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Sati, que dejó su cuerpo en el sacrificio realizado por Daksa, ha vuelto a nacer en casa de Himachala. Ha sufrido penitencia para ganar la mano de Sambhu; y Shiva ha renunciado a todo y ha quedado absorbido en la contemplación. Aunque no parezca adecuada, escucha mi proposición. Id a Cupido dios del amor y enviadlo a Shiva; dejad que rompa la serenidad de su mente. Luego iremos y postrándonos a los pies de Shiva, le convenceremos para que se case aunque sea en contra de su voluntad. Solamente así quedarán atendidos los intereses de los dioses. La idea es excelente, dijeron todos. Entonces los dioses rezaron con gran fervor, y el dios del Amor, armado con cinco flechas, el loto blanco, la flor Asoka, el capullo del mango, el jazmín y el loto azul, son las cinco flechas, con las que va armado el dios del amor; y con un pez en el blasón* de su estandarte, apareció ante ellos. Los dioses le contaron sus sufrimientos; al oír su relato, el dios del amor se quedó pensativo y sonriente, habló de este modo: si voy contra Sambhu, no recibiré ningún bien. Sin embargo, haré lo que me pedís, pues los Vedas dicen que la bondad en la mayor de las virtudes. Los santos siempre alaban al que entrega su vida en servicio a los demás. Diciendo esto, el dios del amor se postró entre ellos y partió con sus amigos, con el ramo de flore, flechas en la mano. Cuando se iba, el amor pensó que la enemistad con Shiva significaba la muerte segura. Entonces desplegó su poder y el mundo entero se puso a su servicio. Cuando el dios del amor mostró su poder, todas las barreras impuestas por los Vedas se desmoronaron al instante. Todo el ejército de Viveka Conocimiento discernidor, castidad, votos religiosos, todo tipo de autodominio, fortaleza, piedad, sabiduría espiritual y conocimiento de la divinidad cualificada, con forma o sin ella, la moral, las oraciones, el Yoga Unión contemplativa con Dios, y el desapego, huyeron aterrados. Viveka emprendió el vuelo con todos sus aliados; sus grandes guerreros se retiraron del campo de batalla. Se fueron todos y se escondieron en las cuevas de las montañas, que eran los libros sagrados de aquel tiempo. Hubo una gran revolución en el mundo, y todos dijeron: Dios mío, ¿Qué va a suceder? ¿Qué poder nos salvará? ¿Quién es ese ser sobrehumano con dos cabezas, para al cual el señor de Rati, el amor, ha levantado con furia su arco y sus flechas? Todas las criaturas existentes en el mundo, animadas o inanimadas, con atributos masculinos o femeninos, violaron sus leyes naturales y quedaron completamente poseídas por la lujuria. Todas las mentes se llenaron de lujuria; las ramas de los árboles se doblaron al ver a las enredaderas. Los ríos como torrentes se precipitaron a unirse con el océano; los lagos y estanques se unieron en mutuo amor. Sita les cosas sucedieron en la creación inanimada, ¿quién podría referir las acciones de los seres sensibles? Las bestias que caminaban sobre la tierra, los pájaros que surcan el aire, y el agua perdieron todo sentido del tiempo y fueron víctimas de la lujuria. El mundo entero entró en un estado de agitación y quedó ofuscado por la pasión. Los pájaros chakravaka gansos rojizos, no diferenciaban el día y la noche. Los Dioses, demonios, seres humanos, kinnaras semidioses, serpientes, espíritus del mal, enemigos, fantasmas y vampiros, hasta los Sddhas adeptos espirituales, los grandes sabios, que no sienten atracción por el mundo y los Yoghis, abandonaron su yoga bajo la influencia de la lujuria. Y si los grandes Yoghis y Ascetas, estaban completamente poseídos por la lujuria, ¿Qué se puede decir de la gente ordinaria? Aquellos que siempre habían mirado a la creación animada e inanimada, como llena de Brahma, ahora la veían llena de sexo. Las mujeres veían el mundo como lleno de hombres, mientras que para éstos estaba lleno de mujeres. Y éste maravilloso juego del amor, duró en el universo casi una hora. Cuando Cupido encontró a Shambhu tembló al ver a Shiva, y el mundo entero volvió a la calma. Inmediatamente todos los seres recobraron su paz mental, igual que el hombre ebrio siente alivio cuando ha pasado el efecto del alcohol. Al ver a Bhagavan Rudra Shiva, el dios del amor se llenó de terror, pues Shiva es difícil de vencer y comprender. Se sintió tímido al retirarse y fue incapaz de hacer nada. Finalmente se decidió por la muerte y preparó un plan. Entonces hizo que apareciera la hermosa primavera, reina de todas las estaciones; aparecieron hileras de árboles cargados de flores. La naturaleza desbordaba de amor, la pasión se despertaba hasta en las almas muertas, y la belleza del bosque era indescriptible. El dios del amor, con su ejército había agotado sus innumerables estrategias; sin embargo el éxtasis de Shiva no se rompía. Esto enfureció a Cupido. Quien viendo una hermosa rama de un árbol de mangos, se subió a ella con cara de frustración. Unió sus cinco flechas a su arco de flores y con mirada llena de ira, estiró el arco hasta sus mismos oídos. Disparó las cinco flechas y éstas hirieron el pecho de Shiva. El éxtasis se rompió y Sambhu despertó. Pendientes y brazaletes, tenía también serpientes; su cuerpo fue rociado de cenizas y sobre el lomo llevaba una piel de león. En su hermosa frente lucía la media luna, y el río Ganges en la corona de su cabeza, y el hilo sagrado estaba formado por tres ojos y una serpiente. Su garganta estaba negra del veneno tragado al principio de la creación, y llevaba una guirnalda de cráneos humanos en el cuello. Aun vestido con sus misteriosos atavíos, seguía siendo una fuente de bendiciones y profunda misericordia. Un Tridente Trishula y un pequeño tambor Damarú, adornaban sus manos. Shiva cabalgaba en un toro blanco, mientras tocaban sus instrumentos. Las divinidades femeninas sonreían al verle, y se decían: no hay en todo el mundo novia digna de este novio. Vishnú, Brahma y los semidioses, se unieron al cortejo del novio, en sus respectivos carros. Los inmortales presentaban un aspecto incomparable; sin embargo, casi no eran dignos de tal esposo. Entonces Maha Vishnú llamó a los guardias de los diferentes ejércitos y, sonriendo, les dijo: cada uno con su propio séquito debe marchar por separado. La procesión, no es digna del novio. Es como si estuvierais haciendo el ridículo, en una ciudad que no conocéis. Al oír las palabras de Sri Vishnú, los dioses sonrieron y partieron cada uno con su grupo. El gran Sr. Shiva sonrío al ver que el humor de Sri Rama* nunca fallaba. En cuanto oyó estos bellos comentarios de su amigo, envió a Bhrngi para que llamara a todos sus siervos. A la llamada de Shiva, vinieron todos y postraron su cabeza a los pies de loto de su señor. Maha Deva río al ver a su ejército ataviado con vestidos multicolores, y avanzando con toda clase de vehículos. Algunos no tenían cabeza, mientras que otros eran como monstruos de muchas cabezas; algunos no tenían pies ni manos. Otros tenían numerosos ojos , y otros no tenían ninguno. Algunos eran fuertes y bien formados, mientras que otros tenían cuerpos muy delgados. Algunos tenían cuerpos muy flacos y otros sin embargo eran robustos; unos iban limpios y aseados, mientras que otros llevaban vestidos sucios. Iban adornados de forma temible, con calaveras en las manos y rociados de sangre fresca. Tenían cabezas de burros, perros, cerdos y chacales, y la diversidad de sus atavíos era incontable. Los grupos de espíritus, duendes y hadas no podían describirse. Los espíritus bailaban y cantaban; tenían un aspecto fantástico y absurdo, y hablaban de una forma muy peculiar. Ahora el cortejo era ya bastante digno del novio. Los que componían la procesión animaban el recorrido con muchas diversiones. Por su parte Himachala erigió un pabellón indescriptible. Todas las montañas del mundo, grandes o pequeñas y todos los bosques, mares, ríos y lagos fueron invitados por Himachala. Capaces de tomar la forma que quisieran, adoptaban cuerpos hermosos y acudían a la casa de Himachala con sus sequitos y bellas esposas. La ciudad en la que se había encarnado la madre del universo, superaba cualquier descripción. La prosperidad y el éxito, la riqueza y la felicidad siempre iban en aumento y se manifestaban de formas nuevas. Cuando se oyó que el cortejo del novio estaba ya al llegar, la ciudad se sintió conmovida, y parecía aún más bella. Un grupo de hombres adornados y con vehículos decorados de muchas formas se adelantó a recibir el cortejo con el debido honor. Al ver a los Inmortales, sus corazones se alegraron. Y aún se sintieron más felices al ver a Sri Maha Vishnú. Pero al mirar a la comitiva de Shiva, todos los animales sobre los que montaban comenzaron a retroceder y huir llenos de miedo. Las personas mayores reaccionaban y se quedaban en su lugar, y los niños echaban acorrer para salvar su vida. Cuando llegaban a casa y sus padres les preguntaban, hablaban con todo el cuerpo tembloroso de miedo y decían: ¿Qué podemos decir? su aspecto no se puede describir. No sabemos si era el cortejo del novio o el ejército de la muerte. El novio es uno que cabalga sobre un toro; serpiente, calaveras y cenizas son sus adornos. Va desnudo, su pelo está enmarañado y su aspecto es temible. Va acompañado de fantasmas, malos espíritus, duendes, hadas y demonios de rostros espantosos. El que sobrevive al ver el cortejo de esté novio es un hombre muy afortunado y sólo él será testigo de la boda de Uma. Esto decían los niños mientras iban de casa en casa. Los padres sonreían pues sabían que hablaban del séquito de Shiva. Tranquilizaban a sus hijos y les decían: no temáis; no hay razón para tener miedo. El grupo que había salido a recibir al novio y su cortejo, regresó y ofreció hermosos alojamientos a todos los invitados. Mena madre de Parvati, encendió antorchas de buen augurio para alumbrar al novio y las mujeres, que le acompañaban cantando melodías de júbilo. Una bandeja de oro adornaba las hermosas manos de Mena y ésta acudió a recibir al Sr. Hara llena de alegría. Cuando vieron a Rudra Shiva, con su temible aspecto, las mujeres quedaron sobrecogidas de temor. Huyeron llenas de pánico y se metieron en sus casas, mientras que el gran Sr. Shiva se dirigía a los alojamientos del cortejo nupcial. Mena se sentía apenada y mandó a llamar a Parvati. Con gran cariño la hizo sentar en su regazo; las lágrimas acudieron a sus ojos que parecían dos lotos azules. Y pensar que el creador que te ha hecho tan hermosa, ha sido tan loco de darte un hombre tan lunático por esposo. La fruta que debería haber adornado el árbol dador de deseos, se ve irremediablemente en una planta espinosa. Tomándote en mis brazos, preferiría caer de la cima de una montaña o tirarme a las llamas, o ahogarme en el mar. Que mi casa quede destruida y sea mal considerada en todo el mundo, todo menos dejar que tú te cases con este loco mientras yo esté viva. Todas las doncellas allí reunidas, se sintieron afligidas al ver tan triste a la esposa de Himachala. Recordando el cariño de su hija, se lamentaba, lloraba y exclamaba así: ¿Qué daño he hecho yo a Narada, para que haya arruinado así mi hogar y aconsejando de tal forma a Uma, que se haya empeñado en sufrir penitencia para conseguir un marido loco? En realidad el sabio Narada desconoce la pasión y el cariño; no tiene riquezas, hogar ni esposa y permanece indiferente ante todo. Por eso se dedica a destruir los hogares de los demás. Él no tiene vergüenza ni temor. ¿Qué sabe una mujer estéril de los dolores del parto? Al ver a su madre tan apenada, Bhavani le habló con dulzura y prudencia diciéndole: lo que la providencia ha dispuesto, no se puede alterar. Comprende esto y no estés preocupada, madre. Si mi destino es tener un esposo loco, ¿para qué vamos a culpar a alguien? ¿Puedes cambiar acaso las leyes de la Providencia? Así pues, no te lamentes innecesariamente. No te reproches; cesa de quejarte: éste no es momento de lamentos. Dondequiera que yo vaya, debo recoger toda la alegría y la tristeza que me ha sido asignada. Al oír la suavidad y corrección de las palabras de Uma, todas las mujeres se entristecieron. Culpaban al creador con varios argumentos y caían lágrimas de sus ojos. Al enterarse de esto, Himachala se dirigió a su casa acompañado de Narada y los siete sabios. Entonces Narada les tranquilizó a todos, contándoles la vida pasada de Uma, y dijo: Mena escucha mis palabras de verdad: tu hija no es otra sino Bhavani la eterna Compañera de Shiva, Madre del Universo. Ella es divina energía, imperecedera y no creada, que no tiene principio. Ella es la mitad inseparable de Sambhu. Ella crea, sostiene y destruye del universo y toma el aspecto de una forma material, según su deseo. Primero nació en la casa de Daksa, su nombre era Sati y su forma bella. En esa encarnación, Sati también se casó con Sankara. La historia es bien conocida en todo el mundo. Al oír el relato de Narada, la tristeza de sus corazones desapareció. En un instante estas nuevas se divulgaron por toda la ciudad. Luego Mena y su compañero Himavan, se regocijaron y se postraron repetidas veces a los pies de Parvati. Todos los ciudadanos, hombres, mujeres y niños; tanto los jóvenes como los ancianos, se sentían felices. Se colocaron jarros de oro por todas partes. Se prepararon multitud de platos diferentes de acuerdo con las leyes gastronómicas. Es imposible describir las variedades de platos preparados para tal Celebración. Himachala llamó a todos los miembros de la comitiva del novio, incluyendo al Sr. Vishnú, Brahma y los semi dioses, los invitados cocineros comenzaron a servirles los más delicados platillos, el banquete duró mucho tiempo. La energía presente en la cena no puede ser descrita en ningún idioma. Después de lavarse la boca con agua al final de la cena, los dioses recibieron hojas de betel y regresaron a sus alojamientos. Los siete sabios llamaron a Himavan y le leyeron la nota donde estaba escrita la hora fijada para la boda, y viendo que había llegado ese momento, Himavan mandó a buscar a los dioses. Himachala preparó un buen lugar a cada uno de los dioses. Se levantó un altar según el ritual de los Vedas, sobre el altar se colocó un hermoso y divino trono, con un par de leones en los brazos; habiendo sido obra del creador mismo. Shiva tomó asiento en el trono, entonces los grandes sabios fueron en busca de Uma, que venía acompañada de sus doncellas y ricamente ataviada. Todos los dioses quedaron extasiados ante su belleza. Los grandes sabios celebraron la ceremonia con todos sus detalles, como está señalado en los Vedas. Cogiendo hierba sagrada Kusa y toman novia de la mano, el rey de la montaña Himalaya se la ofreció a Bhava Shiva sabiendo que ella es su eterna compañera. Cuando el gran Sr. Shiva tomó a la novia de la mano, los grandes dioses se alegraron en extremo. Los sabios cantaban las formulas védicas, mientras los dioses exclamaba: toda victoria a Sankara. Se oían instrumentos de todo tipo, y del cielo caían infinidad de variedad de flores. Himachala dio muchos regalos como dote; luego uniendo las manos, dijo: no tengo nada para darte, Sankara, pues tus deseos están ya cumplidos. No puedo seguir hablando y se quedó abrazado a los pies de Sambhu. Shiva, océano de misericordia, consoló a Himalacha con gran cariño. Luego Mena, con el corazón lleno de amor, tomó los pies de loto del Sr. Sankara, y le dijo: Señor, Uma es para mí tan querida como mi vida. Tómala como sierva de tu casa y perdona todas sus faltas. Por favor, concédeme este favor. Sambhu tranquilizó a su suegra de muchas formas, y ella regresó a casa tras, postrar su cabeza a sus pies de loto. Luego, la madre llamó a Uma, y sentándola en su regazo, la aconsejó así: adora eternamente los pies de Sankara: a esto se reduce todo tu deber como esposa. Esposo es el dios de la esposa; para ella no existe otra divinidad. Mientras hablaba, sus ojos se llenaron de lágrimas y apretó a la muchacha contra su pecho. ¿Por qué Dios ha creado a la mujer? El que depende de otros, nunca puede esperar la felicidad. Tras despedirse de su madre, Bhavani partió; todos la bendijeron. Así sus compañeros la condujeron hasta el Sr. Shiva. Así termina este hermoso relato de la boda del Señor Shiva y Girija Parvati. FIN |