La Guerra Cristera, desde la perspectiva de Jorge Gram en






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Miriam Olmos

Advisor: Dr. Rafael Gómez

WLC 400 Capstone

Primavera del 2013

La Guerra Cristera, desde la perspectiva de Jorge Gram en Héctor Novela Histórica Cristera

¡Viva Cristo Rey, Y la virgen de Guadalupe! Con este lema nacieron los Cristeros en el año de 1926, los Cristeros se levantaron en armas para defender su a Cristo, la virgen de Guadalupe y se fe. Así comenzó el periodo de la Guerra Cristera que se prolongó desde 1926 hasta 1929 fue un periodo lamentable para el pueblo mexicano ya que para poder defender su creencia tuvieron que levantarse en armas y luchar contra el gobierno del presidente Plutarco Elías Calles. Esta guerra se desarrolló posterior a la “conclusión” de la Revolución mexicana. La gente del pueblo, los fieles católicos, aquellos revolucionarios ya tenían un sentido de lo que era armarse para defender un ideal en que creían firmemente. Si primero se alzaron para defender a la patria y ser libres de la dictadura de Porfirio Díaz, no era difícil concluir que para defender su fe por Cristo, era necesario hacer lo mismo. Aun aquellos que no eran fieles seguidores de la religión se alzaron en armas tan solo por la creencia en la libertad. Por este hecho el escritor y sacerdote Jorge Gram escribió la novela Héctor Novela Histórica Cristera, el tema principal es Guerra Cristera, la novela explora como ésta afecta la vida del joven Héctor y de aquellos alrededor de él. También la novela fue escrita para ser un arma de defensa de la causa de los cristeros, y trasmitir el verdadero mensaje detrás de esta guerra. Esta novela ayuda al lector a entender la forma en que la guerra se desarrolló y las razones por las cuales los católicos mexicanos se armaron de valor y tomaron las armas para defender su fe por Cristo, y este será la tesis de mi investigación.

El pueblo mexicano ha sido siempre perseguido en muchos sentidos por poderes más grandes como el poder “Yanqui” o estadounidense que siempre han querido invadir al pueblo mexicano para así poder tomar posesión de sus terrenos cómo se hizo con California y Texas. Era común que los líderes de Latinoamérica tuvieran alguna conexión con los líderes de Estados Unidos, así que varias veces los líderes en Latinoamérica eran extorsionados para hacer la voluntad de Estados Unidos. En esta guerra podemos ver esta conexión porque la forma en la que la guerra se dio por terminada fue por la intervención de los Estados Unidos ya que el poder que Calles estaba decayendo. Los involucrados en este acontecimiento sabían que podían morir en la introducción de Héctor se menciona que “todo hombre que está decidido a morir-escribía Edouard Drumont-puede influir en los acontecimientos. Detrás de todos los acontecimientos hay un hombre que está decidido a morir…” (Gram, XVIII)1. Sin duda alguna esta es una frase muy cierta ya que todos los involucrados en esta guerra estaban decididos a morir para poder brindarle la libertad al pueblo católico para ejercer su religión sin ninguna opresión. La Guerra Cristera más que un acontecimiento criminal, sangriento, o violento fue un evento con causa justa. El pueblo mexicano no podía vivir oprimido sin poder practicar su religión libremente, ni vivir con miedo de que se pudiera descubrir si alguien tenía lasos con la iglesia porque esto significaba que serían fusilados sin ninguna consideración.

Jorge Gram, es el seudónimo de David G. Ramírez el cual usó para poder publicar sus novelas, a causa de la Guerra Cristera. Muchas obras escritas sobre la Guerra eran censuradas y sus escritores eran perseguidos por esta razón; David G. Ramírez publica su primer novela con este nombre. Jorge Gram nació en 1889 en Oaxaca, México y murió en el año de 1950. Gram se ordenó de sacerdote en 1918, durante el periodo de la guerra se exilió en el extranjero igual que muchos otros sacerdotes a causa de las leyes del presidente Plutarco Elías Calles. Entre las obras de Gram se encuentran Jahel y la Guerra sintética, las cuales desarrollan el mismo tema de la Guerra Cristera. Desgraciadamente no tenemos mucha más información sobre Gram por la misma razón que mucha información fue censurada y muchos de los escritores se veían obligados a usar seudónimos para poder publicar sus obras y sentirse a salvo de no ser perseguidos por el gobierno.

El escritor Jorge Gram, da como locación principal de la novela Héctor, al estado de Zacatecas, México. En el artículo “La novela Cristera en México como testimonio histórico y como arma ideológica,” de Rosa María Sauter de Maihold, ella nos corrobora que el narrador omnisciente y el prepósito de esto es, “…por dejarle llegar al lector su juicio crítico sobre la realidad y con el único deseo de influir en la visión del mundo de aquel que vaya a recrear la novela … por medio de la trama se propone defender: la licitud de una lucha armada en nombre de Cristo Rey” (Maihold, 479-480)2. De esta forma vemos que el propósito del narrador y del autor es el de defender la causa de los cristeros. La organización de la novela es un poco confusa, está compuesta por 35 capítulos. Gram utiliza mucho los recursos “flashbacks” y “flash-forward,” Es una novela con gran valor histórico, lo único es que el lector tiene que tener mucha atención durante la lectura porque si no es fácil perderse. El objetivo de la novela depende mucho de la posición en que Jorge Gram la escribe. Maihold nos dice, “Jorge Gram es partidario y militante en la guerra cristera y su interés es introducir inmediatamente al lector en el hecho histórico, con datos cronológica y somáticamente precisos.” (Mihold, 477). Como nos dice Ángel Arias Urrutia en su artículo “Cruzados de novela: las novelas de la guerra Cristera” en esta novela, “las fronteras entre la realidad y la ficción la historia y la literatura parecen diluirse para dar paso a una amalgama donde lo novelesco se une a lo rigurosamente histórico” (Urrutia, 1111)3. De esta forma podemos ver que Jorge Gram trata de introducir este periodo histórico de una forma mas llamativa, con hechos históricos sin tener que ser un libro de historia en su totalidad,

La historia comienza muy temprano, un domingo, por la mañana cuando Doña Soledad Martínez de los Ríos se disponía a salir de su casa con rumbo a la casa de Juanita, su ahijada, para llevarla a la parroquia del Sagrado Corazón para hacer su primera comunión. El abuelo de Juanita es Don Pascual, Doña Cholita lo invitó a la primera comunión de su nieta pero dado a que es el portero del Instituto Científico no puede dejar su trabajo abandonado. Juanita y Doña Cholita se fueron por la calle célebre de los Gallos en camino a la parroquia donde ya muchos otros niños esperaban también para hacer su primera comunión. Afuera de la parroquia se encontraban todos los niños junto con sus madrinas, padrinos y padres. Entre todo el tumulto se encontraba Jacinta Argüelles, quien es la beata de la parroquia del Sagrado Corazón. Ésta comentaba a las personas a su alrededor los acontecimientos de ese día, se decía que algunos soldados habían llegado al pueblo y algo raro estaba pasando. Por otro lado, en el colegio Teresiano las monjas se preparaban para darles de desayunar a todos los niños que ese día harían su primera comunión. Estaba la madre Francisca dando órdenes de lo que faltaba por terminarse cuando escuchó que alguien llamaba a la puerta, ésta salió y al hacer esto vio un automóvil con una pancarta que leía “Jefatura de la Guarnición.” Del automóvil salió un capitán; este le dijo que por órdenes superiores tenían seis horas para abandonar el colegio. La madre Francisca quien era muy astuta le dijo al capitán que si tenía una orden por escrito que ordenara tal cosa a lo que el capitán contestó que no, a esto la madre Francisca le contestó que necesitaba una orden por escrito para poder proceder con las órdenes. Los soldados se fueron pero el capitán dejo a 8 hombres para resguardar la entrada de el colegio.

El capitán Caravantes regresó a la Jefatura, cuando se encontró con el General Ortuzar, este le pregunto qué había pasado con las monjas, este le mintió diciéndole que ellas habían aceptado salir del colegio pero que les diera un par de horas en lo que podían desalojar todo. Segundos después, el General Ortuzar, tomó el teléfono para comunicarse con la madre superiora y decirle que les otorgaba las horas extras que pedían, la monja que estaba a cargo del teléfono le informó de la verdadera situación. Las monjas no estaban dispuestas a desalojar el colegio a menos que se les presentara un papel firmado por un juez ordenando su salida del colegio. El capitán Ortuzar, mandó llamar al capitán Téllez, ya que este si cumpliría con las ordenes de sacar a las monjas del colegio de cualquier forma. El capitán llegó junto con otros soldados al colegio ordenando que los dejaran entrar para poder sacar a todos los que estaban dentro. Para entonces ya todos los niños que habían hecho su primera comunión estaban dentro del colegio tomando su desayuno. Los soldados entraron a la fuerza y cogieron a todos los que se encontraban en su camino para poderlos sacar. También a las monjas las tomaban a la fuerza. Durante el enfrentamiento llegaron jóvenes de la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (A.C.J.M), los soldados respondieron haciendo una detonación. Los niños junto con sus acompañantes salían despavoridos del colegio. En el enfrentamiento Juanita y su abuelo Don Pascual y algunos otros murieron por poner resistencia contra los soldados, Dona Cholita también fue herida. Consuelito junto con algunas de las monjas salieron a ver lo que paso y encontraron a los heridos y muertos. Consuelito al ver a Dona Cholita herida aclamo por la presencia de Héctor.

Héctor era hijo de Doña Soledad Martínez de los Ríos, él era un joven guapo, inteligente, y muy trabajador que había siempre estado al pendiente de su madre desde la muerte de su padre. El rico Soberón logró quitarle a la madre de Héctor la mitad de la herencia que este les había dejado al morir. Héctor trabajaba para el rico Raberón, junto con él trabajaba el joven Juanillo, Carmelita y don Luis. Juanillo apenas era un chiquillo pero tenía que cargar bultos de maíz de harina y hacer un montón de tareas pesadas. Uno de esos días de ardó trabajo Juanillo se puso grave de calentura y malnutrición. Héctor se llevó al chiquillo a su casa para que su madre, ya recuperada del altercado en el colegio, lo atendiera hasta que este se sintiera mejor. El doctor del pueblo lo fue a revisar y le dio algunas medicinas para que se mejorara. A todo esto Don Luis fue a pedirle al rico Soberón ayuda monetaria para pagar los gastos de Juanillo, a lo que Soberón se negó rotundamente. Después de algunos pleitos Soberón concedió darle unos cuantos pesos a Juanillo, ya que como este era un chiquillo Soberón no creía que este mereciera nada. Héctor decidió encargarse del chiquillo y dejarlo vivir en su casa y que le ayudara a su madre con mandados y cualquier cosa que se ofreciera, ya que Juanillo no podía regresar con sus padres porque ellos vivían en Paracho, Michoacán. Cuando los padres de Juanillo se enteraron de lo ocurrido, ellos le pidieron a Héctor que los fuera a visitar pronto para conocerlo. Héctor acepto la invitación y se fue a Paracho para conocer a los padres de Juanillo, allí conoció a su padre Tomás Anzures y a su esposa. Durante su visita a Paracho, Héctor se dio cuenta de lo que allí estaba sucediendo, los soldados ya habían comenzado a destruir varias iglesias y la gente no sabían como reaccionar. El señor cura, Andrés Posada, les insistía que la venganza no era buena y que no actuaran de la misma forma en que los soldados lo hacían. También en su estancia en Paracho, Héctor escucho del joven Gabriel Arce, quien era un muchacho a quien el señor cura le había ayudado a irse a Roma para ordenarse como sacerdote. El joven mandó una carta en la cual les contaba de su experiencias, les platicaba que todos los que no eran mexicanos, le preguntaban qué pasaba con México. Le preguntaban si eran muy pocos los mexicanos y muchos los opositores que no podían defender su religión a lo cual el joven no podía responder congruentemente porque esto habría en el muchas incógnitas. Esta carta dejo muy pensativo a Héctor.

A los finales del año 1924 se llevó a cabo el primer Congreso Eucarístico Nacional, Héctor tuvo la oportunidad de presenciarlo y todos los testimonios que aquí se dieron lo dejaron inspirado para defender a su patria. En el congreso había representantes de la iglesia católica, los presidentes de las diferentes asociaciones defensoras de los católicos. Los que aquí se presentaron no llamaban, directamente, al pueblo mexicano a levantarse en armas pero de una forma menos directa expresaban que el pueblo no podía seguir sometido a las represiones del gobierno. Después de este congreso, Héctor regresó a Zacatecas con muchas ideas sobre lo que sería levantarse en armas para defender a su pueblo. También tuvo contacto con muchas personas, con el presidente de la A.C.J.M y con varios de sus miembros. Una noche, ya por el año de 1926, Tomasa la esposa del gendarme fue a la casa de Consuelito a llevarle un recado de parte de su esposo. Tomasa le dijo que estuvieran bien preparadas porque el gobierno estaba planeando algo contra los sacerdotes y contra los católicos. Habían mandado a su esposo a poner papeles con las leyes que había hecho el presidente Plutarco Elías Calles contra “delitos” correspondientes a el culto religioso. Consuelito después de leer las copias que Tomasa le había dejado salió en busca de Héctor para contarle lo que estaba sucediendo. Por su parte cuando Héctor escuchó lo que estaba por suceder decidió salir en busca de Guillermo López, quien era el presidente de la Juventud Católica y exponerle el caso. Al escuchar esto, Guillermo le contestó que le habían llegado informes de la Liga Defensora que estaban de acuerdo en empujar a los católicos para organizarse y trabajar en defensa de su libertad. Guillermo junto con Héctor sostenían pláticas de que hacer para defender su libertad, y así mismo llegaban miles de ciudadanos de diferentes partes de Zacatecas y de los estados cercanos para enlistarse con la A.C.J.M. Todos estaban dispuestos a armarse y comenzar la lucha y defender su libertad religiosa. De esta manera se organizó el boicot económico social en toda la República el día 31 de julio de 1926.

Con el boicot y con la desobediencia de las leyes de Calles comenzaron las matanzas, los desalojos de las iglesias y la tomada de éstas. De regreso en el pueblo de Paracho el señor cura había sido obligado, por las leyes, a esconderse y celebrar cualquier sacramento religioso en secreto. Platicando Don Tomás y el señor cura, el primero le decía al último que muchos en el pueblo ya no podían aguantar lo que estaba sucediendo y estaba pensado seriamente en levantarse en armas aunque el señor cura se los impidiera. Don Tomás le decía que ya se les hacía insoportable conciliar los abusos que los soldados les hacían. Y así terminada la plática se fue Don Tomás a organizar a sus hombres e iniciar la lucha. El señor cura regresó a su casa a descansar, ya entrada la noche se escucharon unos gritos fuera de la casa del sacerdote. Éste se dio cuenta que eran soldados, los cuales entraron a la fuerza a la habitación del cura. Todo el pueblo de Paracho se dio cuenta de lo que sucedía y fueron a auxiliar al cura. Durante la tragedia se acercaron unos jóvenes tratando de defender al cura y por estar de parte del sacerdote los soldados los aprendieron igualmente. Los soldados se llevaron a los hombres algunos kilómetros fuera del pueblo y los fusilaron, al terminar la masacre el capitán les grito a los demás que era hora de irse y que pronto regresarían por Anzures. Juanillo, quien estaba de visita con sus padres, había presenciado los asesinatos, y corrió despavorido a contarles en el pueblo donde podían encontrar los cuerpos ya sin vida y lo que los soldados planeaban hacer. Don Tomás, después de rezarle a los muertos, se dirigió al pueblo de Paracho diciéndoles que ya era suficiente de aguantar las injusticias del gobierno, que él y otros hombres ya estaban decididos a levantarse en armas y que se le podían unir quien quisiera. Las mujeres servirían de animadoras y enfermeras en caso de cualquier tragedia. Y así, antes que nadie en el pueblo de Paracho, Michoacán los católicos se levantaron en armas para defender su libertad religiosa. Don Tomás mandó a su hijo Juanillo a Zacatecas para que le diera razón a Héctor de lo que en Michoacán estaba ya sucediendo.

Durante los acontecimientos en Michoacán, Héctor había sido detenido por supuestamente ser conspirador del boicot y de la rebeldía de los católicos. Al enterarse Consuelito de lo sucedido pidió ayuda a la A.C.J.M para mandarle dinero a Héctor y que pudiera salir de la cárcel. Cuando Héctor regresó a Zacatecas se entrevistó con católicos poderoso para obtener su apoyo en la lucha pero todos se lo negaron por el miedo de perder lo que tenían. También fue a pedir la ayuda del padre Martín pero este estaba totalmente en contra de los cristeros, él se sentía más seguro dejando que el gobierno hiciera lo que quisiera y así no correr ningún peligro, lo cual causo en Héctor una gran desilusión. Después de esto Héctor se despidió de su madre y de Consuelito para partir hacia el norte donde se encontraría con los presidentes de alguna de las organizaciones católicas para finalizar el levantamiento de los cristeros. En aquellos pueblos del norte Héctor también se encontró con el famoso padrecito Gabriel Arce, aquel joven del cual un día Héctor había escuchado en la casa de Don Tomás. El padre Gabrielito estaba totalmente de acuerdo en tomar las armas en contra del gobierno porque ya era insoportable la situación por la que el país estaba pasando. Y así se preparó Héctor junto con otros 20 hombres quienes salieron el 29 de septiembre de 1926, fiesta de San Miguel Arcángel, a las montañas para de allí atacar al enemigo. A la mañana siguiente, Héctor y sus hombres se encontraron con 200 soldados que iban a auxiliar al pueblo de Fresnillo, este era el momento de atacar. Entonces comenzó la balacera, los soldados sorprendidos por el ataque no sabían cómo actuar, algunos se echaron para atrás y escaparon. Dentro de ese grupo de soldados se encontraba el Capitán Téllez al cual Héctor y sus hombres alcanzaron a matar. Era la primera victoria para los cristeros y de esta batalla obtuvieron más armas. La noticia llegó la Jefatura de Armas del cuartel de Colorada y les cayó como un balde de agua fría, su guarnición había sido reducida considerablemente. Mientras tanto en las montañas los hombres que se le unían a Héctor había incrementado.

Uno de los impulsores para que Héctor se alzara en armas había sido Consuelito, de la cual Héctor estaba locamente enamorado. Héctor decidió regresar junto con el padre Gabriel para casarse con Consuelo en caso de que este muriera en la guerra. La ceremonia se celebraría en secreto ya que Héctor era perseguido por los soldados en toda la república. Desgraciadamente la ceremonia fue interrumpida ya que los soldados se enteraron del acontecimiento. Héctor tuvo oportunidad de escaparse antes de que los soldados lo aprendieran. Pero todos los que estaban en la ceremonia (Consuelito, la tía de esta, la madre de Héctor, Juanillo, y el padre Gabriel) fueron encarcelados. Héctor corrió a las montañas donde se volvería a encontrar con sus hombres. Don Tomás y sus hombres se le unieron a Héctor, Don Tomás les llevo la noticia de que pondrían a Consuelito y a sus acompañantes en un tren para llevarlos hacia el norte y aprenderlos. Esto sería utilizado en forma de trampa, en caso de que Héctor quisiera rescatarlos y así atraparlo. Héctor tenía que ser valiente porque atacar el tren significaba más armas para los cristeros, lo que también significaba sacrificar la vida de Consuelito y de la Madre de Héctor. Se llegó la noche en que los prisioneros serían trasladados, le llegaron informes a Don Tomás que los prisioneros irían en el último vagón lo cual les daba a los hombres de Héctor la oportunidad de atacar a los soldados y a la vez salvar a los prisioneros. Héctor junto con sus hombres pusieron dinamita en las vías del tren para que a su paso están detonaran el tren y hiriera a los soldados. Por fin se aproximaba el tren entonces Don Tomás junto con su hijo Luisillo se adelantaron a las vías del tren para intentar desenganchar el último vagón y salvar a los prisioneros de la detonación. Don Tomás y su hijo Juanillo lograron desenganchar el vagón y al subir al tren se escucharon las detonaciones, en el vagón iban otros soldados resguardando a los prisioneros, como fueron tomados por sorpresa lograron ser aprendidos. ¡Los prisioneros se salvaron! Fue una victoria doble para Héctor, logró rescatar a su madre y a Consuelito, y también logró atacar el tren y tomar las armas que le serían de mucha utilidad a todos sus hombres para seguir la lucha.

Jorge Gram culmina esta novela en el año de 1927, así que en esta novela no llegamos a ver la forma en que la guerra termina. Gram incluye varias fechas, lugares y eventos que se asemejan a lo que realmente paso y esto le da más realeza a la historia el lector puede sentir como si estuviera leyendo un libro de historia más que una novela. Mas sin embargo aunque algunas fechas concuerdan con acontecimientos reales solo son semejanzas una nota incluida en la primera edición de esta novela, Gram dice:

…varios de los hechos que figuran aquí como fondo en el desarrollo de la acción y muchos de los episodios de la misma novela no corresponden, ni por el lugar, ni por la fecha, ni por el nombre de los autores a la verdad; pero podemos afirmar que todos o casi todos los acontecimientos que la novela relata fueron una palpitante realidad en otras fechas, otros lugares y con otros nombres de actores: todos en el periodo de la gloriosa lucha desarrollada de 1926 a 1929, en que se demostró al mundo entero que en Méjico se ama la libertad , la religión nacional y a Cristo Rey hasta el heroísmo, hasta el martirio, hasta la muerte (Gram,298).

Héctor, es un testimonio ficcional de lo que realmente sucedió en México, durante el periodo de la Guerra Cristera. Nos damos cuenta que Gram no cubre el tema de la derrota de los Cristeros, podemos creer que esto se debe a que él quiere resaltar la lucha de los cristeros y sería contraproducente el decir que terminaron perdiendo. Conforme leemos la novela nos damos cuenta que Gram está de acuerdo con los cristeros y hace una crítica a aquellos que negaban su ayuda a los cristeros. En esta novela Gram glorifica la valentía de los cristeros al levantarse en armas para defender un ideal sin tener más que la bendición de Dios y la virgen de Guadalupe. Mientras que ricos católicos y sacerdotes comenzaban a abandonar México, la gente trabajadora y pobre que no tenían más que la tierra donde vivían y trabajaban tenían que aguantarse los abusos del gobierno o hacer algo para romper las cadenas de la represión de Calles.

Antes de entrar más en el análisis de la novela es necesario estudiar cómo fue que la Guerra Cristera estallo. No sólo fue algo que se dio de la noche a la mañana cuando Calles decidió implementar el artículo 130 a la constitución mexicana. La lucha entre el estado y la iglesia data desde la conquista de las Américas. Cuando los españoles llegaron a las Américas empezaron a cristianizarlos, más tarde cuando otros países como Gran Bretaña llegaron a las Américas, queriendo dividir las tierras que los españoles habían destinado como misiones cristianas se quiso terminar con la creencia que los indígenas tenían hacia la religión cristiana. Pero ya la religión estaba muy inculcada entre los indígenas y mestizos que se iban integrando a la nueva sociedad de Latinoamérica. Más tarde en el año de 1810 cuando explotó la revolución mexicana fue un sacerdote, Miguel Hidalgo y Costilla, quien llamó al grito de independencia para liberar al pueblo mexicano de España. Con todos los cambios posteriores a la independencia se creó una lucha entre aquellos que querían gobernar el pueblo mejicano. En el prólogo de la novela dice: “la persecución religiosa se inicia poco después de la independencia como consecuencia de la instauración de las instituciones liberales y democráticas, que como en todos los demás países, ha llevado aparejada la guerra a la Iglesia” (Gram, XX). En verdad la persecución religiosa toma un giro más grande cuando se empiezan a separar los partidos políticos entre conservadores y liberales. Los que pertenecen a los partidos conservadores son los que creen que la iglesia, como institución, sirve el propósito de inculcar a los ciudadanos los deberes morales de esa sociedad y de esta forma ayudan al gobierno a mantener a los ciudadanos comportándose según las leyes. Los liberales creen firmemente que la iglesia no tiene ningún derecho a intervenir en la política porque esto les quita poder a los gobernadores, ya que los ciudadanos hacen más caso a lo que la iglesia les dice que son las normas de vida que al gobierno. En el año de 1857 el señor Benito Juárez, el primer presidente de origen indígena, tomó posesión como presidente de la república mexicana. Juárez formaba parte del partido liberal y en el año de 1859 implementó las leyes de reforma las cuales eran leyes estrictamente anti-conservadoras y anticlericales. Están leyes le quitaban todas tierras que le pertenecían a la iglesia y le quitaban el derecho de adquirir nuevas tierras. También le quitan el derecho a la iglesia de mantener los records de nacimientos y defunciones, y así crea el Registro Civil el cual se encargaría de dar fe a los nacimientos, defunciones y también se crea de esta forma los matrimonios civiles ya que los religiosos no serán reconocidos por el gobierno. De esta forma la iglesia perdió mucho del poder que poseía desde los años de la conquista.

Por varios años a seguir existió una tolerancia entre la iglesia y el estado. Más tarde llega Porfirio Díaz y hay relativamente un periodo de paz durante su dictadura, hasta que empieza la Revolución mexicana en 1910. Siete años más tarde cuando Venustiano Carranza entra a la presidencia en 1917 este le pone un alto a la tolerancia que se le ha dado a la iglesia, y le veta toda participación política. Así mismo en varios estados de la república mexicana se comienza la defensa, por parte de los religiosos, por medio de boicots que abstenían a todos los católicos de recurrir a cualquier servicio público. Ya en el año de 1924 cuando Plutarco Elías Calles sube a la presidencia él quiere, como nos dice Emil Volek en su artículo “Memorias de una soldadera, de Madero a los cristeros: hasta no verte Jesús mio, de Elena Pniotawska,” “extirpar de un plumazo el catolicismo de México. Y lo dice sin ambages… para el la religión es “el opio del pueblo” y un freno a la modernización del país” (Volek)4, Calles desea llevar al pueblo mexicano en el camino de la modernización y a su juicio el catolicismo le pone un freno a sus planes. A consecuencia de estas creencias en el año de 1926, como nos explica José Antonio Martínez A. en su libro Los padres de la Guerra Cristera, se crea el artículo 130, el cual mandaba cerrar las escuelas religiosas. Expulsar a los sacerdotes extranjeros, limitar el número de sacerdotes por cada habitante, y los sacerdotes tenían que registrarse con las autoridades municipales. De esta forma limitaba todas las prácticas religiosas, la enseñanza religiosa y reprimía los derechos de los sacerdotes a enseñar las prácticas religiosas. Se catalogaba al artículo 130 por su “tendencia destructora de la religión católica” (Martínez, 105).5 Alrededor de México se comienzan los planes de resistencia ante las leyes de calles, se hacen más boicots y al ser inefectivos se decide, de forma colectiva por todos los católicos, iniciar la lucha armada. El motivo que movió a los católicos era el de defender su fe religiosa no el de defender la iglesia como institución, sino más bien el de defender su derecho de practicar su religión católica libremente.

La Guerra Cristera, a pesar de que fue una guerra, fue una demostración de amor del pueblo mexicano hacia su libertad religiosa y su amor hacia Cristo. Y de esta forma lo demuestran los personajes de Héctor. Los personajes principales de esta historia son Héctor Martínez de los Ríos y Consuelito Madrigal. Los dos personajes son dignos representantes del amor que se le tiene a Cristo y la Virgen, y representan la causa cristera y son portavoces de la ideología de Jorge Gram que es el de defender a los cristeros. Como nos dice Maihol,

El personaje principal, que le da el nombre a la novela, Héctor, se relaciona con el poema épico de la Ilíada. A lo largo de la novela se convierte en héroe epopeyico y es símbolo dela licitud de la lucha armada. En la historia de amor, subtema de esta novela, Héctor representa el ideal de consumación del amor cristiano, desinteresado y lleno de entrega espiritual. Consuelo, la heroína,…es el símbolo del afianzamiento de los ideales bélicos de Héctor y es a su vez la exaltación del a figura femenina como soporte moral de la causa (Maihold, 479).

Ellos representan el lado de los cristeros, al igual Gram incluye al enemigo representado por el general Ortuzar, quien está al cargo del cuartel y de todos los soldados que allí se encuentran y quien manda a desalojar el colegio Teresiano y se encarga de perseguir a Héctor cuando este ya es conocido por toda la república por ser uno de los impulsadores de la batalla. El tema principal que se discute aquí es la guerra y la legitimidad que esta tiene por el hecho de defender una causa justa; el defender la fe religiosa y el amor por Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe. Algunas de las características que se le pueden adjuntar a la guerra es la del valor de los cristeros para levantarse en armas, la fuerza de voluntad para soportar torturas y humillaciones por parte del ejército, y el amor de la libertad. Muchas veces cuando Héctor junto con los jóvenes de la A.C.J.M planeaba como atacar al ejército, el mismo llamaba a este movimiento un acto de amor hacia su patria y hacia su libertad. La batalla por la libertad de las prácticas religiosas se tornó sangrienta porque a esto fueron arrollados los cristeros. El estado les dio la espalda, al igual que los católicos ricos, de esta forma la lucha se volvió una lucha de los campesinos, personas que vivían en zonas rurales contra el gobierno. En la novela podemos ver esto cuando Don Tomas Anzuares decide levantar el pueblo de Paracho en armas porque el ya no se puede mantenerse con las manos cruzadas, dejando que los soldados destruyan las iglesias y les prohíban practicar su religión públicamente. Don Tomas sostenía una plática con el señor Cura de Paracho, cuando este último se destinaba a confesar a un moribundo a escondidas, Don Tomas le decía al señor Cura que esta situación por la cual atravesaba el país ya era insoportable. Que no podía ser que se tuvieran que esconder para alabar a la Virgen y a Dios. Que era ilógico que el padre tenía que esconderse para dar misa, y hasta para poder darle los santos olios a un moribundo, eso no era una vida justa y ya era hora de que alguien cambiara el curso de la situación. De esta manera Don Tomas expresa la desesperación que siente al enfrentarse con la realidad de no poder practicar su religión libremente,

Y estos felones me vienen a robar todo, mas que mis mulas, mas que mi casa, mas que mi vida, mas que la vida de todos: nos vienen a quitar nuestro cristianismo, nos vienen a arrastrar en nuestras barbas a nuestros sacerdotes; nos vienen a burlar nuestros santos Sacramentos, nos vienen a arrebatar lo que yo, lo que todos, sobre todo los probes, queremos y adoramos y necesitamos para salvarnos, y eso , mi señor Cura, todo eso que vale más que todo el mundo y que todas las vidas (Gram, 121).

Con este pasaje nos damos cuenta de la necesidad que las personas tienen por su religión, y que si lo observamos desde una forma lógica ellos tienen el derecho de libremente profesar cualquier culto religioso que quieran. Y es así como se comienza a crear un ambiente de protesta y de buscar soluciones para derrocar al enemigo Calles. El conflicto tiene un aspecto político ya que el gobierno trataba de quitarle el poder a la iglesia, ya que la iglesia tenía mucho poder sobre sus feligreses y esto le ponía un alto a los planes de Calles de llevar al país mexicano en camino del modernismo. En esta misma platica Don Tomas reflexiona de por qué cree que han llegado a ser reprimidos de esta forma y esto se da porque an sido muy “dejados” y por no querer sufrir, pero por esta misma razón han llegado a ser reprimidos y a orillarnos a tener que olvidarse de su Dios, pero esto no es algo que los cristeros estén dispuestos a hacer. El señor cura le dice a Don Tomas que recé para que esta represión termine, pero Don Tomas sabe que ya no solo con rezar que solucionaran las cosas y este último dijo “a Dios rogando y con el máuser dando” (122). Y así comienza en el pueblo de Paracho la lucha armada para defender su iglesia. El hecho de que los católicos quieran levantarse en armas contradice lo que la iglesia católica pretende enseñar; uno de sus mandamientos es no mataras, pero esto es lo que Gram defiende el que los cristeros tomaron las armas única y exclusivamente para defender a su dios. Los cristeros no se levantaron en armas simplemente porque si, pero se dieron cuenta que el gobierno los había arrollado a tomar las armas ya que el gobierno tomaba medidas violentas para reprimir la religión católica.

Todos los personajes principales y antagónicos fueron perseguidos por tener afiliaciones religiosas y por no obedecer a las leyes de Calles. Héctor tuvo que dejar a su madre y a la mujer que amaba para poder defender la causa. Porque ese era el propósito de la vida de Héctor el de defender a su patria. Héctor se convirtió en un mártir de la causa, el cual defendió el amor hacia cristo y hacia su patria, de esta misma forma Héctor es un símbolo de todos los hombres valientes que participaron en esa lucha. Porque como lo dice Volek “fue una guerra sangrienta como pocas, el mayor sacrificio humano colectivo en toda la historia de México” (Volek). Así lo fue, la guerra fue un sacrificio humano de todos aquellos mártires, representados en esta novela por Héctor, los cuales decidieron entregarse a la lucha para poder defender el amor que le tenían a su fe. Esto lo ratifica Luis Alfonso Orozco en su libro El martirio en México durante la persecución religiosa él nos dice,

Está claro que a los mártires debemos considerarlos en un contexto cristocéntrico, porque ofrecieron su vida para imitar el testimonio supremo del Maestro. Cristo nuestro señor puso el ejemplo de dar la vida por sus amigos y en base al mismo todos los mártires han tenido como motivo fundamental un amor como el de Cristo, puesto que todas las restantes virtudes sin el amor carecerían de significado. (Orozco, 4)6

Por medio de este pasaje también nos damos cuenta que las acciones que tomaban los personajes eran a semejanza de lo que su religión les enseñaba, a sacrificarse por el bienestar de unos y otros y así defender a Dios padre. Héctor, Consuelo y Don Tomas son dignos representantes de lo que termino de explicar. Ya que ellos siempre se mantuvieron apegados a las enseñanzas de Dios las cuales les llamaban a actuar y defender su religión. Para demostrar este aspecto de la novela recurre mucho a pasajes de la Biblia para hacer de esta forma un contraste entre sus personajes y personajes que aparejen en la biblia. A Don Tomas se le compara con Judas Macebo cuando le habla a los judíos y les dice “Tomad las armas y tened buen ánimo…Y estad prevenidos para la mañana, a fin de pelear contra estas gentes que se han puesto de acuerdo contra nosotros para aniquilarnos y echar por tierra nuestra santa religión. Porque más nos vale morir en el combate, que presenciar el exterminio de nuestra nación y del santuario. ¡Y venga lo que el cielo quiera!” (Gram, 133). De esta forma Don Tomas anima a los demás para levantarse en armas en nombre de Dios y se convierte en un “¡Mártir de Cristo!”

Las mujeres fueron también pilares importantes de la lucha, ellas no estaban en los campos de batalla pero si sacrificaron a sus esposos e hijos para salvar a su Dios también esto es una forma de mártir. Todas las mujeres que apoyaban a los cristeros tienen derecho a este título, la madre de Héctor, Consuelito y la esposa de Don Tomas junto con los otros personajes que se presentan en esta novela. Cuando Héctor se está preparando para salir al combate su madre le dice, “Hoy no eres nadie: mañana serás el soldado de Cristo y el libertador de tus hermanos. Si mueres serás mártir; si vives, serás héroe, y cruzaras nuestras plazas en medio de las aclamaciones de los buenos ciñendo los laureles en tu frente sin manchar y tu ardor en tu pecho sin odio” (Gram, 165). También estas mujeres se unieron a la lucha desde sus hogares proveyendo provisiones para los soldados cristeros y animándolos para seguir en la lucha de la libertad de su fe. Consuelito también dio mucho por la lucha y estuvo en constante peligro, ella apoyaba a los cristeros mandándoles provisiones y avisos que entraban a Zacatecas que ella luego le mandaba pasar a Héctor. Consuelito era para Héctor, “¡Mi virgen!... ¡Mi esposa!... ¡Mi capitana!... ¡Tú si eres valiente! ¡Tú si eres cristiana! ¡Cristo Rey te corone, porque eres tú la que combates y la que triunfas…” (Gram, 284), esto lo dijo Héctor después de recibir una carta de Consuelito cuando esta estaba en peligro de morir porque era uno de los prisioneros que iban en aquel vagón para ser fusilados. Sin pelos en la lengua y en pocas palabras Consuelito le dijo a Héctor que no fuera cobarde y que si la amaba seguiría en el combate aunque esto significara matarla a ella. Cuanto era el amor de estas mujeres cristeras por Cristo Rey que estaban dispuestas a morir para que sus hermanos/as católicas vivieran en un país libre donde practicar su fe no era corromper las leyes.

Porque más vale morir en el combate, que presenciar el exterminio de nuestra nación y del santuario, era lo que Gram firmemente trata de defender atreves de los personajes de esta novela. La ideología de Gram forma una parte indispensable del mensaje que trasmite la novela, y todos los personajes defienden esta idea. Gram defiende el hecho que la defensa de la fe por Cristo se haya vuelto sangrienta. También con esto entra un aspecto muy importante de la lucha armada, la cual es que todos los participantes de la guerra eran campesinos, “la participación armada en la insurrección correspondió, pues, a todo género del campesinos y todo género de rurales… los habitantes de las ciudades se mantuvieron ausentes de los campos de batalla,” (Meyer,22) 7, así no lo dice Jean Meyer en Los Cristeros, tercer volumen de La Cristiada. Podemos identificar esto claramente entre los personajes de la novela. Todos los iniciadores de la batalla eran o campesinos o personas que habitaban en zonas rurales. Héctor, junto con Consuelito y sus otros amigos que se le unen a la batalla viven en zonas rurales de la república y para ellos esto es un beneficio porque es más fácil escapar a las montañas y desde allí planear ataques por ejemplo el ataque que culmina la novela el cual se planea en las montañas. Todos los planes de ataque tienen un fin el de defender a Cristo Rey y el de luchar por la libertad de los católicos para que estos puedan practicar su religión católica libremente. Héctor sabe que no tiene el apoyo de los católicos de la cuidad porque estos tienen miedo a que el gobierno les quite sus posesiones. Esto lo vemos cuando Héctor le pide al padre Martin que le pida ayuda a su amigos de la cuidad para que apoyen a los cristeros con dinero. Pero los católicos de la ciudad se niegan, Héctor asegura que,

Hay un egoísmo criminal que nos está sangrando más que los fusiles de Calles; hay una indecisión torpe que los fusiles de Calles; hay una indecisión torpe que nos arranca de las manos el laurel de la victoria. Los ricos no han cumplido con el deber de la caridad. Prefieren dar dinero a Calles para que nos mate a nosotros. Los católicos americanos se niegan a tendernos la mano; porque temen comprometerse sus intereses y su tranquilidad, y el Gobierno americano nos quita nuestras armas y nuestro dinero para robustecer a quien nos pretende aniquilar (Gram, 296)

Las personas de la cuidad no entienden la necesidad de la religión que los campesinos tiene, porque con el pasar del tiempo pierden sus tradiciones religiosas. Con esto se intenta recalcar que Gram critica a los católicos de las ciudades por no haberse unido a la Guerra y defender su religión, de cierta forma les reprocha que prefirieran defender su economía que su amor por Cristo Rey. Lo que une más a los campesinos con la religión es que están más aislados de los progresos modernistas que están surgiendo en el país y así mismo están más apegados a sus tradiciones, por ejemplo Héctor tiene un sentido de comunidad más grande de el que se practica en las ciudades. Por eso esto lo lleva a tener más tradiciones, creer más en Cristo y querer salvar estos dos aspectos indispensables para su existencia. Para el la guerra significaba la defensa de Jesucristo el dice, “Yo Héctor Martínez de los Ríos, en presencia de Jesucristo mi Rey, por amor a la Virgen Santísima de Guadalupe y por amor a mi patria, juro solemnemente defender por medio de las armas la perfecta libertad religiosa de Méjico” (Gram, 216). Similar a Héctor todos los campesinos le pedían que los dejara unírsele en su lucha porque también querían alcanzar su libertad religiosa y no tener que vivir entre las tinieblas de perder el camino de cristo, Igual como dice Juan Rulfo en Pedro Páramo, “Además lleva uno ganada la salvación” (Rulfo, 188)8. Y así miles de campesinos creyentes se le unían a Héctor para salvar su religión y si morían en el intento ganarse el cielo. Y los seguidores de sus amigos como Don Tomas, el padre Arce también se le unían porque tenían en ellos inculcados el amor por Cristo. Héctor, tenía la habilidad de levantar masas; esto lo corroboramos cuando una mujer entusiasmada de que sus vecinos, su esposo eh hijos salen junto con él a la batalla y dice, “¡Héctor te bendecimos…! ¡Héctor estamos contigo! ¡Héctor, sálvanos! De organizar las batallas, y era querido por todos en donde quiera que se presentaba de esta forma pudo ganarse el respeto de muchos que admiraban su valentía y aspiraban a ser valientes como él y defender a su patria, a Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe a capa y espada.

Cuando una persona se siente perseguida por un poder más grande, y siendo la victima pobre, sin educación y sin armas, solo se tienen dos opciones: dejarse atacar o armarse de valor y defenderse. Héctor junto con Consuelito y todos sus otros amigos que se le unieron a la lucha y todos los demás cristeros de la república estaban dispuestos a armarse de valor y pelear. Ellos no tenían armas tan solo tenían su amor y fe por Dios y esta para ellos era su mejor arma. Su fe les llenaba el alma para seguir la lucha y conquistar la libertad religiosa. Por eso cuando a Héctor se le presentó la oportunidad de armar a su pueblo se arma de valor y se lanza al campo de batalla. Héctor también era símbolo de valentía para todos los hombres que se le unían, y los recargaba con energía para seguir la batalla libertadora. Héctor inyectaba este valor para seguir adelante a todos los soldados cristeros que le seguían. En la última batalla que Gram nos presenta en la novela, Héctor les dice a sus soldados cristeros,

¡Dios es lo primero y su Madre Santísima! ¡Ayer eremos víctimas; anoche comenzamos a ser soldados y hoy ya somos vencedores! ¡Dios lo ha hecho todo! ¡San Miguel Arcángel ha estado con nosotros! Ahora tenemos diez veces más armas que ayer; tenemos parque… ¡mucho parque! Sabemos que, como nosotros, han surgido muchos núcleos en toda la Republica… Donde nosotros estemos, ¡ahí reinara Cristo y su Madre Santísima! (Gram, 229).

Con palabras como estas Héctor logra revivir y recargar el valor y las fuerzas de los que lo siguen, y los anima a seguir luchando. Desde el fondo de su corazón sacan las agallas para seguir en la lucha, aunque saben que están en peligro de morir, todo lo hacen por su fe y por cristo, Héctor mismo junto con sus compañeros lo sigue reiterando cuando dice, ¡Cristo, Rey y Señor!... te lo juramos somos soldados tuyos. No combatimos si no por Ti. No matamos, si no por Ti. Por Ti triunfaremos. Por Ti moriremos… ¡Venga tu reino sobre nosotros! No a medias, si no libre y sin restricciones… ¡Viva Cristo rey! ¡Viva Méjico! Estos hombres valientes quieren un México libre, libre para poder practicar su fe sin ninguna represalia. Y así Gram personifica la valentía de los cristeros que existieron y lucharon en la verdadera guerra en los personajes de su novela.

Cada uno de los personajes de esta novela experimenta la guerra de diferente manera, Héctor simboliza la valentía de los cristeros es el modelo ideal de lo que un católico debe aspirar a ser. Por otro lado Consuelito es la mujer buena que simboliza a la Virgen de Guadalupe la cual está al lado de Cristo su hijo hasta la muerte; en este caso Consuelito está al lado de Héctor, quien podríamos pensar representa a Cristo, por sobre todas las cosas, también le dice que por ella no se detenga y que aunque la tenga que matar para defender su fe y a Dios prosiga con los planes. También hay otros personajes que son importantes para la historia como el padre Arce quien a pesar de correr el peligro de ser ejecutado por ayudar a los cristeros, también sigue en la lucha porque sus creencias y estudios le han inculcado que uno debe de defender sus ideales hasta el final. Por otra parte hay representantes del lado contrario como el general Ortuzar y el padre Martin. El general Ortuzar representa al gobierno al cual Gram critica severamente porque cree firmemente que el gobierno es el enemigo de Dios y de todos los que lo siguen. El padre Martin, a pesar de ser sacerdote, representa a la burguesía mexicana que no quería involucrarse con los cristeros porque tenían miedo de perder su poder en la sociedad. Debido a la posición que los personajes tienen en la trama depende el desenlace de su historia. Héctor y Consuelo salen victoriosos porque ellos defienden el bien, y como el dicho dice el bien siempre le gana al mal.

A través de esta investigación nos hemos dado cuenta que es complejo responder una pregunta primordial que cae sobre este evento histórico; ¿Cambio de alguna manera la percepción que los mexicanos o católicos alrededor del mundo tenían sobre la religión católica? Llegamos a la conclusión que sería muy compleja la respuesta porque para aquellos involucrados directamente tal vez su percepción de la fe no cambio pero si de la confianza que le tenían a los sacerdotes y a la iglesia porque muchos sacerdotes les dieron la espalda; mas aparte la iglesia como institución “termino” la lucha sin tomar en cuenta a los cristeros que estaban en el campo de batalla. Este sentimiento lo expresa Héctor cuando le dice a Consuelito que, “hay en el mundo trescientos millones de católicos que no saben lo que sufren los mejicanos. Y en el trance de vida y muerte se conforman con inundarnos con irrisorios mensajes de felicitación” (Gram, 296). Para todos los católicos quienes no tuvieron una conexión directa con la guerra y quienes no sabían lo que pasaba su percepción no cambio con ese evento ya que esta guerra se mantuvo por mucho tiempo olvidada, incluso Volek compara a la guerra cristera con el Holocausto que se desato en Alemania. En Mexico con la Guerra Cristera, menos personas murieron pero de igual modo un grupo de personas fueron perseguidas por sus creencias. Era algo de lo quien no muchos hablaban hasta que comenzó la literatura de la revolución. No cabe duda que la guerra beneficio a los católicos al darles la libertad de practicar su religión sin miedos, pero si es complejo identificar de que formas la guerra cambio la percepción de los católicos sobre esta religión.

Héctor Novela Histórica Cristera, es un arma poderosa para defender la lucha de los cristeros y justifica que sus personajes se unieron a la lucha. El libro mantiene firmemente las creencias de Jorge Gram, su ideología es que los cristeros tuvieron la razón al levantarse en armas y era justo. Su ideología también es incluye que, según palabras de Maihol, “…una situación determinada, llevada hasta el extremo de la desgracia, permite en un momento dado el asesinato, la eliminación de un individuo nocivo para la sociedad.” (Maihold, 481). Con esto incluye en su ideología la idea de que también matar al “individuo nocivo para la sociedad” es válido, en este caso este individuo es el gobierno. Para Gram el gobierno “…ha sido constituido para realizar el bien común. Cuando el gobierno se olvida de su misión divina y antepone sus caprichos, y desgarra a los hijos de la patria que le fueron encomendados, el gobernante no es ya la autoridad: es el tirano” (Gram, 184). Así Gram sigue defendiendo la causa de la Guerra Cristera. Tras sus ojos vemos lo que paso en ese episodio violento de la historia. La novela Héctor, y los personajes de la novela, ayuda al lector al ver las características de esta guerra y de los cristeros la cual incluía la valentía, el amor por Cristo y la Virgen de Guadalupe y el amor a su libertad. Los personajes de la novela defienden el propósito de la Guerra Cristera cual era defender a Cristo rey y a la Virgen de Guadalupe, igualmente su derecho a practicar su religión libremente y también el de defender a México.

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