descargar 207.4 Kb.
|
Isla Negra 5/221 Casa de poesía y literaturas. enero - 2010suscripción gratuita. Lanusei,Italia. Dirección: Gabriel Impaglione. Publicación inscripta en el Directorio Mundial de Revistas Literarias UNESCO revistaislanegra@yahoo.es - - http://isla_negra.zoomblog.com Martín Micharvegas Argentina“El saber no ocupa lugar. La ignoransia lo abarca todo!” "Parajodas (sic)", es una recopilasión escrita en fonética rioplatense, ante los "Fastos del Biserpentario” Manuel Del Cabral República Dominicana, 1907- 1999 No Hoy no sueño, no sueño, aquí está el sueño en pequeños ciclones de gargantas; encerrada la tierra en amuletos; el trueno detenido en los tambores. Buscando el cielo oculto de su culto sube Haití por los pies hasta su grito. Aquí está el sueño, se me pone grande un mapa que me ronca y que me asalta; aquí esta Haití metido en unos dientes, aquí está Haití que se derrite en ritos, aquí está, retorcido, de repente, con golpes de mar seco y de azabache Haití tiembla en un vientre. Hoy no sueño, no sueño, aquí está el sueño sudoroso y espeso, aquí esta el sueño desnudo y pegajoso y poco ausente, sueño de objeto oscuro y caso rojo. Aquí está Haití metido en una hembra: en una llama negra. En: Trópico suelto, Poema en cinco acentos Claudio Portiglia Argentina Verano del 10 Haití nos demuestra que nunca terminamos de verlo todo ni lo mejor ni lo peor de esta especie ni de la naturaleza de la que forma parte pero nosotros seguimos discutiendo travesuras de Estado tonterías más o menos notorias que ponemos en escena pasos de una comedia triste que salta a los escenarios más insólitos y preferencias que definen el rol de los actores centrales y de reparto - ay de los actores de reparto - para entretenimiento de los que acompañamos desde la gradería tan bañaditos y pulcros que damos pena. Bertold BrechtAlemania, 1898- 1956 Epitafio para M. De los tiburones escapé No me expuse a los tigres Fui devorado Por las chinches. Carlos López DzurPuerto Rico, 1955 Tú no digas... Tú no digas que no te quiere nadie. Yo te quiero, Antilla. Estás tan cerca del amor como el dolor. El sufrimiento es lo más íntimo que existe. Y tú bien que lo conoces. Lo tienes por nervio, por la colleja sensible, epidermis de alma. Tú no digas que no mereces nada. Que escarabajos y cucarachas se hartan del alimento que urges mientras padeces hambre por el seco suelo, hambre de huracán importuno, hambre por la sequía y el corazón por igual en el desgaste; no digas que nacíste para escapar de balas, de matones, de funcionarios traicioneros. De ton-ton-macoutes. No digas que la piel es un destino de soledad y desprecio. No digas que son razones para que ninguno te ame. Yo te amo. Escudriño detrás, abajo, encima, por el lado, desde cada perspectiva posible para no justificar que seas la antilla despreciada. De Cuaderno de amor a Haití Teresa Leonardi Salta, Argentina, 1938 Haití, 12 de enero de 2010 “Creo en los terremotos futuros” Bertolt Brecht Un terremoto devasta la tierra donde los niños comen panes de arcilla Haití, largo es tu martirio desde antes de que Toussaint Louverture el general libertario te dibujara alas con las que emprendiste corto vuelo hasta la noche de terror de Papá Doc obediente y sangriento sirviente colonial En la T.V. los mascarones de proa del Titanic, con Obama a la cabeza, derraman lágrimas de cocodrilo Acaban de salvar a los banqueros de sus desastres bursátiles multiplicando a los hambrientos y desesperados mientras el planeta desciende sin pausa al fondo del abismo ¿Qué diria el viejo Ezra de este acto final donde triunfa la Usura devorando a la Vida? Preferimos escuchar a Rosa la que nunca murió y continúa buscando la hora del amanecer. Humanidad quizás llegó la hora de dar un salto de tigre o hacerte el harakiri Que nuestra vergüenza por sentarnos a la mesa donde humea el plato de sopa se vuelva palabra-jabalina y organizada cólera que edifique los Terremotos por venir. Marcos Reyes DávilaPuerto Rico Para haití -con los ojos cerradosHaití, haití, ¡ hai-tí ! cómo te digo si quisiera decírteme con los ojos cerrados. Cómo puede tomarse este cielo derrotado? Esta tierra literalmente estremecida y herida por hachas planetarias? Que no quiero ver a esta mujer –alguna vez trenzada por el júbilo– pieza aturdida ahora del escombro que me mira sonámbula o atónita rendida por el polvo hasta la piedra cuerpo de piedra ya que danza aturdida espirales Grité ayer ¡Ay-tí! por socorrerte por auxiliar a quien fundó la libertad de américa Hoy te abrazo el golpe sobre el pecho a lo vallejo --obviamente A punto de cerrar los ojos Y huírmete Y perdérteme Pero hay tanto que hacer! No puedo! Que Haití está tornado. Tornado y clavado ¡otra vez! –¡puro corazón!– en medio de los ojos del espanto. Candelario Reyes GarcíaHonduras Haití 2010 Con H de hondura, Haití, roto, golpeado, empobrecido, sales del anonimato por la abertura de la tragedia. Gemelo de Honduras, tu invisibilidad revienta, dueles y quisiéramos que la verdad fuera sólo ficción para provocar que algo cambiara en las esferas de los ojos de la humanidad, con H, o sin ella, sorda, muda o simplemente inexistente, del absurdo abecedario de la istoria, en que bien pudieras sólo ser, aití, y todo seguiría igual en el mundo de las palabras y de las cumbres de los protocolos, donde sólo existes, si desapareces y queda registrado en una cifra. Domingo Alfonso Jovellanos-Matanzas, Cuba. - 1935 El espacio que separa la vida de la muerte Para Pedro de Oraá He observado la tarde. Como naranja de luz rodaba hacia el borde de las tinieblas, y yo, inclinado sobre mi ventana viendo la brisa que comenzaba a ennegrecerse la comparaba con mi propia vida: era un reflejo de mi casa y de mi esposa, en silencio a mi lado. Un toque de magia lo trastornaba todo las sillas, el búcaro sin flores, el polvo sobre la cómoda; todo se balanceaba como un péndulo que recorre el espacio que separa la vida de la muerte. Noviembre de 1986Galel Cárdenas Honduras La hostia del Cardenal La hostia que sucumbe rodeada De azafranes y frutas malolientes La hostia que visita la muerte Del balcón en la flauta pesada. La hostia más estridente que lúgubre Florece como un pétalo envenenado. La hostia monótona Y convertida en humo letal. Por alguna razón que desconozco Esta execrable redondez de harina Me sabe a ceniza de fuego cadavérico. Yo no sé por que la hostia del Cardenal Me vuelca las entrañas Y me sabe a barro calcinado De huesos y cabellos. Hasta creo que murmulla en mis labios Con una honda queja de muerte callejera. Del libro inédito Relámpago que se derrama José Emilio Pacheco México, 1939 Contraelegía Mi único tema es lo que ya no está Y mi obsesión se llama lo perdido Mi punzante estribillo es nunca más Y sin embargo amo este cambio perpetuo este variar segundo tras segundo porque sin él lo que llamamos vida sería de piedra. Gustavo Pereira Venezuela Somari 6 Cuando logró ser conocido por todos trató de ocultarse. |