Evita, de evitar *
Por Juan Sasturain
(1986)*
Había una vez un verbo un verbo sin decir/ sin gritar/ un verbo calladito y sin balcón un verbito nomás un verbo más o menos sin jugar ni conjugar sin tiempo ni modo ni voz / ni vos ni yo tampoco teníamos el verbo: HABIA UN SILENCIO ASI.
Pero el verbo se hizo carne y habitó (evitó) entre nosotros EVITA (dijo el verbo) Evita tú / evite él / evitemos nosotros evitamos –dijo el mosquito– y la historia araba, evitaba para él y con nosotros arrastrados por ella. Ella, Evita (de evitar) arrastró por todos se arrastró (para los arrastradores) le enrostraron arrastrada y era verdad (oh mentirosos) que los llevaba a la rastra de la nariz / de los huevos los llevaba la hembra con el olor de la historia entre las piernas / entre las manos / entre las masas y hacía la calle (y el amor) con el pueblo a los gritos, oh escandalosa.
EVITA (le decían) evita hacer olas, y Evita no evitaba; oleaba, olía, el celo de la gente la arrastraba. El arrastre de Evita: oh señora, arrastra pro nobis.
Dicen mis amigos / que mi vino es triste pero ella vino (de venir) verbalizó: Evita tú –me dijo– el vino entristecido Evita (de evitar) las noches largas las amargas rachas las tantas Nachas dijo Evita y vino (de venir) conjugó el verbo invitó el vino (de beber) bebió / bendijo / el agua de las fuentes las patas de las fuentes las manos de los fuegos y metió/ las manos en el agua el agua en el fuego el huevo en el agua (ponía huevos Evita) y con éste le puso sal / con éste le puso amor y con éste sí con éste (les dijo) no a los Pícaros / no a los Gorditos Evitó que los Pícaros Gorditos se lo comieran Todo. Después tendió la mesa en la plaza dio de comer (no a las palomas) dio de creer en el plato (no a los creyentes) en la plaza. Y un día dijo (Evita dijo): eviten sacar las pieles del plato pero –sobre todo– NO SAQUEN NUNCA LAS PATAS DE LAS FUENTES (Hay que volver a las fuentes, revisó el re-visionista que re-veía).
Dijo y decía mi madre: Evita (de evitar) las malas (cuídate Juanito de) las malas compañías –carteles grandes / grandes compañías– dicen: EVITA elegir / elige EVITAR, dicen evita / las salidas de la fábrica las camisas salidas los descamisados Evita / los descamisados (y no sólo): no te descamises no te descarriles no te amontones Evita (de evitar) los amontonados: te tocan (de tocar) o te toca (de morir) como le tocó a aquél o al otro por amontonado. Evita, evita entonces.
Si evitas –digo, decían– si EVITA fuera o sería si viviera sería pero eso es “lo que hubo de haber habido”/ como decía El Que Te Dije / porque ya NO ES (de to be: ser o estar) porque el verbo se hizo cáncer (la carne dejó al verbo sin sujeto / sin sujetar / se soltó sola) y deshabitó entre nosotros: Y HUBO UN SILENCIO ASI Pero EVITA –decíamos– evita los temores los tumores la mala sangre la mala leche de los años en tres la coartada de volver, de ser millones de montones. No te vayas no, carajo: aparta de mí esa hora / las veinte y veinticinco / no entres / no salgas a la Inmortalidad / evita EVITA las Inmortalidades, evita/ Lo inevitable.
Y colorín (evita –dijo– la moraleja) colorado (evita la queja, la moda vieja) este cuento se ha / No acabes, compañera: Evita, no te entregues, no te vayas aguanta todavía otro día peronista no te calles compañera porque hubo / había una / dos veces un verbo bien dicho y conjugado. Conjugue, compañera descamise/ renuncie, funde/ dignifique, compañera Evite el silencio: preséntese preséntese que se siente se siente todavía bajito se siente se siente.
* Este texto, publicado originalmente en la revista Aportes en 1986 en un homenaje a Eva Perón, pertenece a un libro inédito –Carta al Sargento Kirk y otros poemas de ocasión (1976-1989)– que reúne poemas más o menos políticos más o menos sentimentales marcados por aquellas coyunturas. Más aún: lastimados, con dolor de coyunturas casi. El que suscribe atravesaba, por entonces, la última etapa de su adhesión peronista. El indulto de Menem a los militares asesinos le daría el definitivo empujón a la intemperie política, al nunca más. Pero lo escrito, escrito está; aunque el que firme esta nota al pie no sea ya –para bien o para mal– el que escribió aquellos versos fervorosos de rabia, de pena y de desesperada esperanza. J.S. |