Resumen el texto que se presenta es un pequeño recorrido a la realidad existente en la ciudad de Valparaíso donde se puede ver el reflejo de la modernidad en su plenitud.






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títuloResumen el texto que se presenta es un pequeño recorrido a la realidad existente en la ciudad de Valparaíso donde se puede ver el reflejo de la modernidad en su plenitud.
fecha de publicación10.06.2016
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EL LENGUAJE DE LA CIUDAD MODERNA.

Recorriendo Valparaíso del barrio puerto a la construcción del “mall”.

de Montse Pedret Granero
RESUM

El text que es presenta és un petit recorregut sobre la realitat que existeix a la ciutat de Valparaíso on es pot veure el reflex de la modernitat en la seva plenitud. Des de l’aparició de la ciutat aquesta ha sofert diferents canvis principalment a causa de la globalització i de la rapidesa de la vida. Així, en aquest treball es podrà reflexionar sobre la realitat de la ciutat en dos contextos com són el Barrio Puerto i el mall (centre comercial) que ens aporten models de llenguatge diferents en relació al concepte de patrimoni.
RESUMEN

El texto que se presenta es un pequeño recorrido a la realidad existente en la ciudad de Valparaíso donde se puede ver el reflejo de la modernidad en su plenitud. Desde la aparición de la ciudad ésta ha sufrido constantes cambios principalmente debido a la globalización y a la rapidez de la vida. Este trabajo invita a reflexionar sobre la realidad de la ciudad en dos contextos como son el Barrio Puerto y el mall (centro comercial) que nos aportan modelos de lenguaje distintos en relación al concepto de patrimonio.
ABSTRACT

The text presented is a little trip into the reality of Valparaiso, a city where you can see modernity in its fullness. Since the appearance of this town, modernity has suffered constant changes due to globalization and the speed of life. This piece of work invites us to think on the reality of the city in two contexts such as the Barrio Puerto and the mall that provide us with different language models on the concept of heritage.

INTRODUCCIÓN

Contar la historia de Valparaíso no es algo que se pueda encontrar en un libro de historia, en un documento histórico sino que es necesario recorrer la ciudad, escucharla, conversarla para poder entender todo su encanto. Si bien es cierto que no hay que negar lo que se ha escrito de él, por el contrario hay mucha literatura que nos acompañará en su recorrido, personajes como Émile Dubois1 que nos ayudaran a entender la historia del puerto de Valparaíso. Si afirmamos que no es un manual histórico, Valparaíso es porque la magia que lo define es su gente y su identidad.

Valparaíso, nombre que significa “valle del paraíso”, el cual lo bautizaron los marineros que la visitaban. Es así como la principal fuente de ingresos desde sus inicios la han aportado pescadores y marineros que vivían su condición de ciudad puerto. Las insistentes idas y venidas de los marineros dejaron huellas inglesas (monumentos históricos como el arco de triunfo, el signo del león…), francesas con su galantería, españolas que la convirtieron y la adoptaron y holandesas. Es así como distintas naciones marítimas han dejado recuerdo en esta ciudad.

Es en toda la parte que rodea el mar donde vemos el movimiento de personas que se dedican a la actividad comercial, donde se ven a los perros correr por todas partes y que conforman la geografía urbana. Pero si uno se detiene a recorrer los distintos cerros que la componen descubre otra ciudad, una ciudad que por mucho tiempo se llenó de miseria, de niños/as, de pobreza, de falta de agua, de escaleras que suben y bajan, de ascensores llenos de vidas. Una ciudad muy distinta a la que se observaba y todavía se observa en lo que se llama el plan (donde circulaba el trole y cada vez se puede ver menos). En estos cerros se encuentra todavía hoy una distinción de clases sociales que definen cada cerro por su propia historia. Esconden en la parte más alta lo que a la ciudad no le interesa mostrar. Poblaciones que existen en el día a día pero que se refugian en las alturas de la ciudad.

Destacamos en el texto el nombramiento de Valparaíso el 2 de julio de 2002 como Patrimonio de la Humanidad. Una definición de patrimonio que debiera contemplar el pasado, presente, futuro y un concepto de identidad. Es en este sentido donde nos remitimos y afirmamos que esta proclamación de patrimonio ha conllevado para la ciudad no una reafirmación de su identidad, de su cultura y su gente, sino una preocupación por su historia relacionada con la arquitectura. Sólo es necesario remitirse a la historia de Valparaíso para darse cuenta de que eso no es lo que la define, sino recordemos el terremoto de 1906 cuando la ciudad se tuvo que reconstruir de nuevo. Lo que impregna a la ciudad es su imaginario colectivo como el que reconstruyó la ciudad y no la idea de una arquitectura armónica.

Es en este punto donde se plantea un estudio del lenguaje de dos lugares que han ido “evolucionando” a partir de la consideración de esta ciudad como patrimonio. Por una parte tenemos un lugar de la ciudad considerado como centro histórico (el cual fue la parte denominada patrimonio de la humanidad) impregnado de personajes que figuran en la vida cotidiana de un barrio puerto. Así recorriendo sus calles podemos ver elementos que directamente están relacionados con las idas y venidas de los viajantes (marineros). En sus calles está la soledad de las prostitutas, los borrachos que salen de los bares donde han conversado horas y horas sobre su propia vida y han aprendido a reflexionar… Son elementos de la geografía urbana que forman parte de este patrimonio pero que por intentar crear otra imagen no se consideran y se intentan ocultar. La vida nocturna del barrio pensada como bohemia reproduce la antigua vida de marineros y pescadores, pero convirtiéndose en un espacio donde sólo los jóvenes estudiantes se animan a participar.

Al otro lado de la ciudad en una de las entradas a Valparaíso, más cerca de Viña del Mar, el paisaje es totalmente distinto. En los años 90 en la empresa gasoducto que existía en terrenos que ahora son del mall (Jumbo, almacenes París) tuvo lugar un escape de gas el cual se controló sin mayor problema, no obstante políticas del gobierno decidieron cerrar la fábrica. Es en estos momentos cuando la historia se anula y se planifica urbanísticamente un cambio de la magnitud de la construcción de un centro comercial; más acorde a la imagen que enlaza con Viña del mar. ¿Dónde quedó la conservación del patrimonio industrial? La feria de las pulgas, feria en la cual venden objetos acumulados en casa, -la mayoría antiguos- es de los espacios que aún sobreviven en un paisaje histórico, pero los pequeños negocios los derrumbaron ofreciendo pésimas condiciones a cambio de lo que fue su vida en el día a día.

Las calles que conectan estos dos sectores están llenas de elementos que muestran la relevancia de la nación, de su ostentación y reproducen modelos de las distintas naciones que visitaron Valparaíso. Es decir, muestran una historia que sólo saben escenificarla a partir de monumentos muertos. Manuel Delgado2 cita “el papel del monumento vuelve a ser estratégico y a jugar el mismo que siempre tuvo de organizador simbólico del territorio en el que se erige y marca, al mismo tiempo que de mecanismo destinado a imponer una determinada relación con un pasado que se supone común”.

En estas páginas queremos reflexionar sobre una ciudad que está llena de sinsentidos. Centraremos el estudio en la ciudad de Valparaíso por ser un lugar donde se pueden ver y vivir los contrastes entre lo tradicional y lo moderno, entre lo viejo y lo nuevo, entre lo real y lo ideal.

Por lo tanto, destacaremos de la ciudad dos lugares concretos, por reflejar esta contradicción- lo fragmentario que Benjamín3, uno de los autores que nos acompañará en esta reflexión, nos enunciaría-, los cuales serán: por un lado, el Barrio Puerto y por otro, el “mall” (Jumbo, Easy, Almacenes París, etc.). Cada uno de ellos representará la metáfora de la ciudad donde a pesar de no transitarse con el tiempo disponible como para entenderla, se vive constantemente e influye en la misma esencia del ser humano. Así pues, no sólo se presentarán estos dos lugares de la ciudad como opuestos sino que se compararán con lo que cotidianamente entendemos como ciudad con lo que nos rodea, ya sea desde un monumento histórico, a una escuela, a un parque, etc. Estos últimos conceptos serán también reflejo del cambio de significados que ha sufrido la ciudad a partir de la modernidad y de la aceleración de los hábitos de vida. Es por eso que no sólo invitamos a leer el texto sino a profundizar y a reflexionar sobre este mundo al cual pertenecemos y que va más allá de lo que se ve en la noticias, sino que tiene que ver con lo que cada día pisamos con nuestros propios pies o parafraseando vemos con nuestros propios ojos, o simplemente no queremos ni ver ni pensar.

Mencionar que este trabajo es producto de una experiencia de vida y que se realizó durante el tiempo que se vivió en Valparaíso. Como persona que tiene una historia detrás y que esta historia también afecta en cada razonamiento y reflexión es necesario informar que se proviene de una cultura europea, y como tal se posee un conjunto de características que tienen relación con su propia historia.

Centrándose en la tarea que se encomienda como profesional cuando se aborda una temática social como la que se desarrollará en las siguientes páginas, se debe tener claro que no existe una neutralidad por parte de la persona que realiza la investigación, ya que en ella se refleja una cultura determinada, unas creencias políticas, religiosas, etc, que influirán directamente en cada una de las palabras que se irán redactando e invitando a sumergir al lector del texto. Así, como diría Said “nadie ha inventado un método que sirva para aislar al erudito de las circunstancias de su vida, de sus compromisos (conscientes o inconscientes) con una clase, con un conjunto de creencias, con una posición social o con su mera condición de miembro de una sociedad. Todo esto influye en su trabajo profesional aunque, naturalmente, sus investigaciones y los frutos de ellas intenten alcanzar un grado de relativa libertad con respeto a las restricciones y limitaciones que impone la cruda realidad de todos los días. En efecto, el conocimiento es algo menos parcial que el individuo que lo produce (con sus circunstancias vitales que le enredan y confunden); por lo que, este conocimiento no puede ser no político”4

ANÁLISIS DEL LENGUAJE Y LA CIUDAD MODERNA

El foco central del estudio es la necesidad de recuperar este barrio puerto que forma parte de la esencia cultural de Valparaíso y que se anula en conceptos de identidad homogénea. Es decir, si hablamos de su patrimonio no nos referimos a las construcciones urbanísticas exclusivamente sino a todo su imaginario colectivo que muestran el pasado y presente de la ciudad. La aparición de espacios urbanos como el centro comercial reivindica esta homogeneidad en detrimento de la riqueza cultural.

Por lo tanto, si vamos a espacios como el barrio puerto donde encontramos la oralidad, la historia, la cultura podremos entender el lenguaje de la ciudad conformando su identidad.

Como objetivos principales del texto contrastaremos dos realidades que forman parte de la misma cultura, una parte que se ha permanecido más en una fase de la oralidad y otra que nos sorprende con las nuevas tecnologías. Para eso será necesario mostrar los distintos lenguajes que las conforman y que no se entienden en su totalidad porque tienen sus propios significados que dejan de tener sentido en el momento que no están en su espacio.

Es necesario introducir algunos conceptos básicos sobre la lingüística antes de seguir avanzando en el texto. Estos nos relacionarán la identidad cultural con el lenguaje de la ciudad en un proyecto cultural pensado en Chile como homogénea. Nos detendremos un momento al tiempo de la modernidad y a lo que se refiere esta etapa en relación a la lingüística, ya que es aquí donde encontraremos parte de la clave necesaria para poder entender el momento actual. Una modernidad pensada como un proyecto que reforzó los fragmentos y creó una individualización. Emplearemos palabras de Michel Foucault por el sentido que tienen en este contexto.

Entre la época clásica s.XVI y la modernidad s.XVIII- XIX la palabra se aleja del objeto y el lenguaje abandona la duplicación de la representación. Según Foucault5 en la modernidad las palabras dejan de representar a las cosas, ya no hay una reproducción lineal entre las palabras y las cosas sino que existe una separación entre éstas. Planteará la necesidad de ir desgranando el significado de las palabras siendo el lenguaje la herramienta que servirá para llegar a las cosas. Es en este punto, donde situamos el tema central del trabajo, ya que se considera que para poder entender qué sucede en contextos como el Barrio Puerto es necesario llegar a su historia siendo el lenguaje el puente que nos puede ayudar para desengranarlo. Como dirá reiteradamente Foucault en el texto El hombre y sus dobles6 hay que llegar al inicio del lenguaje, puesto que a través de la vida, el trabajo, y otros aspectos se ha ido perdiendo el sentido de todo. El hombre ya no se puede saber quién es sino se comprende el lenguaje.

Es interesante retomar el tema del lenguaje desde la modernidad porqué también será este momento clave en el transcurso de la historia de América Latina y asimismo lo será de Valparaíso. Distintos teóricos como Jorge Larraín7 se preocuparan por definir cuál es el proyecto que define la modernidad de América Latina, reflexionando si ha sido impuesta o tiene una modernidad propia. Es un tema clave para poder aceptar las propias identidades que se han visto invadidas por una sociedad de consumo que ha propiciado espacios de contradicción como el barrio puerto frente a un centro comercial. El “mall” nos expresará un postmodernismo con pluralidad de mensajes (la globalización aumentará la cantidad de mensajes al estar conectados con otras partes del mundo) y un descentramiento del sujeto que lo llevará a la pérdida de la identidad. El barrio puerto por su parte nos rescata al individuo y hace de él un sujeto con identidad propia. Como diría el historiador G.Salazar 8“quedarse al lado del sujeto, devenir su propio logos”.

Benjamin, a partir de su texto El narrador9 insistirá en la necesidad de recurrir al intercambio de experiencias. Por lo tanto, relacionaremos la necesidad de comprender el lenguaje, de descifrarlo en toda su forma para poder llegar a la esencia del ser humano. Anteriormente, en la época de la Edad Media predominaba la oralidad, al contrario que en la moderna donde es la escritura la que obtiene el protagonismo. Esta oralidad potenciaba de alguna forma el lenguaje, ya que en cada una de sus palabras se encontraba un sentido, un sentido que se convertía al mismo tiempo en colectivo y constantemente se contaban historias que pasaban de persona a persona, de generación en generación.

Actualmente, nos encontramos en un momento donde el lenguaje oral se está perdiendo o queda anclado en sectores como el Barrio Puerto, en el que lo escrito cada vez tiene menos sentido, y lo audiovisual acapara todo tipo de lenguaje que se transmite como podría ser el que se ve reflejado en los “malls”.

Es en estos espacios donde fluye lo tradicional, lo moderno no ha sido incorporado en su plenitud o mejor dicho ha llegado de una forma que disfraza la realidad. Nos damos cuenta que el sujeto de un lenguaje se ha formado sin él, el sentido del lenguaje duerme, como diría Benjamin10. El Barrio Puerto duerme en comparación al resto de la ciudad. Su lenguaje es distinto al que se escucha en otros lugares como la plaza O’Higgins, es un lenguaje en el que “las imágenes grotescas del cuerpo predominan en el lenguaje no oficial de los pueblos11”, ya que las imágenes corporales están ligadas a la injuria y a la risa, podría decir Bajtín. El lenguaje que se escucha en el Barrio Puerto es grosero, tiene acuerdos implícitos que no necesita mayores explicaciones entre los sujetos que lo hablan, es ambivalente, es familiar de forma que casi crea una lengua propia imposible de emplear en otra parte y lo que menos se da es un lenguaje estratificado.

A diferencia del lenguaje que se habla en la escuela, en el Barrio Puerto la escuela está en los bares, es allí donde las personas se juntan para conversar sobre sus problemas, de lo que les han ido pasando durante el día, de sus historias y experiencias de la vida, donde crecen como personas. En cambio, como diría Beatriz Sarlo “durante décadas la lengua correcta fue un ideal de la escuela que hoy ha desaparecido porque la escuela no está en condiciones de transmitir ningún ideal12”. En los bares del Puerto todavía se pueden contar todas las historias con las que uno/a puede aprender, todavía comparten y no está sólo en el plano de lo ideal si no del real. Siguiendo con las palabras de Sarlo “13la homogeneización lingüística lima diferencias regionales, de clase o de oficio”. Es así como las diferencias de lenguaje del los sectores populares como es la Plaza Echaurren, por ejemplo, quedan excluidas de lo común del resto de la ciudad, produciendo lo homogéneo una exclusión de algunos sectores de la ciudad como es en su mayoría el popular. Hoy en día, en la ciudad que se transita deprisa, Gramsci14 lo cita “las personas quieren vivir de prisa, absorber los placeres, asumir más obligaciones, o sentir el mayor número de emociones posibles en el espacio de tiempo más corto” y eso provoca un mundo en el cual predomina una escasez de sentidos.

Por otra parte tenemos realidades totalmente distintas a las del Barrio Puerto pero que de alguna forma también muestran lo fragmentario que nombraba Benjamin. Es decir, esos fragmentos que están entre lo ideal y lo real y que a través de personajes como es el trapero de Benjamin15 (el trapero es una metáfora de la persona cuyo oficio consiste en recoger trapos de la ciudad) que recoge y selecciona la basura que produce la ciudad muestran esos bordes, eso que es contradictorio y representa el fracaso de la modernidad. De esta forma, si se recorre la ciudad se llega a otro sector antiguamente obrero y que ha sido arrebatado por la máxima expresión de la modernidad, de la era de la tecnología. Un lugar que finalmente consiguieron hundirlo pero con el acuerdo de conservar su imagen histórica; aunque la misma modernidad la ha marginado y la ha dejado en un estado de invisibilidad. Encontramos, por lo tanto, uno de esos “shoppings” de los que habla Beatriz Sarlo en su trabajo y que nosotros usaremos la palabra “mall” para contextualizarlo más a la realidad chilena. El “mall”, que todavía le faltan espacios para ser considerado totalmente “mall”, pero que poco a poco está creciendo y ya está previsto un proyecto para formalizar el concepto, “presenta el espejo de una crisis del espacio público donde es difícil encontrar sentidos16”, predominando los significantes. Entrar en estas multitiendas es sumergirse a un mundo paródico en relación a la realidad de la ciudad. Es en este lugar donde desaparecen las exclusiones, no hay malentendidos, todo marcha igual que en una casa, las diferencias desaparecen, hay una sensación de seguridad y es difícil perderse. Todo su entorno está lleno de puntos de referencia como logotipos, siglas, letras, etiquetas, etc., pero en el fondo no hay ningún significado concreto, no existen los sentidos. Así es como Sarlo dice “las huellas de la historia fueron demasiado evidentes y superaran la función decorativa, el shopping viviría el conflicto de funciones y sentidos. Para el shopping, la única máquina semiótica es la de su propio proyecto. En cambio, la historia despilfarra sentidos que al shopping no le interesa conservar, porque en su espacio los sentidos valen menos que los significantes17”. Y es verdad, ya que en el interior de un “mall”, de una multitienda se reproduce una pequeña ciudad donde existe todo, pero que no tiene historia y no le interesa tener historia. Es como la metáfora de una ciudad que al mismo tiempo es contradictoria, fragmentada. En el exterior sí está la realidad de la ciudad que sigue el transcurso de la vida, aún así sin recurrir a la esencia de su historia. Encontramos dentro del Jumbo de Valparaíso una pequeña guardería para que los niños/as no molesten, una farmacia a la salida, un cajero, una lavandería, lugares para comprar comida, una peluquería, etc. Es decir todas las comodidades que deberían tener sentido en el exterior de la ciudad y no en un mundo inventado. Comodidades relacionadas con las necesidades humanas que implican llegar a todos los sujetos y no exclusivamente los que pertenecen en unos instantes en un centro comercial. Los espacios públicos que ya existen en el exterior llenos de historias (como los pequeños negocios de cada cerro) y que con la aparición del centro comercial se están anulando. Son tantos los significantes que se ven en su interior que todo el mundo puede usar un “shopping” aunque no haya usado ninguno o si entra en uno de un país extranjero.

El edifico del “mall” no sigue el modelo urbano que presentaba anteriormente la fábrica de gas, sino que se ha transformado en un espacio consumista y homogéneo. Debemos recurrir otra vez a esta homogeneidad que nos habla el lenguaje para transformarla en el plano de la geografía urbana. Se está creando un paisaje común en cada una de las ciudades de esta sociedad globalizada, las cuales parecen ser los nuevos edificios representativos de una cultura de consumo. En palabras del antropólogo Manuel Delgado18 que nos expresa como se está creando este mismo paisaje y de forma más avanzada en ciudades como Barcelona, “estos centros comerciales implican una negación absoluta del territorio con memoria, incapaces de expresar identidades, sin marcas relacionales o históricas. Cada uno de ellos implica un hueco, un agujero, un paisaje ausente.” Su reflexión nos acompañará pensando hasta qué punto los centros comerciales están impregnando la ciudad y no a la inversa “la memoria oficial y la mercantil significaran (…) la voluntad de camuflar aspectos inconvenientes o molestos del pasado real de la ciudad”19.

Las políticas se benefician del presupuesto de la consideración de Valparaíso como ciudad patrimonio de la humanidad. Es así como en vez de restaurarla y respetarla como ciudad con identidad propia se encaminará al nuevo modelo de ciudad con espacios públicos representativos como un centro comercial, empresas de prestigio, hoteles, etc. El objetivo será formar parte de este mundo globalizado que aporte turismo que sólo espera ver edificios en vez de personas e historias.

Antes se comentaba el tipo de lenguaje que existe en el Barrio Puerto, si hablamos del lenguaje del Jumbo se puede decir que el mercado ha creado su propio lenguaje y de alguna forma todos tratamos de hablar en sus lenguas. A diferencia del sector popular en el lenguaje del mercado sí existen jerarquías, pensemos en un tipo de marca que está asociado a una clase social en concreto, por lo tanto existe jerarquía mercantil. Relacionado con esto último cabe decir que el mercado añade hipersignificantes a los objetos los cuales muchas veces tienen que ver con la definición de identidades.

Recuperando las palabras de Benjamin y tratando de relacionar estas dos realidades expuestas anteriormente diremos que “el lenguaje ha sido reducido a escombros, el lenguaje en sus pedazos ha dejado de servir como mero medio de comunicación20”. La realidad de Valparaíso es muy evidente, nos encontramos en una punta de la ciudad que queda al margen, al borde y que representa lo contradictorio de la modernidad, mientras que al otro lado de la ciudad hay otro margen que de alguna forma también muestra esta fragmentación. Por lo tanto, es en este punto cuando encontramos necesario señalar la necesidad de recuperar lo esencial del lenguaje, de remitir a las experiencias de Benjamin, a lo oral de alguna forma, para poder reconstruir las ruinas de la ciudad. A través de las ruinas, de las historias de cada uno de los sujetos que deambulan por estos márgenes de la ciudad se puede construir y entender lo fragmentario de la modernidad. Es así como Benjamin descifra los signos claves del drama civilizado, entre lo real y su representación, entre lo viejo y lo nuevo. “El mundo es un arsenal de máscaras”, “son los fragmentos silábicos de la modernidad21”, por lo tanto hay que llegar a través del lenguaje a desenmascarar esta imagen que se ha creado de la modernidad y que demuestra que el proyecto no funcionó en su totalidad, a pesar de tener unos principios claros. Hay que dialogar con las ruinas, rememorar la historia diferente a la oficial y una de las formas claves para hacer esto es recuperando lo oral y la escritura y no anulándolo de un día al otro. Es aquí donde entenderemos que patrimonio no es una mera imagen de un edificio sino de todo lo que simboliza.

Retomando la relación del lenguaje con lo urbano defenderemos la necesidad de rescatar el patrimonio anclado en alguna parte de Valparaíso. Un patrimonio que no está únicamente construido por bienes tangibles y que además están sufriendo por sus constantes incendios, sino que hay que llegar al sujeto a conversar con él, a escuchar las historias que forman parte de su pasado necesarias para llegar al presente.

Es como también diría la tesis de Jackobson22 “los diferentes planos de la poética (…) están tan estrechamente ligados entre sí que es imposible estudiar uno sin tener en cuenta los otros”. Por lo tanto, en el plano de la ciudad debería ser imposible hablar de ella sino se entiende en su plenitud. Para poder entender una cultura no sólo hay que entender el propio lenguaje sino ese otro, ese otro del cual nos habla también la antropología de alguna forma. Pero la comprensión del lenguaje en este mundo se verá dificultada por la cantidad de mensajes hipersignificantes que manda la globalización. Jackobson23 a través de sus palabras dirá que cuanta más información más se tiende al desorden, y esto es lo que está pasando en nuestra sociedad que cada vez hay más información a través de canales como es Internet pero que sus significados se pierden en el tiempo. El desorden va a impedir comunicación entre receptor y emisor como en la ciudad que se pierden de alguna forma las identidades de los sujetos. Esto es lo que se reproduce dentro del “mall” donde la cantidad de mensajes que hay llegan a crear un lenguaje propio que es exclusivo del otro, del que no pertenece a él.

El sector del Puerto o el sector del “mall” se llenan de interpretaciones de los lectores, como diría Barthes24. De alguna forma el autor no existe porque esto implicaría una autoridad del texto. El Puerto no existe pero porque no se entiende, porque hay miles de interpretaciones sobre él pero no se ha detenido a entrar en su profundidad y conocerlo, en conocer los personajes que circulan, en apoderarse de alguna forma de él. Lo que se conoce es el patrimonio tangible que nos muestran para poder aumentar el consumismo que predica el resto de la ciudad. Por lo tanto, usando uno de los elementos que usa Barthes en sus explicaciones, la connotación permite ver no sólo lo obvio sino todo lo que permite ocultar. En el Barrio Puerto, o en el “mall” desde otra mirada, hay que ver no sólo lo que se expresa desde afuera o la imagen que quiere mostrar la misma sociedad sino que hay que encontrar lo oculto, lo que es parte de la historia que no se ha querido contar, recuperar ese intercambio de experiencias en las cuales el lenguaje estaba vivo en toda su historicidad.
CONCLUSIÓN

A modo de cierre, recordaremos la necesidad de reconstruir este lenguaje en relación a la ciudad. Si pensamos en los tiempos que vivimos actualmente nos daremos cuenta que cada vez predominan más significantes sin significados y que estamos rodeados de todo tipo de elementos sin sentidos. El ser humano está perdido en su esencia, se encuentra en medio de la ciudad sin saber qué es lo que tiene, sin entender porqué aún existen formas tradicionales que se construyen al margen y aparecen cada vez más otras formas más modernas que no tienen un sentido. Es como de alguna forma, lo que Benjamin25 diría en el momento de pronunciar que el arte de narrar está en su fin. De algún modo creemos que está en lo cierto, porque el diálogo, las reflexiones sobre lo que sucede en el mundo cada vez son más limitadas y nos dejamos llevar simplemente por la rapidez de esta sociedad. Valparaíso es una ciudad donde todavía se puede observar lo fragmentario de la modernidad claramente, ya que está presente el debate entre lo tradicional y lo moderno. En otras ciudades donde la globalización ha llegado en toda su máxima esplendor, como es el caso de Santiago de Chile, podremos observar que el lenguaje ha perdido casi toda su esencia. Las historias en estas ciudades pierden su sentido, nadie conoce porqué fue construido ese edificio y aún así conocen la parte de la historia que se ha querido contar. Estamos llenos de mensajes donde predominan los significantes, hace falta ir al metro para ver la cantidad de palabras que están allí presentes y que sólo tienen un sentido en el momento que se ven en el día a día pero que ni tan sólo tienen sentido porque se reproducen automatizadas, como si fuera una máquina, en el ser. Sí, es cierto que en estas ciudades encontramos prostitutas, flâneurs, traperos que muestran otro tipo de lenguaje, el fragmentado de la ciudad, pero cada vez más incorporamos esto como un significante y no buscamos la raíz de su significado. Es como si los símbolos dejaran de tener sentido.

Invitaremos a encontrar el significado del concepto patrimonio de la humanidad, el cual si se encontrara relación con las palabras se entendería rápidamente, que significa no únicamente ver unos edificios materiales sino toda la vida que tienen estos edificios. Por lo tanto, es importante no caer en modelos de homogeneización como ya se han dado en otras grandes ciudades como Santiago de Chile, Barcelona, etc, quienes predican un nuevo concepto de ciudad que esconde políticas urbanísticas. Es necesario ir a los espacios del barrio puerto para entender el verdadero significado de patrimonio el cual durante mucho tiempo no ha considerado los sujetos dentro de la arquitectura urbana. Es el momento de no seguir con los silencios que han predominado en la historia social y política de Chile, sino que los edificios también nos hablen de esta historia y no la dejen en el tiempo.

Hace falta una lectura alegórica de la realidad y no quedarnos con la verdad figurada que como símbolo nos refleja. Es necesario no quedarse en lo que representa esta realidad a primera vista sino buscar lo que esconde detrás, ese lenguaje que nos expresaba la cotidianidad. Pero como buena alegoría es necesario que cada uno de nosotros nos concienciemos de la misión que tenemos en manos si queremos de alguna forma entender en qué mundo estamos, de dónde venimos y por lo tanto recuperar el significado de las cosas, dotando de significado nuestro entorno.

Finalmente queremos terminar con una frase del poema “Defensa de Violeta Parra” de Nicanor Parra que es tomada en una de las canciones de Azules encontrados y que representa la metáfora de todo lo que hemos expuesto sobre la ciudad: Valparaíso hundido hacia arriba. Es en estas palabras donde podemos entender lo contradictorio, fragmentado, lo viejo y lo nuevo de esta ciudad porteña.
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1 Émile Dubois: enigmático asesino francés que pasó a la historia por su lucha y defensa de las clases populares de Valparaíso y recorrió todo el Barrio puerto.

2 Delgado, Manuel. (2007) La ciudad mentirosa. Fraude y miseria del modelo Barcelona. Madrid, La Catarata. p.92.


3 Casullo, Nicolás. Walter Benjamin y la modernidad, en Revista de crítica cultural. Nº 4, noviembre, 1991, pp.35-40.


4 Said, Edward. Orientalismo. Barcelona. R.H. Mondadori, 2002, pp.19-109. p.31.


5 Foucault, Michel (1966) Cap. IX “El hombre y sus dobles” y Cap. X “Las ciencias humanas”. En: Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas. Barcelona. Planeta Agostini, 1984. p.295.

6 Foucault, Michel (1966) Cap. IX “El hombre y sus dobles” y Cap. X “Las ciencias humanas”. En: Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas. Barcelona. Planeta Agostini, 1984. p.295.

7 Larraín, Jorge. (1996) Modernidad, razón e identidad en América Latina. Santiago de Chile, Andrés Bello.


8 Salazar, Gabriel. (1999) Chile historia y bajo pueblo, en Proposiciones. (Nº19). Santiago de Chile, SUR. P.206.

9 Benjamin, Walter. (1988). Para una crítica de la violencia y otros ensayos. Iluminaciones IV. “El narrador”. tr. Roberto Blatt, int. Y selección de Eduardo Subirats. (1ª ed. en alemán 1972). Madrid, Taurus. p.111-132.

10 Benjamin, Walter. (1988). Para una crítica de la violencia y otros ensayos. Iluminaciones IV. “El narrador”. tr. Roberto Blatt, int. Y selección de Eduardo Subirats. (1ª ed. en alemán 1972). Madrid, Taurus. p.111-132.

11 Chandía, Marco. Cultura popular porteña o el cadáver de la puta que aún late. Un paseo con Bajtín y Benjamin por los recovecos del Barrio Puerto de Valparaíso. Hacia una (re) interpretación de su cultura, 2006. http:www.letras.s5.com/archivochandia.htm. p. 12.


12 Sarlo, Beatriz. (1994) Escenas de la vida posmoderna. Intelectuales, arte y videocultura en la Argentina. Buenos Aires. Argentina, Espasa Calpe.p.119.

13 Sarlo, Beatriz. (1994) Escenas de la vida posmoderna. Intelectuales, arte y videocultura en la Argentina. Buenos Aires. Argentina, Espasa Calpe.p.119.

14 Ortiz, Renato. (2000) Modernidad y espacio. Benjamin en París. Bogotá, Norma. p.57.

15 Benjamin, Walter. (1988). Poesía y capitalismo. Iluminaciones II. Pr. Y tr. Jesús Aguirre. (1ª ed. 1972). Madrid, Taurus. p.49.


16 Sarlo, Beatriz. (1994) Escenas de la vida posmoderna. Intelectuales, arte y videocultura en la Argentina. Buenos Aires. Argentina, Espasa Calpe.p.23.

17 Sarlo, Beatriz. (1994) Escenas de la vida posmoderna. Intelectuales, arte y videocultura en la Argentina. Buenos Aires. Argentina, Espasa Calpe.p.19.

18 Delgado, Manuel. (2007) La ciudad mentirosa. Fraude y miseria del modelo Barcelona. Madrid, La Catarata. p.113.

19 Delgado, Manuel. (2007) La ciudad mentirosa. Fraude y miseria del modelo Barcelona. Madrid, La Catarata. p.114.

20 Casullo, Nicolás. Walter Benjamin y la modernidad, en Revista de crítica cultural. Nº 4, noviembre, 1991, pp.35-40. p.38.

21 Casullo, Nicolás. Walter Benjamin y la modernidad, en Revista de crítica cultural. Nº 4, noviembre, 1991, pp.35-40. p.37.

22 revistas.ucm.es/fll/0212999x/articulos/RFRM8383110303A.PDF. (consulta realizada el 14/10/09)

23 revistas.ucm.es/fll/0212999x/articulos/RFRM8383110303A.PDF (consulta realizada el 14/10/09)

24 Barthes, Roland. (1987) El susurro del lenguaje. Más allá de la palabra y de la escritura. Barcelona-Buenos Aires-México, Ediciones Paidós. p. 65.

25 Benjamin, Walter. (1988). Para una crítica de la violencia y otros ensayos. Iluminaciones IV. “El narrador”. tr. Roberto Blatt, int. Y selección de Eduardo Subirats. (1ª ed. en alemán 1972). Madrid, Taurus.


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