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Patria JACQUES VIAU RENAUD Patria he sentido cómo desde tu hambrienta latitud sube mi pueblo a través de sonoras esencias y palpables respiraciones. Patria he sentido como corres a través de mi sangre agolpándote en mi garganta golpeándome la nuca acudiendo a gritos a mi canto. He presenciado desde lejos tu angustia crecida en la copa de los árboles explotando en los frutos en las aves migratorias que habitan tu desnuda extensión de lágrima caída. He escuchado tu voz levantada por el aroma de mi llanto y de mi sudor del sudor del campesino y del obrero talados como viejos pinares montañeses. Te he visto correr sobre las mejillas de nuestras jóvenes luchadoras hallando la forma definitiva de la muerte. He escuchado tu grito madre de niños tísicos tísica tú misma madre fecunda pauperada8 por los que te roban el aluminio limpio como lágrimas de niño y disuelven el acero de tus entrañas en las intensas ascuas del odio el robo y el crimen de reyezuelos a sueldo. Oh patria mi patria cada vez que pronuncio tu nombre se abre una herida en mi corazón y desde allí tus ojos me miran y miran al mundo y miran a América a las Antillas divididas por el dollar9 al bracero manco por el dollar a la mujer destrozada en los arrabales o en los prostíbulos también por el dollar, que arriba a nuestras playas vestido de lino en grandes maletas grises catafalcos enormes que traen a nuestra América junto a las sonrisas ensayadas, la muerte. Oh patria girón de sangre desde el centro del llanto te espero te escucho y te canto. Quizás Patria mía estás pensando en mí en mi amigo Juan o en Pablo caídos por ti cercenados sobre la amarilla sonrisa de los maizales donde el sol se multiplica en granos Lloras, Patria, sangras, sufres, pero nosotros desnudos, estamos construyendo a cada minuto él advenimiento terrible de la justicia. Lloras, Patria, pero no tardaremos en destruir las cuerdas que atan tu canto. Incendiaremos con un fuego nuevo que crece y seguirá creciendo sobre las magulladuras del torso campesino donde el Sol siempre a sus espaldas cayendo descansa. Oh patria crecerás estarás creciendo ya. El hambre del pueblo el odio del pueblo tornado grito y cólera sed insaciable estremecimiento terrible del orbe caída irremisible del dollar reconstruirá lentamente grano a grano cada mazorca robada a nuestra esperanza. Patria, los que no han nacido nosotros los que hemos nacido y crecemos y volvemos a nacer y a crecer siempre a cada minuto hacha, palo y pico cuchillo y garrote en nuestras manos sin ninguna indumentaria desnudos trocaremos la vegetación haremos de esta tierra nuestra tierra morada del trabajo y la justicia canto de prole vegetal, mineral y humana hollando la faz de la tierra antillana hoy cadalso del hombre caribe. Estoy tratando de hablaros de mi patria JACQUES VIAU RENAUD ESTOY tratando de hablaros de mi patria, aquella que comienza a deslizarse allá donde crecen las guasábaras, las cayenas frágiles, los cántaros sedientos y polvorientos, la yerba rara, amarillenta, solitaria lanza midiendo el corazón de mi Isla. ESTOY tratando de hablaros de mi patria, desde aquí, desde mi guarida salina, desde Santo Domingo, quizás os hable de ambas: son dos terrones complementarios puntos cardinales de mi tristeza caídos de la rosa de los vientos como amantes cuyo abrazo se rompiera. ESTOY tratando de hablaros de mi patria, de su prole de montes y altibajos, de planicies soñolientas, donde ha mucho parieron ríos: muchedumbre de cristales apiñados en las hondonadas. MI PATRIA es una tierra elevada de dilatados herbazales y doradas mazorcas que cruzan los mares y se van muy lejos mientras los hombres del monte y la llanura se dilatan hambrientos. Es una tierra con muchos montes pelados, sonoros ríos de apaciguada fauna y violentos vegetales... CRUJE mi patria al parir y sus proles se reducen y parecen hojas desprendidas confundiéndose en los bosques con la magra corteza de los árboles. ALLÍ, aprisionada entre dos brazos de arcilla, roca y piedra, duerme una ciudad que huele a muerto, a caña madura, a virgen alcohol terrosa como resina de nudosas raíces destacadas. ES UNA ciudad de calles sin nombres y atajos de espanto, habitada hasta en las grietas, en las cloacas, quedamente recorrida por las ratas y los murciélagos. ES UNA ciudad de muchas proles numerosas, de millares de niños que nunca crecieron, que nunca supieron el color de los faroles ni del alba con pan y sin lágrimas, de niños que maduraron las tumbas, la tierra apisonada adornada de girasoles, y la luz de las pupilas ciegas. ALLÍ he nacido, de allí partí atado a la sangre, solo, después de los años, descubrí en mi pecho la mancha roja, entonces aprendí a leer en las hojas, a hablar con la tierra y a callar cuando ella reconstruía la historia de los muchos muertos que la sustentan, de la sangre que alimentó sus frutas, del llanto que sostuvo la precocidad de sus montes. MUCHO tiempo ha transcurrido desde que partí, nada ha cambiado, siguen los mismos montes pelados, la misma vegetación de vegetales y girasoles, de cafetales oscuros y pastizales estrellados, sólo el hambre ha crecido, ya no hay lugar en los cementerios ni en los ojos llanto ni en mi Isla patrias, sólo dimensiones de tierra y harapo, de muertos desencajados en el vientre del barro. ASÍ es mi patria, prolongación del Santo Domingo que llora, así es mi guarida, prolongación del grito que recorre los montes, los caminitos, los bosques, desde el otro lado de la sangre, desde la mole de San Nicolás, hasta la frente de cristal salobre y esqueletos de peces mudos amontonados sobre la playa creciendo y haciéndose montañas entre redes hambrientas y ahumados pescadores. ALLÍ los muertos se hacen peces hermosos, algas extensas, musgo silencioso, o acantilado de rumores que la noche protege. HE QUERIDO hablaros de mi patria, de mis dos patrias, de mi Isla que ha mucho dividieron los hombres allí donde se aparearon para crear un río. |