroso, la sombra lejana de uno que camina, en medio del yermo el perro rabioso, terrible el gañido de su sed canina.
¡Venteaban los canes de la duna ascética la sombra sombría del que va sin bienes, alma en combate, la expresión frenética, un ramo de venas saltante en las sienes!
Lóbrega su estrella le alumbra el sendero con un torbellino de acciones y ciencias: las torvas blasfemias por pan justiciero, y las utopías de nuevas conciencias.
Ráfagas de ocaso, dunas escampadas, la luz y la sombra gladiando en el monte: mítica tragedia de rojas espadas y alados mancebos, sobre el horizonte.

ROSALEDA
Cuando iba por la selva nocturna, sin destino, escuché una esperanza cantar sobre el camino, en la alborada de oro. Yo pasaba. Su canto daba sobre una lírica fresca rama de acanto.
Saliendo de mi noche, me perdí en un recinto de rosas. Por los métricos sellos de un laberinto, los senderos en fuga culterana y ambigua, conjugaban el tema de la fábula antigua.
Conversé con las rosas, y, como un amuleto, recogí de las rosas el sideral secreto. Los números dorados de sus selladas cláusulas, me fueron revelados.
Mi Alma se daba, dándose gozaba, y transcendía su esencia en goce. Se consumía en la alegría del que conoce.

ROSA HIPERBÓLICA
Va la carreta bamboleante por el camino, sobre una foz, el can al flanco va jadeante, dentro una sombra canta sin voz:
-Soñé laureles, no los espero, y tengo el alma libre de lid. ¡No envidio nada, si no es dinero! ¡Ya no me llama ningún laurel!
Pulsan las penas en la ventana. Vienen de noche con su oración, mas aún alegran en la mañana los gorriones de mi balcón.
Echéme al mundo de un salto loco, fui peregrino sobre la mar, y en todas partes pecando un poco, dejé mi vida como un cantar.
No tuve miedo, fui turbulento, miré en las simas como en la luz, di mi palabra con mi alma al viento, como una espada llevo mi cruz.
Yo marcho solo con mis leones y la certeza de ser quien soy. El Diablo escucha mis oraciones. Canta mi pecho: ¡Mañana es Hoy!
Va la carreta bamboleante por el camino, sobre una foz, el can al flanco va jadeante, dentro una sombra canta sin voz.

ROSA DEL CAMINANTE
Álamos fríos en un claro cielo azul, con timideces de cristal sobre el río la bruma como un velo, y las dos torres de la catedral.
Los hombres secos y reconcentrados las mujeres deshechas de parir, rostros obscuros llenos de cuidados, todas las bocas clásico el decir.
La fuente se seca, en torno el vocerío, los odres a la puerta del mesón, y las recuas que bajan hacia el río....
Y las niñas que acuden al sermón. ¡Mejillas sonrosadas por el frío, de Astorga, de Zamora, de León!

ROSA MATINAL
Ante la parda tierra castellana, se abre el verde milagro de una tierra cristalina, en la paz de la mañana, y el castañar comienza con la sierra.
El agrio vino, las melosas niñas, la vaca familiar, el pan acedo, un grato son de flauta entre las viñas, y un místico ensalmar en el robledo.
El dionisiaco don de los molinos enciende las divinas represalias, y junta ramos celtas y latinos en trocaicos cantares de faunalias.
Raptada, por la escala de la Luna, la sombra de Tristán conduce a Iseo, y amanece en las ondas sobre una barca de luz, el áureo Cebedeo.
Al coro de la vieja romería que tiene su camino en las estrellas, la maternal virtud de la Mahía lleva el triunfo de sus cien doncellas.
En un verde cristal de relicario, son de esmalte los valles pastoriles, tienen la gracia núbil del plenario de las doncellas en los veinte abriles.
Al pie de las solanas abaciales sinfoniza el bordón de las colmenas, y en los huertos, en sombras de frutales, dan su agreste fragancia las entenas.
Se enfonda y canta en las sonoras hoces el Sil divino, de dorada historia, y la gaita de grana da sus voces montañera. ¡Del Celta es la Victoria!

ROSA VESPERTINA
Anochece: En la aldea, un gallo cacarea mirando el amapol del Sol.
Vacas y recentales pacen en los herbales, y canta una mociña albina.
El refajo de grana de la niña aldeana enciende al cristalino lino.
En el fondo del prado el heno agavillado, entre llovizna y bruma perfuma.
Por la verde hondonada, la luz anaranjada que la tarde deslíe, ríe.
Y abre sobre la loma su curva policroma, el arco que ventura augura.
Y toda azul, la hora, tiene el alma que llora y reza, de una santa infanta.
Con el rumor de un vuelo tiembla el azul del cielo, y un lucero florece. Anochece.

ROSA DE MI ROMERÍA
Trenzando en el aire con púgil donaire los ágiles pies, mozas con panderos van por los senderos verdes, de Salnés.
¡Azules espejos del sol a lo lejos, ribera del mar. . .! ¡Vuelos de gaviotas! 1Cantos de derrotas! ¡Brazos a remar!
¡Por dorados cerros, dorados becerros, pastoril tropel! ¡Número y cantares de los griegos lares promueve un rabel!
¡Rumor de madreñas, risas halagüeñas, tropel pastoril! ¡Las sayas villanas con verdes y granas son rosas de abril!
Enlazan sus trinos sobre los caminos mirlo y ruiseñor, y con canto y vuelo el cristal del cielo palpita de amor.
Bajo los castaños que cuentan cien años ondula el ferial: lienzos padroneses, ganados monteses, quesos de Bretal....
Solfean los ciegos sus cuentos labriegos, y tras la oración de Santa Lucía, va la picardía en el guitarrón.
Un pastor, consejo demanda de un viejo letrado en la ley, y al darlo, el anciano halaga el lozano lomo de un gran buey.
Dos bandos de aldea se mueven pelea: son Juno y Lesón. El ferial ondula, y un verso modula de homérico son.
Por albos oteros cantan los cabreros envueltos en luz, y en los hondos prados juvencos dorados alzan el testuz.
¡Risas moceriles de los atropiles que van a segar! ¡Eras amarillas! ¡Voces de las trillas! ¡Todo es a cantar!
Remotas campanas, gaitas aldeanas, saludan al sol. ¡Qué majo el gaitero sopla en el puntero y templa en el fol!
¡Alma que encantada fuiste en tu alborada por entre la mies, doliente alma mía, vuelve en romería tierras de Salnés!

ROSA DEL PARAÍSO
Esta emoción divina es de la infancia, cuando felices el camino andamos y todo se disuelve en la fragancia de un Domingo de Ramos.
El campo verde de una tinta tierna, los montes mitos de amatista opaca, la esfera de cristal como una eterna voz de estrellas. ¡Un ídolo la vaca!
Aladas sombras en la gracia intacta del ocaso poblaron los senderos, y contempló la luna, estupefacta, el paso de los blancos mensajeros.
Negros pastores, quietos en los tolmos, adivinan la hora en las estrellas. Cantan todas las hojas de los olmos, la mano azul del viento va entre ellas.
El agua por las hierbas mueve olores de frescos paraísos terrenales, las fuentes quietas oyen a las flores celestes, conversar en sus cristales.
Con reflejos azules y ligeros el mar cantaba su odisea remota, gentil de luces bajo los luceros que a los bajeles dicen la derrota.
Mi bajel, en el claro de la luna, navegaba impulsado por la brisa, sobre ocultos caminos de fortuna... ¡Era el cielo cristal, canto y sonrisa!
Con el ritmo que vuelan las estrellas acordaba su ritmo la resaca, y peregrina en las doradas huellas fue sobre el mar una nocturna vaca.
En mi ardor infantil no cupo el miedo, la vaca vino a mí, de luz dorada, y en sus ojos enormes, con el dedo quise tocar la claridad sagrada.

ROSAS ASTRALES
¡Eternos imperios! ¡Dorados sagrarios! ¡Claves del gran todo! ¡Rezo en sus laúdes! ¡Voluntades quietas! ¡Solemnes virtudes! ¡Entrañas del mundo! ¡Ardientes ovarios!
¡Encendidos ritos de celestes lames! ¡Sellados destinos del humano coro! ¡Soles que las normas guardan del Tesoro ¡Demiúrgico! ¡Arcanas rosas estelares!
Arcano celeste, agnóstico arcano donde los enigmas alzó el Trymegisto: Por querer leerte abrió Juliano
en su imperio el cisma, y se hizo Anticristo, exégeta, gnóstico del Cielo Pagano una metamórfosis solar vio en el Cristo.

ROSA DEL SOL
Por el Sol se enciende mi verso retórico, que hace geometría con el español, y en la ardiente selva de un mundo alegórico, mi flauta preludia: Do-Re-Mi-Fa-Sol.
¡Áurea Matemática! ¡Numen Categórico! ¡Logos de las Formas! ¡Teologal Crisol! ¡Salve Sacro Neuma! Canta el Pitagórico Yámbico, Dorado Número del Sol.
El Sol es la ardiente fuente que provoca las Ideas Eternas en vaso mortal. Por el encendido canto de su boca,
es la Geometría Ciencia Teologal. Sacro Verbo Métrico redime a la Roca del mundo. Su estrella trasciende al Cristal.

ALEGORIA
Era nocturno el potro. Era el jinete de cobre -un indio que nació en Tlaxcala-, y su torso desnudo, coselete dorado y firme, al de la avispa iguala.
El sol en el ocaso, como un lauro a la sien del jinete se ofrecía, y vi lucir el mito del centauro en la Hacienda del Trópico, aquel día.
De la fábula antigua un verde brote cortaba el indio sobre el potro rudo. Era el campo sonoro en cada brote,
era el jinete frente al sol. Desnudo y cara al sol partió como un azote... Iba a robarlo para hacer su escudo.

ROSA DE MELANCOLIA
Era yo otro tiempo un pastor de estrellas, y la vida, como luminoso canto. Un símbolo eran las cosas más bellas para mí: la rosa, la niña, el acanto.
Y era la armoniosa voz del mundo, una onda azul que rompe en la playa de oro, cantando el oculto poder de la luna sobre los destinos del humano coro.
Me daba Epicuro sus ánforas llenas, un fauno me daba su agreste alegría, un pastor de Arcadia, miel de sus colmenas.
Pero hacia el ensueño navegando un día, escuché lejano canto de sirenas y enfermó mi alma de Melancolía.
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