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BREVE APUNTE DEL CAMINO DE SANTIAGO Unas de las virtudes que tiene el Camino de Santiago - y tiene muchas – es el compañerismo, amistad, armonía, confianza, apoyo y fraternidad que a lo largo del Camino se van forjando entre los peregrinos. Y digo esto porque en mi historia comenzaron a hacer el Camino en San Juan de Pié de Puerto, capital de la Baja Navarra, tres familiares y amigos: Jaime, Ignacio y Felipe y a medida que andaban kilómetros quemando etapas, por los motivos indicados arriba, se les fueron uniendo Martín, Luis y Andrés, entre Roncesvalles y Estella, y a la salida de Viana, ántes de llegar a Logroño, también y por iguales fundamentos se les juntaron tres hermanos: Isabel, Antonio y Vicente que habían salido de Roncesvalles y decidieron solicitar al grupo de seis hacer el resto del Camino con ellos, o sea los nueve juntos, cosa que aceptaron sin pensarlo. Al agruparse todos en un destino común nadie preguntó los apellidos u orígenes familiares, todos eran peregrinos españoles y con el nombre era suficiente. ¡ Ah, si hubieran sabido quienes eran en su vida privada unos y otros! Pero esto es otra cuestión que no entra en éste relato. Eran solamente un grupo de nueve peregrinos los que en el mes de Junio de 1.999, último Año Santo Jubilar Compostelano del milenio, decidieron terminar juntos el Camino para ayudarse mutuamente y, todos unidos, ayudar a quienes pudieran necesitarlo a lo largo de las etapas que faltaban para llegar a Santiago y darle un abrazo al Apóstol y venerar sus reliquias. ************************* El lunes 28 de Junio llegaron a Nájera al anochecer; fueron directamente al Albergue de Peregrinos donde, afortunadamente, había sitio para todos. Allí cenaron de sus viandas amablemente atendidos por los llamados “hospitaleros”. ¿Porqué se llaman así?, preguntó Isabel que era muy curiosa. Uno de ellos que oyó la pregunta la respondió y explicó para que lo oyeran todos: antiguamente, en la Edad Media, a éstos albergues les llamaban “Hospital de Peregrinos” porque también curaban el cuerpo si se necesitaba, pero su principal misión era que los peregrinos tuvieran un lugar donde pasar la noche a salvo de los elementos de la naturaleza y al amparo de los bandoleros. El rey Sancho el Mayor de Navarra cubrió de “Hospitales” todo el Camino en favor de los peregrinos, y de ahí viene el nombre de “hospitaleros” a todas las personas que, voluntaria y gratuitamente, atendemos a los peregrinos. Esto para nosotros es una forma de hacer el Camino y Santa Felicia de Obanos, cuya historia ya conoceréis, - afirmaron todos -, nos da buen ejemplo de ello. Después de cenar, ante la belleza de la noche najerina, se sentaron todos delante de la puerta del albergue. ¡Se está tan bien aquí con ésta frescura que hace que da pena ir a dormir!, dijo Andrés, sobre todo después del calor que hemos pasado durante el día. Al poco tiempo salió el hospitalero que ántes les había aclarado su pregunta el cual les dijo que se llamaba Julián y se sentó con ellos. ¿Queréis que os cuente brevemente un poco de la historia de ésta ciudad?. Nájera tiene tras sí una gran historia y ha sido ciudad muy importante y capital de reino. ¡Sí! ¡sí!, dijeron todos especialmente Isabel y sus hermanos, así aprenderemos. Desde principios del siglo X – comenzó Julián - se menciona Nájera en las narraciones sobre las continuas luchas entre moros y cristianos. A la población le dieron los árabes el nombre de “Náxara” que significa “lugar entre peñas” o “lugar al mediodía”, y a su río Naila le llamaron “Naxarilla”. Fue conquistada definitivamente por Ordoño II de León el año 923 en colaboración con Sancho Garcés I de Navarra. Este ùltimo la incorporó a su reino junto con el entonces Ducado de Cantabria - hoy la ciudad de Logroño - , dándola a su hijo Garcia Sánchez I con la denominación de “Reino de Nájera”. Posteriormente, a lo largo de los siglos X y XI se convirtió en la capital efectiva del extenso reino de “Nájera-Pamplona”. En ella reinaron sucesivamente: Sancho Garcés II “Abarca” del 970 al 994, García Sánchez II “El Temblón” del 994 al 1004 y Sancho García III “El Mayor” del 1004 al 1035. Con éste monarca denominado “Rex Hispaniarum” alcanzó Nájera la cima de su fama y esplendor como capital de un gran imperio que abarcaba todas las tierras conquistadas hasta el momento y se extendía desde las costas de Galicia hasta el Condado de Barcelona y mas allá de los Pirineos hasta Toulouse. En aquélla época Nájera fue escenario de trascendentales acontecimientos en la Historia de España. Aquí Sancho III “El Mayor” celebró Cortes y otorgó el famoso “Fuero de Nájera” , origen de la legislación navarra y base del derecho nacional. Durante su reinado se acuñó en Nájera la primera moneda de la Reconquista. La “Vía Tolosana” o “El Camino Aragonés” fue durante varios siglos paso predilecto de los peregrinos que se dirigían a Compostela, los cuales elegían la hospitalidad de la “Vía Aragonesa” a la inseguridad del paso de los Pirineos y zonas montañosas donde los caminantes eran víctimas propicias de bandoleros y malhechores que aprovechaban aquéllas zonas de aislamiento . A ello hay que sumar la aspereza del Camino que transcurría por regiones montañosas del norte de la Península, única que los árabes no pudieron conquistar. Sancho el Mayor, con su peculiar sagacidad, consideró como hábil medida política de protección a la cristiandad cambiar el trazado del Camino Francés a terrenos mas llanos y accesibles, bajando al valle su antiguo trazado montañoso por todo el norte de la península, y lo descendió por Pamplona, Estella, Logroño, Nájera y La Calzada, construyó albergues, puentes y hospitales y según algunos historiadores fue quien introdujo a los monjes borgoñones de Cluny que, a lo largo del Camino, produjeron una revolución en la arquitectura románica y el modo de vida centroeuropeo. Y así surgió ese bello poema de peregrinos europeos: francos, germanos ítalos, eslavos y de todos los reinos de la Península Ibérica, fue como un ideal religioso que tuvo su mas característica expresión en los siglos XI y XII. Julián se dio cuenta que, a pesar que sus oyentes escuchaban con interés, el sueño comenzaba a hacer mella en su auditorio y claramente se lo dijo. Nos has adivinado el pensamiento, respondió Jaime con el asentimiento de todos, así es que vamos a acostarnos, pues estamos muy cansados. ¡Se me ha ocurrido una idea!, dijo Julián, ya que estáis aquí y ¡Dios sabe cuándo volveréis! Me gustaría que vieseis los Monasterios de San Millán: Suso y Yuso pues merece la pena verlos. Han sido declarados recientemente con toda justicia “Patrimonio de la Humanidad”y es donde se escribieron las primeras palabras en castellano y vascuence; están solo a 17 kms de aquí. Julián se quedó pensando unos momentos y continuó: tengo un amigo taxista que tiene una furgoneta de nueve plazas y si la tiene libre mañana - ahora mismo puedo enterarme por teléfono - podéis contar con ella. Y al regresar otra vez a Nájera procuraré por mi influencia que podáis dormir otra vez en el mismo albergue, será difícil que las sesenta plazas se ocupen, y al día siguiente os enseñaré Nájera, que tiene mucho que ver, y después podéis seguir vuestro camino. Aprovechad ésta ocasión, el tiempo y las pesetas que os cueste – que ya procuraré yo que sean las menos posibles - , serán bien empleadas. Lo consultaron rápidamente y aceptaron, ¡pero con una condición!, dijo Felipe. ¿Cuál es?. Que tú tienes que venir con nosotros, si tu amigo no se opone tu conducirás la furgoneta y nos servirás de guía pues vemos que estás muy bien enterado de la historia de todo éste lugar. ¡Ya lo creo! ¿sabéis porqué?. Trabajo en las representaciones de la “Crónica Najerense” que se representa todos los años en el mes de Julio durante una semana, es un bello espectáculo de luz y sonido y textos pre-grabados con partes de la Historia de Nájera, ya se llevan representando por lo menos 20 años con un éxito apoteósico de público y eso ha hecho despertar mi curiosidad por nuestra historia y en la biblioteca de Santa María la Real al ver mi interés, el bibliotecario que ya se ha hecho amigo mío, me deja los libros que él cree que me son necesarios para conocer nuestra historia y aclara mis dudas que me surgen de su lectura. Por lo tanto acepto con mucho gusto hacer ésta excursión con vosotros y procuraré que os sea grata, os enseñaré lo bello de ésta tierra y os dejará un buen recuerdo. Y si tenéis una cámara fotográfica llevarla porque lo que vais a ver vale la pena fotografiarlo. Ahora, cuando llegue a mi casa a dormir empezaré a hacer las gestiones. Y con esto se despidieron; los unos entraron en el albergue, rezaron el rosario (promesa que hicieron al empezar el Camino de rezarlo todos los días junto con la de no afeitarse hasta que sus ojos vieran Santiago) y se durmieron inmediata y beatíficamente toda la noche de un tirón; y Julián arregló lo del albergue y se marchó a su casa donde antes de acostarse dejó arreglado lo de la furgoneta, que estaba libre, y para su amigo el taxista fue como un día de fiesta: ganaré, pensó, aunque sea algo menos pues Julián le regateó, y no trabajaré. A la mañana siguiente, martes 29 de Junio, festividad de San Pedro y San Pablo, festivo en Nájera, para las ocho de la mañana ya estaban dispuestos en el albergue los nueve peregrinos-turistas-amigos. Cuando salieron a la calle vieron aparcada una furgoneta y al poco salió Julián y les dijo: todo está arreglado, podéis bajar vuestras mochilas y dejarlas en éste cuarto del albergue, que está para eso, y a la tarde cuando regresemos, si hay sitio, cosa que creo, dormiréis en el albergue pero en caso que no haya os llevaré en la furgoneta a Azofra que está muy cerca de Nájera donde hay un pequeño albergue y tendréis sitio seguro para dormir, pues para ello habrán avisado telefónicamente desde aquí mis compañeros, mas creo que esto no suceda. Se montaron en la furgoneta: al volante Julián, Isabel y Felipe iban contiguos y los demás en los asientos que cada cual quiso y comenzó la excursión. Cuando salieron de Nájera dejaron a la derecha el río Najerilla ; en sus orillas bosquecillos de chopos, robles, olmos y pinos junto con una tupida vegetación que perfumaba la fresca brisa que en la mañana bendecía los huertos que se divisaban: huertos de hortalizas y árboles frutales. Una vez que ya habéis contemplado el paisaje, dijo Julián, si queréis puedo contaros una leyenda del rey Sancho el Mayor que en Nájera hemos representado durante muchos años y que siempre ha sido del gusto del público, ¿Leyenda o realidad?. Todo pudo ser. Cuéntala, dijeron todos, sobre todo Isabel, y así se hará mas corto el viaje. Pues ahí va: EL CABALLO DEL REY Sancho III “El Mayor” tenía un caballo que por su agilidad, poderío y bella estampa, causaba la admiración de la Corte Najerina. ¡Qué bello corcel!, era una exclamación que no podían evitar príncipes y nobles; el rey sonreía cuando la escuchaba sin poder evitar su vanidad. Desde la ventana de palacio, el joven príncipe don García, hijo y primogénito del rey, veía el paso de la vistosa cabalgata de nobles y caballeros con sus briosos corceles y el brillo de sus lanzas; pero su mirada no la tenía centrada en la fastuosa comitiva, su admiración estaba fijada en aquél caballo blanco..... ¡Si pudiera ser mío!, pensaba para sí, pero es inútil, me faltan fuerzas para pedir un capricho que no me será concedido. En su obsesión, pidió a la reina su madre que influyera en la voluntad del rey para que el caballo le fuera regalado. -¡Oh, hijo mío.... ¡- ¿Es que habéis olvidado la predilección que le tiene vuestro padre? - ¡Quizás con vuestra ayuda....!- ¡Oh, no!. Vuestra petición sería causa de su enojo en estos momentos que su pensamiento está en la lucha contra los enemigos de nuestro reino. El príncipe no insistió pero decidió aprovechar la ausencia de su padre para apoderarse del animal, mas su maniobra resultó fallida por la intervención de la reina, celosa de su custodia y cuidado. Ello provocó la cólera del príncipe heredero don García que, en su deseo de venganza, llegó a los límites de acusarla de adulterio divulgando entre sus hermanos unos hechos que afectaban a su honor. Y así el príncipe heredero, por un simple capricho, se rebeló injustamente propalando entre sus hermanos una falsa historia que llegó a conocimiento del rey. El escándalo había estallado en la Corte Najerina. El rey se hallaba sumido en un profundo dolor que nada ni nadie podía mitigar. Su amor por su esposa doña Mayor era muy grande y profundo. -¡Oh, Dios mío!- ¡Pienso que es una calumnia! ¡Una monstruosa calumnia! Aquel vencedor de mil batallas, ahora solo podía ganar la suya personal en el “Juicio de Dios” donde la divinidad, en singular combate por el triunfo de una causa, a caballo o a pié, manifiesta el triunfo de la verdad y la justicia. Se inicia el “Juicio de Dios”.... Un silencio sepulcral e inmóviles figuras guerreras.... Ningún caballero se mueve para salvar el honor de la reina. De pronto aparece un joven caballero que salta de su caballo; su rostro está cubierto por una máscara. - ¡Quiero luchar por el honor de la reina! -, gritó con voz potente y jadeante. Don García se interpone en su camino y se cruzan las espadas....... Un ermitaño, con riesgo de su propia vida, se abalanza hasta los contendientes. -¡Oh, Señor!- , exclama implorante levantando angustiosamente su mirada hacia el rey. - ¡Detened el combate!- ¡Preguntadle el motivo de ocultar su rostro!. -¡Perdonadme, respetable Señor, solo pretendo salvar el honor de la reina como simple vasallo, como un desconocido que siempre confió en su honor!- El rey no salía de su sorpresa y asombro, mirando la escena con estupor. -¡No perdamos el tiempo!-, interrumpe airadamente don García levantando la espada. -¡Deteneos!-, ordena imperativamente el monarca que, reponiéndose de su asombro añade: ¿Quién sois caballero para reclamar el privilegio de una pelea que solo corresponde a la nobleza?. El desconocido, con firmeza, respondió: -¡Os juro por Dios que soy noble caballero, que puedo intervenir en éste Juicio de Dios!-. -¡Entonces celébrese el combate en nombre de Dios y que su fin declare la justicia y la verdad!-, dijo el rey. Entonces se reanuda la lucha con inusitada violencia, las espadas despiden brillos fulgurantes en rápidos movimientos. De pronto, el ermitaño se arroja a los pies del rey: -¡Señor!-, le suplica con voz trémula y compungida, - ¡interrumpid la lucha....!- ¡Quien lucha por la reina es vuestro hijo! -¿Qué decís?.... ¡Oh, Dios mio....!- . Se paran las espadas. El desconocido es obligado a quitarse la máscara y en el recinto se escucha una exclamación..... ¡Es don Ramiro!. El Juicio de Dios había salvado el honor de la Reina y los causantes de la difamación reconocieron haber obrado por motivos personales y por envidia. Se dice que la Reina, terminó Julián, agradecida a la valiente intervención de Ramiro – que era hijo natural del rey en sus amores con doña Sancha de Aibar, hija del Conde de Aibar - , le tomó como hijo propio y con el consentimiento de su esposo le otorgó el Señorío de Aragón que había recibido en arras de matrimonio. Mientras Julián nos contaba ésta historia íbamos dejando atrás los pueblos de Cárdenas y Badarán y sin darnos cuenta llegamos a Berceo. ¡Este nombre me suena!, dijo Isabel, Claro que te suena, le respondió Felipe, te es conocido por ser la patria chica de Gonzalo de Berceo, el primer poeta del idioma castellano. Nació aquí, en Berceo, y se educó en el monasterio de San Millán de la Cogolla donde se ordenó sacerdote hacia 1237. El inicio de su obra puede situarse hacia 1230 en que escribió ka vida de San Millán. Posteriormente, que yo recuerde, escribió la vida de Santo Domingo de Silos – que fue nacido en La Rioja - , la vida de Santa Oria (hoy Aurea), Loores de Nuestra Señora y Milagros de Nuestra Señora, aparte de otras muchas obras de diversos temas. Todo esto lo escribió en roman paladino con la invención de abundantes detalles pintorescos de carácter realista y sencillez expresiva empleando voces populares y giros familiares; en una palabra, como el pueblo solía hablar con su vecino. Murió en 1264 a los 70 años de edad, una edad muy avanzada para aquéllos tiempos. Esta zona, con aire puro y sano y ambiente bucólico, sin prisas, y con buenos alimentos naturales y además un excelente vino – que le gustaba mucho - , hacía que, llevando una vida ordenada, tuvieran una larga vida. San Millán vivió 100 años, Santo Domingo de la Calzada murió a los noventa y tantos – no se sabe exactamente cuantos - , y el mas “jovencito” fue Santo Domingo de Silos que murió a los 73 años. Y para terminar te diré que Gonzalo de Berceo dejó una obra extensa lo mismo en prosa que en verso, en mi casa tengo bastantes títulos de los que te he dicho. Una vez que llegamos al pueblo de San Millán de la Cogolla Julián nos dijo: tenemos dos monasterios para ver: el de Suso, que es el de Arriba y el de Yuso o de Abajo; creo que será mejor que veamos primero el de Suso que es el mas antiguo. Accedimos a ello. Como estamos a poca distancia, dejaremos aquí la furgoneta y subiremos a pié para disfrutar de éstos montes Distercios con el mismo ambiente que ellos disfrutaron en su tiempo y de paso – dijo con ironía – haber si se nos pega algo de ellos -. Fue un delicioso paseo con unas vistas espléndidas ante una lujuriosa vegetación y que les vino a todos muy bien después de haber estado sentados tanto rato. |