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Francisco Morales SantosCiudad Vieja, Sacatepéquez, Guatemala – 1940 Nosotros también somos historia (III)Si una espiga hay en el campo, una espiga que de alta da alivio al horizonte, una espiga que no tranza jamás con huracanes y es una espiga roja, que a nadie quepa duda que tú eres, que no importe si muestras las mejillas preñadas por el fuego y el sol de marzo a mayo. Cuán grato es encontrar en tu matiz de terracota la luz inacabable que extendiste como un manto sobre mi práctica de niño. No es posible olvidar que en prolongados inviernos y penumbras arrojabas al fuego nuestro espanto, pues tus palabras tenían claror de pirotecnia, lo alumbraban todo, lo arrullaban todo. A veces cuando había desánimo en el frente del juego y los deberes o cuando atrincherado en mi edad golpeaba el talón de tu paciencia, no tenías ningún inconveniente en evocar tu infancia, breve, ineficaz infancia amputada a los once años -edad de las sorpresas del físico y del mundo-, amputada por padrinos tremendamente crueles a quienes terminaste llamándolos patronos. Me costaba entender este atropello, no así soltar el llanto en el pozo profundo de tu memoria. Cómo quise beber esos vinagres, cargar con esos días, creer que me enseñabas a contar ficciones. Nada fue de película. Todito fue tan cierto como que hoy pienso en ti en dimensión de universo. Tú estabas entre los elegidos para abrir con furia los senos de la tierra, los senos duros y viejos de la tierra, pedirle horas extras a la luz del día y tomar media ración de sueño. Fue así como nos diste pan remojado en pena. Para disimularlo, madre, tenías una gracia que es de antología. Beatriz Vallejos Santa Fe, Argentina – 1922 - 2007 El poema Yesca de Dios Arrasa la palabra. Claribel Alegría Nicaragua - 1924 Credo Creo en mi pueblo que por quinientos años ha sido explotado sin descanso creo en sus hijos concebidos en la lucha y la miseria padecieron bajo el poder de los Poncio Pilatos fueron martirizados secuestrados inmolados descendieron a los infiernos de la "Media Luna" algunos resucitaron entre los muertos se incorporaron de nuevo a la guerrilla subieron a la montaña y desde allí han de venir a juzgar a sus verdugos. Creo en la hermandad de los pueblos en la unión de Centro América en las vacas azules de Chagall en los cronopios No sé si creo en el perdón de los escuadrones de la muerte pero sí en la resurrección de los oprimidos en la iglesia del pueblo en el poder del pueblo por los siglos de los siglos. Amén. Manlio Argueta El Salvador – 1935 Los garrobos Los garrobos crecían en los árboles pero llegaron los venenos. Las hojas amarillas comenzaron a morir. Cuelgan los frutos secos suspendidos en las ramas altas. Ríos sin agua. Tierra desolada. Los garrobos crecían en los árboles pero llegaron los venenos a destruirlo todo. Llegaron con ganas de matar. Los aviones vuelan sobre los árboles. De los garrobos sólo quedan sus dientes, sus huesecillos de madera. 1966. Silvio Rodríguez San Antonio de los Baños, Cuba - 1946 ¿Dónde pongo lo hallado? ¿Dónde pongo lo hallado? ¿En las calles, los libros, la noche, los rostros en que te he buscado? ¿Dónde pongo lo hallado? ¿En la tierra, en tu nombre, en la Biblia, en el día que al fin te he encontrado? ¿Qué le digo a la muerte tantas veces llamada a mi lado que al cabo se ha vuelto mi hermana? ¿Qué le digo a la gloria vacía de estar sano haciéndome el triste, haciéndome el lobo? ¿Qué le digo a los perros que se iban conmigo en noches perdidas de estar sin amigos? ¿Qué le digo a la luna que creí compañera de noches y noches sin ser verdadera? ¿Qué hago ahora contigo? Las palomas que van a dormir a los parques ya no hablan conmigo. ¿Qué hago ahora contigo? Ahora que eres la luna, los perros, las noches, todos los amigos. 1969 Vicente Feliú Cuba - 1947 Para Rabuja Yo podría regalarte la canción que no he escrito o el sueño verdadero que asciende desde el Sur o veinticinco años de un nacimiento invicto o una flor de dos pesos, o un unicornio azul. Podría quizás comprarte un oso de peluche, caro, de ésos que gimen con un dulce apretón, o una guitarra buena, flamante, con su estuche, o bajarte una estrella del cinturón de Orión. Podría tantas cosas, pero el baúl no expande sus paredes de cárcel para tanto querer. Tu nombre es el regalo, Aurora de Los Andes, al futuro que todos deberemos nacer. Papá. Buenos Aires, 5 de mayo de 1992. Emma Villazón Santa Cruz de la Sierra, Bolivia - 1983 Compulsión Se hacen cajas de todo tipo, imágenes de trances, vértigo desde edificios, el borde de los catres donde se tuercen extranjeridad y familia en nudo avieso. Se hacen cajas de todo tipo, por los encapuchados con bolsas negras que violaron a las hijas de un padre; para la que esperaba que alguien bebiera de una cerveza negra en su balcón y se lanzó al abismo, dejando un teléfono cercano. De todo tipo se hacen cajas rabia llamas hambre alas que se abren a-las: poemas en los que un poco no entra. César Eduardo Carrión |