Utopía ayer, hoy y ¿siempre? 91






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fecha de publicación21.09.2015
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q Cuestionario sobre crecimiento y maduración


 

Califícate —de 1 a 4— con respecto a cada una de las afirmaciones o negaciones siguientes, conforme a estas equivalencias: 1=Raramente; 2= Algunas veces; 3=Frecuentemente; 4=Casi siempre.

 

  1. 1.    Actúo con lealtad a la palabra dada.

  2. 2.    Busco ser auténtico/a, rechazando cuanto huele a hipocresía, falsedad y ambigüedad en mi manera de hablar y de actuar.

  3. 3.    Rindo lo que debiera según mi capacidad.

  4. 4.    Actúo por convicciones propias, serenas, reflexionadas y no por capricho.

  5. 5.    Procuro no ser precipitado/a, veleta e improvisador/a habitual.

  6. 6.    Controlo y encauzo mi temperamento, sin excusarme con que «soy así».

  7. 7.    Me esfuerzo en no dejarme llevar por los estados de excesiva euforia ni por los de abatimiento.

  8. 8.    Normalmente no me vence el desaliento.

  9. 9.    Busco no instalarme en un ritmo de vida fácil y rutinario.

  10. 10.           Jamás utilizo a las personas como cosas.

  11. 11.           No margino a las personas menos inteligentes, menos simpáticas o más sencillas.

  12. 12.           Trabajo tanto como los que están sujetos a un horario laboral.

  13. 13.           Suelo ser constante y dejar siempre acabadas mis tareas.

  14. 14.           No soy vanidoso/a, fatuo/a ni pedante.

  15. 15.           Sé dialogar respetando las opiniones de los otros, sin pretender tener la exclusiva de la verdad y de la razón.

  16. 16.           No me escondo en la defensa de la justicia.

  17. 17.           Tengo una mente ágil, capaz de cambio y de evolución.

  18. 18.           Soy solidario/a con el sufrimiento y necesidad ajenos.

  19. 19.           Procuro no ser superficial, ni dejarme llevar por lo que todos hacen, dicen o piensan.

  20. 20.           No suelo caer en el pesimismo, el desaliento, la tristeza y la desilusión.

  21. 21.           No me alegro con los fracasos y humillaciones de los otros.

  22. 22.           Procuro no ser individualista y desarrollar actitudes de cooperación, participación y colaboración.

  23. 23.           No eludo la responsabilidad, ni me excuso echando la culpa a los demás.

  24. 24.           Tengo espíritu de superación y no he puesto un stop en el camino de mi propia autorrealización.

 

n Corrección y análisis

Sumados todos los puntos, si la cifra obtenida está comprendida entre 55 y 65 se puede decir que el proceso de crecimiento y nivel de maduración son buenos, esto es, adecuados y positivos en tanto que todos andamos siempre en camino.

Si hemos obtenido en torno a 80 puntos o más, sin duda, el nivel de crecimiento y maduración es pero que muy bueno. Por el contrario, si sólo alcanzamos unos 35 puntos o menos deberíamos pensar que algo no marcha.

 

 

q Cuestionario sobre la libertad


 

Califícate —de 1 a 4— con respecto a cada una de las afirmaciones o negaciones siguientes, conforme a estas equivalencias: 1=Raramente; 2= Algunas veces; 3=Frecuentemente; 4=Casi siempre.

 

  1. 1.    No me dejo arrastrar por los eslóganes del ambiente y por lo que se dice.

  2. 2.    Tengo criterios propios en mis decisiones.

  3. 3.    Rompo con los prejuicios y supero con fuerza el «qué dirán».

  4. 4.    Lucho contra las esclavitudes que oprimen a cuantos viven en mi colegio, barrio, pandilla, familia, etc.

  5. 5.    Trato de ayudar a que mis compañeros de clase y de convivencia sean libres.

  6. 6.    Escojo los valores que más personalizan y no me dejo arrastrar por lo más fácil.

  7. 7.    Siempre obro por una «convicción personal» y someto a juicio todo lo que oigo y leo.

  8. 8.    Intento liberarme de todas las esclavitudes de mi ambiente familiar, colegial, de barrio y de grupo o pandilla.

  9. 9.    Parto de mis cualidades personales para llegar a ser quien debo ser.

  10. 10.           Estoy de acuerdo con esta expresión: la libertad es una decisión personal, no se hereda y es un riesgo.

 

n Corrección y análisis

Sumados todos los puntos, si la cifra obtenida está comprendida entre 23 y 30 se puede decir que el nivel de libertad-liberación es bueno y positivo.

Si hemos obtenido en torno a 35 puntos o más, sin duda, el nivel es muy bueno. Por el contrario, si sólo alcanzamos unos 15 puntos o menos deberíamos pensar que quizás no es uno mismo el conductor de su propia vida.

 

 

q Identificar obstáculos para la maduración y la libertad


 

En primero lugar, se analizan los resultados de los dos test precedentes. Personalmente, nos fijamos en las puntuaciones más bajas obtenidas en cada uno de ellos, para ver sí por ahí encontramos pistas para descubrir fallos tanto en el proceso de maduración como de liberación. A continuación, ponemos en común la reflexión anterior para considerar cuáles son las preguntas que han sido calificadas con menor puntuación en el grupo.

Descubiertas las deficiencias más habituales y comunes, elegimos las frases que mejor responden a la realidad de cada cual y del grupo, completando el listado con otras si fuera necesario.

 

n Actuar sin lealtad y fidelidad a cuanto se piensa y se dice.

n Ser manipulado por los demás. Tengo que «vestir y decir» lo que veo por la tele.

n Las diversiones que me impiden hacer lo que debo.

n Ser hipócrita, actuando con falsedad, mentiras o, cuanto menos, ambigüedad.

n Las imposiciones de los mayores, cuando te mandan cosas sin dar razones.

n Estar vigilado tanto en casa como en el centro de estudios, como si fueras una persona que no es de fiar.

n Ser vago/a y perezoso/a.

n Sentirme incomprendido por mis padres.

n Vivir y manifestarse sin convicciones, sólo adaptándose a intereses y circunstancias.

n Aceptar las ideas de los demás, sin reflexionar antes sobre las mismas.

n Buscar aparentar, ser importante.

n La falta de tiempo para hacer lo que me va.

n Tratar a los demás buscando más el provecho propio que otra cosa.

n La televisión, porque me quita muchas horas que podría emplear en mi realización personal, convirtiéndome en consumidor sumiso y pasivo.

n Manipular mis ideas, sentimientos y gustos.

n Vivir cada cual «a su aire», sin importar demasiado la solidaridad con los que peor viven.

n El egoísmo de las personas con las que convivo.

n Hacer como hacen los demás para que me admitan...

 

 

Todos en el Mismo Tren de la Vida


 

Para concluir, habría que dejar claro el riesgo mayor del camino de libertad y maduración personales: cerrarse en uno mismo, sin darnos cuenta de todo cuanto hacemos no sólo repercute en nosotros. Se trataría, por tanto, de dejar clara la idea de que «todos somos solidarios —para bien o para mal— de cuanto vamos haciendo con nuestra vida».

Más en concreto, hemos de apostar por la justicia y la solidaridad. Nunca hemos de olvidar que la «realidad mayor» de nuestro mundo sigue siendo la injusta pobreza. De los 6.000 millones de personas que somos en el mundo, unos 4.500 habitan la pobreza, cuando no la miseria que les conduce inmediatamente a la muerte. Frente a los apenas 1.500 millones de personas que vivimos a lo grande, el resto malvive o muere por falta de lo más elemental: unas 100.000 personas mueren al día de hambre o enfermedades vinculadas a la indigencia —el equivalente a toda la población de España, unos 40 millones, al año—. Y, mientras tanto, esa cuarta parte de seres privilegiados —entre los que nos encontramos todos nosotros— consume el 76% de los recursos mundiales.

Se puede realizar esta última parte del material en forma de celebración, empezando por la «parábola del tren», leyendo el evangelio de Mateo después y concluyendo con los compromisos.

 

 

q Parábola del tren

 

El tren avanza rápido. Sin detenerse, hacia su destino...

En el tren se está viviendo un drama: el drama de la humanidad.

Gente de toda raza. Gente que habla y gente que calla.

Gente que trabaja y gente que dormita. Gente que come y gente que bebe.

Gente que mira el paisaje. Gente que habla de negocios, preocupados.

Gente que nace y gente que muere.

Gente que ama y gente que odia sin querer revelarlo.

Gente que discute la dirección que lleva el tren: «Este tren se equivoca».

Gente que cree que el tren ha descarrilado.

Gente que protesta contra el mismo tren: «No tendría que haber más trenes».

Gente que está pensando en trenes más rápidos.

Gente que no se hace problema del asunto: «Ya llegaremos, nos lleva el tren».

Gente que corre angustiada hacia los vagones delanteros, como para llegar los primeros.

Gente desconcertante que huye hacia el vagón de cola, como si quisiera escapar del mismo tren.

Y el tren sigue corriendo, como si nada pasara.

Los lleva a todos, a unos y a otros, sin distinción...

 

Leonardo Boff

 

n Reflexión y diálogo

  • -         Comenzamos por destacar las frases que más nos han llamado la atención. Después, tratamos de aclarar el significado de todas ellas y de la parábola en general.

  • -         ¿En qué estamos de acuerdo y en qué no de todo cuanto aparece en la parábola? ¿Qué pensamos de las tres valoraciones que aparecen en ella: «Este tren se equivoca», «No tendría que haber trenes», «Ya llegaremos, nos lleva el tren»?

  • -         Todos estamos en el mismo tren: identifiquemos dónde va cada cual. Antes de nada: ¿quién va en la locomotora?, ¿quiénes en los vagones de 1ª o en los de 2ª?, ¿existen vagones-mercancía para personas?, ¿nosotros dónde estamos y qué hacemos? Por último, ¿cuál es el punto de partida y cuál el de llegada del tren?

 

 

n Lectura del Evangelio: Mateo 25,31-46

La última razón de la solidaridad, de la «opción por los pobres» está en el Dios en quien creemos. Es Él quien ha optado primero. El mundo está dividido en dos mitades profundamente desiguales, y hay que tomar parte por una de ellas. Aunque amando a todos, Dios ha tomado parte por los pobres y más desfavorecidos. Tener fe, vivir de fe en Dios nos es más que estar «en la parte de Dios», esto es, tratando de compartir e intercambiar dones con los que menos tienen, en lugar de cerrarse egoístamente en uno mismo («dar de comer al hambriento, de beber al sediento...»).

No olvidemos —por ahí se puede orientar el comentario y el diálogo— que delante de la situación de injusticia que vive nuestro mundo, los «benditos» del Evangelio son aquellos que sirven al hombre, aún incluso cuando su relación con Cristo no sea muy clara. Precisamente, los otros, quizá a fuerza de buscar a Cristo no han sido sensibles a la debilidad del prójimo.

 

n Compromiso

Completando las frases que siguen —o través de otras preparadas más específicamente conforme a la identidad del grupo y sus procesos— tratamos de resumir todo lo anterior y concretar el compromiso correspondiente.

 

n Crecer humanamente y madurar como persona significa...

n Para mí el valor libertad es....

n No se madura como persona si crecemos...

n La libertad no tiene sentido en....

n Ser persona consiste en...

n Ser libre es optar por....

n La construcción de la personalidad se logra a través de...

n La libertad se desarrolla a través de...

 

Ä Para ser personas hemos de comprometernos a...

Ä Como creyentes tenemos que preocuparnos fundamentalmente de...

Ä Para ser libres nos debemos comprometer a....

Ä Y yo estoy decidido y dispuesto a...

 

LAS BIENAVENTURANZAS DEL MUNDO

Dijo el falso profeta:

Felices los Ricos, porque ellos lo tienen todo y poseen la tierra...

Y dijo el dios tener:Si quieres venir tras de mi, ve...acumula todo lo que puedas, no lo compartas con nadie y sígueme.Nunca estarás solo, tendrás muchos amigos y nada te faltará.Quien más tiene más vale.

Felices los conformistas porque todo os va bién y nadie tiene que consolaros...

Y dijo el dios comodidad:Si quieres seguirme, ve y prueba de todo un poco pero sin comprometerte con nada ni con nadie .No seas creativo, no te comas el coco adaptate a lo que hay.Puedes hacer lo que quieras pero sin mojarte, incluso celebrar la eucaristía...,no soy un dios celoso, eso sí y en esto soy muy exigente, que estar cómodo séa lo más importante de tu vida.

Felices los poderosos, los trepas, ya que ellos hacen lo que les dá la gana sin que nadie les vacile,,,.

Y dijo el dios del poder: Ve..., pisa a quien puedas, haz la pelota miente, machaca con tu crítica y creételo.. ¡eres el mejor ¡ .Pásaselo por delante de la cara a los demas ¡Ah ¡ y de vez en cuando haz algo bueno .Perdona a alguien la vida, pero eso sí, díselo a todo el mundo que has sido tú, no vayan a pensar que pasas de los demás.

Felices los superficiales, los que viven de apariencias dando el pego, porque siempre estáis de moda.

Y dijo el dios Masa: Ve, disuélvete en el mogollón, ponte las marcas que te diga, da como puedas culto al cuerpo.No preguntes el porqué de las cosas, si todo el mundo lo hace no hay duda de que está bien. ¡Ah ¡ Y algo muy importante:Señala con el dedo a quien no me siga.No te compliques en en ser, yo seré por ti.

Felices los fríod de corazón, porque nadie os la pega.

Y dijo el dios Yo: Ve, desconfía de todos especialmente de los pobres, aprovéchate de ellos. No ames pues el amor roba tu intimidad.No dejes que nadie entre en tu vida.Tu mejor utiliza las personas y siempre serás libre.Date cuenta de lo mucho que te ofrezco...

Mi precio, no te lo vas a creer , es la monotonía y la depresión.Pero eso sí, no se lo digas a nadie.

Felices vosotros cuando os aplaudan y os admiren.Alegraos porque será grande vuestro vestigio y la fama estará siempre con vosotros. Bien os habéis ganado la recompensa.Benditod vosotros porque vuestro es el éxito en el reino de la tierra. Amén

 

CESAR MARCOS

 

Para hacer

1.

Este texto lo escribió el autor para una eucaristía con jóvenes. ¿Cómo lo podríamos incluir dentro de ella? Análisis de la realidad, confrontación con la palabra, oración...

2.

Buscar los textos a los que hace referencia (bienaventuranzas) leerlos y comparar con ellos.

3.

Ver cómo traducen estas bienaventuranzas del mundo lo que ahora se vive. Buscar ejemplos de cada una de ellas: noticias de periódicos, hechos recientes, datos significativos, acontecimientos personales o sociales...

4.

Preparar por grupos una monumento a las bienaventuranzas del falso profeta... Poco a poco se va transformando en el monumento de las bienaventuranzas de Jesús que anuncian la buena noticia evangélica.

 

JUSTICIA Y MUNDO

n Origen

La imagen está tomada del material proporcionado por Globalmarch: la marcha mundial contra la explotación laboral de la infancia, que en España tuvo lugar del 4 al 17 de mayo de 1998. La marcha fue se llevó a cabo sólo en aquella ocasión, pero la realidad de la explotación infantil sigue igual o ha aumentado. ¿Cómo nos afecta a nosotros? ¿Qué podemos hacer? ¿En qué podemos comprometernos?

 

n Algunos datos

– La Marcha comenzó en Asia el 17 de enero de 1998 y, después de recorrer todos los continentes, llegó a Ginebra el 1 de junio, coincidiendo con la 86 Conferencia Internacional del Trabajo.

– De los 2.000 millones de niños que hay en el mundo, trabajan 250 millones, de los cuales 120 millones trabajan a tiempo completo (más de 8 horas diarias) y 90 millones trabajan al menos 6 días a la semana.

– Según la OIT, más de 120 millones de niños y niñas trabajan en el mundo sin poder ir a la escuela. Se trata de trabajos en industrias o plantaciones, en las minas o el comercio sexual, que en algunos casos realizan niños y niñas desde los 5 años. Eso atenta contra su dignidad y les ocasiona graves deficiencias personales y sociales.

– Su situación les obliga a trabajar pero, a la vez, es consecuencia de su explotación.

– El coste estimado de la escolarización de todos los niños y niñas en el año 2000 sería de 6.000 millones de dólares anuales, además de los gastos actuales. Puede parecer una cantidad muy alta, pero representa tan sólo el 1,1 % de los gastos mundiales en armamento.

 

n Objetivos

– Centrarse en el trabajo infantil y en la explotación laboral de la infancia para caer en la cuenta de una doble realidad: nuestros privilegios y las deficiencias de unos 250 millones de personas de nuestra edad, niños y niñas, que en vez de prepararse (estudiar, alimentarse, jugar...) tienen que trabajar.

– Tomando conciencia de la realidad global (el mundo en que vivimos genera diferencias y contradicciones, una de las cuales afecta a los niños: la explotación laboral), podremos cambiar la nuestra: aprovechar más nuestras oportunidades de estudio, denunciar situaciones de injusticia, colaborar para la mejora de su situación...

 

n Actividades

1. Repartir y ver el dibujo: que expliquen ellos brevemente las ilustraciones del dibujo.

2. Caer en la cuenta de que son dos mundos distintos, aunque en una misma realidad: una jornada de 24 horas. Leer lo que pasa en cada uno de esos mundos en cada hora del día.

3. Comenzar por el círculo de fuera: decir todo lo que pasa en él. Al final, comentar lo que hace cada uno en una jornada. Recalcar cómo lo hace: qué actitudes tiene, si es consciente o no...

4. Centrase en el círculo de dentro: decir todo lo que pasa en él... Buscar más datos sobre la situación de esos 120 millones de niños... y tomar conciencia de su realidad.

5. Resumir los dos círculos escribiendo dos diarios paralelos que abarquen lo que hace que cada niño en una jornada...

6. Ver qué expectativas de futuro tiene por delante cada uno de esos protagonistas: imaginar que han pasado quince años y escribir otro diario de ambos protagonistas durante una jornada.

7. Ver el cuadro de abajo y, en las dos primeras columnas, escribir palabras que reflejen la situación de «Nosotros» y de «Niños explotados».

8. A partir del dibujo y de las palabras de las columnas, revisar y comentar: ¿Qué expectativas de futuro tienen por delante cada uno de esos protagonistas?

9. Añadir una tercera columna: "Qué podemos hacer nosotros". Concretar acciones específicas que nos lleven a superar esas situaciones y hacer un mundo más justo.

Nosotros

Niños explotados

Qué podemos hacer nosotros

1.

2.

3.

...

1.

2.

3.

...

1.

2.

3.

...

10. Organizar un debate: como ciudadano podemos ayudar a construir un mundo más justo. ¿Cómo podemos hacerlo? ¿O no es posible? ¿Cuáles son las causas de esa explotación injusta y cómo podemos luchar contra ella? (Comenzar aplicándonos el cuento: ver si empleamos algún producto elaborado por niños, desde zapatillas Nike a... Miembros de distintas oenegés sabrán darnos datos sobre esto).

Herminio Otero





 

DECÁLOGO PARA VIVIR SIN ESTRÉS

Cuida la alimentación: una comida equilibrada es vital para evitar los efectos de la fatiga.

 

2. Conócete a ti mismo e integra tus diversas facetas para que la lucha entre la realidad del yo y la realidad de lo que quisieras tener no genere ansiedad ni cause una sensación de fracaso permanente.

 

3. Relativiza al máximo los acontecimientos. Así disminuirá la ansiedad ante las preocupaciones de cada día.

 

4. Genera nuevas ilusiones. Cuando despiertes, piensa cada mañana que el nuevo día puede aportarte algo interesante.

 

5. Date cuenta de las actividades y situaciones que generan un exceso de responsabilidad y abandónalas o sustitúyelas por otras, pues aquéllas se convierten en una trampa y te bloquean, ya que hacen que rindas menos debido al agotamiento del compromiso.

 

6. Valora tus posibilidades reales y aprovecha los medios de que dispones.

 

7. Frente a la rutina, sé creativo e improvisa. La improvisación te permitirá descubrir lo que realmente te apetece y tomar conciencia de que no estás condicionado en todo lo que haces.

 

8. Enfréntate a lo que te angustia y aumenta tu capacidad para resolver problemas convirtiéndolos en oportunidades.

 

9. Acepta que puedes cometer errores. Sólo no puede cometer errores quien no toma ninguna decisión, es decir quien elude toda responsabilidad.

 

10. Sobre todo y ante todo, vive siempre con ilusión.

 

 

Para hacer

 

1. Este decálogo, dirigido inicialmente a adultos, puede servir también para los jóvenes y, adaptado, incluso para los niños, entre quienes también abunda cada vez más el estrés. Hágase.

2. Antes de nada, ¿qué nos produce a nosotros estrés? ¿Qué nos preocupa, qué nos angustia...?

3. Concretar entre todos cómo llevar a cabo cada uno de los puntos.

 

NUESTROS MIEDOS Y RECURSOS

Este dibujo de Ulises ilustraba en Esfera de los libros («El Mundo», 3.7.99) la presentación de ensayo de E. González Duro La máscara de los poderosos (Libertarias, Madrid, 1999), en la que analiza los trastornos de conducta y la transformación de numerosos políticos y militares tras instalarse en el poder. Nosotros lo podremos emplear para descubrir nuestras tentaciones de poder, desenmascarar las máscaras propias y ajenas y no dejarnos seducir por las máscaras colectivas.

Al margen de su origen, comenzaremos a centrarnos en lo que vemos. Más tarde podremos trabajar conjuntamente con la imagen que presentamos en el número de abril [cf. Misión Joven 167 (1999), 46/14], titulada Ser persona. Téngase en cuenta todo lo que allí se decía.

 

1. El ascenso hacia la máscara

 

– Comenzamos viendo la imagen: ¿Qué pasa aquí? ¿Qué nos dice?

– Es muy simbólica: ¿Qué representa esta imagen? Dar nombre a esa gran máscara.

– La máscara se acomoda a todos... Pero, con la escalera, es incómoda para ponérsela y llevarla... Quizás está ahí, fija... Traducir todo eso. ¿Quién la usa? ¿Cómo y para qué?

– La máscara tiene escalones que se pierden en la base. Implica ascenso y ascensión. ¿Qué simbolizan? ¿Poder, dominio, manipulación, protección...? Dar nombre a esos siete escalones del poder, por ejemplo. Hacer ver cómo uno posibilita el siguiente.

– El personaje no tiene rostro y es adaptable... ¿O qué más es? ¿Cómo funciona y por qué? ¿A quién se parece?

– Aplicarla personalmente: ¿Qué representa de nosotros? ¿Cuándo acudimos a ella? ¿Por qué?

– Aplicarla a otras realidades concretas (política, religión, educación, diversión, relaciones, jóvenes...): ¿Qué puede simbolizar?

– Nuestras máscaras: ¿Que hacemos para que no nos vean? ¿Qué para que nos vean de otra forma?

– Imaginar qué somos ese personaje: ¿Cómo hemos llegado hasta ahí? ¿Qué esperamos ver? ¿Qué hemos visto? ¿Cómo «descender»?

– Con papel, pegamento y pinturas, elaborar la propia máscara... para disfrazarnos de nosotros mismos. Hablar después desde ella.

 

2. La tentación del poder

 

Nos centramos en el origen de la imagen. La tentación de extralimitarse en el poder es señal de inmadurez, pero el afán de dominio es inherente en la especie humana. Ese peligro acecha también al político, es muy claro en los monarcas que reciben el poder por herencia y aumenta en el caso de quienes lo han conseguido por las armas. Y la mezcla puede resultar explosiva cuando se trata de personas de extracción humilde.

François Duvalier pasó de discreto médico rural a fomentar el culto a la personalidad («Papa Doc») y cae en el marcisimo patológico y se presenta ante el pueblo como un Dios («Soy un ser inmaterial») y un minotauro caribeño que exige un tributo de sangre: "Un buen duvalierista está siempre dispuesto a matar a sus hijos".

A Federico Guillermo I, el Rey Sargento, le horrorizaba la perspectiva de ser monarca, pero el cetro hizo milagros: "El pensamiento de ver mi nombre en la historia ha sido más fuerte que yo". Y lo consiguió a golpe de hazañas bélicas (Federico el Grande), aunque terminó recluido en sí mismo con una fuerte depresión.

Napoleón escaló hasta la cumbre sin ayuda de nadie a través de la carrera militar... a costa de un durísimo precio: la soledad enfermiza. «Mi amante es el poder», decía. "He hecho demasiado por conquistarlo como para dejármelo arrebatar".

Uno de los rasgos comunes de los dictadores es la desconfianza patológica. Stalin mandó ejecutar a todos los que habían formado parte del Politburó de Lenin por su manía persecutoria.

Muchos de los episodios de narcisismo psicopatológico tienen que ver con la inestabilidad sentimental de quienes los padecieron. Simón Bolívar pierde a su madre a los diez años, a su padre a los 16 y a su mujer a los 19. Marcado por la cumpulsión amorosa y el vacío, se entrega con ansiedad liberadora a la creación de la Gran Colombia. Al cabo de luchas titánicas y no pocos sinsabores, su proyecto fracasó pero dejó un reguero de naciones independientes.

- ¿Qué opinamos nosotros de todo eso?

- ¿Cómo nos mueve a nosotros la tentación de poder?

 

3. La máscara del poder

 

– La conocida frase de Lord Acton de que "si el poder trastorna, el poder absoluto trastorna absolutamente" se puede aplicar no sólo a los jerarcas de todo tipo, que sacralizan el poder, sino a cualquiera de nosotros. ¿Cómo vamos en eso?

– El enfermizo e inmoderado disfrute del poder se expresa en el modo dictatorial de ejercerlo. La causa; el miedo; la consecuencia, la máscara de hierro. ¿Cuáles son nuestras máscaras? ¿Cuáles son nuestros miedos?

– No es fácil construir máscaras en un orden de derechos y deberes. "Se puede engañar a parte del mundo durante todo el tiempo y a todo el mundo durante cierto tiempo, pero no puede conseguirse mentir a todos durante todo el tiempo", decía Lincoln. ¿Cuáles son las máscaras que se dan en nuestros ambientes: política nacional o local, empresas, instituciones educativas o religiosas, comunidades, grupos...? ¿Cómo desenmascararlas?

Herminio Otero

 

 

 



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