descargar 107.57 Kb.
|
MONOGRAFIA AFROCOLOMBIANOS Y VIDA CONSAGRADA
Ante la presencia de jóvenes afro colombianos en las comunidades religiosas y la poca perseverancia de los mismos en la Vida Religiosa, consideramos fundamental ahondar en las raíces culturales, las costumbres, la espiritualidad y religiosidad de los pueblos afrocolombianos.
¿Existen valores propios de la cultura Afrocolombiana que pueden ser base fundamental para la vivencia de la Vida Consagrada?
Profundizar en los valores propios de la cultura Afrocolombiana que son una fuente inspiradora para la vivencia del seguimiento de Jesús. Realizar un acercamiento a la historia y las prácticas religiosas de las comunidades Afro. Identificar valores propios de las comunidades Afro en Colombia. Resaltar la presencia afro en la historia de la salvación desde la perspectiva Bíblica. Identificar algunas dificultades en los procesos de formación de afrodescendientes en la Vida Religiosa Proponer algunos elementos propios para la formación de personas afrocolombianas en la Vida Religiosa
Lectura y análisis de artículos y otros documentos referentes al tema. Entrevistas a personas religiosos, religiosas y retiradas afrocolombianas Análisis y confrontación de teoría y práctica en la Vida Religiosas respecto al tema Afrocolombiano.
La Vida Religiosa está inmersa en un contexto globalizado que tiene a la base un sistema capitalista haciendo de éste un sujeto transformador de la realidad en todos los ámbitos en que se mueve el ser humano, dicho contexto encuentra sus satisfactores en el ambiente social, político, económico, religioso, de medios tecnológicos de la realidad cultural, es en ese contexto de acelerada transformación donde cada día la Vida Religiosa con su identidad cristiana y Eclesial encuentra nuevos desafíos que deberá enfrentar de una manera específica para mostrar ahí precisamente que su razón de ser y hacer sigue siendo válida, que sigue siendo espacio actual para la realización y plenificación del ser humano. En esa múltiple gama de desafíos surge el gran reto de aceptar y compartir la vida comunitaria consagrada desde la vivencia de los votos y la vida de Acción Pastoral a aquellas personas que tienen una cultura propia de su etnia, con una historia muy particular y con una cosmovisión singular como es el caso de las personas Afro latinoamericanos. Se cuestiona por ejemplo si muchas de ellas ¿Encontrarán el sentido a su realización personal, cristiana y eclesial en la Vida Consagrada? ¿Podrán asumir aspectos concretos de una vivencia en la Vida Religiosa sin perder su identidad cultural? ¿Qué aportarán específicamente desde su singularidad de Afrocolombianos o afrocolombianas a la Vida Religiosa en éste y con perspectivas de futuro? ¿Podrá mantenerse una vida religiosa multiétnica en las mismas condiciones que hasta éste momento ha vivido? ¿Qué novedades encontrará desde el aporte Afro para seguir y mejorar su significación en el mundo actual? La presente monografía pretende aportar algunos aspectos para profundizar ante éste desafío y por esto desarrolla un acercamiento histórico, una mirada hacia la espiritualidad y la religiosidad, retoma unas bases bíblicas y teológicas, hace una valoración de la identidad afro para finalmente puntualizar desafíos y esperanzas en la Vida Religiosa dando origen a unas conclusiones que son un sencillo aporte para la reflexión sobre la importancia que tiene hoy la inculturación del evangelio, la interculturalidad vivida desde la común – unidad, construida con personas que buscan ser signo del Reino de Dios al estilo de Jesús de Nazaret en el contexto colombiano mediante la Vida Consagrada.
I. ACERCAMIENTO HISTÓRICO A LA ESPIRITUALIDAD Y RELIGIOSIDAD. Todo ser humano trae consigo unos vínculos que le son propios, están arraigados en su familia, en el contexto social y político en que se encuentra inmerso y le son dados por su historia, por una pueblo, están determinados por unos valores, unas tradiciones, una idiosincrasia y una manera concreta de relacionarse consigo mismo, con sus semejantes, con Dios y con la otredad. Desde ésta perspectiva para acercarse al Pueblo Afro de Colombia se hace necesario reconocer sus raíces, pues en ellas se encuentra la inmensa riqueza que determina su identidad y con la que ha hecho y seguirá haciendo grandes aportes a las transformaciones sociales en favor de la Vida, esa identidad ante la cual ha tenido, tiene y seguirá teniendo la capacidad de pararse y reflexionar para vislumbrar el futuro impulsado por un pasado que más que generarle negación será el soporte fundamental que le lleve a afrontar las diferentes adversidades y convertirlas. Se dice que las Muntu1 saben y creen en la existencia del Dios supremo, único y trascendente, que escasamente actúa a no ser por ejemplo la sequía en donde envía la lluvia. Esto muestra que los negros tienen el sentido de lo sagrado y del misterioy que lo expresen en la reverencia por lugares, personas y objetos sagrados, y quecelebre los tiempos sagrados. Un proverbio afirma que el tambor es el oído de Dios así cuando se toca el tambor, los antepasados acuden y Dios escucha, además se considera fundamental en esta vida tener hijos para que lo recuerden después de muerto, exigiéndose a si mismo llevar una vida digna, tener un funeral según las normas y ser entronizado como antepasado. Los antepasados son como el Antiguo Testamento de la Religión Tradicional Africana. La religión envuelve toda la vida por tanto no hay lugar a la dicotomía entre vida y religión. El mundo invisible de los espíritus y los antepasados está siempre presente, son los interlocutores y a veces son mediadores ante Dios, de ahí se desprende la importancia a los ritos funerarios y a la entronización de los difuntos como antepasados, quienes manifestaran su voluntad sobre los acontecimientos futuros a través de sueños en donde revelaran sus intenciones. Es muy digno de un africano poner atención a la voluntad del espíritu, viendo la necesidad de un sacrificio para apaciguarlo o para pedir su protección. Se cree la oración de intercesión, acompañada de algún sacrificio de harina, arroz, cerveza, tabaco o algo que identificaba y gustaba al antepasado en vida. Se purifican corporalmente antes de ofrecer un sacrificio. Cuentan con sus propias normas para la purificación espiritual y se tiene conciencia de trasgresión que perjudica el bien común, por lo tanto tienen ritos de purificación que promueven el restablecimiento del bien público. El perdón es definitivo y reconocido por todos, por tanto una ofensa, cuando fue perdonada, nunca más será recordada, además para la adoración es necesaria una actitud de disciplina espiritual y de reverencia. Existen muchos y variados ritos sagrados que marcan las personas y son acciones cotidianas necesarias, pues algo que no fue ritualizado no tiene mayor valor, por tanto no se concibe una vida sin ritos, valiosos para ser adultos (rito de iniciación), para casarse (rito de la dote), para ser antepasado (rito de la muerte), para tener autoridad (rito de la entronización), para la curación de enfermedades (ritos de invocación), para marcar los ciclos de las estaciones y las etapas de la vida. La persona en su totalidad, cuerpo, corazón y mente, se involucra totalmente en los ritos y en la adoración. La mayor parte de los ritos llevan consigo el canto, la danza y la oración. En los ritos de posesión, la persona pierde la conciencia de sí misma como individuo y se vuelve como un vehículo del espíritu, la personificación de otro con grandes poderes del otro mundo. Las acciones y las palabras de la persona poseída son considerados como del espíritu o divinidad a la cual se ha invocado para pedir consejo, curación, conocimiento del futuro o poderes mágicos. Las divinidades en cuyo honor se llevan a cabo danzas o música son vistas no como Dios sino más bien como participantes de alguna partícula divina del Dios Creador. “El carácter sagrado de lo religioso es preservado en el ritual, en el vestido (el que dirige el sacrificio debe ir vestido con un pantalón pobre mostrando el mal estado en que se encuentra, y con el torso desnudo) y en la disposición del lugar donde tiene se realiza la adoración. Las bendiciones tradicionales son muy ricas, significativas y portadoras de poder, porque realizan lo que dicen”2. La vida misma tiene carácter sagrado, está cargada de aspectos comunitarios y de requisitos morales, como guardar los MIYAMBO o costumbres ancestrales que se aprenden cuando se empieza a crecer como por ejemplo está el respeto por la vida: los niños son muy valorados y el aborto es una abominación. El carácter sagrado de la vida humana está garantizado por tabúes y ritos, porque la dignidad de la persona humana, se compone de su ser y su destino; sus promesas cumplidas son signo de adultez, los requisitos morales repercuten en el sentido de la persona y en su cariño a la vida. La trasgresión de un mwambo (dictado ancestral) tienen dimensión personal y comunitaria. A veces se confiesan las transgresiones para lograr una acción exitosa, por ejemplo, una mujer que no consigue dar a luz, debe llamar a su madre y confesar las posibles infidelidades, y solo después de la confesión logrará dar a luz sin problemas. Se inculca el uso moderado de la bebida, que es solo para los adultos, se exige moderación en todos los aspectos del comportamiento humano. La tradición es transmitida por medio de historias, poemas, himnos, proverbios, adivinanzas y del arte. La comunidad reconoce su sabiduría en las historias antiguas como algo profético, o indicador de la dirección que se pueda dar a la vida presente. La educación tiene un sentido comunitario y social, toda comunidad participa en la educación de los jóvenes y éste carácter serio hace que cada generación humana tenga su lugar en la sociedad, cada uno ocupa su lugar y la vida en general tiene una dimensión festiva y es celebrada por medio de ritos apropiados, sin embargo el silencio tiene mucho valor y cuando alguien está hablando no se le puede interrumpir. Todos tienen derecho al uso de la palabra cuando ha llegado su turno. “El matrimonio es una alianza entre familias y no solo entre personas así que existen disposiciones culturales para garantizar su estabilidad. La familia de cada uno le proporciona un ’nkoswe’ o padrino que visitará a la joven familia y le ayudará a solucionar cualquier problema que pueda surgir. Los pactos de alianza unen con un vínculo que raramente se rompe”3. La hospitalidad y la solidaridad están relacionadas con el respecto a la autoridad, el cuidado a los enfermos y a los niños, es un deber y es el valor más común en la Religión Tradicional Africana. Se comparte entre familiares, parientes y personas del mismo clan considerando que el antepasado que está vigilante para cuidar de sus descendientes. Nyerere, el antiguo presidente de Tanzania, tuvo que decir a la gente que venía a vivir en casa de algún pariente en la ciudad aquel axioma que se hizo famoso: al huésped, el primer día se le da pollo para comer, el segundo día, pescado y el tercero una azada para trabajar… Se hacen esfuerzos para garantizar y promover la justicia y la paz dentro del grupo y de la comunidad, mostrando que la holgazanería no es igual a la hospitalidad que que cada uno se hace solidario empezando por la acogida a su familia nuclear y amplia. La autoridad está protegida por los antepasados, es fuerte y representa la voluntad común, encuentra fuerza en su unión con los antepasados para cuidar de los enfermos, de los pobres, de los huérfanos, pero se hace común el problema con las viudas. “La música y la danza realizan un sentido de comunión a muchos niveles que incluyen las aspiraciones espirituales, las experiencias religiosas, la evocación de lo divino, el poder psíquico y físico, la representación de los mitos y de la historia, enseñanza, curación, enamoramiento, asimilación y solidaridad cultural, critica mutua, celebración, diversión y ejercicio. La tradición mantiene una distinción entre música religiosa y social, que corresponde a la distinción entre vida espiritual y material, que están en diferentes niveles Pero no hay contradicción en vivir las dos al mismo tiempo”4. II. EN EL CONTINENTE AMERICANO Se observa y se constata con admiración que el pueblo afroamericano es verdaderamente religioso. La religiosidad constituye uno de los fundamentos de su existencia. Ella se postula como una experiencia existencial que informa toda la vida. El afroamericano se nutre tanto de elementos cristianos como africanos. Se trata en la mayoría de los casos, de un sincretismo afro-cristiano. Pues el africano vino a América con sus dioses, creencias y valores espirituales; vino con su cosmovisión y vivencia religiosa. Pero el europeo quiso acabar con estas realidades. Sin embargo, el esclavo africano apenas los adaptó a la lógica occidental y los reinterpretó (pero guardando algo de las tradiciones, las costumbres y los valores africanos), a la vez que asumió lo esencial del cristianismo, como la fe en un Dios Uno y Trino (Creador, Salvador y Santificador), la espiritualidad mariana y la devoción a los santos, acomodándolos a sus antiguos ritos y creencias. Hay que señalar que durante la época de la esclavitud en este continente, la religión funciono como fuente de energía y capacidad de resistencia frente a la opresión, la exclusión y todo tipo de marginación. Por eso dice Julio Estupiñan Tello:5 “la mera circunstancia de que la raza no se haya extinguido, no obstante los largos siglos de esclavitud a que ha estado condenada, es una prueba de sus grandes energías espirituales, que han venido como a compensar la impía condición material de su existencia”. Aquí la religión no solo hizo posible la resistencia, la cohesión y la defensa de la identidad, sino que también permitió la preservación étnica y cultural, la afirmación de la identidad e integridad negra, en un mundo degradante y hostil. Es importante señalar que la religiosidad negra en las antiguas colonias españolas fue objeto de persecución. El europeo acusaba a la religión africana de idólatra, pagana, bárbara y sacrificial. Por lo demás, creía que el africano desconocía la verdadera religión - el cristianismo, único camino de civilización y salvación - y que era infiel. En este aspecto fue determinante el papel de la inquisición, que no solo buscó controlar las almas y la rebeldía (quizás irreverente para el europeo) del negro, sino que también, y más aun, luchar contra la idolatría y la herejía, con base en torturas, violación de su doctrina, discursos instructivos y persuasivos y castigos físicos. En la óptica de la inquisición, el negro representaba un peligro en lo tocante a la fe y las buenas costumbres (¿occidentales?) debido a sus prácticas paganas y demoníacas. Sin embargo, las creencias y ritos africanos continuaron vigentes y alimentando el espíritu negro en el diario vivir y existir, aunque bajo otras formas. Por ello pregona con toda vehemencia Manuel Zapata Olivella: “ni las azotainas de Pedro Claver a los tambores pudieron evitar las invocaciones a los Orichas y Ancestros”6 La religión afro posee algo de característico. En primer lugar, está la visión unitaria que tiene del hombre y del mundo. El afroamericano no hace distinción entre lo profano y lo sagrado, entre cuerpo-espíritu. A la inversa, conjuga lo sagrado con lo profano. Ve en todo lo creado la presencia y la manifestación divina. Todo para él es sagrado. Cree que “todo está saturado de la presencia de Dios. Por eso no hay falsos dualismos o distinciones entre intelecto y emoción, entre espíritu y cuerpo, entre acción y contemplación, entre individuo y comunidad, entre lo sagrado y lo profano”7. De aquí se desprende una espiritualidad holístico-englobante y teórico-práctica. Así, pues tanto afros como indígenas sufrieron la destrucción a sus principios socio culturales y religiosos, sin embargo la mayoría de los africanos no aceptaron esa evangelización impuesta, “Los grupos negros en el continente fueron recreando su MAPA religioso, intercambiando entre ellos los diferentes elementos que cada uno traía de su etnia y combinándolos entre sí, recuperando el núcleo central de su religiosidad y siendo capaces de releerlo ante la nueva situación de opresión y esclavitud”8 hicieron de su situación un enriquecimiento permanente de las diferentes maneras de relacionarse con Dios que les proporcionó sentido y fortaleza de vida desde una profunda religiosidad y tradición que respetaban fielmente se empeñaron en vivir su relación con Dios considerándolo como su compañero de camino, como alguien que no podría estar afincado a quien era capaz de causar tanto daño, un Dios que se revelaba en la naturaleza, un Dios que se fue manifestando de diversos modos en tradiciones que hoy son reconocidas y valoradas por la carga espiritual de los diferentes pueblos: |