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Usted puede razonar así, pero ¿cómo sabe que un aparato mecánico razonaría de ese modo? Es el único modo de explicar lo que sucedió. Creo que es una fantasía paranoica. Entonces, dígame por qué el objeto destruido resultó pulverizado. Sólo cabe sospechar que era el único modo de ocultar que se había destruido a un ser humano y no a un robot. Déme otra explicación. Janek se sonrojó. No lo acepto. Pero puede usted probar que es así... o probar lo contrarío. Por eso he venido a verle a usted, a usted precisamente. ¿Cómo puedo probar una cosa o la otra? Nadie ve al presidente en la intimidad como usted. A falta de una familia, usted es la única persona con la que comparte momentos informales. Estúdielo. Lo he estudiado, y le digo que no... No lo ha estudiado porque no esperaba nada anormal. Los pe 625 queños indicios no significaban nada para usted. Estúdielo ahora, con la conciencia de que podría ser un robot, y ya verá. Puedo tumbarlo de un golpe y buscar metal con un detector ultrasónico ironizó Janek . Hasta un androide tiene un cerebro de platino e iridio. No será necesario una acción tan drástica. Limítese a observarlo y verá que es tan diferente del hombre que fue que no puede ser un hombre. Janek miró al reloj de la pared. Hemos estado conversando más de una hora. Lamento haberle ocupado tanto tiempo, pero espero que comprenda la importancia de todo esto. ¿Importancia? dijo Janek. Su aire de abatimiento se transformó de pronto en una expresión esperanzada . ¿Pero es de veras tan importante? ¿Cómo podría no serlo? Tener un robot como presidente de Estados Unidos ¿no es importante? No, no me refiero a eso. Olvídese de lo que pueda ser el presidente Winkler. Sólo piense en esto: alguien que actúa como presidente de Estados Unidos ha salvado a la Federación, la ha mantenido unida y ahora dirige el Consejo defendiendo la paz y el compromiso constructivo. ¿Admite todo eso? Claro que lo admito. ¿Pero qué me dice del precedente que se establece? Un robot en la Casa Blanca hoy por una razón muy buena puede conducir a un robot en la Casa Blanca dentro de veinte años por una razón muy mala, y luego a robots en la Casa Blanca sin ninguna razón. ¿No ve que es importante ahogar las primeras notas de ese trompetazo que anuncia el ocaso de la humanidad? Janek se encogió de hombros. Supongamos que averiguo que es un robot. ¿Lo proclamamos ante todo el mundo? ¿Sabe qué efecto tendría eso en la estructura financiera del planeta? ¿Sabe...? Lo sé. Por eso he venido a verle en privado en lugar de darlo a conocer al público. Debe usted comprobarlo y llegar a una conclusión. Luego, si descubre que el presunto presidente es un robot, como sin duda así será, deberá usted persuadirlo para que renuncie. Y si él reacciona ante la Primera Ley como usted dice, hará que me maten, pues seré una amenaza para su experto manejo de la mayor crisis internacional del siglo veintiuno. Edwards meneó la cabeza. El robot actuó antes en secreto y nadie trató de contrarrestar los argumentos que él empleó para consigo mismo. Usted podría reforzar una interpretación más estricta de la Primera Ley con sus argumen 626 taciones. De ser necesario, podemos conseguir la ayuda de alguno de los dirigentes de Robots y Hombres Mecánicos S.A., que construyeron el robot. Una vez que él renuncie, le sucederá la vicepresidenta. Si el robot Winkler ha encauzado al mundo por la buena senda, perfecto; entonces la vicepresidenta puede continuar por esa senda, pues es una mujer decente y honorable. Pero no podemos tener un gobernante robot ni debemos consentirlo nunca más. ¿Y si el presidente es humano? Lo dejo en sus manos. Usted sabrá. No estoy tan seguro. ¿Y si no puedo decidir? ¿Y si no me animo? ¿Y si no me atrevo? ¿Cuáles son los planes que tiene usted? No lo sé. Edwards parecía cansado . Quizá deba acudir a Robots y Hombres Mecánicos. Pero no creo que llegue a ese extremo. Ahora que he puesto el problema en sus manos, confío en que usted no descansará hasta haberlo solucionado. ¿Quiere ser gobernado por un robot? Se puso de pie y Janek le dejó marcharse. No se dieron la mano. Janek se quedó reflexionando a la luz del crepúsculo. ¡Un robot! Aquel hombre había entrado allí para sostener, con argumentos totalmente racionales, que el presidente de Estados Unidos era un robot. Tendría que haber sido fácil disuadirlo. Pero Janek recurrió a todos los argumentos que se le ocurrían, siempre en vano, y el hombre no había titubeado ni un momento. ¡Un robot como presidente! Edwards estaba seguro de ello y seguiría estándolo. Y si Janek insistía en que el presidente era humano Edwards acudiría a Robots y Hombres Mecánicos. No descansaría. Pensó en los veintiocho meses transcurridos desde el Tricentenario y en lo bien que había salido todo, teniendo en cuenta las probabilidades. ¿Y ahora? Se sumió en sombríos pensamientos. Aún tenía el desintegrador, pero no sería necesario usarlo en un ser humano cuya naturaleza corporal no estaba en cuestión. Bastaría con un silencioso disparo láser en un paraje solitario. Le resultó difícil manipular al presidente en el trabajo anterior, pero en este caso ni siquiera tendría que enterarse. 627 ÍNDICE Introducción 7 ¡No tan definitivo! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 La novatada 27 Sentencia de muerte 43 Callejón sin salida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61 Pruebas circunstanciales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83 La carrera de la Reina Roja . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105 El día de los cazadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .127 En las profundidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135 Al estilo marciano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .155 El dedo del mono 197 Las campanas cantarinas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .207 La piedra parlante 223 Exploradores 241 Reunámonos 255 Paté de hígado 271 Galeote 285 Lenny 317 Veredicto 331 Una estatua para papá . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .333 Aniversario 339 Necrológica 355 Lluvia, lluvia, aléjate . . . . . . . . . ... . . . . . . . . . .. . ... . . .. . 371 Luz estelar 379 Padre fundador 383 La clave 389 La bola de billar 417 Exilio en el infierno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 435 Factor clave 439 Intuición femenina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .443 El mayor patrimonio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 463 Reflejo simétrico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 471 Coja una cerilla 485 Versos luminosos 501 Un extraño en el paraíso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .507 ¿Qué es el hombre? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 531 Vida y obra de Multivac . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 553 El hombre bicentenario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 563 Marching In 597 Anticuado 605 El incidente del Tricentenario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .615 |
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