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La historiadora norteamericana Matilde Zimmermann nos descubre al "otro Che" Carlos Fonseca, el diálogo por fin reanudado Thierry Deronne La Revolución ViVe
Notas sobre la montaña y algunos otros temas. Escribe de noche. De prisa. La niebla del norte de Nicaragua enmohece los manuales, las bolsas, las pieles. Lo llaman. Es hora de reanudar la marcha hacia Zinica. Un dosel de ceibas inmensas, cargadas de lluvia, cubre la última marcha de Carlos Fonseca, perseguido por la guardia de Somoza y sus consejeros norteamericanos. Tiene 40 años. Sus lentes se han vuelto más gruesos. Se ha adentrado de nuevo en la montaña para reunirse con Henry Ruiz (Modesto), dirigente de la guerrilla rural. Ya conversa con él, le repite la discusión que había tenido con los compañeros en Managua y en la Habana. A los dos días, el 8 de noviembre de 1976, las fotos del cadáver de Fonseca en La Prensa intentarán convencer de que el Frente Sandinista ha muerto. Tres años después, el 19 de julio de 1979, el pueblo de Managua recibe con vítores a varios centenares de guerrilleros sobrevivientes. D ![]() «Más que decir de qué ha muerto un país» me he interesado por «lo que lo ha hecho vivir». Así es como Matilde Zimmermann, profesora de Historia Latinoamericana del Sarah Lawrence College de Nueva York abre su biografía del héroe nicaragüense. Al ser ella misma una militante que ha vivido y trabajado en Nicaragua, sabe muy bien que Carlos Fonseca tenía la obsesión del trabajo colectivo y conocía todas sus contradicciones. No le interesa pues la forma «judicial» de la historia. El pensamiento de Carlos Fonseca evolucionó constantemente a lo largo de su vida. Cual pueblo que sale de sí mismo para volver a encontrarse, y pide más. Los grandes hombres existen. Admirarlos significa no separarlos del trabajo pasado y futuro de su pueblo. E ![]() El Movimiento de los Sin Tierra de Brasil así lo ha entendido, y estudia a Fonseca en su Escuela Nacional «Florestan Fernandes». Lo mismo que su amigo Roque Dalton y Ernesto «Che» Guevara, el nicaragüense sabía que la guerrilla es creadora de la conciencia política y de la ética del «hombre nuevo». Pero desconfiaba del vanguardismo y recomendaba a sus compañeros que escucharan a cada trabajador como si fuera una biblioteca viviente, llena de enseñanzas. ¿Acaso la vanguardia no implica una retaguardia y un «medio»? Su articulación de lo «rural» con lo «urbano» o su concepto de la forma «partido político», anticipan temas esenciales para la revolución brasileña. Son muchos los que han estudiado el itinerario del Frente Sandinista a partir del triunfo de 1979, lo que a veces les ha hecho subestimar, por ejemplo, el papel de la teología de la liberación. Matilde Zimmermann vuelve a colocar el cursor en su verdadero punto de partida. El de la violencia económica y el imperialismo de William Walker, que se proclamó presidente de Nicaragua en 1856; el de la dinastía populista de los Somoza que, según nos explica la historiadora, supieron ser «sociales» a ratos; el de la lucha concomitante entre los partidos Liberal y Conservador para conseguir sus cuotas de poder dentro de esa tiranía. F ![]() Zimmermann nos habla del hambre que pasa un niño ya miope que vende periódicos o melcochas para ayudar a su madre. Fascinado por los libros, estudia francés en la enseñanza media para entender el Manifiesto del Partido Comunista. En su prueba de bachillerato descarta el concepto de «salario» y recuerda que los trabajadores tienen derecho al producto íntegro de su trabajo. Más tarde se distancia del Partido Socialista Nicaragüense, demasiado alineado con Moscú y a veces aliado con los Somoza, pero Fonseca nunca rompe con el marxismo. M ![]() Fonseca sintetiza dos fuentes esenciales. Por un lado el socialismo. La revolución cubana y la epopeya suramericana del Che son para Fonseca y la juventud universitaria latinoamericana un ejemplo deslumbrante, inaudito, pero al mismo tiempo tangible y razonable. Lo cual estimula a Fonseca a prestar más atención a las luchas de liberación nacional de Vietnam y Argelia. Por otro lado el nacionalismo, alimentado por una búsqueda febril de archivos y testimonios. Fonseca rescata dos figuras fundadoras de la soberanía nicaragüense, denigradas o embalsamadas por el somocismo: el general Sandino, que encarna la resistencia campesina, indígena, proletaria, antiimperialista y bolivariana, y prácticamente el primer experimento de guerrilla del continente, y Rubén Darío, el visionario de una guerra que estallará tarde o temprano entre la América cristiana y española y la materialista y destructora de los Estados Unidos. L ![]() «Se da el caso» escribía Fonseca en 1975, un año antes de su muerte, «que a nosotros no nos corresponde descubrir las leyes universales que conducen a la transformación de la sociedad capitalista en una sociedad de hombres libres; nuestro modesto papel es el de aplicar esas leyes ya descubiertas a la situación de nuestro país». Los capítulos siguientes los escribirán los propios nicaragüenses. Muchos, lejos de Nicaragua, piensan que el sandinismo de hoy ya no tiene nada que ver con Carlos Fonseca. Pero a la Historia no le gusta la palabra «fin». Referencias: Matilde Zimmermann, Primera edición (en inglés): Sandinista: Carlos Fonseca and the Nicaraguan Revolution, Durham, NC: Duke University Press, 2001. 277 pp. Segunda edición (en español): Carlos Fonseca Amador, Bajo las banderas de Che y de Sandino, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2004, 287 pp. Cronología detallada de la vida de Carlos Fonseca Amador Album fotográfico acompañado de la canción "Comandante Carlos Fonseca" de Carlos Mejía Godoy por la cantante cubana Sara González. Carlos Fonseca Terán, hijo de Fonseca Amador y de María Haydée Terán, desempeña varias responsabilidades en el FSLN, en los ámbitos de las relaciones internacionales y la formación política. Ha escrito un análisis muy útil del sandinismo como movimiento político: El poder, la propiedad, nosotros... La Revolución Sandinista y el problema del poder en la transformación revolucionaria de la sociedad nicaragüense, Carlos Fonseca Terán, Managua, Editorial Hispamer, 2005. 634 pp. Ver el análisis de este autor sobre la situación actual de América Latina. Documento adjunto: Escuchar a Carlos Fonseca Amador (RealAudio 638 kb). Comandante en Jefe de La Revolución Nicaragüense: Esclavitud en Nicaragua Fuente: http://www.larevolucionvive.org.ve/spip.php?article1139&lang=fr |
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