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JUICIO DE LA ESCRITORA Y PLÁSTICA GLADYS AFAMADO SOBRE “RAMAS” DE LA ESCRITORA URUGUAYA EDDA PIAGGIO El mismo estilo barroco en todo el libro. Excelente. Al iniciar la lectura se encuentra el lector con un lenguaje poco usual que fuerza a la repetida y lenta visión hasta descifrar y penetrar en el clima semi fantástico y maravilloso de cada poema donde vuelca una desenfrenada imaginación para describir los ramajes, los sudores, las oquedades, usando el idioma castellano como vehículo torrencial. Largos versos que hay que leer alejada de todo ruido para desentrañar la médula del poema y del poeta. En el N°12 como en casi todos los otros, el uso de las palabras largas de más de tres sílabas, y a veces, el armar las frases con vocablos de sonido esdrújulo, les confiere una vibración de campana resonante de musicalidad insólita y muy personal. En el N°7 por ejemplo, hay una búsqueda de sonoridad y un apelar a varios sentidos para transmitir y comunicar casi con desesperación; /perdidamente piadosamente acompasadamente/ repitiendo adverbios de modo como forma de penetrar en la sensibilidad del otro (interlocutor). Enriquece el poema sacando a luz palabras poco o nada usadas como: “tánganos”, “ululato” (por grito), “leñame”, “remeces”, “asfíctico” o inventadas como “salvíticas” que puede ser forma de selvas o de salvias. En el N°17 “bezos” por labios y en el N°15 está “cámdalos” por tronco seco. En casi todos los poemas se encuentra alguna palabra que quedaría en el misterio poético sin la ayuda del diccionario. En el poema N°8, muy hermoso, hay algo de primitivo panteísta sensual en esa seguridad del avance del vegetal y todo lo verde como un mundo sufriente paralelo y aparte siempre en analogía con el ser humano. En el P. N°17 es donde se nota más claramente la intención de evocar la historia a través de los ojos o la sensibilidad del árbol; el árbol se vuelve una excusa, un motivo para contar y decir lo que te duele y los sufrimientos padecidos. Él dice: “/yo los vi/ /yo los vi a los lobos/” y pasa a enumerar con metáforas los horrores de ésta u otras partes del mundo, así es universal. En el P. N°20 su vida y la vida del árbol tienen una unión, una simbiosis como un destino afín. Y allí se palpa la muerte, la tristeza, la soledad: /la madrugada baila coronas y ausencias/. En todo el libro hay un canto a la vida, a las raíces, a la naturaleza que se arrastra, que gime que se eleva, las hojas, el viento, los remolinos, maderas incendiadas... pero también un rebelarse contra el destino vivido y una protesta hacia el mundo. Mas no denota debilidad sino fuerza, rebeldía y coraje. |
![]() | «El poder embarcarme en proyectos así, en los que te pierdes como si navegaras en el ancho mar, es lo que hace tan atractiva mi doble... | ![]() | |
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